A continuación presentamos un resumen de dos novelas del periodista, profesor universitario y escritor Eloi Yagüe Jarque (Valencia, España, 1957). Ambas forman parte de una trilogía cuya tercera no ha sido publicada aún, según afirmaciones de Yagüe.
Inscritas
dentro del llamado género negro, estas novelas resaltan, en especial, porque el género ha
tenido poco desarrollo en nuestro país, lo cual no deja de ser paradójico pues
es un género que florece en el marco de las crisis políticas, económicas, etc.,
Yagüe escribe dos textos (con el personaje del periodista Fernando Castelmar como
principal y en serie), con un buen hilo narrativo y con la tensión necesaria para
mantener el interés del lector. Por otra parte, el carácter de denuncia que
tiene el género, especialmente en América Latina está claramente logrado. En Cuando amas debes partir, Yagüe incluye un
triángulo amoroso que no se considera típico del género, no obstante, pienso
que se trató de una buena elección; por otro lado también se nota una
estructura híbrida pues se incluye el género epistolar y la poesía lo cual está
acorde con las nuevas tendencias de la novela actual.
La
lectura de éstas dos novelas me ha generado sólo dos dudas y que tienen que ver
con la muerte del inspector Dávila en Las
alfombras gastadas…ya que Dávila sigue siendo un personaje en Cuando amas debes…y la mención (incluso
se habla de una foto) y recuerdos de Aida en Las alfombras gastadas…cuando ella es un personaje nuevo en Cuando amas debes… que Castelmar conoció
en su trabajo.
Las
alfombras gastadas del Gran Hotel Venezuela (1999)
Está
narrada en primera persona y consta de 25 capítulos.
Las alfombras gastadas…fue incluida en la primera selección de novelas que se hiciera para el
Premio de Novela Rómulo Gallegos en el año 2001.
El
periodista de sucesos del diario La República, Fernando Castelmar se va de
vacaciones tras doce años de trabajo ininterrumpido, teniendo previsto escribir, durante las
mismas, una novela negra. Decide irse al pueblo de Cacaocal (“el pueblo que se
negó a morir”), ubicado más allá de Maracay, y alojarse en el Gran Hotel
Venezuela. Cuando llegó al mismo, se encontró con un hotel en pésimas condiciones
y con muy escaso personal. Castelmar reflexionó “El cacao de la zona llegó a ser
famoso y muy apreciado en las cortes europeas. Pero la irrupción del petróleo
en la economía del país lo cambió todo. Y Cacaotal inició su indetenible
declive”
La
edificación había sido construida durante la dictadura de Pérez Jiménez “…como
parte de un ambicioso proyecto de ejecución de infraestructura que debería
convertir al país en una potencia turística, cosa que nunca llegó a ocurrir” (18)
En
el hotel, había una joven recepcionista, Democracia Vargas (hija del alcalde), una
camarera Flor Debora López (con su hija Misleidys de 5 años); un barman,
Antonio Agraz, con el que, desde un principio, tiene una buena relación. Lo
conocía de su época de estudiante y aún más atrás pero el hombre no pareció
reconocerlo; también estaba un vigilante, apodado El Búho.
El
aire acondicionado del cuarto asignado a Castelmar no servía y el agua de la
poceta quedaba botándose.
Se quejó y le mandaron a un plomero de apellido
Camargo. A Castelmar le causó mala impresión. Resultó ser un ex presidiario
(que había salido gracias al Gerente del hotel) y era el padre de Misleidys. Al
final, no resultó ser un mal hombre y Castelmar logró que se fuera de la zona
con su mujer y su hija.
Castelmar
tenía hábitos alcohólicos bastante desarrollados y, desde un primer momento, el
bar fue su lugar predilecto. En el hotel también estaba alojada una turista
sueca llamada Inga Bergström quien se la pasaba acompañada del joven Wilfredo
Márquez) que hacía las veces de guía turístico y que se enamora de la joven que
a la postre resulta asesinada dentro del mismo hotel por un maleante de la zona
apodado El Muñeco.
Castelmar
es invitado a compartir en la mansión del Gerente General del Hotel, Wolfgang
Términus. Agraz lo previene diciéndole que es un hombre que le gusta comprar a la
gente y que es muy peligroso. Le anuncia que algún día le contará algunas cosas
que sabe de él. También hablan sobre el pésimo estado del hotel.
