jueves, 18 de abril de 2024

Sobre héroes y tumbas




Sobre héroes y tumbas (1961) es la segunda novela del escritor argentino Ernesto Sábato (1911-2011). Leo esta novela en una edición bastante destartalada de Editorial Sudamericana, publicada en 1975.

Lo primero que leí de Sábato, quien era físico y que decide dejar la ciencia para dedicarse a la literatura (también fue pintor) fue lo que vendría a ser un cuento largo o una novela corta, El Túnel (1948) siendo una adolescente. No recuerdo de qué trataba pero sí que me pareció una novela que exhibe un importante manejo de lo psicológico y que me gustó mucho. Ahora mismo la tengo en digital, cortesía del profesor Antonio Paiva, creador del excelente chat Lectura y reflexiones. Espero poder leerla pronto.

Encontré Sobre héroes y tumbas en mi biblioteca, no tenía mi nombre pero sí algunas anotaciones de mi puño y letra lo que indicaba que había comenzado su lectura, así que decidí recomenzarla hace como un mes.

Vale destacar que Sobre héroes y tumbas parece partir de un suceso acaecido en Buenos Aires, el 28 de junio de 1955 y publicado en el diario La Razón y que es narrado en la Noticia preliminar de la novela: se trata de la tragedia donde se cuenta la muerte de un hombre a tiros (Fernando Vidal), a manos de su hija (Alejandra Vidal Olmos) y el incendio que ella provoca (se constata que la habitación estaba cerrada por dentro) donde ella muere calcinada. Otros miembros de la familia salen ilesos de la casa.

El estilo narrativo de esta novela se basa en conversaciones entre personajes muy importantes con mezclas de acciones pasadas y presentes.

Está ambientada, en esencia, en Buenos Aires y relata la vida de un joven adolescente, Martín Castillo, de 17 años que tenía una vida melancólica y ocasionales pensamientos suicidas.  Su madre era una mujer desvergonzada que nunca se cansó de decirle que hizo múltiples intentos por abortarlo ya que no quería que su cuerpo se desfigurara y su padre un pintor frustrado, con el que nunca llegó a tener una relación abierta ni cercana, lo que fue doloroso para ambos. El padre de Martín muere de tuberculosis. Martín abandona su casa y vive en las calles o donde consiga algún alojamiento.

Muchas veces llega a fantasear con la idea de irse al sur de Argentina.

Dos años antes (1953) de los hechos descritos en la Nota preliminar, Martín conoce a una joven, un año mayor que él, llamada Alejandra Vidal Olmos, descendiente de una familia de abolengo pero que se había arruinado (al menos la parte de la que ella provenía más directamente). La familia tenía miembros que habían luchado en las batallas independentistas de Argentina y de otros países de Suramérica.  Martín se enamora de Alejandra y ello determinó buena parte de su vida.

Alejandra era hija de Fernando Vidal Olmos y de Georgina Olmos, los cuales eran primos carnales.

Georgina era hija de Patricio Olmos y de Elena Laffite. Aparte de Georgina, el matrimonio Olmos –Latiffe había tenido a un hijo que consideraban loco y que tocaba el clarinete y a quien llamaban el Bebe. Patricio Olmos tenía una hermana llamada Ana María Olmos que se casa con un hombre de apellido Vidal y tienen a Fernando

Desde adolescentes, Fernando ejerce una relación de dominación – bastante patológica-sobre sus primos y, a pesar de ello, Georgina se enamora de él y queda embarazada de Alejandra.

No obstante, Fernando se casó con otra joven y Georgina abandonó el hogar materno después de haber tenido a Alejandra por causas que no están muy claras. Alejandra, por otra parte, cuando habla de su madre dice que murió cuando ella era una niña.

Uno de los narradores de Sobre héroes y tumbas, un hombre llamado Bruno, conoce a Georgina y a Fernando desde la adolescencia y se enamora de Georgina y se da clara cuenta del poder  tenebroso que Fernando ejerce sobre Georgina y que intenta ejercer sobre él mismo  y se aleja de ellos aunque su amor por Georgina dura para siempre.

Bruno también conoce a Martín y conversan en diferentes etapas de la novela.

Alejandra estaba enferma, sufría de alucinaciones, de convulsiones y de crisis de ausencia y tomaba medicamentos. Al parecer, había heredado  todo lo anterior y su rudo comportamiento de su padre, al que, por otra parte, también odiaba. Detestaba a su madre pero, más aún a su padre quien, definitivamente, parecía padecer de paranoia, liderando acciones muy negativas y destruyendo la vida de varias personas a su alrededor.

Sobre héroes y tumbas  tiene cuatro partes, tituladas: I.- El dragón y la princesa; II.- Los rostros invisibles: III.- Informe sobre ciegos y IV.- Un Dios desconocido.

El Informe sobre ciegos es escrito por Fernando Vidal y allí se expone su obsesión por el tema de los ciegos, afirmando que forman parte de una secta maléfica, muchas veces ayudados por personas videntes que lo hacen pensando que están haciendo un acto de caridad. El mismo Vidal tiene alucinaciones sobre que a él le sacarán los ojos como él lo hacía con animales en su infancia.

La relación entre Martín y Alejandra no llega a consolidarse, en buena medida, por la enfermedad de Alejandra de la cual Martín se da cuenta pero su amor por ella lo supera.

Al final, Alejandra mata a tiros a su padre en una habitación de la  casona destartalada donde ella vivía con algunos miembros de su familia y le prende fuego a la habitación donde estaban y ella muere calcinada. En esa habitación encuentran el Informe sobre ciegos que, como hemos dicho fue escrito por Fernando Vidal y que, en apariencia, había terminado de escribir el día de su muerte.

