domingo, 10 de marzo de 2013

Una aproximación a El reino de Ramón Palomares

Astromelia 
Ramón Palomares 
Ramón Palomares: nació el siete de mayo de 1935 en el pueblo de Escuque (Edo.Trujillo), es decir, pocos meses antes de la muerte -y finalización- de la dictadura de Juan Vicente Gómez.
Profesor Titular de la Universidad de Los Andes (ULA).  Profesor de Castellano, Literatura y Latín, egresado del Instituto Pedagógico de Caracas (IPC).  Licenciado en Letras en la ULA  donde actualmente es profesor de literatura.           
Palomares es:
uno de las grandes poetas actuales en lengua castellana. Maestro y especialista en lenguas clásicas. Personaje central del grupo Sardio (1957- 1961).
El grupo Sardio publicó el primer número de su  revista (del mismo nombre) en 1958. Sin embargo, ya conformaban un grupo “coherente” desde 1955, es decir, en plena dictadura de Marcos Pérez Jíménez, quien gobernó al país desde 1953 hasta el 23 de enero de 1958. En 1957 abrieron una galería-librería donde se auspiciaba las diversas manifestaciones del arte, no obstante, dicha librería  “fue allanada por la policía política del régimen cuando apenas había realizado una exposición (de artistas plásticos que oponían el realismo y el abstraccionismo llamados mágicos al abstraccionismo geométrico predominante)…” (Chacón 24)

Cabe destacar que, desde el punto de vista político, sus miembros se agruparon en torno a una concepción social demócrata, aunque algunos de ellos eran de izquierda. Sartre fue filósofo inspirador del grupo. Se consideraron afiliados a un humanismo político de izquierda, declarando un compromiso activo con la cultura y el país y asumieron una actitud contestataria. Proclamaron “su intención de llevar al pueblo una educación racional y democrática” (Palomares, Biografía).

Por otra parte, afirma Chacón que: “Durante el último año de la dictadura, algunos de ellos participaron en actividades de tono conspirativo, ligados a los dirigentes clandestinos de Acción Democrática (AD), los cuales, junto con los del Partido Comunista (PC), desempeñaron  papel importante en este sentido" (25).

Hay que destacar que en el prólogo del libro titulado La izquierda cultural venezolana 1958- 1968, ensayo y antología, publicado en 1970, del poeta, ensayista y crítico literario  Ángel Chacón  (Apure, 1937) se plantea un interesante estudio de varias de las revistas que surgieron en ese periodo y su relación con el ámbito socio-político del país más la consideración del impacto que tuvo la Revolución Cubana (1959). El grupo Sardio no escapa de este estudio, siendo fuertemente criticado en tanto que se consideró su actuación global ligada a la clase dominante.

Los miembros del grupo fueron: Adriano González León; Guillermo Sucre; Rómulo Aranguibel; Rodolfo Izaguirre; Luis García Morales; Gonzalo Castellanos; Elisa Lerner; Salvador Garmendia; Palomares (ya mencionado); Francisco Pérez Perdomo; Carlos Contramaestre; Edmundo Aray; Pedro Duno; Efraín Hurtado; Caupolicán Ovalles; Elizabeth Schön y los pintores, Manuel Quintana Castillo; Perán Erminy, Mateo Manaure, Marcos Miliani y Omar Carreño. Posterior a la disolución del grupo (1961), varios de estos escritores y pintores pasaron a formar luego parte del grupo El techo de la Ballena.

Se ha dicho que: “La poesía de Palomares es una síntesis muy personal de cierto surrealismo, mezclado con la fluidez y el vocabulario coloquial, y ha abordado, a veces, temas históricos y narraciones heroicas” (Palomares, Biografía).

En relación a lo anterior sobre el posible surrealismo en la poesía de Palomares, creemos que se trata de una interpretación que se ajusta a la realidad, al menos en lo que hemos leído de su poemario El reino (1958) cuando el autor era miembro del grupo Sardio (1957- 1961).

Entre sus obras están:

El reino (1958)

Paisano (1964)

Honras fúnebres (1965)

Santiago de León de Caracas (1967)

El vientecito suave del amanecer con los primeros aromas (1969)

Poesía. Antología  de su obra (1958- 1965). 1973.