Castelmar dice
que: “…en cuarenta años la democracia no había ejecutado obras públicas tan
importantes como las construidas en los casi seis años de la dictadura. Caracas
fue definida casi por completo durante el gobierno militar…pero sin libertades
políticas…Posteriormente la democracia decidió…eliminar cualquier prueba del
último gobierno dictatorial…todo fue dejándose deteriorar sin importar su
interés público” (25-26)
Agraz
lo escucha con atención. Luego le recuerda que Términus es un hombre peligroso.
Castelmar
va a la mansión de Términus. Allí conoce al alcalde Procopio Vargas, al
comandante de la policía municipal, Frank Marín y al párroco Santos Martín. Su
olfato periodístico le dice que Términus debe tener comprado a todos estos
hombres. Términus le explica que el Gran Hotel está en ese estado porque no
llega el presupuesto (luego sabemos que Términus lo robaba).
Dentro
de la conversa que mantiene Términus con Castelmar hablan de problemas ya crónicos
en el país y cuya solución parece casi imposible. También hablan de la
privatización, de la centralización, etc.
A los
pocos días Agraz aparece muerto. Castelmar se siente muy afectado por esta
muerte más cuando de entrada las “autoridades” no protegen la escena y afirman,
sin más, que fue un suicidio, debido a que Agraz padecía de una cirrosis
hepática terminal. El médico del pueblo es llamado (Cohen) quien afirma que sí,
que es un suicidio. Se llevan el cuerpo pero cuando Castelmar va al cementerio,
un viejo vigilante le dice que no han enterrado a nadie allí en los últimos
tres días. A partir de aquí, Castelmar empieza a indagar sobre qué pasó con el
cuerpo de Agraz (al final de la novela sabemos que Agraz estuvo casado con la
madre de Castelmar cuando él y su madre estaban recién llegados de España. Se
divorciaron a los dos años pero los recuerdos que Castelmar tenía de Agraz eran
buenos. Luego se lo volvió a encontrar años
después cuando Castelmar estudiaba Comunicación Social en la Universidad).
Castelmar no estaba dispuesto a dejar la muerte de Agraz así y comienza a investigar.
Estando un día en el bar, se percató de una botella que parecía estar llena. Al
abrirla se encontró con una foto de Términus, el General Pérez Jiménez y, a un
lado, en su labor de mesonero estaba Agraz. También había otros papeles que
inculpaban a Términus en hechos de corrupción administrativa, siendo el robo
del dinero para la reposición de las alfombras del hotel lo mínimo.
Una
noche, Términus le manda a Castelmar (como parte de su intento de compra) a una
joven (Verónica Suniaga) con una botella de champaña.
De
cuando en cuando, el reportero recordaba su propósito en Cacaotal pero, entre
lo sucedido, el estado del hotel, el calor y los mosquitos no lograba escribir.
Poco
después ocurre el asesinato de la turista sueca. Castelmar va con el joven y
lloroso Wilfredo a la casa de Términus. Éste está en un estado como de trance.
Tiene dos perros Doberman que los atacan. Castelmar mata a los perros (iba
armado) y Términus les dispara, lanza una bomba en su casa y logra huir. La
mansión se incendia.
El
periodista llama al inspector y gran amigo Dávila ante la muerte de la turista.
Resuelven el caso con la detención de El muñeco, joven de 18 a 19 años que ya
tenía varios muertos encima. Wilfredo lo golpea por el asesinato de la mujer
que amaba y El Muñeco lo amenaza de muerte, cosa que cumplió meses después
cuando fue dejado libre y que por falta de pruebas. Así que Wilfredo murió pero
su padre mató a tiros a El Muñeco. Castelmar logra hablar con El Muñeco y le
pregunta que quién había matado a Agraz y éste le dice que fue El Búho, por
órdenes de Términus.
Después
de la muerte de la turista, Castelmar escribe lo que sería el primer reportaje de
una serie y se lo envía a su jefe, el Cojo Parra. Planeó escribir lo que
llamaría el caso Términus pues había descubierto las muchas irregularidades
cometidas por este hombre, entre ellos varias muertes ordenadas por él. Los
cadáveres estaban en el sótano de la mansión. Términus se había enriquecido con
muchos negocios ilícitos amparado por cada autoridad de turno.
Castelmar
se ve forzado a regresar a Caracas por un cuadro febril. Quien lo lleva es Cohen,
quien le confiesa que era un neurocirujano afamado en Caracas pero se había
convertido en adicto a la heroína y
había sido acusado por varios casos de negligencia. Por supuesto quien lo había
librado de caer preso había sido Términus y su función era dar fe de lo que
Términus determinara.