Sobre héroes y tumbas es una novela que contiene una fuerte carga filosófica y existencial que ameritaría un estudio más profundo y detallado y que, sin duda, la convierten en una de las mejores novelas latinoamericanas del siglo XX.

Sábato decanta en esta novela posiciones políticas como el comunismo, el anarquismo, lo que es el ser argentino y su naturaleza, nos habla de la condición humana en general, de la vida, de la muerte, de la esperanza, la desesperanza, la locura, la tristeza…todos aspectos que, probablemente, jugaron una parte importante en su vida personal.

Después de la muerte de Alejandra, Martín decide viajar hacia el sur, a la Patagonia argentina que siempre había sido un deseo presente en él.

Gran novela de Ernesto Sábato.

 

Ernesto Sábato


Escrito y publicado por Libia Kancev.

Caracas, 18 de abril de 2024.

martes, 9 de abril de 2024

Hombres puros

“…ser lúcido significa poder mirarse de frente, sea cual sea su rostro. Ya sea feo, incluso desfigurado, hasta cubierto de llagas y de pus, incluso gangrenado, hay que mirarlo”. (134)

 



Hombres puros (2024) es una novela del escritor senegalés, radicado en Francia, Mohamed Mbougar Sarr (Dakar, 1990).

La novela está ambientada en Senegal y trata sobre la intolerancia y hasta la prohibición –si ello es posible- de la homosexualidad en ese país africano, situado en el occidente de África y que hasta 1960 fue colonia francesa.

Vale destacar que el 95% de la población senegalesa es musulmana y que la homosexualidad está considerada como una desviación. Según información obtenida de Google, la ley castiga los llamados “actos contra natura con una persona del mismo sexo” con una pena de entre 1 y 5 años desde 1965, además con una fianza de 100.000 y 1.500.000 francos. La aplicación de estas leyes comenzó a intensificarse hacia finales de la década de 1990 y comienzos de la década del 2000.

Hombres puros narra la vida de un joven profesor senegalés, que había estudiado en Francia y que había regresado a su país para dar clases de letras en una universidad en Dakar, llamado Ndéne Gueye. Ndéne, aparte de dar clases, tenía una vida sexual intensa con una joven llamada Rama. Un día, ella le muestra un video, que se había hecho viral, en el que se muestra cómo una turba de gente había desenterrado el cadáver de un joven asesinado bajo la premisa de que era homosexual y que no tenía derecho a estar enterrado en ese sitio. El cadáver fue arrastrado por las calles. El video deja a Gueye perturbado, en especial cuando su amante y, una amante de ésta, una joven abogada (hija de un senegalés -ex diplomático- y madre norteamericana  -psicoanalista-) llamada Angela Green-Diop le hacen ver lo hipócrita y lo inhumano que es el trato hacia los homosexuales en Senegal. Aparte de ese hecho  en sí, Rama y Angela, también tienen una posición abierta sobre el tema, al final, cuál es el problema de la bisexualidad, de la homosexualidad, por ejemplo.

Gueye nunca se había planteado el tema. Había sido criado como musulmán,  su madre había muerto cuando él estaba en Francia y su padre, un musulmán practicante, se había casado con una gran amiga de su madre y tenía dos hermanastros. Sin embargo, su estancia en Francia parecía que lo había vuelto más tolerante hacia la homosexualidad y le había generado cierto desapego por ciertas costumbres musulmanas.  Hacía tiempo que había dejado de ir a los rezos musulmanes. Pero el video rondaba por su mente y eso hace que quiera conocer sobre la vida del joven muerto.

Gueye logra ir a la casa del joven asesinado: se entera que se llamaba Amadou, que estaba a punto de terminar sus estudios universitarios, que era un buen hijo y que su madre estaba, literalmente, devastada. La madre logró rescatar el cadáver y enterrarlo frente a su casa, en una zona de tierra donde había un árbol plantado. La madre le dice a Gueye que ignoraba si su hijo había sido o no homosexual. Gueye visita varias veces a la madre de Amadou y reza frente a la tumba de éste. La gente empezó a llamar a la casa de la madre de Amadou la “casa maldita”.

Aparte de lo anterior, Gueye se entera que en la Facultad donde daba clases se había prohibido enseñar a poetas, escritores que fuesen homosexuales y él estaba enseñando la poesía del gran poeta francés  Paul Verlaine (1844-1896). A Gueye le parece que esa prohibición era estúpida pero sus propios estudiantes lo cuestionan y Gueye es expulsado de la universidad (si quería permanecer debía pedir disculpas por escrito a sus estudiantes y al decano, cosa que él no estaba dispuesto a hacer).  

En la Facultad de Letras había un profesor muy querido y admirado para Gueye, el Sr. Coly. El Sr. Coly le había advertido de que se cuidara sobre lo de la enseñanza de poetas homosexuales aunque el Sr. Coly estaba en absoluto desacuerdo con esa prohibición.

Lo cierto es que fue corriéndose el rumor que Gueye era homosexual y su padre lo conmina a acatar órdenes o si no ya no podría regresar más a su casa. Por supuesto, el padre le dice eso transido de dolor. Gueye se va y decide tomarse unos días fuera de Dakar con su amante Rama.

Antes de irse de viaje, Gueye va  a casa del Sr. Coly quien lo había invitado para conversar con él. El Sr. Coly estaba casado y tenía hijos pero ese día  estaría solo en su casa. El señor Coly le dice a Gueye que  piensa que el problema central con la homosexualidad es que le parece que los homosexuales deberían tener un comportamiento más privado. De pronto, llega un hombre a la casa del Sr. Coly que Gueye reconoce pues había estado en un rezo donde él había asistido a petición de su padre y que fungió como el transmisor del Imán de turno quien murió pocos después.  