Adiós Escuque (1968- 1974)

Elegía, el viento y la piedra (1984)

Mérida, elogio de sus ríos (1985)

Alegres provincias (1988)

Lobos y halcones (1997)

En el reino de Escuque (2006)

Vuelta a casa (2007)

La poesía de Ramón Palomares figura en muchas antologías, y sus poemas han sido traducidos al italiano
y al inglés.
Ha obtenido diversos reconocimientos, entre ellos:
Premio Municipal de Poesía en 1965, por su poemario Paisano.
Premio Nacional de Literatura ,1974
Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora, 2006.
Premio Iberoamericano de Literatura, 2010

Pasemos a referirnos al primer poemario de Palomares, El reino. Es el único que, hasta ahora, hemos podido leer del autor trujillano. Además, la lectura de El reino tuvo una motivación primordial: detectar posibles aspectos sociales y políticos que el mismo pudiera contener, en particular considerando la pertenencia de Palomares al grupo Sardio, bajo cuya editorial fue publicado El reino, el cual está constituido por un total de trece poemas.

El universo temático de El reino, gira alrededor de la Naturaleza. Animales como los pájaros (en especial los gavilanes), venados, jaguares, caballos, perros, peces. También la flora hace acto de presencia protagónica: rosas, lirios, astromelias; ríos, mares, montañas, el viento, el cielo, el sol.  Ahora bien, dichos elementos están en franca asociación con lo humano en forma muy intimista y, en muchos momentos, intrincada. Hay otros poemas referidos a la muerte del padre, a la esposa, a un monje, a actores de teatro y a las máscaras de las que estos se sirven. Hay un poema titulado “El Nadador” que destaca en cuanto a su consideración de la belleza de un cuerpo masculino joven.



Nos parece importante mencionar que en el prólogo de El reino, Paisano..., escrito por Gertrudis Gavidia, se  dice que en él, el poeta: "exploró los asuntos y consecuencias de la Conquista de América...” (4). No obstante, no hemos logrado ver esta temática en nuestra lectura de El reino. Agrega la prologuista que:



El reino irrumpe como la respuesta magistral del joven poeta a la multiplicidad de experiencias y contradicciones vividas. Fue una obra que sorprendió y marcó un hito en nuestra literatura por la madurez y originalidad de la voz poética, que respondía a una imperiosa necesidad creativa y transformadora, de modernización poética; de revisión histórica y cultural; de expresión de la protesta juvenil e irreverente ante una dictadura que se había encargado de perseguir y silenciar a los disidentes, en especial a los jóvenes. En oposición y crítica, expresaba la utopía de un Reino imaginario, de una cultura que sustentara y diera refugio a su juventud, idea en la cual concentra su sueño al erigir al joven en el ideal de la perfectibilidad humana (5-6).
Ramón Palomares
La parte de la cita precedente y que subrayamos, también llama nuestra atención en la medida que en      los trece poemas de El Reino, no nos parece detectar poemas que puedan tener significaciones de índole política, en especial, contra el régimen dictatorial de Pérez Jíménez.

En El reino, Palomares hace gala de una clara “libertad asociativa” y si se trata de definir “la tendencia de su estilo poético”, nos iríamos por una  de carácter surrealista, basadas en una estructura acumulativa, detectando una continua suma de fragmentos que vienen a formar el “todo” del poema. Hay claro uso de arcaísmos. En muchos momentos, hay un quiebre de la linealidad que obliga a la búsqueda atenta del "sentido" o que nos lleva a pensar que dicho “sentido” es poco aprehensible, al menos, desde el punto de vista tradicional. Observamos una especie de distorsión en lo espacial-temporal y en lo lógico-descriptivo. Las metaforizaciones parecen discordantes y hay elementos que bien pueden ser considerados como símbolos.

