CAPÍTULO II
Tenemos
a Cemí en Upsalon (la universidad donde estudiaba Leyes) esperando por una nota
en la que obtiene sobresaliente. De lejos ve venir a Lucía, muy tensa. Ella le
dice, llorosa, que está embarazada y que quiere conseguir un pasaje para ir a
Francia y ver a Fronesis. Además, añade, que teme que no lo volverá a ver,
preocupación que Cemí y Foción ya habían compartido.
Cemí
consigue el dinero para el viaje a través de Foción (quien se lo pide a su
padre. Recordemos que el padre de Foción era médico y que estaba afectado por
un cuadro de psicosis). Lucía le dijo: “–Ojalá que Dios haga que te lo agradezca siempre” (192)
Cemí
sueña que Fronesis es asesinado por unos diablos en París.
A
continuación, Lezama pasa a hablar de Fronesis. Nos dice que después del atentado
que había ocurrido en el restaurante donde él acostumbraba a ir, no lo habían
abierto. Por ello, Fronesis compraba algunos alimentos y comía en su casa. Se
apegaba mucho a las costumbres que adquiría. De pronto, llaman a la puerta de
su apartamento. Era Mahomed, el amigo de Galeb y le dice que éste vendrá más
tarde para no levantar sospechas y que también le hará una invitación.
Al
llegar Galeb le hace una convidada para una excursión a Tupek del Oeste, a la
cual irían Margaret y Champollion. Galeb empieza todo un discurso y a través de
él, Fronesis piensa que tenía una:
velada
socarronería sensual que expresaba inevitablemente sus apetitos clandestinos,
era su naturaleza. Su alusión a la medianoche entregado a una fiesta mora,
encubría el fervor anticipado del disfrute de los cuerpos. ¿Lo haría como sutil
espuma venenosa que ascendía a sus palabras? ¿Cómo una muestra de cinismo
saludable?...Las zonas viciosas de su carácter ocupaban de tal modo la esencia
de su ser, que si lo suponemos en un coro de peregrinos… (196)
Mahomed
desea que Fronesis le hable de Cuba: “La magia de lo que le oímos consiste en que nos presenta
el perderse como un regresar y el regresar como un perderse, en eso consiste la
enorme importancia que para nosotros tiene el verlo y oírlo” (197). Al poco tiempo, Galeb se retira, molesto por la
mayor atención que Fronesis le brinda a Mahomed.
Fronesis
le dice a Mahomed “Creo que ya yo he hablado lo suficiente. Ahora…me
gustaría oírle algo de su circunstancia y de sus adivinaciones, pues para mi,
alguien que pertenece al mundo árabe, vive adivinando, es decir, adivina la
realidad que se le entrega” (199)
La
narración de Mahomed es muy interesante.
Mahomed
le cuenta que su padre era médico y egiptólogo. Que trabajaba en Ukra (un
balneario ubicado cerca de la capital de Tupek del Oeste). Que era muy apreciado por todas las personas que
trataba. Su madre Aischa “…era la hija de un lapidario que también formaba parte
de una dinastía de conocedores de piedras preciosas durante varias
generaciones!”, actividad que también
aprende Mahomed.
Durante
más de veinte años llevaron un matrimonio muy unido “…aquellos
dos seres parecían que trabajaban en un taller de artesanos donde ellos solos
rindiesen la labor de un coro. Todo lo que estaba más allá del cuerpo, en ellos
había coincidido en la llama unitiva que esclarece” (201). Mahomed resalta que esa unión de sus padres había
sido esencial para él. La acción médica del padre de Mahomed era realizada en
conjunto con la madre:
él captaba
en sus pacientes el tránsito del cuerpo a la imagen pero que Aischa…captaba la
imagen como corpus misterium, es
decir, la imagen que entraba en su espejo, salía después con peso, número y
medida. Mi padre lograba volatilizar el fragmento dañado del cuerpo, porque mi
madre había logrado el contorno de la sombra, la mancha había logrado relieve
en la identidad del hacia adentro y del seguirlo con la mirada” (204)
Luego,
se relatan una serie de casos muy atrayentes donde se entiende lo que Mahomed
quiere decir en relación al trabajo de sus padres. Su madre había fallecido
años atrás. Mohamed dice que para él su madre nunca estuvo ausente y que para
su padre tampoco pues seguía realizando su trabajo como si la presencia de la madre
fuese real.
Tiempo
después su padre se casa con la que había sido la mejor amiga de su madre desde
la infancia. La presencia de la madrastra representaba la corporeidad de su
madre. Nace su media hermana Aischa quien pasa a ser como su madre en una
especie de sucesión intemporal. Después, cuando le relataba a Fronesis su
incursión en la lucha política de su país, llegó Galeb, borracho y en una
crisis de celos, los acusa de homosexuales. Mahomed le dio dos cachetadas y lo
acompañó a su casa.
CAPÍTULO III
Aquí
se narra la excursión a Ukra. Mahomed no pudo ir con ellos pues la conspiración
en que se hallaba contra el gobierno de Tupek del Oeste se había acentuado. Aun
así, Mahomed les dijo que estaría por la zona pero disfrazado.
