lunes, 20 de agosto de 2012

Dos novelas negras de Eloi Yagüe J.


A continuación presentamos un resumen de dos novelas del periodista, profesor universitario y escritor Eloi Yagüe Jarque (Valencia, España, 1957). Ambas forman parte de una trilogía cuya tercera no ha sido publicada aún, según afirmaciones de Yagüe.

Inscritas dentro del llamado género negro, estas novelas resaltan, en especial, porque el género ha tenido poco desarrollo en nuestro país, lo cual no deja de ser paradójico pues es un género que florece en el marco de las crisis políticas, económicas, etc., Yagüe escribe dos textos (con el personaje del periodista Fernando Castelmar como principal y en serie), con un buen hilo narrativo y con la tensión necesaria para mantener el interés del lector. Por otra parte, el carácter de denuncia que tiene el género, especialmente en América Latina está claramente logrado. En Cuando amas debes partir, Yagüe incluye un triángulo amoroso que no se considera típico del género, no obstante, pienso que se trató de una buena elección; por otro lado también se nota una estructura híbrida pues se incluye el género epistolar y la poesía lo cual está acorde con las nuevas tendencias de la novela actual.

La lectura de éstas dos novelas me ha generado sólo dos dudas y que tienen que ver con la muerte del inspector Dávila en Las alfombras gastadas…ya que Dávila sigue siendo un personaje en Cuando amas debes…y la mención (incluso se habla de una foto) y recuerdos de Aida en Las alfombras gastadas…cuando ella es un personaje nuevo en Cuando amas debes… que Castelmar conoció en su trabajo.    

Las alfombras gastadas del Gran Hotel Venezuela (1999)

Está narrada en primera persona y consta de 25 capítulos.

Las alfombras gastadas…fue incluida en la primera selección de novelas que se hiciera para el Premio de Novela Rómulo Gallegos en el año 2001.

El periodista de sucesos del diario La República, Fernando Castelmar se va de vacaciones tras doce años de trabajo ininterrumpido,  teniendo previsto escribir, durante las mismas, una novela negra. Decide irse al pueblo de Cacaocal (“el pueblo que se negó a morir”), ubicado más allá de Maracay, y alojarse en el Gran Hotel Venezuela. Cuando llegó al mismo, se encontró con un hotel en pésimas condiciones y con muy escaso personal. Castelmar reflexionó “El cacao de la zona llegó a ser famoso y muy apreciado en las cortes europeas. Pero la irrupción del petróleo en la economía del país lo cambió todo. Y Cacaotal inició su indetenible declive”  

La edificación había sido construida durante la dictadura de Pérez Jiménez “…como parte de un ambicioso proyecto de ejecución de infraestructura que debería convertir al país en una potencia turística, cosa que nunca llegó a ocurrir” (18)

En el hotel, había una joven recepcionista, Democracia Vargas (hija del alcalde), una camarera Flor Debora López (con su hija Misleidys de 5 años); un barman, Antonio Agraz, con el que, desde un principio, tiene una buena relación. Lo conocía de su época de estudiante y aún más atrás pero el hombre no pareció reconocerlo; también estaba un vigilante, apodado El Búho.

El aire acondicionado del cuarto asignado a Castelmar no servía y el agua de la poceta quedaba botándose. 

Se quejó y le mandaron a un plomero de apellido Camargo. A Castelmar le causó mala impresión. Resultó ser un ex presidiario (que había salido gracias al Gerente del hotel) y era el padre de Misleidys. Al final, no resultó ser un mal hombre y Castelmar logró que se fuera de la zona con su mujer y su hija.

Castelmar tenía hábitos alcohólicos bastante desarrollados y, desde un primer momento, el bar fue su lugar predilecto. En el hotel también estaba alojada una turista sueca llamada Inga Bergström quien se la pasaba acompañada del joven Wilfredo Márquez) que hacía las veces de guía turístico y que se enamora de la joven que a la postre resulta asesinada dentro del mismo hotel por un maleante de la zona apodado El Muñeco.

Castelmar es invitado a compartir en la mansión del Gerente General del Hotel, Wolfgang Términus. Agraz lo previene diciéndole que es un hombre que le gusta comprar a la gente y que es muy peligroso. Le anuncia que algún día le contará algunas cosas que sabe de él. También hablan sobre el pésimo estado del hotel. 

