martes, 30 de agosto de 2022

Jezabel

 


El nombre del escritor venezolano, Eduardo Sánchez Rugeles (Caracas, 1977), me resulta conocido desde hace unos años atrás, no obstante, no había leído nada suyo aunque poseo un par de novelas de su autoría.

Hace como dos semanas, mi hija M.V. fue a ver la película Jezabel, basada en la novela del mismo nombre, escrita por Sánchez Rugeles y publicada en 2013. Llegó a casa contándome sobre la película y el cine foro que se había realizado a continuación en la sala de cine ubicada en el Centro Comercial El Tolón. Lo que me narró fue motivo suficiente para leer Jezabel.

La lectura de las primeras páginas de Jezabel (editada por Ediciones B -que tiene la acotación de que se trata de la versión original sin censura- me atraparon y lo primero que se me vino a la mente fue que Sánchez Rugeles era un escritor potente, certero.

Jezabel, en 166 páginas, narra una historia  con diversas vertientes, en la que, globalmente, se destaca algo muy obvio: la gran singularidad de los seres humanos y lo importante de la memoria y las distintas perspectivas ante los recuerdos. Sin duda, no siempre recordamos y, mucho menos recordamos igual ante un determinado hecho.

La historia gira alrededor de 4 adolescentes que estudiaron juntos el bachillerato, nacidos todos en este siglo XXI y, al parecer, de clase media o media alta,  que compartían un mundo lleno de burlas, irrespetando a cualquier figura de autoridad, donde la ingesta de alcohol y el consumo de drogas era cotidiano, aparte de compartir una sexualidad irrefrenable y promiscua. Otro elemento en común era la vivencia de un terrible aburrimiento y hastío por la Caracas en la que vivían, la cual se hallaba inmersa en una situación política, económica y cultural bien particular y conocida por la mayoría de los venezolanos. 

Todos procedían de familias con un grado de disfuncionalidad, careciendo, en la mayoría de los casos, de algún tipo de supervisión tanto física como emocional por parte de un adulto. La ausencia de proyectos de vida, al menos con algún nivel de solidez, también es notable.

Alain Barral, Eliana Bloom (Eli), Lorena López (Loló) y Carmen Casas (Cacá) son los protagonistas de esta novela, siendo Alain el que la narra varios años después cuando cada uno ya había tomado un rumbo distinto en sus vidas y se habían distanciado en forma definitiva. Loló y Eli compartían una relación lésbica. Sabemos que Loló estaba enamorada de Eli pero todos tenían relaciones sexuales con todos.

Como en todo grupo, parecía haber un “líder” y era Cacá, que, en muchos momentos de la lectura,  provocaba rechazo. El punto de inflexión que rompe la relación patológica que vivían estos jóvenes es que Eliana muere por un traumatismo en la cabeza que la deja inconsciente, haciendo un cuadro de bronco aspiración, todo ello bajo los efectos de una sobredosis de drogas y alcohol. El hecho se da posterior a haber estado compartiendo juntos unas horas de desenfreno en la casa de Eliana. La muerte trágica de Eli y su atribución a un profesor (Santiago Arismendi) -que fue tramado por los jóvenes- que llevó a que el mismo fuera arrestado (sin pruebas) y linchado en la cárcel de Yare (aunque luego se plantea que fue asesinado a golpes por la misma policía) marca a los jóvenes y ya se iría revelando lo que cada quién quería o tenía que hacer con sus vidas.

Estos jóvenes tenían un juego que llamaban Mira-qué- triste la vida de…, el cual consistía en tomar a alguna persona, usualmente un profesor (a) como objeto de burlas, no sólo verbales si no que se podía materializar en actos que solían tener consecuencias muy negativas para sus víctimas. También jugaban a la "botellita" que implicaba el cumplimiento de penitencias groseras y osadas. Todos tenían desapego por los estudios y graduarse de bachilleres hace sospechar de actos inconcebibles en el centro educativo donde estudiaron.

Hay un aspecto que quiero señalar y que tiene que ver con la relación (o ausencia de relación) entre el amor y el placer sexual. Como si el amor muriera al consumarse el acto sexual. Es algo que señala Alain y que pienso requeriría un mayor análisis.

El personaje/narrador, Alain, muestra una personalidad llamativa, caracterizada por una especie de frialdad, de dureza, de insensibilidad. Alain inicia, a los diecisiete años, una relación con un hombre de 40 años a quien conoce en la galería de su madre. Después de terminada dicha relación, conoce en su trabajo a un joven llamado Salvador (reportero).

Salvador se enamora de Alain y empieza a investigar sobre la muerte de Eliana (inicialmente a solicitud de Alain) con el fin de escribir ese relato. Lo que Salvador va descubriendo fue una serie de irregularidades en el manejo del caso e, incluso, la verdadera causa de muerte de Eliana (según la policía y los medios, violación y homicidio) y la inocencia del profesor Arismendi.