Dice Jesús Sanoja Hernández (1930-2007) sobre El reino que:

es un libro con rasgo, de una independencia que conmueve…Palomares, de ´Sardio´, sorprendió desde el primer momento. Ajeno al coloniaje y a las mercancías de ultramar, aunque bien es sabido que conoce una y otra cosa, trajo una concepción personal de la creación. Su patrimonio sintético es difícil de igualar; su simbología, a veces dramatizada con efectos de inteligencia más que de vena, desconcierta. Palomares tiene mundo y sabe expresarlo (Sanoja H. Tabla Redonda, No. 4)

Citaremos algunos de los poemas, intercalando algunas de nuestras impresiones. Sólo las ideas que nos surgen de la lectura:

EL VIAJERO

Me permito mirar atrás.
tomar una copa y reír
en todo igual al cielo
y sus brindis de licor fino sobre mi cabeza.

Humaniza al cielo y como él quiere “tomar una copa de vino y reír”. El cielo es un símbolo.

Comienzo así la deliciosa fiesta
en que la feria
por mi corazón queda transformada
pura, despojada de los malos sabores
y los asuntos del desprecio.

A través del licor  “la deliciosa fiesta”, dejará los “malos momentos” atrás.

Entro así,
parecido al ganador de las mañanas
o al pájaro que roba la última estrella.
Esta es mi suerte
y así quedan mis dados,
mis cartas entre los paños amos del azar.

Hay una esperanza de dejar todo en el pasado. Los “dados”, las “cartas” sólo son parte del azar.

Una mujer alumbra este rostro
desde muy lejos.
Hecho por su amor,
a ella debo el fulgor de mi boca
y el baño que en mis labios se brinda
cuando la belleza me posee.

Una mujer “desde muy lejos” alumbra su rostro y es a ella que debe el fulgor de su cara.

Luzcan en mi elogio muy altos sus senos,
conviértanse en el lirio inmortal.

Los senos de esta mujer son motivo de elogio y de inmortalidad.

Amigos, desertores del salto,
huidos de las mieles del juego.
¿En qué parte, diseminados,
siembran los años de compañía
y lloran, por nostalgia,
las pequeñas glorias pasadas?

Se queja del pasado, de los amigos desertados de los compromisos y de lo compartido.

A cada día
el cielo se hace espeso
y andan lentas las naves.

Todo se enlentece.

Alarguemos este amor
y el único rocío de los besos.

Un brindis, un brindis para ti,
precioso amor ido,
o venidero
o de nunca jamás.

Un brindis por el amor ido, por el que vendrá, por el que nunca vendrá.

Y aunque muera esta rosa roja
y mi frente sea un día coronada por la rosa blanca
quedará en los aires un íntimo y purificado placer.

Sin embargo, el amor habrá valido la pena aún después de la muerte. De aquí la sustitución de la “rosa roja”, símbolo de amor por la “rosa blanca” símbolo de muerte?

Por más que no me llamen los aires
estará el aroma vivo
y la alegría bordará la tierra.

Será feliz a pesar de que el aire no lo llame.

Si no se conoce mi nombre
me llamo el viajero,
el que no alcanza a ser la flor trinitaria.

Se llama “el viajero” a pesar que no alcanza a ir a todas partes.

Pero hoy te poseo, sol,
no menos que las espumas
o los peces ocultos.

El sol es suyo al igual que otros elementos de la Naturaleza (espumas, peces)

Tiempo hace que mi padre abandonara la ciudad,
pero mi presencia le da créditos.
Y, constantes,
las altas montañas derriban la luz,
y los caballos juegan sobre el oro
bajo el último sol.

Su padre ya no está en la ciudad, ¿ha muerto?. Aún así, las “altas montañas”, “los caballos” y la presencia del “sol” y su propia presencia, le permiten representárselo “pero mi presencia le da créditos”.

Hermanos, qué lejos,
qué aire tan diferente respiramos hoy,
en tu boda.
¿No hubo lágrimas?
¿No se manchó el traje de alba
ni hubo lluvia mientras se dormía?

Un matrimonio que cancela las posibilidades de su amor pero, al parecer, en esa boda no ocurrió lo esperado: lágrimas de emoción, no se ejerció al acto sexual “¿No se manchó el traje de alba,” el traje blanco?.


