sábado, 4 de agosto de 2012

Oppiano Licario (I) Lezama Lima

José Lezama Lima 
A María Victoria, a Sergio Manuel  y a Mariana Isabel por su amor.


El pabellón del vacío
Voy con el tornillo
preguntando en la pared,
un sonido sin color
un color tapado con un manto.
Pero vacilo y momentáneamente
ciego, apenas puedo sentirme.
De pronto, recuerdo,
con las uñas voy abriendo
el tokonoma(1) en la pared.
Necesito un pequeño vacío, 
allí me voy reduciendo
para reaparecer de nuevo,
palparme y poner la frente en su lugar.
Un pequeño vacío en la pared....


(1) tokonoma: vacío que el poeta llena con su obra.


El próximo 8 de agosto se cumplirán treinta y seis años del fallecimiento del extraordinario escritor cubano José María Fernando Lezama y Lima, más conocido como José Lezama Lima. Recordemos que nació el 19 de diciembre de 1910 en La Habana. Era hijo de José María Lezama y Rodda y de Rosa de Lima María Lima y Rosado.

El escritor tuvo dos hermanas Rosa María Eloísa Lezama y Lima, y Eloísa del Carmen Lezama y Lima.


En honor a Lezama Lima queremos hacer un resumen de su novela Oppiano Licario (1977), publicando hoy el primer capítulo y, en la medida de lo posible, algunos análisis de la misma.

Oppiano Licario (1977) es la novela de José Lezama Lima publicada póstumamente y, como sabemos, inacabada. Se trata de la continuación de Paradiso (1966) ya que en ella se extiende el relato de la vida de personajes esenciales de la misma. Su carácter inacabado se hace evidente pues al final no sabemos qué ocurre con Cemí, con Fronesis, con Foción (a quien vemos viviendo en París con su hijo Focioncillo) y con la tarea que ellos supuestamente tenían y que les había sido encomendada por el erudito Licario.

Oppiano Licario es una novela con un carácter un tanto fragmentario pero, a mi entender más fluida que Paradiso. Ello sólo tal vez sea así pues Paradiso nos ubica en una serie de escenas previas.


Otro punto inconcluso es el de la reconstrucción de Súmula, nunca infusa, de excepciones morfológicas, el texto de Oppiano que se pierde, quedando sólo un poema que en Oppiano… está vacío y que Fronesis debe reconstruir.

En cualquier caso, Oppiano… es un texto excelente que invita a múltiples interpretaciones, tanto del texto en sí como de la vida de su autor.

CAPÍTULO I

Se narra la historia de Clara y José Ramiro. Éste estaba alzado contra el gobierno y no estaba en su casa. Tenían dos hijos, José Ramiro (18 años) y Palmiro (12 años). Un día entraron unos hombres a la casa, ambos hijos huyeron, no obstante, matan a José Ramiro y Palmiro logró salvarse. Al poco tiempo llegó José Ramiro, el padre. Supo de la muerte de su hijo y encuentra a Palmiro. Entre la casa de José Ramiro y del  Dr. Fronesis (padre de Ricardo Fronesis. Ambos personajes de Paradiso) vivía el secretario de este último, el cual tenía una hija llamada Delfina que, al parecer, tenía relaciones con los hermanos y con Ricardo Fronesis.  Es Delfina  quien, meses después de la muerte de José Ramiro, encuentra sus restos, sus cenizas “Las cenizas fueron llevadas a la sala de la casa del padre de José Ramiro…Las cenizas fueron rodeadas de candelas, la casa con todas las puertas abiertas rendía sus rodillas en homenaje tierno” (140)  

Así fue velado y sepultado. A la larga Delfina y Palmiro se casan.

Repentinamente y sin solución de continuidad, Lezama empieza a hablarnos sobre la vida de Fronesis en Francia, país al que se había trasladado. Se relaciona con el pintor Luis Champollion “…a quien había conocido por Cemí alguna tarde habanera”.

“Champollion era lento, asimilador con algo de andrógino primordial” (146), lo que significa que era homosexual. Vivía con una joven 15 años menor que él llamada Margaret Mc Learn (se habían conocido en La Habana). La joven entraba en unas profundas crisis de sueño cuando bebía cerveza. En su conversación con Fronesis, Champollion le dice que Margaret piensa que “…el artista es como un deux absconditus  que sale de su guarida, da sus plumerazos y vuelve a esconderse” (152)

Súbitamente, Lezama nos regresa a la vida de Delfina y Palmiro. Resulta que Palmiro siente una atracción obsesiva por Fronesis hasta tal punto que se convierte en odio, incluso, intentó matarlo a cuchilladas. Fronesis se salvó pues la noche que ocurrió ese hecho él había salido y dejado sus almohadas cubiertas por la sábana como engaño inocente hacia sus padres ya que la relación con estos era muy abierta. Después, Palmiro, quien creía haber asesinado a Ricardo, salió huyendo de la casa de los Fronesis. A la mañana siguiente vio a Fronesis y creyó que no era más que el fantasma de éste. Posterior a esto, Palmiro se tornó taciturno, hablaba poco, trabajaba mucho y más nunca volvió a tener relaciones con Delfina: “El cuerpo de su mujer se le había convertido en una piedra, piedra que era la negación de la petra genitrix (madre de la roca), la piedra expelida por la oscuridad y la blandura de la vulva subterránea” (162)

De seguido, nos hallamos con Fronesis y Champollion. Este le pregunta por sus conocimientos sobre Henryi Rousseau (1844-1910), mejor conocido como El Aduanero. Rousseau estuvo (y está) considerado como un pintor muy original, admirable e innovador por su marcado estilo de lo que hoy en día se llama pintura naif. Ya, en Paradiso, Lezama menciona a Rousseau. Posiblemente haya sido su pintor más admirado.