Por
sus reportajes, Castelmar gana el premio como mejor periodista de sucesos del
año
Ya
en Caracas y, recuperado, Castelmar sigue con sus reportajes. Términus le envía
a Verónica para que lo seduzca y lo drogue y luego matarlo. Ella falló en esto
último y Términus envía a su guarda espalda Eulogio para que se encargue.
Eulogio lo saca de su apartamento. Saliendo se encuentran con el detective
Chacón (subalterno de Dávila pero también amigo de Castelmar). Chacón lo saluda
pero Castelmar, drogado, no lo reconoce. Chacón decide perseguir al vehículo y
avisarle a Dávila. Eulogio empujó a Castelmar dentro de un carro donde también estaba
Santos Martín. Lo llevan a un lugar apartado en la carretera vieja Caracas-La Guaira,
por donde había grandes depósitos de gasolina. A la zona van llegando en helicóptero
Marín y dos policías más. Eulogio mata a Santos. Chacón responde para evitar
que mate a Castelmar. Dávila le dispara al helicóptero. Éste cae y se produce
un gran incendio.
Castelmar
tuvo que ser hospitalizado por las heridas que recibió y dentro de la misma
clínica Verónica intenta otra vez matarlo. La detienen. Al final, Verónica
muere a raíz de una riña en la cárcel de mujeres a donde había sido enviada.
Dávila
consigue unas fotos eróticas de Verónica y el Ministro del Interior. Quiere que
su jefe lo apoye para destapar la olla del caso Términus pero su jefe se niega
alegando que eso sería poner en riesgo a la institución. Cuando Dávila se
marcha, al intentar entrar en su carro el mismo explota. Dávila murió en el
acto.
El grave problema de la corrupción policial y judicial es otro que
resalta en esta novela. Castelmar estaba tremendamente afectado. Luego recibe
una invitación de Términus para encontrarse en la supuesta reinauguración del
Gran Hotel Venezuela. Era una trampa. Castelmar intenta defenderse y en el ínterin
le relata su vida. Al final Camargo mata a Términus, diciéndole que creía que
Términus quería morir, como si el mismo no soportara todo lo malo que había
hecho en su vida, además, según Camargo, Términus amaba auténticamente a Verónica
y ella había muerto.
Cuando
amas debes partir (2006)
Está
narrada en primera persona y consta de varias partes tituladas: Preludio
panfletario, Primera parte: Castelmar, Papeles póstumos de Prometeo (4), Los
Goldstein: Raquel, Segunda parte: Aída, Tercera parte: W.C., Los Goldstein:
Rebeca, Los Goldstein: Mordecai, Duro golpe para la familia de La República (un
obituario), Triste y solitario final, Carta de una señorita en París, Canción
dichosa, Los Goldstein: Eliécer, Cocktail Montgomery (Martini extra dry) y Epílogo.
Se
relata la vida (y las peripecias) del periodista Fernando Castelmar, dedicado,
por más de veinte, al periodismo de sucesos en el diario La República,
considerado el más importante del país.
Cuando amas debes partir relata diversos hechos tristemente históricos para el
país aparte de “…la
crisis existencial de… Castelmar que llega a los 40 años y siente que no ha
hecho nada importante en su vida, puesto que no tiene familia y sus ideales de
juventud ya no lo acompañan” (ABN ).
La
narración parte de los sucesos de 27 de febrero de 1989, el llamado Caracazo
cuya motivación se centró en las fuertes medidas económicas impuestas por el
segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez en anuencia con el Fondo Monetario
Internacional. Se resalta una cantidad de muertos y desaparecidos muy superior
a las cifras oficiales. El periodista vivencia los saqueos y el abuso policial
y pone en evidencia la actitud negativa de los medios de comunicación que, más
que informar, se dedicaron a desinformar sobre la gravedad de lo ocurrido en el
país para la fecha.
Se
interesa por la muerte de una menor de 16 años cuyo caso fue engavetado bajo el
nombre de Yulaiza X (la joven había sido violada y estrangulada. No tenía
identificación y nadie reclamó sus restos).
Castelmar logra presuponer quien fue el asesino (incluso halla la
presunta arma homicida), un “superministro” que además era músico y pederasta.
La
novela se desarrolla en varios tiempos pues Castelmar, quien vivía sólo y era
alcohólico, narra sus conversaciones con el Jefe de Redacción del periódico,
antiguo compañero de clases y de lucha política, llamado por las iniciales WC.