Es
de hacer notar que: “Fronesis había cobrado por Mahomed una confianza serena
y fuerte, Galeb, por el contrario, una desconfianza maligna,…” (222-3)
Margaret
se mostraba bastante arisca con Cidi y en franca alianza con Fronesis, ello
causó que en varias ocasiones tuvieran un agrio intercambio de palabras y que
Champollion interviniese a favor de la joven llegando a amenazar a Cidi con
golpearlo en la cabeza.
Durante
la estadía en Ukra, Cidi se mostraba en una actitud particular con Fronesis
hacia quien se sentía muy atraído. Para Fronesis era obvia la homosexualidad de
Galeb pero no llegaba a comprender esa situación en la medida que él se sentía
completamente heterosexual. Sin embargo, una noche después de una cena muy
tensa y en la cual Fronesis les refería sobre la importancia que tenía para los
cubanos el momento de la comida “La mayoría de los pueblos al comer, sobre todo los
europeos, parece que fuerzan o exageran una división entre el hombre y la
naturaleza, pero el cubano parece que al comer incorpora la naturaleza…” (225) y el del baño, llegó el momento de acostarse. Por
razones de espacio Fronesis y Cidi tuvieron que hacerlo en la misma cama. Primero se acostó Fronesis y al rato Cidi. Ambos desnudos que, según entiendo, era parte de sus hábitos.
Antes
de que Fronesis se fuera a dormir también hace referencia a la expresión empleada
en Cuba, se la comió y al verbo templar para referirse “…al cumplimiento del acto sexual…” (226)
Ya
en el cuarto, Cidi aprovechó la ocasión para intentar seducir a Fronesis quien
lo rechazó violentamente saliendo de la habitación con sus ropas: “La decisión
de Galeb iba a producir en Fronesis una gran vaciedad. Se le había engendrado
un perplejo, no un atolondrarse, pero en aquel vacío se iban a levantar para
Fronesis las más opuestas claridades”
(244). Algo le sucedió. Fronesis recordó a Foción y todas las peripecias que
este hacía para conquistarlo pero a pesar de eso Foción nunca había intentado franquear
los límites de su cuerpo: “…pero nunca lo había mortificado con una alusión
sexualizada hacia su persona” (246). Por
otra parte, “…Fronesis adivinaba en el fervor que siempre le había
demostrado Foción, algo muy semejante a esa delicadeza esencial de su espíritu”
(245). Luego, Fronesis tuvo un sueño erótico con Foción
y, en dicho sueño no lo rechazaba. Cuando Fronesis se despertó vio que ninguno
de sus acompañantes estaba. De pronto, se quitó la ropa y se masturbó, entrando
en un estado de duda sobre su propia sexualidad.
“Otra
visita de Oppiano Licario”
Como
recordaremos, en Paradiso, Oppiano Licario es un personaje ilustre, un auténtico
erudito. Había conocido a Alberto (tío de José Cemí) y fue quien estuvo con el
padre de Cemí en el momento que este falleció. El padre le pidió que cuidara de
su hijo y que lo guiara intelectualmente.
Oppiano
conoce a Cemí ya casi al final de Paradiso
y no mucho tiempo después, fallece. En este capítulo aparece nuevamente con su
“vida” aunque lo sabemos muerto: “…pero sus relaciones con la vida serían inextinguibles a
través de Cemí” (257)
Se
menciona que Cemí sueña con Licario, que está presente en su vida:
Percibía la
impulsión misteriosa de Licario, de la que ya tan sólo quedaba como una
nebulosa sin principio ni fin, pues cada día precisaba más el secreto de esa
vida, que había vivido en la muerte, y que ya muerto era dueño de fabulosos
recursos para tocar la aldaba y seguir conversando (257)
Licario
narra una serie de historias muy interesantes, entre ellas, la de un ingeniero inglés.
Éste contaba que una banda de Mongolia estaba secuestrando a ingenieros de la firma de Liverpool donde trabajaba y luego pedían rescate, que la Compañía
se figuraba que los ingenieros eran cómplices. Así que él les dijo a sus jefes
que si lo secuestraban y llegaba alguna carta con su firma que no lo creyeran.
Fue secuestrado. No firmó cartas y lo iban a matar pero antes debía cavar su
propia fosa. Lo hizo. Mientras tanto le dijo al jefe del grupo secuestrador
que: “…cuanto más hondo es el hueco mayor es el placer” (261).
Esa
frase, de claro contenido sexual, hizo
reír al jefe y eso fue motivo para que no fuera asesinado.
Licario
menciona a San Dionisio, a San Benito, a quien llama el Varón de
Dios y afirma que es el “…patriarca de los monjes de Occidente,…” (261). También menciona a San Buenaventura y dice que: “…estudia las relaciones entre el paraíso terrestre y el
celeste” (265).