El tema educativo también es resaltante: el desinterés absoluto por la formación académica, la invalidación del maestro (a) como vehículo de aprendizaje, siendo convertido en centro de burlas, la aplicación irracional de la Ley Orgánica para la protección de niños, niñas y adolescentes (LOPNNA), decretada en diciembre de 2007. Evidentemente que se trata de una ley hecha para la defensa de niños, niñas  y adolescentes, sí, pero allí no sólo se establecen derechos, también hay deberes que deben cumplir. Por otro lado, la LOPNNA establece, como debe ser, grandes responsabilidades para padres, madres, la familia en general y el mismo Estado quien debe GARANTIZAR una serie de aspectos como la salud y la educación de esos niños, niñas y adolescentes. La gran pregunta es si ¿esas responsabilidades, en especial las del Estado, se están cumpliendo?

En un momento de la narración, y ante la burla que hicieron en la realización de un examen, Alain escribe:

“Muchas veces intentaron sancionarnos por ese tipo de burlas pero, para fortuna nuestra, existía la Lopna. Aquella estúpida ley nos la sabíamos de memoria, de atrás para adelante. A su lado, el reglamento colegial era un papel inoperante. Las ridiculeces de la Revolución, en su preocupación por la salud mental de los niñitos, niñitas, adolescentes y adolescentas, fueron nuestra tapadera. Hacíamos lo que nos daba la gana. Éramos intocables”. (51)

Hay muchos otros aspectos de Jezabel que nos hacen pensar en lo que ha devenido nuestro país. Revolotea en mi mente el término: degradación.

Más adelante en la novela, nos enteramos que el papá de Loló enferma gravemente y que eso, además de la investigación realizada por Salvador, hace que ésta regrese de Estados Unidos, a donde había emigrado, para acompañar a su padre y también para hablar con Alain, ya que Salvador la había contactado (al igual que a Cacá) para hablar sobre lo ocurrido con Eliana).  Loló le dice:

”Un periodista llamó a mi papá, dijo que era amigo tuyo. Quiso saber cosas sobre la muerte de Eliana. Salvador no sé qué. No sé de dónde salió. Hablé con Cacá… El maldito también la llamó. Carmen lo amenazó con un abogado y, al parecer dejó de molestarla…Después de la muerte de Eli, ella (Cacá) y yo no volvimos a hablarnos. Nos vimos en Nueva York hace un par de años. Ninguna se reconoció, éramos extrañas. Al final, hablamos de Eliana. Hablamos de ti… (Más adelante, Loló agrega)…Mírame a los ojos, maldito. Te lo juro…Te voy a destruir la vida. Si descubriste lo que significa la palabra remordimiento, entonces haz algo más práctico: pégate un tiro…pero déjanos en paz. Ya hiciste demasiado daño, ya nos jodiste la vida. ¿Sabes cuál fue tú error? Siempre pensaste que éramos como tú, estabas convencido de que disfrutábamos de nuestro esclavismo, de tus manipulaciones y tus juegos. ¿Sabes cuál es la verdad?, la única verdad?  Cacá te odiaba, Eliana te odiaba, yo te odiaba…Pero sí, qué coño, el temor a tus represalias era más fuerte, Todo lo que hicimos lo hicimos para complacerte, todo lo que perdimos fue por temor a tus arrebatos, a tus ataques, a tus golpes, a tus penitencias… (153-154).

La conversación anterior entre Alain y Loló da una especie de giro a la historia. Resulta que el “líder” del grupo no había sido Cacá sino Alain, el que incitó tanto comportamiento denigrante había sido él. Sin duda, Alain queda perturbado después de hablar con Loló. Pone en duda, sin mucha fuerza, sus afirmaciones. Pero, queda alterado e incluso hace un amago de suicidio.

Posterior a la conversación entre Alain y Loló, se describe una brutal escena entre Alain y Salvador. Alain lo viola, lo patea, lo echa de su casa.

Parece estar claro que en Alain no cabía ni iba a caber ningún tipo de reflexión ni sobre su pasado y mucho menos sobre su presente y futuro. Al final de la novela, Alain escribe “El universo es un plagio. Los seres humanos son un fraude. Sé que no debo quejarme. En el fondo soy un privilegiado por no tener que padecer el infortunio de amar” (166).

¿No amaba Alain? ¿No tenía la capacidad de amar y de allí su tipo de vida, que esparcía dolor y perversión? Es esa incapacidad de amar, como factor individual, lo que lo hace ser cómo es o se trata de una confluencia de elementos?

Creo que esta novela me ha impactado particularmente y pienso que lo ha hecho pues aunque es ficcional, algo me dice que mucho de lo que cuenta, es posible y ello me resulta dramático, lamentable.   

 

Escrito y publicado por Libia Kancev

Caracas, 30 de agosto de 2022