Castelmar dice que: “…en cuarenta años la democracia no había ejecutado obras públicas tan importantes como las construidas en los casi seis años de la dictadura. Caracas fue definida casi por completo durante el gobierno militar…pero sin libertades políticas…Posteriormente la democracia decidió…eliminar cualquier prueba del último gobierno dictatorial…todo fue dejándose deteriorar sin importar su interés público” (25-26)

Agraz lo escucha con atención. Luego le recuerda que Términus es un hombre peligroso.

Castelmar va a la mansión de Términus. Allí conoce al alcalde Procopio Vargas, al comandante de la policía municipal, Frank Marín y al párroco Santos Martín. Su olfato periodístico le dice que Términus debe tener comprado a todos estos hombres. Términus le explica que el Gran Hotel está en ese estado porque no llega el presupuesto (luego sabemos que Términus lo robaba).

Dentro de la conversa que mantiene Términus con Castelmar hablan de problemas ya crónicos en el país y cuya solución parece casi imposible. También hablan de la privatización, de la centralización, etc.

A los pocos días Agraz aparece muerto. Castelmar se siente muy afectado por esta muerte más cuando de entrada las “autoridades” no protegen la escena y afirman, sin más, que fue un suicidio, debido a que Agraz padecía de una cirrosis hepática terminal. El médico del pueblo es llamado (Cohen) quien afirma que sí, que es un suicidio. Se llevan el cuerpo pero cuando Castelmar va al cementerio, un viejo vigilante le dice que no han enterrado a nadie allí en los últimos tres días. A partir de aquí, Castelmar empieza a indagar sobre qué pasó con el cuerpo de Agraz (al final de la novela sabemos que Agraz estuvo casado con la madre de Castelmar cuando él y su madre estaban recién llegados de España. Se divorciaron a los dos años pero los recuerdos que Castelmar tenía de Agraz eran buenos. Luego se lo volvió a encontrar  años después cuando Castelmar estudiaba Comunicación Social en la Universidad). Castelmar no estaba dispuesto a dejar la muerte de Agraz así y comienza a investigar. Estando un día en el bar, se percató de una botella que parecía estar llena. Al abrirla se encontró con una foto de Términus, el General Pérez Jiménez y, a un lado, en su labor de mesonero estaba Agraz. También había otros papeles que inculpaban a Términus en hechos de corrupción administrativa, siendo el robo del dinero para la reposición de las alfombras del hotel lo mínimo.

Una noche, Términus le manda a Castelmar (como parte de su intento de compra) a una joven (Verónica Suniaga) con una botella de champaña.

De cuando en cuando, el reportero recordaba su propósito en Cacaotal pero, entre lo sucedido, el estado del hotel, el calor y los mosquitos no lograba escribir.

Poco después ocurre el asesinato de la turista sueca. Castelmar va con el joven y lloroso Wilfredo a la casa de Términus. Éste está en un estado como de trance. Tiene dos perros Doberman que los atacan. Castelmar mata a los perros (iba armado) y Términus les dispara, lanza una bomba en su casa y logra huir. La mansión se incendia.  

El periodista llama al inspector y gran amigo Dávila ante la muerte de la turista. Resuelven el caso con la detención de El muñeco, joven de 18 a 19 años que ya tenía varios muertos encima. Wilfredo lo golpea por el asesinato de la mujer que amaba y El Muñeco lo amenaza de muerte, cosa que cumplió meses después cuando fue dejado libre y que por falta de pruebas. Así que Wilfredo murió pero su padre mató a tiros a El Muñeco. Castelmar logra hablar con El Muñeco y le pregunta que quién había matado a Agraz y éste le dice que fue El Búho, por órdenes de Términus.

Después de la muerte de la turista, Castelmar escribe lo que sería el primer reportaje de una serie y se lo envía a su jefe, el Cojo Parra. Planeó escribir lo que llamaría el caso Términus pues había descubierto las muchas irregularidades cometidas por este hombre, entre ellos varias muertes ordenadas por él. Los cadáveres estaban en el sótano de la mansión. Términus se había enriquecido con muchos negocios ilícitos amparado por cada autoridad de turno.  

Castelmar se ve forzado a regresar a Caracas por un cuadro febril. Quien lo lleva es Cohen, quien le confiesa que era un neurocirujano afamado en Caracas pero se había convertido en adicto a  la heroína y había sido acusado por varios casos de negligencia. Por supuesto quien lo había librado de caer preso había sido Términus y su función era dar fe de lo que Términus determinara.