San Dionisio |
San Benito |
San Buenaventura |
Hay
aquí frases ingeniosas:
-Engañar
–decía Licario- sin tomar precauciones, es como el mal gusto, en el momento en
que todavía no hemos pasado, por astucia, del buen al mal gusto –aunque él
sabía que tampoco le interesaba el mal gusto provocado, sino el gusto en la
tierra desconocida (254-5)
Volcar
nuestra fe en el otro, esa fe que sólo tenemos despedazada, errante o
conjuntiva en nosotros mismos, es una participación en el Verbo, pues sólo
podemos tocar una palabra en su centro por una fe hipertélica (algo que va más allá de su propia necesidad u objetivo.
Rebasa su finalidad, una decoración), monstruosa, en las metamorfosis del leyente a través de
la secularidad" (258)
(El término secular, se relaciona con el siglo, con lo laico, con lo temporal).
CAPÍTULO V
Cemí
quiso saber de la vida de la familia de Oppiano y se dirigió a Espada 615. Lo
atendió el mayordomo quien le dijo no saber dónde vivía la familia de Oppiano, aún así, lo condujo al que había sido su apartamento que ahora era ocupado
por el hermano del mayordomo quien se dedicaba a la cría de arañas para
utilizar su tela más la yagruma como anticoagulante.
El mayordomo le regaló un dracma siciliano que Oppiano le había obsequiado. La moneda tenía por una cara la figura de Minerva y por la otra la de Pegaso.
Figura de Minerva |
Figura de Pegaso |
De Espada 615, Cemí se dirigió a la funeraria donde habían velado a Oppiano pero le dijeron que fuera una semana después. Al día siguiente, fue a la biblioteca que estaba en el Castillo de la Fuerza (fortaleza colonial de La Habana, la más antigua de América). Allí, Isabel de Bobadilla esperaba las cartas de su esposo, Hernando de Soto, quien ya había muerto en tierras de Florida. En la torre cilíndrica del Vigía se encuentra La Giraldilla, estatuilla de bronce de Isabel, obra del escultor cubano (s. XVI), Jerónimo Martínez Pinzón).
Castillo de la Fuerza |
Antes
de llegar al Castillo, Cemí se encontró con Ynaca Eco. Al parecer, ella también
lo estaba buscando y le cuenta de sus capacidades para “ver” a las personas.
Ynaca le dice que Oppiano quería que ellos se conocieran:
No se
asuste, pues Licario me decía con frecuencia: él tiene lo que a nosotros nos
falta. Después añadía: yo lo he conocido demasiado tarde, la muerte está cerca,
pero tú debes conocerlo en la juventud de los dos. Pero nunca me dijo qué era
lo que nos faltaba y qué era lo que usted tenía. Conocerlo a él, será tú mejor
fuente de conocimiento, me repetía
(294)
La Giraldilla (Isabel de Bobadilla) |
Ynaca
le cuenta a Cemí que Oppiano le hacía leer a Santa Teresa y a San Juan de la
Cruz pero que, a su vez, le señalaba que su guía en lo espiritual debía ser
Miguel de Molinos (1628-1696. Escritor místico y teólogo español).
Miguel de Molinos |
En este capítulo se da una conversación bastante densa entre Cemí e Ynaca: sobre esa capacidad de “ver” que ella poseía, sobre la instrucción que le dio su hermano, sobre el tiempo, el espacio, la imago.
Cemí
dice (en lo que entiendo que viene a significar, a borrar las diferencias del “…aquí y
ahora, del antes creado y del después increado” (310-11)
Dios que nos
da las dos dimensiones, lo increado, la futuridad, y lo creado que es el pasado,
la instantaneidad coincidente de lo increado y de lo creado es lo que llamamos
presente. Lo increado creador actúa como turbación, cerramos los ojos y ya
están volando los puntos de la imago.
La suma de esos puntos forma el espacio
imago y lo convierte en continuo
temporal (el movimiento actúa sobre ese continuo temporal. Dicho movimiento
suma los puntos imago, los circulariza y rota y los somete a la polaridad, esta
produce linealidad y fuerza de atracción. Esos 3 elementos son necesarios
para que se produzca el continuo temporal). Observe que ese proceso no es más
que lo increado futuridad buscando la instantaneidad presente (310)
Continúa
Cemí:
Al lograrse
ese continuo temporal, las dos dimensiones del tiempo, pasado y futuro,
desaparecen. La linealidad y la fuerza de atracción buscan la línea divisoria
entre lo increado y lo configurado, o lo que es lo mismo, los puntos de la
imago al actuar en el continuo temporal borran
las diferencias del aquí y ahora, del antes creado y del después
increado (310-11)
Las
dos citas anteriores pueden soñar muy confusas y de hecho su lectura requiere
relecturas e incluso lecturas directas de todo el capítulo. Sin embargo, puedo
decir que Lezama nos habla (a través de Cemí) de lo que para él sería el
pasado, el futuro y el presente. Cómo se articulan los instantes, en relación
al tiempo que es continuo, introduciendo allí el concepto de la imagen. Cada
vez que leo estas citas, pienso que el concepto de devenir está explicado allí,
Se dirigieron a la casa de Ynaca. Ella le relata cómo Oppiano la ayuda a mejorar sus capacidades para “ver” a las personas. Tuvieron un diálogo intenso sobre la imago. Finalmente Ynaca Eco le entrega a Cemí la única obra de Oppiano titulada: Súmula, nunca infusa, de excepciones morfológicas.
