lunes, 8 de agosto de 2011

Mientras agonizo. William Faulkner


"¿Qué es el hombre, ése semidios ensalzado? ¿No le falta la
 fuerza cuando más la necesita? Y cuando abre las alas en el
 cielo de los placeres, lo mismo que cuando se sumerge en la desesperación, ¿no se ve siempre detenido y condenado a convencerse de que es débil y pequeño, él, que esperaba 
perderse en el infinito?"    Goethe


"Lo que se considera ceguera del destino es, en realidad, miopía propia."

Faulkner






La novela, “Mientras agonizo” de William Faulkner, escrita en 1.930 (Editorial Seix Barral S.A. 1.984) es de aquellas que provocan  una profunda reflexión sobre las miserias del Hombre, no sólo como ser individual sino inmerso dentro del ámbito familiar que se supone llamado a ofrecerle un ambiente de desarrollo seguro y armónico.          

La novela está escrita en un lenguaje coloquial, no obstante, está llena de frases y de razonamientos con múltiples aristas, que nos encamina  hacia  reflexiones e interpretaciones sobre la complejidad del ser humano  en sus diferentes facetas e incluyendo las visiones que tiene sobre temas tan trascendentes como la verdad, la mentira, el pecado, el amor, el odio, lo religioso.                                                       

Los protagonistas de Faulkner, constituyen una familia rural norteamericana de la época, sumergida dentro de una gran miseria económica. Esa sustancia, aunada a las personalidades de cada uno, con sus actos pasados y presentes y las consecuencias que los mismos generan, son mezcladas por Faulkner para ofrendarnos esta excelente y dramática novela.

Mientras agonizo está escrita con la voz de múltiples narradores desde la perspectiva del monólogo interior, destacándose, con mucho, los de Darl, el segundo hijo, a su vez, con uno sólo de la madre. Tales monólogos se presentan con mucha coherencia, por lo cual podemos afirmar que Mientras agonizo no es una novela complicada, estructuralmente hablando, más sí una novela profunda. Los diversos monólogos revelan una obviedad: cada persona es cada persona, cada corazón es cada corazón.


El título, pareciera poseer cierta ambigüedad. Es sólo después de la lectura de la novela que podemos encajarlo, darle un sentido y aún así, estos podrían ser múltiples.


La escena central tiene que ver con el cumplimiento de una promesa que le hiciera Anse Bundren a su esposa Addie Bundren, relativa a que cuando ella muriera él la llevaría a enterrar a Jefferson, su ciudad natal. Es de resaltar que el marco de la solicitud es hecha en una etapa donde el amor de Addie hacia su marido se ha acabado –si es que alguna vez existió-  y más que una promesa, se anuncia como un gran castigo que no sólo incluye a Anse sino también a sus hijos y algunos vecinos.

Addie trabajaba en una  escuela y, había tenido una vida muy dura. Era una mujer solitaria y el odio no le era un sentimiento ajeno. No tenía, precisamente, amor por los niños.  Dice: Por la tarde, después de la salida de la escuela, cuando, sorbiéndose los mocos por su naricilla sucia, se había marchado el último arrapiezo, gustaba yo, en vez de volver a casa, bajar por el ribazo hasta la fuente, donde podía estar a mis anchas y odiarlos a todos juntoscomo mi padre solía decir, la finalidad de la vida no es otra sino la de aprestarse a estar muerto mucho tiempo.”  Y, más adelante: “…no podía menos de maldecir a mi padre por habérsele ocurrido engendrarme.”  Anse, el padre de la familia es un hombre singular y sus pensamientos y actitudes, revelados por él mismo, lo que piensan sus hijos y vecinos son realmente desquiciantes por lo que tienen de visión corta, limitada, egoísta, aún así, es un hombre que genera en el Otro el querer ayudarlo. Bajo el manto de lo religioso, bajo el manto del cumplimiento de su promesa, Anse es el padre que no deja de recordarle a sus hijos lo que él les ha dado, lo que él se ha sacrificado por ellos, el hecho de que tenía años necesitando una dentadura para comer la comida que todo hombre debe comer como Dios manda y de la que siempre se había privado anteponiendo el bienestar de sus hijos. Es curioso pero, Anse es un hombre que no suda, lo cual puede verse como la correlación inexpugnable de la mente y la biología, con absoluta independencia de las palabras. La personalidad de Anse hace que la travesía hacia Jefferson esté plagada de situaciones muy irracionales.                                               

Para Addie Bundren,  el nacimiento de su primer y segundo hijo, Cash y Darl respectivamente, es percibido como el fin de su soledad pero en un sentido negativo. Addie se siente atrapada. Ella dice: Y cuando supe que llevaba en mis entrañas a Cash, me di cuenta de que la vida es terrible y de que esas cosas son las que nos trae…Mi soledad había sido violada…Después me di cuenta de que estaba preñada otra vez. Al principio me pareció imposible. Después creí que iba a matar a Anse. Fue como si me hubiera jugado una mala pasada…” 