Castelmar describe las diversas cobardías de WC en épocas pasadas, el hecho de
que se hubiera vuelto un corrupto y que hubiera “trabajado” al dueño del periódico para casarse con su
hija y alcanzar la posición que hoy en día tenía.
WC,
bajo el supuesto de una renovación del periódico, cambia a Castelmar a las páginas de Sociales.
Castelmar se indigna, lo considera un despido indirecto (lo que en efecto es).
No obstante, va a cubrir el cumpleaños número trece de Eliécer Goldstein el
hijo único de Rebeca y WC. Castelmar entrevista a la abuela materna de Eliécer,
Raquel. Ésta le dice que ni su hija ni WC seguían los ritos judíos. Que después
de la muerte de su esposo Aaron Goldstein, que era el dueño de La República, su
aliciente era su nieto. Castelmar lo conoció y le llamó la atención que el
adolescente no se presentara con el apellido de su padre.
Ni Rebeca ni WC
asistieron al evento.
Castelmar
nunca llega a escribir esa crónica social pero, a través de la conversación con
doña Raquel profundiza más sus conocimientos sobre WC. Castelmar establece
contacto con una joven pasante del periódico llamada Aída. La había visto con
anterioridad y le había llamado mucho la atención pero nunca habían hablado.
Aída tenía 20 años. Ella y Castelmar se enamoran, sin embargo, Aída tenía ideas
muy liberales y también mantenía relaciones íntimas con WC. WC se dio cuenta de
lo que ocurría entre la joven y Castelmar y un día le envió un vídeo
pornográfico anónimo a Castelmar donde se veía a Aída manteniendo relaciones
con él. Castelmar se decepciona mucho y se lo reclama a la joven.
Eliécer
aparece muerto. Castelmar se enteró por el obituario del periódico. Investiga el caso y supuestamente el joven había muerto de un accidente cerebro
vascular (ese era el diagnóstico oficial) pero resulta que el niño había sido
asesinado de la misma forma que Yulaiza X. La familia Goldstein (básicamente Mordecai, el tío materno y
primogénito de los Goldstein, cuya única afición era jugar al golf) quiere
ocultar el asesinato. El asesino de ambos había sido Andújar Vivaldi.
Castelmar
va a visitar a Rebeca a la que conocía desde sus tiempos de novia con WC (en
una ocasión tuvieron relaciones íntimas). Le da el pésame. Rebeca le habla del
fracaso de su matrimonio, de la infidelidad de WC, del hecho de que su padre
Aaron había arreglado ese matrimonio, el cual, si se separaba implicaría que
ella quedaría desheredada. Rebeca le dice a Castelmar que Eliécer era su hijo,
que WC era infértil.
Castelmar
va a hablar con Andújar y le dice que sabe de los asesinatos. Éste lo manda a
golpear.
En
la novela se narran sucesivos monólogos de Castelmar con un WC que parecía
estar muerto. Pero, se menciona que Castelmar quiere matarlo y el día que se
decide y cree haber matado a WC resulta que el policía encargado del caso,
Dávila, determina que ninguna de las múltiples balas que Castelmar había
disparado había dado en el blanco. Quien mató a WC fue Aída instigada por el
mismo WC.
Al
final Aída y Castelmar planean irse a vivir a París. En realidad, Castelmar le
hizo creer a Aída que se iba con ella pero había decidió que no. La joven llora
y le suplica pero al final se va. Castelmar le da una carta de recomendación
para un amigo pintor que tenía en París llamado Eugenio.
Después
de la muerte de WC, Castelmar presiona al dueño del periódico Mordecai
Goldstein para que lo nombre Jefe de Redacción. Y éste accede. Castelmar
escribe una nota sobre el difunto WC (Wilson Corrales) bajo los parámetros
conservadores e hipócritas respectivos. Castelmar asume la misma forma de ser de WC.
Impulsa la renovación del periódico, despidiendo a los viejos periodistas y
contratando a jóvenes (cosa que antes había criticado). Se viste como WC, se
arregla como WC. Pero, vemos un matiz, al final de la historia Castelmar piensa
vengar la muerte de su hijo Eliécer y esa vez espera no errar los tiros
dirigidos hacia el miserable Vivaldi Andújar.
Textos
citados
Ø Yagüe Jarque, Eloi. Cuando amas debes partir. Fundación
Editorial el perro y la rana. Caracas. 2010.
Ø Yagüe Jarque, Eloi. Las alfombras gastadas del Gran Hotel
Venezuela. Editorial Planeta Venezolana.
Caracas. 1999.
Caracas, 20 de agosto de 2012.