No
pretendo escribir un poema. Tan sólo robarle unos minutos al tiempo que se ha
ido por oscuros senderos. Que se fue y ya no estoy, no soy.
No pretendo escribir un poema pues nunca supe lo qué es la vida hasta hace poco cuando una luz me arropó. ¿Sino? Entonces creí descubrir lo que era la vida y mi entusiasmo de antaño desplegado en el rol materno- mis crías amorosas- y en eso de aliviar a otros- mi trabajo amoroso- dirigió su vista por vez primera hacia un camino donde creí ver bandadas de sonrisas, posibilidades, solidaridad, mi mano en otra. Otra mano en la mía. Soñé. Y amor…Sí, el amor. Creí.
No pretendo escribir un poema.
Me quedé en el recodo esperando que la luz regresara. Intenté transitar por el único camino que conocía, el de las palabras que sellaría con mis actos.
Alguien quiso convencerme que esa luz no era. Que había sido una quimera. Luces artificiales llenas de oquedad. Me hablaron de los cantos de sirenas…Seguí en el recodo dispuesta a esperar una eternidad. Me extravié.
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