Por sus reportajes, Castelmar gana el premio como mejor periodista de sucesos del año

Ya en Caracas y, recuperado, Castelmar sigue con sus reportajes. Términus le envía a Verónica para que lo seduzca y lo drogue y luego matarlo. Ella falló en esto último y Términus envía a su guarda espalda Eulogio para que se encargue. Eulogio lo saca de su apartamento. Saliendo se encuentran con el detective Chacón (subalterno de Dávila pero también amigo de Castelmar). Chacón lo saluda pero Castelmar, drogado, no lo reconoce. Chacón decide perseguir al vehículo y avisarle a Dávila. Eulogio empujó a Castelmar dentro de un carro donde también estaba Santos Martín. Lo llevan a un lugar apartado en la carretera vieja Caracas-La Guaira, por donde había grandes depósitos de gasolina. A la zona van llegando en helicóptero Marín y dos policías más. Eulogio mata a Santos. Chacón responde para evitar que mate a Castelmar. Dávila le dispara al helicóptero. Éste cae y se produce un gran incendio.

Castelmar tuvo que ser hospitalizado por las heridas que recibió y dentro de la misma clínica Verónica intenta otra vez matarlo. La detienen. Al final, Verónica muere a raíz de una riña en la cárcel de mujeres a donde había sido enviada.

Dávila consigue unas fotos eróticas de Verónica y el Ministro del Interior. Quiere que su jefe lo apoye para destapar la olla del caso Términus pero su jefe se niega alegando que eso sería poner en riesgo a la institución. Cuando Dávila se marcha, al intentar entrar en su carro el mismo explota. Dávila murió en el acto. 

El grave problema de la corrupción policial y judicial es otro que resalta en esta novela. Castelmar estaba tremendamente afectado. Luego recibe una invitación de Términus para encontrarse en la supuesta reinauguración del Gran Hotel Venezuela. Era una trampa. Castelmar intenta defenderse y en el ínterin le relata su vida. Al final Camargo mata a Términus, diciéndole que creía que Términus quería morir, como si el mismo no soportara todo lo malo que había hecho en su vida, además, según Camargo, Términus amaba auténticamente a Verónica y ella había muerto.

Cuando amas debes partir (2006)

Está narrada en primera persona y consta de varias partes tituladas: Preludio panfletario, Primera parte: Castelmar, Papeles póstumos de Prometeo (4), Los Goldstein: Raquel, Segunda parte: Aída, Tercera parte: W.C., Los Goldstein: Rebeca, Los Goldstein: Mordecai, Duro golpe para la familia de La República (un obituario), Triste y solitario final, Carta de una señorita en París, Canción dichosa, Los Goldstein: Eliécer, Cocktail Montgomery (Martini extra dry) y  Epílogo.

Se relata la vida (y las peripecias) del periodista Fernando Castelmar, dedicado, por más de veinte, al periodismo de sucesos en el diario La República, considerado el más importante del país.

Cuando amas debes partir relata diversos hechos tristemente históricos para el país aparte de “…la crisis existencial de… Castelmar que llega a los 40 años y siente que no ha hecho nada importante en su vida, puesto que no tiene familia y sus ideales de juventud ya no lo acompañan” (ABN ).

La narración parte de los sucesos de 27 de febrero de 1989, el llamado Caracazo cuya motivación se centró en las fuertes medidas económicas impuestas por el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez  en anuencia con el Fondo Monetario Internacional. Se resalta una cantidad de muertos y desaparecidos muy superior a las cifras oficiales. El periodista vivencia los saqueos y el abuso policial y pone en evidencia la actitud negativa de los medios de comunicación que, más que informar, se dedicaron a desinformar sobre la gravedad de lo ocurrido en el país para la fecha.

Se interesa por la muerte de una menor de 16 años cuyo caso fue engavetado bajo el nombre de Yulaiza X (la joven había sido violada y estrangulada. No tenía identificación y nadie reclamó sus restos).  Castelmar logra presuponer quien fue el asesino (incluso halla la presunta arma homicida), un “superministro” que además era músico y pederasta.

La novela se desarrolla en varios tiempos pues Castelmar, quien vivía sólo y era alcohólico, narra sus conversaciones con el Jefe de Redacción del periódico, antiguo compañero de clases y de lucha política, llamado por las iniciales WC. Castelmar describe las diversas cobardías de WC en épocas pasadas, el hecho de que se hubiera vuelto un corrupto y que hubiera “trabajado”  al dueño del periódico para casarse con su hija y alcanzar la posición que hoy en día tenía.