La familia habita en una granja, a muchas  millas distantes de Jefferson, subsistiendo del cultivo de sus tierras, bajo las inclemencias de un clima nada favorable. Buena parte del inicio de Mientras agonizo se expande bajo la mirada de una Addie moribunda, abanicada por su única hija hembra Dewey Dell, viendo a su hijo Cash, quien es carpintero, construyéndole, con esmero, su ataúd. Cash es un buen hombre, amante de su trabajo pero imbuido en una extrema sumisión ante la vida. La agonía de Addie dura varios días y la llegada del médico Peabody es sólo simbólica pues Addie muere ese mismo día. Aparte de los dos hijos ya nombrados, Addie tiene a Jewel, hijo adorado, rebelde e indomable pero que, como ella misma afirma: Él es mi cruz, como será mi salvación.”. Contradictoriamente, Jewel no quería a su madre pero sí, en efecto, él la salvará de las aguas y del fuego.  Además de Jewel, cuyo nacimiento constituye el gran pecado de Addie pues nace de la relación adúltera de ella con el reverendo Whitfield, existen Dewey Dell y Vardaman. Addie dice, Para compensar lo de Jewel, le he dado a Anse, Dewey Dell. Después le he dado a Vardaman, en sustitución del hijo que le había robado antes. De modo que ahora se encuentra con tres hijos que son suyos y no míos.”   Dewey Dell, de diecisiete años, tenía una relación con un tal Lafe. Un día fue descubierta por su hermano Darl pero nunca hablaron de ello y, desde ese día, Dewey  le guardó un secreto rencor a su hermano que al final cristaliza en una delación que lo lleva a la cárcel. Dewey queda embarazada e intenta abortar pero sólo consigue ser estafada y violada. Vardaman, el hijo menor, quiere a todos sus hermanos. 

Vive la muerte de la madre de una manera típicamente infantil. 
Darl es el único de los hijos que estuvo en la guerra, algunos lo consideran como el mejor y más sensato, otros lo ven como alguien raro. Vardaman llega a decir: Darl es el que mejor sabe caminar a tientas . 

Darl quiere a su madre y respeta al padre. Fustiga la conducta de su hermano Jewel y, casi al final parece que llega a pensar que Jewel no era hijo del padre, cuando dice: Oye Jewel: ¿quién fue tu padre? ¡Condenado crío! ¡Condenado crío!” . Todo este drama familiar, se va poniendo en escena posterior a la muerte de Addie y la puesta en marcha de la familia para darle fiel cumplimiento a la promesa de Anse... En la última parada que hacen antes de Jefferson para descansar, el ataúd es colocado en el granero de un vecino y Darl le prende fuego en un acto que parece traducir lo emocionalmente insoportable de la situación. No pueden andar más con el cadáver de la madre, es contra natura pero, Jewel lo saca del granero, salvando a su madre de las llamas y a costa de su propia vida. Cuando llegan a Jefferson y después de enterrada la madre, Darl es detenido por el incendio del granero. Darl había sido denunciado por su propia hermana. Ella, junto a Anse y a Jewell ayuda a dos guardias a apresarlo y es detenido para ser encarcelado en Jackson. La escena luce trágica, lo cuenta Cash: Pero cuando, terminada de llenar la fosa, salimos del cementerio, y los muchachos, que estaban esperando a la puerta, se le echaron encima, a lo que Darl dio un salto atrás para ponerse a salvo, fue precisamente Dewey Dell la que le agarrócuando él trató de escabullirse, fue ella la que saltó sobre él como un gato montés, con tanta furia que uno de los guardias tuvo que arrancarla a viva fuerza, para que no siguiera arañándole y tratando de desgarrarle la cara…y Jewel no paraba de decir -¡Matadle! ¡Matar a ese hijo de la gran zorra!" Una escena triste. Darl, enloquece cayendo en un estado de risa continua y en la repetición de un sí, sí, sí, sí. Vardaman dice: Se fue a Jackson. Se volvió loco y se fue a Jackson. Hay muchísima gente que no se ha vuelto loca, padre, y Cash, y Jewel, y Dewey Dell y yo no nos hemos vuelto locos…”   Cash, su hermano más cercano,  piensa:Aunque para él quizá resulten mejor las cosas tal y como están. Este mundo no es su mundo; esta vida no está hecha para él.” 


El final de Mientras agonizo, enmarcado dentro del inminente regreso de la familia a New Hope, tiene dos vertientes: el resalte del palmario egoísmo de Anse quien, a costa del dinero que le descubre a su hija Dewey (destinado a ser utilizado para abortar) se pone finalmente la dentadura y la presentación de una tal señora Bundren a su hijos. ¿Quién es esta señora? ¿Su nueva (o era una amante) mujer? ¿Un familiar de él?  Cash relata: “Éstos son Cash, y Jewel, y Vardaman, y Dewel Dell –está diciendo padre, con su aire de perro apaleado, pero lleno de orgullo al propio tiempo, por su dentadura recién puesta y todo lo demás; pero sin atreverse a mirarnos. Y luego, sin darle importancia- : Os presento a la señora Bundren.”


William Faulkner: (1.897-1.962): narrador y poeta norteamericano. Considerado como el probable único modernista de la década de 1.930. Tuvo una extensa producción novelística. Premio Nobel de Literatura 1.949.






Caracas, 8 de agosto de 2011.


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