Gueye y Rama pasan unos días tranquilos. Gueye se había llevado su cámara fotográfica para retomar su hobby de tomar fotos y así hace muchas, no sólo del paisaje marítimo sino también de los pescadores. Más temprano que tarde, Rama le hace ver que hay un hombre joven que aparece persistentemente en las fotos que Gueye toma, que tiene una mirada profunda y que mira directamente a la cámara.  Gueye  no se había dado cuenta de esto pero al Rama mostrarle las fotos, él siente que su sexualidad está en entredicho y lucha contra el deseo que, sin duda, despertó ese hombre en él. No obstante, decide marcharse con Rama antes de concluir los días que habían acordado vacacionar.

De regreso a Dakar, Gueye se entera que su querido profesor de letras,  el profesor Coly, había sido sorprendido besándose en la universidad con su amante. Se trataba del hombre que había visto en su casa el día que fue a visitarlo y que también vio en la mezquita, actuando como intérprete del Imán de turno. Tanto el profesor Coly, como su amante, habían sido brutalmente golpeados, el amante murió y el profesor  Coly, perdió un ojo y sufrió un traumatismo craneal severo que le había producido pérdida de la memoria.  Gueye va a verlo. El médico que atendió al profesor Coly le dice a Gueye que no deje de visitarlo, que ningún familiar había ido a verlo y que esa actitud no era inusual cuando se trataba del ataque a un homosexual pues las familias simplemente trataban de distanciarse de esa situación. 

La visita de Gueye al hospital y la experiencia de haber visto al profesor Coly  en ese estado deja a Gueye sumergido en un profundo abatimiento. Siente una mezcla de tristeza, dolor y frustración por lo ocurrido a su amigo y  en Hombres puros se narra lo siguiente: “El pasillo. Estoy a punto de salir. ¿Soy uno de ellos? Sí…No…Poco importa: el rumor dijo y decidió, decretó que sí. Así que lo seré. Debo serlo. Si los de ahí fueran necesitan que sea uno para vivir mejor, lo seré, interpretaré a la perfección mi papel y así todos estaremos contentos. Ellos de vivir y yo de morir. Tal vez solo después de mi muerte se den cuenta del regalo que les hice…Algunos de mis verdugos, una vez calmada su ira, hablarán bien de mí, sin riesgos, ya que el buen maricón es el maricón muerto…Aquí todo el mundo está dispuesto a matar por ser apóstoles del Bien…” (141).

El párrafo citado nos hace pensar que Gueye parece querer sacrificarse hasta tanta intolerancia.

Hombres puros es una novela que nos muestra una realidad terrible sobre la homosexualidad y la intolerancia de muchas personas al respecto.

Hombres puros es una novela bien escrita y que, con seguridad, puede despertar un debate necesario sobre el tema si no dentro de la misma Senegal en otros países donde el rechazo de la homosexualidad no sea tan severo y pueda generar un debate más humano.

 

Mohamed Mbougar Sarr 


Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 9 de abril de 2024. 

martes, 2 de abril de 2024

Lugar soleado: cuento de Yasunari Kawabata






“Interesante cuento sobre la mirada…"
María Antonieta Izaguirre

Lugar soleado es un cuento corto del Premio Nobel de Literatura japonés (1968) Yasunari Kawabata (1899-1972). El cuento fue escrito en 1923 y publicado en 1971.

Lugar soleado trata sobre un hombre joven (24 años) que conoce a una muchacha frente a una posada a orillas del mar y de inmediato “Fue el comienzo del amor”.

Se narra la incomodidad de la muchacha ante la mirada directa a sus ojos que el joven le dirige. Él lo nota ya  que ella se tapa la cara con un brazo y se dice que la ha disgustado ante su costumbre de mirar a las personas que tiene cerca directamente a los ojos. El joven le pide disculpas a la muchacha.

De pronto, el joven fija su vista hacia un área luminosa del océano y reflexiona sobre el hábito que tiene. Se le despiertan una serie de recuerdos de su infancia y nos enteramos que quedó huérfano a temprana edad y que vivió con su abuelo en el campo durante diez años antes de ser adoptado.

El abuelo, que era ciego, acostumbraba a sentarse frente a un fogón y sólo miraba hacia el este y hacia el sur, nunca hacia el norte. Cuando el niño (ahora adulto) se dio cuenta de eso, se sentaba frente al abuelo y lo veía fijamente pero el abuelo nunca miraba al norte. El joven concluye que de allí le quedó esa costumbre de mirar a la gente a la cara, es decir que fue un hábito adquirido en la infancia. Dice en el cuento que el joven se había dado cuenta de que “no era un vestigio de servilismo” (creo que aquí hay un error, en el sentido de que pudiéramos pensar que era la joven la que tenía ese vestigio de servilismo, no el joven, el no se había criado con ese hábito si no con uno contrario). Esta reminiscencia y la explicación desencadenada por una experiencia actual, llenó al joven de satisfacción “Ya podía tranquilizarme en mi autocompasión por esta costumbre”.

La joven le dice al joven “Me voy acostumbrando (a su mirada), aunque todavía me intimida un poco”. Y el joven pensó que “nuestra relación (el de la joven y él) había adquirido otra intimidad”.

De este cuento podemos pensar varias cosas:

El cómo despierta un recuerdo, el aspecto cultural de un país, en este caso, la costumbre o no de mirar directamente a los ojos de las personas; las huellas que nos deja la vida infantil, el surgimiento del amor instantáneo.

Es mucho lo que se puede aprender de la literatura.