WC, bajo el supuesto de una renovación del periódico,  cambia a Castelmar a las páginas de Sociales. Castelmar se indigna, lo considera un despido indirecto (lo que en efecto es). No obstante, va a cubrir el cumpleaños número trece de Eliécer Goldstein el hijo único de Rebeca y WC. Castelmar entrevista a la abuela materna de Eliécer, Raquel. Ésta le dice que ni su hija ni WC seguían los ritos judíos. Que después de la muerte de su esposo Aaron Goldstein, que era el dueño de La República, su aliciente era su nieto. Castelmar lo conoció y le llamó la atención que el adolescente no se presentara con el apellido de su padre. 

Ni Rebeca ni WC asistieron al evento.

Castelmar nunca llega a escribir esa crónica social pero, a través de la conversación con doña Raquel profundiza más sus conocimientos sobre WC. Castelmar establece contacto con una joven pasante del periódico llamada Aída. La había visto con anterioridad y le había llamado mucho la atención pero nunca habían hablado. Aída tenía 20 años. Ella y Castelmar se enamoran, sin embargo, Aída tenía ideas muy liberales y también mantenía relaciones íntimas con WC. WC se dio cuenta de lo que ocurría entre la joven y Castelmar y un día le envió un vídeo pornográfico anónimo a Castelmar donde se veía a Aída manteniendo relaciones con él. Castelmar se decepciona mucho y se lo reclama a la joven.

Eliécer aparece muerto. Castelmar se enteró por el obituario del periódico. Investiga el caso y supuestamente el joven había muerto de un accidente cerebro vascular (ese era el diagnóstico oficial) pero resulta que el niño había sido asesinado de la misma forma que Yulaiza X. La familia Goldstein  (básicamente Mordecai, el tío materno y primogénito de los Goldstein, cuya única afición era jugar al golf) quiere ocultar el asesinato. El asesino de ambos había sido Andújar Vivaldi.

Castelmar va a visitar a Rebeca a la que conocía desde sus tiempos de novia con WC (en una ocasión tuvieron relaciones íntimas). Le da el pésame. Rebeca le habla del fracaso de su matrimonio, de la infidelidad de WC, del hecho de que su padre Aaron había arreglado ese matrimonio, el cual, si se separaba implicaría que ella quedaría desheredada. Rebeca le dice a Castelmar que Eliécer era su hijo, que WC era infértil.

Castelmar va a hablar con Andújar y le dice que sabe de los asesinatos. Éste lo manda a golpear.
En la novela se narran sucesivos monólogos de Castelmar con un WC que parecía estar muerto. Pero, se menciona que Castelmar quiere matarlo y el día que se decide y cree haber matado a WC resulta que el policía encargado del caso, Dávila, determina que ninguna de las múltiples balas que Castelmar había disparado había dado en el blanco. Quien mató a WC fue Aída instigada por el mismo WC.

Al final Aída y Castelmar planean irse a vivir a París. En realidad, Castelmar le hizo creer a Aída que se iba con ella pero había decidió que no. La joven llora y le suplica pero al final se va. Castelmar le da una carta de recomendación para un amigo pintor que tenía en París llamado Eugenio.

Después de la muerte de WC, Castelmar presiona al dueño del periódico Mordecai Goldstein para que lo nombre Jefe de Redacción. Y éste accede. Castelmar escribe una nota sobre el difunto WC (Wilson Corrales) bajo los parámetros conservadores e hipócritas respectivos.  Castelmar asume la misma forma de ser de WC. Impulsa la renovación del periódico, despidiendo a los viejos periodistas y contratando a jóvenes (cosa que antes había criticado). Se viste como WC, se arregla como WC. Pero, vemos un matiz, al final de la historia Castelmar piensa vengar la muerte de su hijo Eliécer y esa vez espera no errar los tiros dirigidos hacia el miserable Vivaldi Andújar.

Textos citados
 Ø     Yagüe Jarque, Eloi. Cuando amas debes partir. Fundación Editorial el perro y la rana. Caracas. 2010.
 Ø    Yagüe Jarque, Eloi. Las alfombras gastadas del Gran Hotel Venezuela. Editorial Planeta Venezolana.     
         Caracas. 1999.


     Caracas, 20 de agosto de 2012.

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