Luego,
Ynaca se recordó de su esposo, el arquitecto Abatón Awalobit que salía de
viaje. Se encontraron y se lo presentó a Cemí.
El
arquitecto iba a un congreso en París y Cemí le dijo que buscara por allá a
Fronesis, que valía la pena que lo conociera. Cemí recuerda, aunque no lo había
visto antes, las peripecias de Adalberto Küller (que era el nombre original de
Abatón en Paradiso) Lezama narra una
idea. Como si Adalberto Küller no tuviera mayor resonancia para la vida de Cemí
y viceversa pero al final, Küller actuaría como una especie de “medio de
contacto” entre Cemí y Fronesis.
CAPÍTULO VI
No hay que ser nunca un pobre diablo (Talleyrand).
En
este capítulo, la ciudad se prepara para la llegada de un ciclón, que, por
cierto, tenía un aire festivo y sensual:
Malecón habanero |
Cemí no
quería desprenderse de los escritos de Licario. La letra era de trazos muy
uniformes y parecía ser la primera escritura de una sincronización muy adecuada
entre la ideación y los signos…Era un manuscrito de unas doscientas páginas…tenía
que ser un texto sagrado. Licario lo había segregado de su cuerpo como la
sudoración mortal, como esa gota que inadvertidamente cae del ojo y suma la
osteína, lo amniótico, la urea y lo salobre y nos trueca en un instante en pez
y en ave, como si la incesante contemplación del ojo del pez y del ave, nos llevase a sumergir en las
aguas o a flotar en el aire (324)
Unas
vecinas de Cemí le piden que cuide de su perro en vista que ellas están
atemorizadas y se irán al interior mientras pasa el ciclón. Cemí entra a su casa y guarda, en su cuarto estudio,
sobre una mesa y dentro de una caja china, los papeles que le había entregado Ynaca.
Luego, encuentra un mensaje de ésta pidiéndole que vaya de nuevo a su
casa. Él acude y tienen relaciones sexuales. De las mismas se
vislumbra que Ynaca queda embarazada.
Cuando
Cemí regresa a su casa, se va fijando en las marcas dejadas por el ciclón “…se fijó en
las paredes donde se marcaba la altura alcanzada por el ras de mar, un poco más
de medio metro. El suelo estaba manchado de una arena ennegrecida por el fango,
diminutos fragmentos de caracoles,…” (344).
Al entrar escuchó los ladridos del perro “…oyó en esos ladridos el golpe seco del badajo funerario” (345). Resulta que el perro había saltado a la mesa,
abierto el cofre y las páginas del texto de Licario yacían en el agua que
colmaba el piso. Cemí se sintió conmocionado, dentro de la caja apenas
quedaban unas pocas hojas donde había
escrito un poema y “…comenzó a besarlo”
(345). De pronto, su madre lo llamó para que fuera a tomarse una taza de
chocolate caliente con galletas de María.
CAPÍTULO VII
Lucía
se encuentra con Fronesis. Para la fecha su embarazo era evidente. Él la recibe
con alegría.
Recordemos que Fronesis había pasado por una especie de duda dolorosa sobre su sexualidad cuando Cidi intentó seducirlo y después cuando tiene un sueño erótico con Foción. Así que la presencia de Lucía lo fortalecía, lo arrancaba de “…esa encrucijada, una realidad que rechazaba, una ensoñación que lo dejaba en un lastimero estado de vaciedad” (347). Se van unos días a Fiurol y se hospedan en un hotelito por donde se hallaba el esposo de Ynaca Eco, Gabriel Abatón Awalobit, que, como sabemos, no es el nombre que tiene en Paradiso. Resulta que Licario lo había bautizado así “Gabriel, el anunciador de la sobrenaturaleza; Abatón, el inaccesible, y Awalobit, el sánscrito. Avalokitewara, el que lleva un loto en la mano, que es, desde luego, Ynaca Eco Licario” (360). Queda en el ambiente que Gabriel era impotente y que esa era una condición necesaria para que Licario hubiera unido a Gabriel y a Ynaca.
Recordemos que Fronesis había pasado por una especie de duda dolorosa sobre su sexualidad cuando Cidi intentó seducirlo y después cuando tiene un sueño erótico con Foción. Así que la presencia de Lucía lo fortalecía, lo arrancaba de “…esa encrucijada, una realidad que rechazaba, una ensoñación que lo dejaba en un lastimero estado de vaciedad” (347). Se van unos días a Fiurol y se hospedan en un hotelito por donde se hallaba el esposo de Ynaca Eco, Gabriel Abatón Awalobit, que, como sabemos, no es el nombre que tiene en Paradiso. Resulta que Licario lo había bautizado así “Gabriel, el anunciador de la sobrenaturaleza; Abatón, el inaccesible, y Awalobit, el sánscrito. Avalokitewara, el que lleva un loto en la mano, que es, desde luego, Ynaca Eco Licario” (360). Queda en el ambiente que Gabriel era impotente y que esa era una condición necesaria para que Licario hubiera unido a Gabriel y a Ynaca.