 

Escrito y publicado por Libia Kancev

Caracas, 2 de abril de 2024.

 

 

 

lunes, 1 de abril de 2024

El ruido de las cosas al caer

“La experiencia, eso que llamamos experiencia, no es el inventario de nuestros dolores, sino la simpatía aprendida hacia los dolores ajenos.” (52)

“…también los idealistas aciertan de vez en cuando.” (50)

 


El ruido de las cosas al caer (2011) es una novela del escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973), con la cual ganó el Premio Alfaguara de novela 2011.

El ruido de las cosas al caer es una novela apretada, digo apretada en el sentido de que en ella se tocan temas de importancia en una extensión relativamente corta.

La novela está formada por seis capítulos titulados:

I.- Una sola sombra larga; II.- Nunca será uno de mis muertos; III.- La mirada de los ausentes; IV.- Somos todos escapados; V.- ¿What’s there to live for? y VI.- Arriba, arriba, arriba.

Antonio Yammara (26 años) es un joven abogado que da clases en una universidad de Bogotá. Conoce en un billar a un hombre llamado Ricardo Laverde (48 años) del cual se entera, por otras bocas, que acababa de salir de la cárcel. Antonio y Ricardo establecen una relación, en apariencia superficial pero al final vemos que la misma tuvo, sobre todo para Antonio, un fuerte impacto.

En una conversación que tienen los hombres, hacia finales de 1995, Ricardo le dice a Antonio que su esposa está por llegar a Bogotá y luego que requiere una grabadora pues necesita escuchar un casete. Por ello van a la Casa de Poesía José Asunción Silva, que Antonio visitaba con frecuencia y les prestan una grabadora. Ricardo, quien le dijo a Antonio que era piloto, piloto retirado,  la escucha y sale del lugar bañado en lágrimas sin esperar a Antonio el cual lo sigue. Al poco tiempo y ya casi dándole alcance a Ricardo, este sufre un atentado donde resulta muerto y Antonio gravemente herido.

Pasaron meses para que Antonio se recuperara de la experiencia, en verdad, habían pasado años y no lo había logrado. Había sufrido una lesión en una pierna y desarrollado algunas fobias e incluso impotencia por lo cual estaba bajo tratamiento psiquiátrico. Antes del atentado, Antonio se había enterado que una estudiante –llamada Aura Rodríguez- con la que tenía una relación amorosa, estaba embarazada y, a partir del embarazo, deciden vivir juntos.

Antonio y Aura tienen una niña a la que le ponen el nombre de Leticia. La niña pasa a ser un consuelo importante para Antonio.

En 2009 Antonio escucha, en la televisión, la noticia de que habían matado a un hipopótamo que pertenecía a la Hacienda Nápoles, adquirida por Pablo Escobar en 1979 y que formaba parte de una gran cantidad de animales que Escobar había comprado. Esa noticia resulta como un desencadenante para que Antonio quiera profundizar sobre la historia de vida de Ricardo Laverde ya que, en las primeras veces que se encontraron,  Ricardo también escuchó la noticia de la muerte del hipopótamo y comentó que ellos (los animales) no tenían la culpa, en este caso, de la actuación del tristemente famoso capo colombiano que fue muerto en 1993.

Antonio pensó que conocer más acerca de la vida de Ricardo Laverde podía tener un efecto terapéutico en él y ayudarlo a superar la vivencia traumática que había vivido.

Un día, Antonio va a la casa donde vivía, en una habitación alquilada, Ricardo Laverde y allí obtiene mucha información. Se entera que la dueña de la vivienda, llamada Consuelo Sandoval, de 60 años, tiene el casete que llevaba Ricardo con él el día de su asesinato. Antonio lo escucha. Se trataba de una grabación de la caja negra de un avión de American Airlines, específicamente del vuelo 965, procedente de Miami que se estrelló contra la montaña El Diluvio poco antes de hacer escala en Cali el 21 de diciembre de 1995. Allí venía Elena Fritts, norteamericana, esposa de Ricardo Laverde. Elena regresaba para reencontrarse con su esposo después de 20 años de separación. La escucha de la grabación es muy ruda para Antonio.

El accidente aeronáutico descrito sucedió en la vida real.

Tiempo después de la visita de Antonio a la casa donde vivía Ricardo, recibe un mensaje telefónico de una mujer llamada Maya Fritts (Maya Laverde), quien resulta ser la hija de Ricardo Laverde y Elena Fritts. Maya lo invita a ir a su casa, situada como a 4 horas de Bogotá, en La Dorada “la ciudad que marca la mitad del camino entre Bogotá y Medellín…” (55). Maya le dice “Quiero que venga a hablarme de mi padre, a contarme todo lo que sepa.” (54).

Antes de que Antonio vaya a La Dorada, se narra una escena entre Antonio y Aura. Ella compró un consolador en vista del problema de impotencia que él estaba presentando. Antonio reacciona mal y, días después, viaja a La Dorada respondiendo a la invitación de Maya Fritts y sin darle mayores explicaciones a Aura sobre su viaje.

Antonio y Maya, quien era productora de miel, se encuentran y él pasa un par de días en casa de ella. Antonio tarda en avisarle a Aura dónde está y eso genera un roce entre ellos, sobre todo, por parte de Aura.

Maya se entera de lo poco que Antonio sabía de Ricardo y ella le cuenta sobre Ricardo, su madre Elena y sobre ella misma.

Maya le comenta a Antonio que su madre, de joven,  había ido a Colombia para entrenarse en los llamados Cuerpos de Paz que se suponen hacían un trabajo social en Colombia. En una casa que ofrecía habitaciones de alquiler y donde llega Elena, conoce a Ricardo, pues la casa era de sus padres. Casi de inmediato Ricardo y Elena empiezan a tener una relación y posteriormente se casan. Ella es destinada a La Dorada.