Champollion piensa acerca de la pintura de El Aduanero que: “Ni la tristeza, ni el cansancio del conocer aparecen nunca en su pintura ni en su persona, conoce a la sombra del árbol de la vida” (164-5) y le pregunta a Fronesis qué piensa  sobre esa manera del conocimiento en El Aduanero. Fronesis le responde así:  “El arte de El Aduanero…brota del surtidor inmóvil de un encantamiento”. Al parecer, Rousseau tocaba la flauta. Agrega que cuando se burlaban de él, el pintor “…no hace esfuerzos por parecer grave y agresivo, sino por el contrario, cree ver en esos guiños la apreciación de su fuerza y el anticipo ingenuo de la corona y el panteón de la inmortalidad…” (166)

Parece que Rousseau fue muy admirado por Apollinaire (El Aduanero lo pinta en La musa y el poeta). 


Fronesis relata un supuesto encuentro entre Picasso y Rousseau. Éste define al primero como un pintor a la manera egipcia y a sí mismo como moderno. Fronesis también cita a otros pintores para compararlos con El Aduanero, tales como Jean Fouquet (1420-1481. Uno de los grandes pintores del Renacimiento inicial y renovador de la pintura francesa del siglo XV); a los hermanos Herman, Paul y Johan Limbourg (1385-1416. Famosos pintores holandeses, miniaturistas) con su cuadro Febrero el cual describe.

También a Pieter Brueghel, el Viejo (1525-1569. Pintor y grabador brabanzón).

Los cuadros de H. Rousseau que aparecen a continuación son a los que hace referencia explícita Fronesis.

La musa y el poeta  (1909)
Jugadores de balón (1908)
La cosecha 
   El verano 
El Octroi de Plaisance (1886)
Noche de Carnaval 



































El paseo
De este cuadro, Fronesis hace la siguiente descripción “…su esposa avanza como una gran dama, un poco extrañada por haberse quedado abandonada en el bosque. Sin estar él en el lienzo (El Aduanero), parece que sigue y cuida aquella extremada soledad, acompañada por la delicadeza de los árboles. Parece que en aquel silencio la dama oyese una voz: la del nocturno guardián de los barrios parisinos. Guardián invisible de su dama perdida en el bosque” (179)
El paseo
Durante la visita, Champollion esperaba a una persona que quería que conociese a Fronesis. Se trababa de Cidi Galed. Ambos también conversan sobre El Aduanero. Los dos cuadros siguientes son a los que se refiere Galeb, haciendo interesantes disertaciones sobre los mismos.


La gitana dormida 
El sueño de Yadewigha      


























Posterior a esta conversación, Fronesis se marchó. Champollion le advirtió que tuviese cuidado con Galeb, que se trataba de una persona peligrosa: “Foción es un niño gateando en su estera comparado con él. Éste árabe es peligrosísimo…” (180). A Galeb le había llamado mucho la atención Fronesis. Champollion le había contado la historia de su vida. Y Fronesis se había enterado de la de Galeb. Éste empezó a buscarlo pero tratando de aparentar que era casual. Así, un día lo buscó pero acompañado de un amigo Mahomed Len Baid que era el jefe estudiantil de la rebelión contra Tupek del Este, cuyo sultán era el padre de Cidi. Cidi quería que su padre fuese destronado y que  regresara a Francia para que viviera con él y su madre. Aquí se resalta la carencia de padre que tuvo Galeb pues aunque era un adulto, deseaba que su padre volviera. 

En realidad, Cidi y Mahomed no eran amigos. Mahomed tenía razones para desconfiar de él pero en algún momento Cidi lo había ayudado cuando era perseguido. Cuando Cidi presentó a Fronesis y a Mahomed, en un pequeño restaurante donde Fronesis acostumbraba a ir, hubo una empatía entre ellos. Al poco tiempo, hubo un atentado con bomba en el lugar y Cidi y Mahomed desaparecieron. Se sabían buscados por sus actividades políticas.

Este capítulo finaliza con una descripción del cuadro Octroi de Plaisance, no obstante, la misma no concuerda con la foto que he hallado del cuadro. 




Textos citados

  • Lezama Lima, José. Oppiano Licario. Madrid. Cátedra, Letras Hispánicas.1977.
  • Lezama Lima, José. "El Pabellón del vacío", Muerte de Narciso.México. Biblioteca Era. 1988. 147.







Caracas, 4 de agosto de 2012.





1 comentario:

  1. No sólo es este libro inacabado una obra hermosa y propia de un erudito, pues combina la escritura elegante y bien lograda con semiótica del arte; a todas luces se ve que lo disfrutaba sobremanera. Gracias por la reseña y análisis. Bastante bueno el texto.

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