Al
ponerle ese nombre, relata Gabriel que Licario le había dicho que hasta que no
lo asumiera no le presentaría a su hermana.
Gabriel
se encuentra con la pareja y le habla de Cemí, de Oppiano, de Foción. Días
después, Fronesis ve, desde la orilla del río que quedaba cerca del hotel, a
Champollion, a Margaret, a Cidi Galeb y a Adel Husan quien era el jefe de la
policía de Tupek del Oeste y vigilaba a Cidi por sus actividades políticas.
Pero Fronesis también ve a Ynaca. Decide alquilar un bote e ir a conocerla.
Ynaca lo recibió como si lo estuviera esperando. Ella le habla de Licario y lo
lleva a visitar ciertas zonas que eran muy importantes para su hermano. Ynaca
le dice que ella y su hermano buscaban el nexus de las excepciones
morfológicas, que formaba parte del rostro de lo invisible. Ellos también
tienen relaciones y ella le cuenta que las tuvo con Cemí y que él le había
sembrado la semilla.
CAPÍTULO VIII
Fronesis
le escribe a Cemí y le cuenta que “conocí, por lo profundo a Ynaca. Realizó a cabalidad el
ideal paulino de la cópula, me dijo que ya tú le habías sembrado la semilla”. Éste agrega que “…si ya con tú amistad con Licario realizaste la unión de
la imagen con el conocimiento,…tú cópula con Ynaca llevaba la imagen al palacio
de Elena de Troya unida a las mordidas arenas de la Sibila de Cumas” (379)
Sibila de Cumas |
Debo
recalcar que este capítulo es de suma complejidad, en realidad como otros del
texto, pues Fronesis se extiende en una difícil explicación sobre la cópula con
Ynaca, su relación con la imagen, lo estelar, el conocimiento, todos conceptos
manejados por Lezama de manera poco común. Por ahora, prefiero, como lectora, sólo referirme a lo que se me hace más claro.
Más
adelante, aparece el nombre de Arthur McCornack, un rico norteamericano que
había sufrido una horrible experiencia con la muerte de su familia, quemada.
Pero ahora vive en París, tiene una importante cuadra de caballos y Vivino
(Vivo: personaje de Paradiso y
conocedor de la familia Cemí) trabajaba con él. Fronesis, junto con Lucía, Champollion,
Margaret, Ynaca y su esposo van de excursión a la granja de McCornack. Vivo,
aunque no había conocido a Fronesis en Cuba, le pregunta si, por casualidad
conocía a José Cemí, que él había trabajado para su familia en Cuba y se sentía
muy ligado a ellos. De seguido, Fronesis hace todo un análisis sobre lo que
ocurre con personas que, oriundas de un país, se trasladan por diversas
circunstancias a vivir en otro. Él dice que es como si todo el primer país se
instalara en el segundo.
(En
el párrafo anterior, notamos una contradicción. Fronesis, al mencionar a
Champollion, le dice a Cemí que cree que no lo conoce pero en el capítulo I, se
menciona que Fronesis conoce a Champollion por Cemí.).
A
los pocos días, Cemí le responde a Fronesis. Le habla de la pérdida del libro
de Licario, de su angustia al respecto y le envía las cuatro páginas
sobrevivientes del texto “…que deben formar parte de un poema, que te remito para
su posible reconstrucción” (388). En la
novela hay una nota que señala que en el texto original, está vacío, es decir
que no hay tal poema.
A continuación se describe la presencia de Abatón e Ynaca en la casa de Champollion y Margaret. Estos pretendían vender algún cuadro a expensas de los primeros, para ello, Champollion le colocaba a la pintura una especie de tótem (representado por falos). Ello se debía a que muchos de sus clientes era homosexuales y ello le permitía atraer su atención aunque en sí el cuadro no tuviera mayor valor. No obstante, Abatón e Ynaca se mostraron absolutamente indiferentes ante las pinturas. Al poco tiempo llegaron Cidi y Mahomed. Cidi estaba bebido y tuvo una actitud inadecuada y ello motivó a Margaret que lo amenazara con sacarlo de la casa. Luego llegaron Lucía y Fronesis que se mostraron sorprendidos por la presencia especialmente de Cidi pero, de entrada, Ricardo Fronesis aclaró que venía para despedirse.
Margaret
sigue intentando reacomodar el encuentro y de pronto se dirige a Ynaca Eco, ofreciéndole ginebra con limón.
A partir de aquí habla Ynaca para pedir que la llamaran Ecohé “…que tanto
recuerda a Evohé” (393). Así la
llamaba Licario. Por otra parte, hace toda una descripción de la fuerza de esa
palabra y sus implicaciones mitológicas con Baco, Júpiter, Io y Prometeo.
Después Ynaca invita a Lucía y a Margaret a “reojar” algo de la ciudad:
Digo reojar
para sugerir una doble visión de nuestro paseo. Vamos a ver qué podemos
encontrar por las calles que nos haga repensar y enseñar de nuevo a la Orplid (¿probablemente la Atlántida?), la
ciudad que hay que reconstruir. Así,…provocaremos al menos la chispa de cómo
nos van a ver a nosotros al paso de los milenios” (394-5)
Ynaca
las lleva a visitar a una viejecita que estaba en un monasterio y les habla
sobre el futuro que sería mejor para Lucía que para Margaret.