Así, Antonio se entera que Ricardo, quien efectivamente era piloto, había incursionado en el negocio del tráfico de marihuana y luego en el de cocaína, lo que le permitió ganar muchísimo dinero, sin embargo, resulta detenido en un viaje a Miami y es condenado a 20 años de cárcel. En un principio, Elena no sabía de las actividades de Ricardo. Se entera posteriormente y, aunque estaba preocupada, no parecía tener plena consciencia de las implicaciones tan serias que ello podría tener para su esposo y para su vida familiar en general.

Maya tenía consigo el casete de la caja negra del avión y ella y Antonio lo escuchan muchas veces juntos.

Maya le cuenta lo que recuerda de su padre de niña. Del gran amor que vivieron sus padres. Le dice que su madre solo le contó lo de su padre, su encarcelamiento por tráfico de drogas, poco antes de tomar el avión que la iba a regresar a Colombia donde se mata.

El marco de El ruido de las cosas al caer incluye la forma de ser de los colombianos, el grave problema del tráfico de marihuana y de cocaína, la guerrilla, los asesinatos con balas, bombas, etc., también relacionados con la política. En la novela se resalta cómo ha  impactado todo lo anterior a la generación de colombianos nacida en los años 70 y 80 del siglo pasado.

Cuando Antonio regresa a su apartamento en Bogotá, se encuentra con que Aura se ha ido con Leticia. Presumimos que vuelven a estar juntos ya que se querían.

El título de la novela, El ruido de las cosas al caer, parece relacionarse, con el ruido de las cosas al caer de un avión que se va a estrellar y el ruido del impacto del avión per se.

 

Juan Gabriel Vásquez

 

Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 1 de abril de 2024.

miércoles, 20 de marzo de 2024

Los Abismos

 


Hace como un año, revisando unas cosas en Google, me encontré con el nombre de Pilar Quintana (Cali, 1972). Grosso modo, leí que se trataba de una escritora colombiana de novelas y cuentos y que, según interpreté, lo hacía muy bien.

Sentí curiosidad y me puse a buscar algún cuento de ella. Encontré un par que leí y me gustaron.  Así que coloqué a Pilar Quintana en mi radar literario.

Hace un par de semanas y estando mi hija en Bogotá, me preguntó que cuál novela quería que me trajera y recordé a la colombiana. Así llegaron a mis manos En agosto nos vemos (2024), la novela más reciente de Gabriel García Márquez (Colombia, 1927 – México, 2014) y Coleccionistas de polvos raros (2007) de Pilar Quintana. En el ínterin y vía chat, me llegó Los Abismos (2021) de Quintana. Después de leer En agosto nos vemos, me decidí a leer Los Abismos.

La novela Los Abismos fue galardonada con el premio Alfaguara de novela 2021.

Los Abismos está ambientada en Cali, ciudad al suroeste de Colombia, siendo la tercera más poblada y la tercera de mayor auge económico. Relata la vida de una pareja y su hija de ocho años.

Claudia no trabaja y su esposo Jorge, quien es ventiún años mayor que ella es dueño de un supermercado en el que trabaja intensa y obsesivamente (es un hombre bastante callado). Como escribí antes, tienen una hija de 8 años, llamada también Claudia. Claudia (H) es una niña inteligente, cariñosa, tierna, observadora.

La relación entre Claudia (M) y Claudia (H) es un tanto distante, en especial de parte de la madre. Otro elemento es que, de alguna manera, Claudia piensa que su hija es poco atractiva y la niña se da cuenta de eso.

Al inicio de Los Abismos se narra la vida de Claudia (M) como niña y adolescente, con una madre bastante fría, pendiente de distraerse con juegos de mesa acompañada por unas amigas y siempre muy distanciada de la hija. El padre de Claudia, quien murió de un infarto, le había prohibido ir a la universidad (quería estudiar Derecho), diciéndole que su deber era casarse y formar una familia. En este sentido, Claudia tuvo una niñez/adolescencia con mucha carencia de amor  parental.

Luego Claudia conoce a Jorge, cuya madre murió al darlo a luz, lo que dejó a su padre severamente afectado. Jorge es criado por una tía llamada Mona, en conjunto con otra llamada Amelia que era más contemporánea con él. Ya en la adultez y, al morir su padre, Jorge hereda el supermercado del que había sido dueño su padre.

Jorge y Claudia se casan, aunque ella realmente no quería en especial por la diferencia de edad. Pero se casan y se van a vivir a un apartamento donde tenían muchas plantas que eran la adoración de Claudia. Después del nacimiento de Claudia (H) las sirvientas no duraban mucho tiempo en casa, sobre todo si Claudia (M) veía que su hija se encariñaba. Claudia (M) le decía a su hija que debía mantener las distancias con la servidumbre.

En la relación entre Claudia (M) e hija, aparte de lo poco cálida que era Claudia (M), como si de alguna manera estuviese repitiendo el trato que su madre tuvo con ella, había otro elemento resaltante y era que  Claudia (M) le contaba a su hija sobre historias trágicas que  lee en revistas de farándula muy conocidas, que ocurrieron a gente famosa (actrices, gente de la realeza) y la niña le presta atención, de este modo, recibe información que no es adecuada para una niña de su edad. Tanto la tía Amelia (que quería mucho a su sobrina) como su papá Jorge están en desacuerdo con que Claudia (M) haga partícipe a Claudia (H) de esas tragedias. Claudia (M), también le cuenta a su hija de muertes violentas de gente más cercana. Todo ello influye, en forma negativa, en Claudia (H).

