martes, 11 de octubre de 2022

Independencia



Javier Cercas

“…hay infortunios que tardan eternidades en amortizarse” (313).

 

La novela Independencia (2021) del escritor español Javier Cercas, es la continuación de Terra Alta (2019), ganadora del Premio Planeta de ese año. Hay una tercera novela que viene a continuación   llamada El castillo de Barbazul (2022) que espero leer pronto.

Terra Alta, según algunos entendidos, constituye la primera incursión de Cercas en el género policial y, como afirmé en mi reseña de dicha novela, considero que he leído mejores novelas de este autor. Aún así, no tengo la menor duda de que Cercas es un muy buen narrador.

En las primeras páginas de Independencia se narra unas escenas donde Melchor rescata a unas jóvenes nigerianas víctimas del trato de personas y que son obligadas a prostituirse. Se nombra a un tal Eugenio Fernández (Papá Moon). Estas primeras páginas no tienen relación aparente con el resto de la novela y creo que la tendrán con la tercera parte de Terra Alta.

En Independencia sigue siendo Melchor Marín el gran protagonista. El policía, instalado en Terra Alta con su hija Cosette sigue siéndolo y conectado, cada vez más, con la lectura de novelas. También estudia para bibliotecario (como lo fue su esposa Olga la cual fue asesinada) con la esperanza de trabajar en ello en algún momento de su vida.

Melchor es requerido para trabajar en Barcelona debido a que la alcaldesa de esta ciudad (Virginia Oliver) está siendo extorsionada con la amenaza de divulgar un video sexual de ella. La trama decanta la existencia de personajes ligados a familias muy adineradas de Barcelona, tales como Daniel Casas, Enric Vidal y Leopoldo Rosell. Junto a ellos, también resalta el personaje de Ricky Ramírez quien no pertenecía a la misma clase social de ellos pero que quería pertenecer.

Casas, Vidal y Rosell se conocen de toda la vida, mientras que Ramírez los conoce desde la adolescencia. Estudian en un prestigioso colegio. Pero, el comportamiento que tenían los tres primeros era muy reprochable y Ramírez jugaba un papel servil en su afán por pertenecer a ese grupo.  Los jóvenes drogaban y violaban a chicas y Ramírez los grababa. Luego, el padre de Ramírez, que era sindicalista y diputado cae en una mala situación que lo lleva a la cárcel y su hijo también sufre las consecuencias de lo que le ocurre al padre y debe dejar el colegio. Sus “amigos” se desentienden de él y eso resulta ser algo, al igual que la situación de su padre que lo afecta terriblemente.

Recordemos que en Terra Alta sabemos que la madre de Marín había sido asesinada brutalmente. Ella trabajaba como prostituta. Se llamaba Rosario Marín. Este crimen nunca fue resuelto y fue motivo esencial para que Melchor se hiciera policía.

La investigación policial, donde Melchor tiene una actuación crucial, permite desentrañar los delitos cometidos por Casas, Vidal, Rosell y, en mayor o menor grado, por Ramírez. Estos fueron, en especial los dos primeros, los que estaban extorsionando a la alcaldesa que, por cierto, había sido una de las jóvenes violadas por Casas, Vidal y Rosell en su juventud y que, por intríngulis de la vida, se había casado (y divorciado) con Daniel Casas.

La motivación para la extorción a la alcaldesa parece ser por motivos políticos pero pueden haber otros más personales.

Otro descubrimiento fundamental para la vida de Melchor fue el hecho de que fueron los hombres antes nombrados los que mataron a su madre.

Al final, Melchor mata a Casas, Vidal, Rosell y a dos personas más que no quedan identificadas, convocándolos en un sitio y provocando un incendio.

En Independencia también ocurre el fallecimiento (por cáncer) del abogado Domingo Vivales quien fue una especie de padre para Melchor (el cual llegó a sospechar que Vivales era su padre). Al final, Melchor regresa con Cosette a Terra Alta y pareciera que va a iniciar una relación amorosa con Rosa Adell (que también aparece en Terra Alta) pues era la hija de los Adell, quienes fueron asesinados. Dicho asesinato fue planeado por el esposo de Rosa quien se encontraba preso.

En Independencia se tocan también temas como el poder, el dinero. Igualmente sobre la política en España.

Hacia el final de la novela, Melchor dice algo relacionado con el acto de leer y de las novelas que me gusto mucho y por ello lo cito aquí:

Así que, para terminar, os contaré otra cosa que he aprendido leyendo novelas. Lo que he aprendido es que las novelas no sirven para nada. Ni siquiera cuentan las cosas como son, sino como hubieran podido ser, o como nos gustarían que fueran. Por eso nos salvan la vida…Bueno, eso es todo lo que os quería decir: que las novelas no sirven para nada, excepto para salvar vidas. (Pág. 388).