Al quedarse los hombres solos, Fronesis les dice cosas muy duras sobre lo que ellos (intentando exceptuar a Mahomed) representan para él. Prácticamente nada “No deseo la menor posibilidad tangencial con vuestro mundo, ni siquiera me despido, pues como muertos no podéis contestar a mi despedida” (397-8).
Luego
Fronesis va en busca de Ynaca y de Lucía y estuvo a punto de que le cayera una
viga que se desprendió del techo del lugar “…recibió un tironeo hacia una
camareta lateral”. Un adolescente que estaba allí fue quien lo
haló. En el fondo de la pieza donde se hallaba había una inscripción que decía “Fábrica de
metáforas y hospital de imágenes. Abajo…la frase que le había oído muchas veces
a Cemí: Sólo lo difícil es estimulante”. La famosa frase lezamiana que parece haber impulsado
toda su literatura.
Tengo que vivir al lado de una posesa para despertar y
ennoblecer de nuevo a la poesía. El más poderoso recurso que el hombre tiene ha
ido perdiendo significación profunda, de conocimiento, de magia, de salud, para
convertirse en una grosería de lo inmediato…para mí no hay nada más que cuerpo
e imagen. Y lo único que puede captarlo es la poesía y por eso me desespero
ante la inferioridad que la recorre en los tiempos que sufrimos y lloramos…Hay
que llevar la poesía a la gran dificultad, a la gran victoria que partiendo de
las potencias oscuras venza lo intermedio en el hombre…-Hay que volver al
enigma –comenzó a decirle a Fronesis-, en el sentido griego, es decir partiendo
de las semejanzas llegar a las cosas más
encapotadas. Hay que volver a definir a Dios partiendo de la poesía. Ya usted
recordará:
Qué es el uno, qué es el tres.
Y estos tres si los contares si los contares,
Aunque son nones, son pares.” (402-404)
El
adolescente continua hablándole sobre cómo hay que revitalizar a la poesía en
lo que bien pudiera constituir el arte poética de Lezama. El adolescente, quien
parecía un mago, termina con una frase que Fronesis reconoce, con alegría, pues
pertenece a Cemí: “Es una estupidez al revés, una locura lúcida que raya el
diamante y después diviniza el polvillo desprendido por la piedra” (405). Fronesis se despide.
CAPÍTULO IX
En
este capítulo se nos habla de Foción quien había desaparecido después que un
rayo fulminó al álamo alrededor del cual giraba incesantemente en Paradiso, cuando se hallaba recluido en
un hospital por una crisis de aparente locura.
Se
menciona que cuando él supo que Fronesis se había marchado a París quiso ir
tras él pero al enterarse, por Cemí, de que Lucía estaba embarazada, aportó el dinero
para el pasaje: “Tuvo la suprema nobleza de cerrarse la última puerta que le
quedaba para no caer de nuevo en la locura” (406). Aún así, seguía soñando con
Fronesis.
Iba
a diario al malecón. En uno de esos días, vio a un grupo de jóvenes que se
tiraban al acantilado por unas monedas. El que los comandaba era un negro a quien
le decían el Tinto y era un excelente nadador. Súbitamente Foción se quitó la
ropa y, en calzoncillos se tiró al agua. El Tinto se despreocupó cuando se dio
cuenta que Foción no iba en busca de monedas pero no pudo dejar de observar su
gran capacidad como nadador. Mientras Foción nadaba evocaba a Fronesis “Cuando
se tiró al agua lo hizo con el propósito de imitar la salida de un barco e irse
en busca de Fronesis” (410). Fue tan
intenso su pensar que hasta tuvo una erección y luego cayó en una especie de
lasitud. Foción siguió en el mar y fue alcanzado por un tiburón que le arrancó
medio brazo. El Tinto, quien tenía un brazo inutilizado por una experiencia
similar, fue en su auxilio y logró sacarlo del agua.
Luego
Fronesis se halló frente al Castillo de la Fuerza que para él era el centro de
la imantación de La Habana. Había una romería, una fiesta nupcial, la unión de
Hernando de Soto y su esposa acto que sería celebrado por Vasco Porcallo de
Figueroa que, al parecer tenía las “virtud” de gran preñador.
Después
se narra el encuentro de Fronesis con Editabunda, viejecita que se hallaba en
estado de gracia en un convento dominico en París. Ynaca ya la había visitado
con Margaret y Lucía. Fronesis no tuvo mayores inconvenientes para verla. Editabunda,
“…en cuanto vio a Fronesis mostró su alegría y una espera que se cumplía”
(424). Esta le habló de Licario y le
dijo “…pero tú volverás a caminar los caminos que él (Licario) recorrió y lo
que tú hagas será la reconstrucción de aquel libro suyo Súmula, nunca infusa, de excepciones morfológicas…“ (424-5) que ya
sabemos que se perdió en un ciclón, cosa que Cemí lamentó profundamente. Le
dice que a través del poema que Cemí le envió él deberá reconstruir el libro
pues se trata de un libro sagrado, primero porque se ha perdido y segundo
porque “…lo perdido busca su vacío primordial, se sacriliza” (425).