Vale destacar que Jorge es un buen padre, no obstante, es un hombre que vive metido en su trabajo y no tiene el contacto suficiente con su hija Claudia (H).

La tía Amelia, que llevaba una vida como bohemia, hace un viaje por Europa y regresa casada con un hombre mucho más joven que ella llamado Gonzalo. Al poco tiempo surge una relación entre Claudia (M) y Gonzalo de la cual su hija Claudia se da perfecta cuenta, sin embargo, no lo cuenta y es su tía Amelia quien lo descubre y se lo dice a Jorge. Amelia le reclama a Claudia (M). Por otro lado, Jorge y Claudia tienen una fuerte discusión y sufren un período de alejamiento.  Gonzalo y Amelia se separan.

Gonzalo literalmente desaparece y Claudia (M) hace un cuadro depresivo durante un tiempo que simula como una rinitis alérgica ante su hija. Durante ese episodio, Claudia (H) está casi sola, no obstante, trata de comprender a su madre. Cuando Claudia (M) se repone, la relación con Jorge mejora y ella le propone a él que se vayan de vacaciones a una finca de una familia conocida. Jorge accedió pero él tendría que estar yendo y viniendo ya que no podía desatender su trabajo.

El acceso hacia la finca era peligroso y lo resalto aquí porque ello asusta mucho a Claudia (H).

La angustia de Claudia (H) se produce, en especial, porque su madre le había contado que años atrás, la mamá de unas amigas del colegio, llamada Rebeca, había desaparecido después de haber salido en carro de la finca (en la que ellas están de vacaciones) posterior a  una pelea con el esposo. Se había presumido que había tenido un accidente pero nunca se encontró ni su vehículo ni su cuerpo. Claudia (M) le deja ver a su hija que ella pensaba que Rebeca se había suicidado. El tema del suicidio es tocado en esta novela en varios instantes.

Estando Claudia (M) e hija en la finca, Claudia (M) quien tenía días bebiendo whisky (a lo que no era asidua), empieza otra vez con la supuesta rinitis (estaba deprimida nuevamente) y hace un amago de suicidio y su hija Claudia la detiene.

Esa noche, cuando Jorge estaba de regreso en la finca, llega con la noticia de que un campesino encontró un carro en el fondo de un barranco que parecía ser el de la madre de las amigas de Claudia (M). Y resultó ser así. Cuando Claudia (H) logra hablar con su papá, le dice lo que había ocurrido con su mamá y le pide que regresen a Cali, que no quiere estar más allí. En efecto regresan y van al velorio de la madre de las amigas de Claudia (M) que ya estaban casadas y con hijas al igual que ésta. Claudia (H) conoce a las hijas de las amigas de su mamá y pasan un buen momento.

Más adelante, Claudia (M) consigue un trabajo de vendedora aunque Jorge no veía la necesidad de que trabajara. Parece que las cosas iban mejorando en la casa pero de pronto Claudia (M) tiene un problema con la jefa que tenía y renuncia, Claudia vuelve a caer en un estado depresivo y queda muy claro que las cosas no iban a mejorar en la familia y que Claudia (H) seguiría viviendo en esas circunstancias. Claudia (H) llega a pensar -y lo verbaliza- que su madre no la quiere.

La novela está escrita de una forma muy coloquial. No sé cómo expresarlo mejor…diría que sencilla, sin ningún tipo de rebuscamientos y retóricas en el lenguaje empleado. Aún así transmite en forma clara los sentimientos y las situaciones que se quieren transmitir.

En resumen, Los Abismos  toca el tema de una familia colombiana, que pone en evidencia varios elementos: las relaciones de una pareja con una diferencia de edad importante. El tema del machismo. Los efectos sobre los hijos ante una relación parental distanciada y carente de amor y de cariño. Las consecuencias de involucrar a niños en temas de  adultos. La obsesión por el trabajo. Un cierto clasismo en la sociedad colombiana.  

 

Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 20 de marzo de 2024

martes, 12 de marzo de 2024

En agosto nos vemos

“Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez”

Gabriel García Márquez

 


En agosto nos vemos (2024), editada por Random House, es la última novela (publicada post mortem) del Premio Nobel de Literatura 1982, el escritor Gabriel García Márquez (Colombia, 1927-México, 2014).

En agosto nos vemos es una novela corta que trata sobre la vida de una mujer (46 años) quien, después de 27 años de matrimonio, empieza a serle infiel a su esposo, aprovechando la circunstancia de ir a colocar un ramo de gladiolos en la tumba de su madre quien pidió ser enterrada en una isla del Caribe y adonde se trasladaba por vía marítima.

El Caribe…

La protagonista es Ana Magdalena Bach. Casada con un músico de nombre Doménico Amarís (54). Se puede decir que se trata de un matrimonio satisfactorio que va decayendo lentamente con el tiempo a medida que transcurre la novela.  Tienen dos hijos, un varón de 22 años también dedicado a la música como su padre y su abuelo materno y Micaela, de 18 años, a quien le gustaba llevar una vida nocturna pero que decide entrar, para disgusto de su mamá, a la orden de las Carmelitas Descalzas.

Lo cierto es que durante varios años, siempre en el mes de agosto,  Ana Magdalena, al ir a visitar la tumba de su madre, tenía una experiencia amorosa de forma casual –siempre sin dejar o intentar dejar rastros de la misma- y ello, de alguna manera, fue introduciendo cambios en ella y en su relación de pareja. Al final, el viejo cementerio donde estaba enterrada  su madre, también llamada Micaela está siendo transformado y ella decide traerse los huesos de su madre (nos imaginamos que para enterrarlos en un lugar más cercano) y así acaban sus experiencias extramaritales.