Escrito y publicado por Libia Kancev

Caracas, 11 de octubre de 2022.

miércoles, 5 de octubre de 2022

A los vecinos ni con el pétalo de una rosa

 


 “… la vejez no es nada fácil, ni para uno ni para quienes nos rodean” (118).

“-Tienes que darle a la gente un poco de confianza. Tienes que tener fe y no puedes pensar que todo el que te tropiezas, por una cosa o por otra, te va a meter en un problema. A veces vale la pena un poco de humanidad” (146).

“La muerte es así, te sobrecoge, te mantiene en silencio. Te crea una especie de caparazón en la que te metes y te relacionas con el exterior a través de una pequeña ventanilla que te sirve de protección” (186).

“Es una vaina ser pobre, siempre lo ha sido; tanto hasta que en la muerte se marca la diferencia” (218).

“Los vecinos no guardan secretos” (357).

“Cómo en todos los edificios, nunca sabes qué loco tienes al lado. Por eso mantengo mi teoría de que a los vecinos ni con el pétalo de una rosa” (364).


Termino de leer una novela negra, A los vecinos ni con el pétalo de una rosa (2014) de la periodista, dramaturga y escritora venezolana Inés Muñoz Aguirre. La adquirí en la más reciente Feria del Libro de Caracas, realizada en el Parque de Los Caobos, motivada por dos razones: primero porque mi hija M.V. tiene varias novelas de la colección Vértigo (Ediciones B) y sabía que esa no la tenía y, en segundo lugar, porque ya antes había leído una novela de Muñoz Aguirre que me gustó mucho.

La novela relata el crimen cometido, en su propio apartamento, ubicado en un viejo edificio en Chacao, contra una mujer ya mayor llamada Luisa Vivanco. Luisa vivía allí con su hija Ana Luisa Gil Vivanco, quien fue la que, supuestamente, halló el cadáver de su madre tirado en el piso, con un golpe mortal en la cabeza.

Es la Central de Investigaciones Criminalísticas (CIC) quien se encarga de las averiguaciones del crimen y de hallar al (o los) responsable(s). Para el momento del crimen, la detective Carolina Larotta es la que dirige la Central y había introducido una serie de cambios tecnológicos para el mejor funcionamiento de la actividad policial, además que exigía una actuación de absoluta transparencia de los policías y una relación con los medios de comunicación social bastante clara y directa. Su forma de manejar la Central no sólo le trajo la admiración y el respeto de algunas personas si no también diversos enemigos que no la querían en el cargo.

El detective Wilfrido Pérez, excelente y obsesivo, es designado para investigar el caso de la Sra. Vivanco. Pérez era tartamudo pero ello no constituía ninguna limitante para la realización de su trabajo.

Otro aspecto resaltante es la vida que se desarrolla en el edificio donde se cometió el crimen. La relación entre los vecinos, no sólo con la occisa si no entre ellos mismos, lo que pone en evidencia lo difícil y controvertido que son las relaciones humanas.

El proceso investigativo implicó múltiples interrogatorios a casi todos los habitantes del edificio, por supuesto que también a la hija de la asesinada. Tras seguir varias pistas, se llega a saber que la señora Vivanco había tenido un hijo de una relación extramarital y que dio en adopción apenas al nacer.  También que logró conocer a ese hijo a través de un programa televisivo que se especializaba en  reencontrar a miembros de familias que se habían separado. Otro elemento fue que el padre del hijo de Luisa Vivanco era un empresario para el que trabajaba Ana Luisa desde hacía varios años.

Ana Luisa se había enterado de la existencia de ese hermano hacía poco tiempo y no le agradaba la relación que se había establecido entre su madre y él. Y, otro elemento crucial, fue que el empresario había comprado el edificio donde vivían y lo había puesto a nombre de su madre.

Todo lo planteado en los dos párrafos anteriores más una serie de evidencias halladas, logran el esclarecimiento del caso y la detención del asesino que resultó ser la misma hija de la víctima, Ana Luisa Gil Vivanco.

La novela está escrita en una forma ágil y amena a pesar de que el hecho central es un asesinato y que también refleja hechos sociales como la difícil convivencia de los vecinos de un edificio y los intríngulis laborales y políticos del ámbito policial del país. Definitivamente, Inés Muñoz Aguirre es una narradora con solvencia.

 

Escrito y publicado por Libia Kancev

Caracas, 5 de octubre de 2022.