Editabunda
agrega que tanto él (Fronesis) como Cemí “…alcanzarán al unirse el Eros
estelar, interpretar la significación del tiempo, es decir, la penetración tan
lenta como fulgurante del hombre en la imagen” (425). Editabunda sabe que
Fronesis también vino a Europa para conocer a su verdadera madre y le dice que
luego le dirá como hallarla en Viena.
Por
otra parte le habla del curso délfico y que se lo enseñará. Previamente le
comenta que Licario creía que:
1.-
hay un conocimiento oracular en el que cada libro fuera una revelación.
2.-
Al ser así, cada libro descifra el secreto de una vida.
3.-
La primera parte del curso délfico se llama obertura palatal, cuyo fin
es encontrar y desarrollar el gusto de la persona, es decir, hallar cuáles son
los libros que dejan en una persona una memoria creadora que esté siempre
dispuesta a devolver lo creado. Es algo que siempre nos debería acompañar.
Editabunda
continua hablándole a Fronesis y dice que aunque un hombre se haya pasado su
vida leyendo las mejores obras pero no ha leído El Gran Meaulnes, La Eva
futura, Al revés, Mono, “…su gusto vacila como un gourmet que no hubiera probado
la piña” (426)
Le enseñó su biblioteca (tres estantes). La misma estaba hecha con madera cubana y contenía unos dos mil libros. Fronesis alcanzó a ver, en el primer estante, Las mil y una noches y el último libro del tercer estante era el Timeo de Platón seguido de la Metafísica de Aristóteles. Ella sigue explicándole que: en el primer estante están los libros que despiertan el “paladar de curiosidad por aquello que cada cual tiene que hacer suyo, estableciendo entre él y el curso una continuidad inagotable”. Que en el segundo estante están lo que ella llama “el horno transmutativo, el estómago del conocimiento, que va desde el gusto al humus…a la materia que quiere ser creadora. Se comprueba que la materia asimilada es germinativa y la semilla asciende hasta la flor o el fruto” (427). Este horno nos revela que el “paideuma de la creación (la educación del hombre como tal) está vivo en nosotros, que la escritura cae en nosotros” (430).
El tercer estante trata del:
espacio
tiempo…Adquirir un espacio donde el hombre convierte en un cristal pineal su
circunstancia, el espacio exterior o interior, como si toda interrupción o
ruptura de la comunicación se rompiese para vivir nuestro verdadero enigma. Se
burla también del tiempo, pues acerca la vida a la muerte y la muerte en la
vida, gravita el cielo hasta la tierra y levita la tierra hasta el cielo
También
nos enseña “…si en realidad merecemos la muerte como una suspensión
para la resurrección” (427), Editabunda le dice algo crucial. Que no se
trata de la “acumulación, sino de encontrar las esencias que nos
entregan la sucesión de las generaciones y algo que se pone por encima de lo
generacional para dar un salto, pues esos estantes se renuevan constantemente”
Finalmente
Editabunda lo invita a venir a diario para que vea los libros y le dejará una
frases que deberá meditar: “Esas sentencias de los iniciados (sabios) trazarán en torno tuyo como un espacio que te revelan que
las tres ruedas funcionan con el debido juego de sus dientes” (430).
Frases
como: “Lo bello es lo más justo, la salud lo mejor, obtener lo que se ama es la
más dulce prenda para el corazón”
(Oráculo de Delfos).
Oráculo de Delfos |
Hölderlin |
“La pereza es lo único que nos hace pensar que somos dioses venidos a menos” (Pascal).
Blas Pascal |
Después
pasamos a Cuba, con los padres de Fronesis quienes lo extrañaban mucho, en
especial, su padre. Tiempo después el Dr. Fronesis se trasladó de Santa Clara a
La Habana con su esposa, el cartulario, su hija Delfina, Clara, José Ramiro y
su hijo Ramiro. Allí transcurrían los días jugando al ajedrez y al dominó. Un
día llegó un mensajero que traía un mensaje de Lucía donde informaba que
Fronesis estaba herido. El Dr. Fronesis
casi se muere y mientras era llevado donde un médico se encontró con Foción herido
e hizo que lo recogieran. Llevaron a ambos a la casa del padre de Foción que
aún bajo su locura, le practicó una transfusión de sangre a su hijo con la del Dr.
Fronesis (el cual se alegró mucho de esta “mezcla de sangre” y de poder ayudar
al amigo de su hijo, del que una vez, en Paradiso
quiso alejarlo). Después el Dr. Foción suturó a su hijo y el Dr. Fronesis le
dijo que le pagaría el pasaje a Foción para que fuera a París a buscar a
Fronesis que estaba herido.
(El gran Meaulnes (Le Grand Meaulnes) es la única novela
escrita por Alain-Fournier en 1913 en la que se relata la historia de
Augustin Meaulnes buscando su amor perdido. Respondiendo a esquemas
romanticistas, el protagonista impulsivo, temerario y heroico se lanza hacia lo
desconocido para recuperar el mundo misterioso e inalcanzable que separa la
infancia y la adultez.