En algún momento de la novela, pareciera quedar claro que Doménico también le ha sido infiel a Magdalena.

En el último viaje que se describe,  Ana Magdalena llega a pensar que también su madre tuvo una experiencia similar a la suya ya que en una ocasión encontró la tumba de su madre llena de flores ya envejecidas. El celador del cementerio le dijo que un hombre las colocaba:

Frente a la tumba de su madre sufrió una conmoción porque encontró un promontorio inusitado de flores podridas por las lluvias. Incapaz de imaginar quién las había puesto, se lo preguntó al celador sin la menor malicia, y él le contestó con la misma inocencia: -El señor de siempre. Su desconcierto fue mayor cuando el celador explicó que no tenía la mínima idea de quién podía ser el visitante ignoto que llegaba en cualquier día del año y dejaba la tumba cubierta  de aquellas flores espléndidas y nunca vistas en un cementerio de pobres (112-113).

Ana Magdalena recordó que su madre viajaba con frecuencia a la isla por un supuesto negocio  “Sólo entonces vislumbró la hija la razón de los viajes que había hecho la madre en los seis años anteriores a su muerte con la misma pasión que ella hacía los suyos…No se sintió triste sino animada por la revelación de que el milagro de su vida era haber continuado la de su madre muerta” (114).

Ana Magdalena Bach, quien había estudiado Artes y Letras –pero sin llegarse a graduar- era una buena lectora y en diversas páginas de la novela se hace mención de las novelas que lee en un momento dado. Ello vendría a ser lo que se llama la intertextualidad de un texto y quién sabe si podrían rebelarnos las preferencias literarias de Gabriel García Márquez.

Dentro de las novelas leídas por Ana Magdalena se mencionan, por orden de aparición:

1.- Drácula (1897) de Bram Stoker (Irlanda, 1847- Reino Unido, 1912)

2.- El Lazarillo de Tormes (1554). Anónimo

3.- El viejo y el mar (1952) de Ernest Hemingway (Estados Unidos, 1899-1961)

4.- El extranjero (1942) de Albert Camus (Argelia, 1913-Francia, 1960)

5.- Antología de la literatura fantástica (1940) de Borges (Argentina, 1899-Suiza, 1986), Bioy Casares (Argentina, 1914-1999) y Silvina Ocampo (Argentina, 1903-1993)

6.- El día de los trífidos (1951) de Jhon Wyndham (Reino Unido, 1903-1969)

7.- Crónicas marcianas (1950) de Ray Bradbury (Estados Unidos, 1920-2012)

8.- El ministerio del miedo (1943) de Graham Greene (Reino Unido, 1904-Suiza, 1991) y

9.- Diario del año de la peste (1722) de Daniel Defoe (Reino Unido, 1660-1731).

Aparte de los guiños literarios, García Márquez menciona, en diversos momentos, canciones populares y música clásica.

Varios artículos, salidos con ocasión de la publicación de En agosto nos vemos, hacen referencia a que esta novela fue muy trabajada por capítulos y globalmente por García Márquez quien, en los últimos años de su vida sufrió de demencia. Incluso, tuvo un editor, Cristóbal Pera, que fue esencial para su publicación.

También salió a la luz que García Márquez habría querido deshacerse de En agosto nos vemos pero sus hijos decidieron publicarla. Historia ésta, la de la publicación de textos post mortem, de autores famosos, que habían dejado claro su deseo que no se publicaran hay unas cuantas.

En agosto nos vemos reconozco el estilo de Gabriel García Márquez.

Que hay ciertas incoherencias y que no tiene toda la fuerza que lo caracteriza, es cierto pero, pienso que si la novela fue escrita bajo una seria falla de la memoria del autor, tiene mucho mérito. Y me atrevería a afirmar que aunque no hubiese sido escrita bajo esa enfermedad, igual la tiene.

De pronto se me ocurre pensar que García Márquez nos dejó En agosto nos vemos para ver si alguien podía mejorarla, si alguien podía ser capaz de eso.

Yo le doy un sí a En agosto nos vemos, como le diría a Miriam San Juan y un “descanse en paz” al gran Gabriel García Márquez.

 

Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 12 de marzo de 2024.

 

jueves, 29 de febrero de 2024

La mirada indiscreta

 


Cuando empecé a leer la novela
La mirada indiscreta (1945) del escritor belga en lengua francesa, George Simenon (1903-Suiza, 1989) lo hice con la idea de que se trataba de una novela policial ya que, mi hermana mayor, Ivanka, es  amante de este tipo de literatura y desde  joven la vi con novelas de este autor y también de la escritora inglesa Agatha Christie (1890-1976), de la cual, por cierto, nunca he leído ningún texto.

Vale destacar que Simenon fue el creador del personaje del famoso inspector de la policía francesa Jules Maigret que figura en muchas de sus novelas.

La mirada indiscreta se desarrolla en París y el personaje central es una mujer soltera, de 40 años, llamada Dominique Sáles que vivía sola y tenía alquilada una habitación  de su casa a una pareja joven, los Caille, formada por Albert y Lina, los cuales eran muy activos sexualmente, situación que era imposible que no fuera notada por Dominique ya que la pareja hacia mucho ruido con el agravante de que en ocasiones, Dominique los observaba por el ojo de la cerradura de la puerta de la habitación que ocupaban.

De alguna manera, Dominique pensaba que estaba mal la falta de pudor de los Caille pero, por otra parte, ello la hacía pensar en el tema de su sexualidad no ejercida.

