martes, 9 de noviembre de 2021

La noche de los niños


No recuerdo cuando conocí como novelista a la escritora afroamericana Chloe Anthony Wofford, conocida como Toni Morrison (Lorain, Ohio, 1931-2019). Es decir, cuándo la leí por vez primera. Lo que sí recuerdo es que fue con Sula (1973), una novela corta que me pareció una de las mejores que había leído en mi vida.

Luego leí otras, casi en seguidilla, para concluir que se trataba de una novelista de altísima factura.

Saber que ganó el premio Pulitzer en 1.988 y el Nobel de Literatura en 1.993 no me resultó sorpresivo.

En general, Toni Morrison se caracterizó por tratar en sus novelas el tema de la esclavitud y el del racismo en su país natal.

Me topé, casi por accidente, con su última novela, intitulada La noche de los niños (2015).

Es una novela corta que leí, vía digital, editada por Lectulandia, en 2017. La trama central gira sobre una niña (hija de padres blancos) que nace negra -como el color del azabache- para espanto de los padres, tanto que el padre abandona a su esposa y a su hija, llamada Lula Ann.

La madre (quien le enseña a su hija a llamarla Sweetness –que significa dulzura- y no mamá) cría a Lula Ann sin ninguna muestra de amor y bajo la premisa de prepararla para asumir su vida como negra, en una sociedad muy racista.

Desde los catorce años, Lula Ann, que se cambiará el nombre a Ann Bride y luego a Bride, empieza a defenderse sola y alcanza a destacarse como empresaria en el área de cosméticos. Bride era de una belleza extraordinaria.

Bride conoce a un joven llamado Booker, del que se enamora y empiezan a vivir juntos hasta que después de seis meses de convivencia, él la abandona, sin ningún motivo aparente. Esta ruptura deja a Bride muy afectada a pesar de que no conocía prácticamente nada de la vida de Booker. Después de intentar olvidarlo, Bride decide buscarlo para que él le explique el motivo de su abandono. Así, Bride pasa por una serie de peripecias hasta que lo encuentra. Pelean, hablan y se reconcilian. En el ínterin nos enteramos de que Bride estaba embarazada.

Por supuesto que hay otras historias que se entrelazan. Por ejemplo, Booker, había vivido de niño (al igual que su familia) una ruda experiencia. Su hermano mayor, Adam, con quien mantenía una relación muy estrecha, había desaparecido para, meses después, haber sido encontrado muerto. Había sido víctima de un asesino pederasta. Esta situación lo marcó toda su vida y apenas empezó a superarlo cuando Bride y él se reconcilian.

También se narra la historia de Sofía Huxley, quien era maestra pero fue acusada de abuso sexual hacia algunos de sus alumnos. Bride fue una de los testigos del caso. Sofía fue condenada a veinte años de cárcel, sin embargo, la acusación había sido falsa y Bride se sentía culpable. Así que, durante algunos años ahorró dinero para dárselo a Sofía que salió en libertad condicional 15 años después. Bride la buscó para hablar con ella y darle el dinero pero Sofía lo que hizo fue darle una paliza dejándola bastante maltrecha.  

Incluso está la historia de Rain, una niña echada a la calle por su madre prostituta (que también prostituía a la niña) y que es acogida por una pareja que vivía en un pueblo por el que Bride pasó cuando buscaba a Booker y en el cual tuvo un accidente por el que tuvo que quedarse allí por seis semanas.

La noche de los niños es una novela potente (no sé cómo mejor definirla) que trata sobre el racismo, sobre el amor y la falta del mismo, sobre el abuso sexual de niños pero también trata sobre la esperanza.

 

Toni Morrison


Escrito y publicado por Libia Kancev.

Caracas, 9 de noviembre de 2021.

 

  

martes, 2 de noviembre de 2021

El olvido que seremos

“La compasión es, en buena medida, una cualidad de la imaginación: consiste en la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de imaginarse lo que sentiríamos en caso de estar padeciendo una situación análoga. Siempre me ha parecido que los despiadados carecen de imaginación literaria – esa capacidad que nos dan las grandes novelas de meternos en la piel de otros -, y son incapaces de ver que la vida da muchas vueltas y que el lugar del otro, en un momento dado, lo podríamos estar ocupando nosotros, en dolor, pobreza, opresión, injusticia, tortura” (88).


Hace unas semanas, mi amiga Zulema me envío un vídeo sobre una conversación que sostuvieron el escritor y periodista colombiano Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1958) y al actor español Javier Cámara (1967) en relación a la película El olvido que seremos, basada en la novela del mismo nombre y escrita por Abad Faciolince. La película, fue producida por Netflix y dirigida por el director español Fernando Trueba (1955).

Antes de ver la película, opté por leer, en una edición digital de 2011, El olvido que seremos. Esta novela fue publicada en 2005 por la Editorial Planeta.

En Google se dice sobre esta novela que “esta novela sin ficción ha sido uno de los libros más leídos en Iberoamérica en lo que va corrido de este siglo”. 

El olvido que seremos es una novela constituida por catorce capítulos. En esencia, es un homenaje que el escritor le hace a su padre, Héctor Abad Gómez, quien era médico, especializado en el área de Salud Pública y un arduo defensor de los derechos humanos, no sólo en el ámbito de la salud de los más débiles y desposeídos de Colombia, sino también en la defensa de la libertad de expresión y del pensamiento.

Abad Faciolince hace una hermosa descripción del excelente hombre y padre que fue su progenitor y de su extraordinaria sensibilidad ante la pobreza, la violencia, la traición, la injusticia.

De alguna manera, Abad Faciolince también narra parte de la vida de su familia (de su madre, sus hermanas y familiares más lejanos) y expone los graves problemas políticos, económicos, sociales y culturales de la sociedad colombiana de los años sesenta, setenta y ochenta. Dentro de lo político, resaltan las pugnas entre liberales y conservadores, la lucha armada (con la cual su padre estaba en desacuerdo), el secuestro, los asesinatos de dirigentes políticos, sindicales, etc. El tema religioso (católico), específicamente las contradicciones entre la teoría y la práctica católica, queda reflejado. Por cierto, cabe destacar, que la sociedad colombiana parece ser altamente clasista.

Héctor Abad Gómez fue asesinado por un par de sicarios el 26 de agosto de 1987 cuando iba a  asistir al velorio de un dirigente asesinado. Este brutal asesinato, así como el de muchos otros, nunca fue aclarado.

En relación a la película El olvido que seremos pienso que está bien lograda, aunque no dudo de que el hecho de que haya leído la novela previamente, me permite afirmar que los momentos más importantes fueron representados.

 

Héctor Abad Gómez



Escrito y publicado por Libia Kancev

Caracas, 2 de noviembre de 2021.