Este libro está considerado una de las
mejores obras de la literatura francesa de los últimos siglos y fue traducido a
varios idiomas)
(La Eva futura,
(también traducida como La Eva del mañana y la Eva del Futuro, en Francia:
L'Eve Future) es una novela de ciencia ficción simbolista escrita por el autor francés Auguste Villiers de l'Isle-Adam. Iniciado en 1878 y publicado
originalmente en 1886, la novela es conocida por popularizar el término
"Androide")
CAPÍTULO X
Aquí se habla otra vez de McCornack
que, al parecer, tenía una buena voz: “…y en cualquier momento lanzaba un chorrito
melódico” (439). Un día,
llegando a su casa, resulta que la misma se había quemado y habían muerto su
esposa, sus dos hijos y su perro pequinés. Posteriormente, adquirió la
costumbre de cantar en cualquier momento y circunstancia pero también empezó a sufrir de unos ataques en los cuales
caía al suelo y perdía el conocimiento y que Lezama llama asistolia. En una
ocasión los vecinos lo socorrieron pues le dio la “asistolia” cerca de su casa
y así se enteraron que McCornack había hecho unos muñecos de cera donde
representaba a su familia.
McCornack llegó a cantar en varios
teatros y tiempo después se marcha a París pues había acumulado una cierta
cantidad de dinero. Compra caballos y conoce a Vivo, quien funge como
administrador de McCornack:
Todos pensaban que
era secretario, administrador y marido del americano. Pero, cosa rara, aunque
McCornack tenía muchos amigos homosexuales, no lo era y Vivo mucho menos. Había
llevado de Cuba un machismo muy subyugado y se rascaba los genitales con tal
frecuencia que McCornack tuvo que llamarle la atención (444-5)
Después de esto, Lezama relata la
presencia de Foción en Italia, luego en París, Inglaterra para regresar de
nuevo a París. Está acompañado de su hijo Focioncillo. Visitan juntos una gran
cantidad de museos con la particularidad de que a Focioncillo siempre le daban
ganas de orinar: “Foción pensó que era rara la reacción de su hijo. La contemplación
artística le pesaba sobre las glándulas suprarrenales. Un dibujo, un tono rosa,
un azul, le producían escozor, que pronto se manifestaba en incontenibles ganas
de orinar” (441).
Se menciona el interés que tiene
Foción por el libre desarrollo de su hijo “Sabía Foción en carne propia que la
vigilancia engendra la culpabilidad” (443)
Una vez lo lleva a un circo (y el recuerdo que ya de
grande Focioncillo tiene de ese circo). Por cierto, después de la visita al
circo, Foción le dice a su hijo, hablándole de las personas:
la mayoría bajo un
abrigo de bondad ocultan la pulsera serpiente, pero pocas, muy pocas personas,
se presentan como malvadas y en el fondo una pequeña maldad inocente o un
engaño de delicias. Que tuviese cuidado con la gente de la primera clase y
huyese siempre de ella, pero que procurase estar al lado de la gente de la otra
manera, que quieren regalarnos el sano asombro (451)
McCornack daba fiestas con frecuencia
donde asistían Champollion, Margaret, Cidi Galeb, Awalobit. A Ynaca no le
gustaba McCornack. Ella estaba con Lucía y le enseñaba cosas (al parecer
Fronesis la había dejado a su cuidado. Imaginamos que él había ido a Viena en
busca de su madre con las indicaciones que le había dado Editabunda). Ynaca
pensaba que McCornack era “…un hombre falso, misterioso y extravagante” (449)
Vivo era el encargado de llevar las
invitaciones cuando McCornack daba una fiesta. Aprovechaba para ver a los
cubanos que por una y otra circunstancia vivían en París, entre ellos, a su
hermano Martincillo que se había convertido en un peluquero famoso y que había
llegado a París después de haber establecido una entrañable amistad con un francés
que estuvo de visita en la isla. Martincillo también tocaba la flauta. Vivo
también visitaba a Sofía Keller, apodada La Poderosa, que se había hecho amante
de un capitán cubano y de la relación del hijo de Sofía con Oppiano Licario.
Por cierto, Oppiano intentó acercar al hijo de Sofía a Ynaca, pero Lezama dice
que ella se mostraba “…lejana, indiferente y asexual” (455), además, refiriéndose a ambos,
Lezama agrega que “…la más invencible castidad era la característica más profunda entre
ellos” (455). Vivo también
visita a un japonés de La Habana quien era dueño de una tienda llamada “El
triunfo de la peonía”. Menciona a Lupita y a su hermano que también son
personajes menores de Paradiso. Por
último, Viso lleva una invitación a Ynaca y a su esposo pero Ynaca se muestra
indiferente mientras Awalovit trata muy bien a Vivo a quien le ofrece ron y un
cigarro. Ya en el párrafo final, Lezama plantea una extraña pregunta: “¿Gustaba Ynaca de McCornack?” (457) y luego agrega la relación
entre Oppiano y su hermana.
París |
Caracas, 10 de agosto de 2012.
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