La madre de Dominique había muerto muchos años atrás y, como veremos, buena parte de la forma de ser de Dominique estuvo signada por la crianza que le dio su madre.

Su padre, general del ejército, también había fallecido y Dominique lo había cuidado desde que ella tenía 15 años siendo una situación muy esclavizante para ella “Apenas salía ya de la casa. Su padre tenía un timbre al alcance de la mano y se ponía furioso si su hija no acudía a la primera llamada”.

Desde el punto de vista económico, Dominique se hallaba casi en una situación de pobreza. En la parte superior de su vivienda, vivía una anciana llamada Agustine que, al igual que Dominique, acostumbraba a espiar a los vecinos. Enfrente de la vivienda, había una casa grande de dos plantas habitada por una familia adinerada de apellido Rouet. Esta familia incluía a los señores Rouet,  a Hubert -el hijo- que tenía una salud muy precaria- y su esposa, Antoinette (que no alcanzaba los 30 años).

Dominique había dedicado su vida, desde que vivía en esa casa, a espiar a los vecinos a través de las ventanas, en especial a los Rouet. Una tarde, habiendo llegado Antoinette de una salida, entró al cuarto de su esposo Hubert, que se hallaba gravemente enfermo  y, en ese momento, él tiene una crisis respiratoria. Se supone que su esposa ha debido darle su medicina pero ella la bota en unas matas que había en la habitación y Hubert fallece.

Este episodio fue visto por Dominique y le pareció muy criticable, por ello, Dominique decide escribirle unas cartas anónimas pretendiendo que se responsabilice de lo que hizo. Cuando las cartas llegaron a Antoinette ella les dio poca importancia y las desechó.  

Para Antoinette, la muerte de su esposo fue como una liberación “Se había librado, por fin, de un marido insulso y aburrido. Era rica”  y, aunque quiere marcharse de la casa de inmediato, la señora Rouet, mujer controladora y dominante, lo impide haciéndole ver las consecuencias que eso tendría con respecto a la herencia que le correspondía.  Antoinette decide quedarse en la casa de sus suegros y por un tiempo intenta adaptarse a su estilo de vida pero, más temprano que tarde, empieza a escaparse (con la excusa que iría a ver a su madre) e ir a bares y hoteles buscando relacionarse con hombres y Dominique comienza a seguirla, en realidad, se obsesiona con ella (hasta podríamos pensar que está enamorada de ella).  Ahora Dominique piensa que Antoinette tiene derecho a vivir su vida y lo que Dominique observa la hace pensar en el hecho de que ella no ha tenido ninguna  pareja, ninguna relación ni intimidad sexual y, sin duda, ello tiene mucho que ver con lo que se ha convertido.  Dominique empieza a considerar a Antoinette y ya no la ve como alguien que actuó mal con su esposo sino como alguien que tiene derecho a vivir y disfrutar su vida.

Dominique también se percata que el señor Rouet sale a escondidas de su esposa y va a prostíbulos y lo sigue en diversas ocasiones.

En todo lo anterior, gira la vida gris y precaria de Dominique.

Hay una escena donde la vemos viajando en tren hacia Tolón para asistir al velorio de una tía llamada Clementine de cuya muerte le informaron a última hora. En el tren se queda medio dormida y  tiene un sueño erótico con la anciana Agustine que había fallecido días atrás. Dicho sueño la deja algo perturbada.

Cuando Dominique llega al velorio, ni siquiera logra ver el cadáver de su tía Clementine y durante el tiempo que comparte con su familia se siente que la vida de ellos ha cambiado, la de ella no. Incluso, la noche antes de regresar a París, debe dormir en un hotel de mala muerte. A ninguno de sus familiares se le ocurrió ofrecerle alojamiento.

De regreso en su casa, Dominique ve que Antoinette tiene un amante que lleva a escondidas a la casa de los Rouet y que está a punto de ser sorprendida por su suegra. Dominique quiere advertirle pero no es posible. Suegra y nuera tienen un fuerte encontronazo donde Antoinette se desahoga  y le dice lo que piensa de ella y la tortura que significó vivir con su hijo. Antoinette  se va de la casa de sus suegros. Sigue sus aventuras amorosas aunque sufre desplantes y engaños por parte de los hombres con que se relaciona.

Los Caille le informan a Dominique  que se mudan y aunque Dominique no tenía mayor relación con ellos, siente que se vayan.

Poco tiempo después, Dominique entra en una especie de crisis existencial, depresiva. Recuerda a su madre y piensa en que la misma es responsable de la vida que ha vivido:

Dominique pensaba ahora en su madre sin pesar. La recordaba bastante bien, pero no detalladamente; recordaba, sobre todo, una figura endeble, una cara alargada siempre algo inclinada, un ser como medio apagado, y no se conmovía, la evocaba fríamente, tal vez con algo de rencor. Pues, lo que ella era se lo debía a su madre. Aquella especie de impotencia para vivir –ya que se daba cuenta de que era impotente ante la vida- se la había inculcado su madre al mismo tiempo que una resignación elegante, un retraimiento distinguido, todos aquellos gestos insignificantes que no servían más que para engañar a su soledad.

Dominique se suicida.

La mirada indiscreta no resultó una novela policial sino una novela profundamente psicológica que me hizo pensar en el impacto que tiene la crianza de los hijos por parte de los padres. En el caso de Dominique parece evidente. La ausencia de pareja, el hecho de no haber tenido jamás relaciones sexuales en parte por una intensa represión moral también influyó negativamente en ella.

Nota: en la versión digital en que leí La mirada indiscreta, no logró precisar las páginas, por ello las citas que hago no tienen el número de la página respectiva.


George Simenon

 

 

Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 29 de febrero de 2024.