¿Pensará alguien en nosotros
ahora, frente a la llanura,
cuando acontece el descenso de ciertas aves?

La naturaleza (“la llanura”, “las aves”) su visión hace surgir la duda sobre si seremos recordados a través de esa misma Naturaleza.

Qué larga la tarde
y dada a la meditación.
Pronto, al árbol que miro cerca de la noche
aparecerán densas riberas
brillantes hacia el cielo.

La Naturaleza (“el árbol”, el río, el cielo) invita a la meditación que será triste.

Por todo esto que peso
y comparo al paso de los vientos
veo que debo ser algo triste.

Pero en un instante soplo la nostalgia
y arranco de mí la alegría
como a la más bella flor de mi cuerpo.

Intenta dejar la nostalgia atrás y sustituirla por alegría

Y al paso de los astros,
las gentes muertas
y los hechos desaparecidos
brindo a los ocultos
los desconocidos pájaros del rodeo próximo,
diciéndome que no retornaré más nunca.

Quiere alejarse de ese paisaje, olvidar hasta a las “gentes muertas”, no regresar: a la contemplación de la Naturaleza, a ese espacio que le trae recuerdos dolorosos?

Y así comienzo mi aventura.

Y así, comienza otra experiencia de vida.


SALUDOS

Saludos, precioso pájaro.
Y no abandones el oro de las plumas
entre aquellas nubes
ni pierdas el canto en el dominio de los truenos.
No sea que pases del cielo
y quedes preso en los astros.

Saludo al pájaro, a su belleza áurea a su canto, no sea que se pierda de este mundo.

De viajes, cuánto se ha perdido,
cuánta ola estrellada en el acantilado,
mientras tus alas
robaban fulgores al poderoso perro del cielo.
Y cuánto de lluvias,
de verano, de hierba roja
por la implacable estación.
O de gris, nieblas y continuado fantasma
frente al joven enamorado de barcos.
Los vecinos perdidos,
el llanto de amigos
que he visto secar en paños
por olvidos e irremediable paso.
Ni qué decir de la muchacha
cuyo pecho hasta ayer fuera tan liso
y que luego se ha visto
como exquisito racimo.

Que no se pierdan  las personas, los vecinos como otras tantas cosas, entre ellas, el tono de un seno que, por el paso del tiempo se ve caído.


Saludos.
Pero, amigo de viajes,
¿cómo poder contar las pérdidas,
ventas que se han hecho,
nuevas adquisiciones?
Y si la modesta familia
vende las posesiones de provincia
y compra apartamentos confortables,
¿no hemos vendido al corazón
y una y otra vez
cambiado los pareceres de conciencia
para entender mejor las noticias a la semana?

Se queja el poeta del abandono del campo, de la Naturaleza en beneficio de una modernidad. El pájaro como símbolo de viaje

Y mientras tú por el pasado año
te entregabas a los aromosos cielos del norte,
aquí las muertes y los nacimientos
cambiaban las cuerdas del buque
y hacían trastabillar al viejo.
Y mientras robabas a ese perro
los bellos fulgores,
el oro para majestad en tus alas,
los cambios de ciudad,
las venidas al amor,
los cantos de una ilusionada nube
que nos ahogara en deseos
pintaban nuevas y extrañas figuras
en la quilla del buque.

Nuevamente se queja del abandono de la provincia.

Y entretanto no había más
que el incesante brillo
y el incesante batir de esas alas
sobre espumas y ciudades,
sobre campiñas y lejanas praderas;
más allá de las torres establecidas por la caída de noches.
No había más que esos ojos absortos,
fijos hacia el norte o el sur,
la cola firme,
a manera de timón,
y el impulso
y la ruta que algún hilo indicaba.

Y el cielo, y los aromas
de flores muertas o recién abiertas
y los aires cambiantes.

Y nada más había para ti,
amigo de viajes;
las idas, los regresos
encontraban esas pupilas
quietas, serenas, tendidas
en medio a las carreras que el cielo juega.

Es muy importante esta simbolización del pájaro como “amigo de viaje” pero que va y regresa. El viento no lo detiene. Nada detiene al pájaro en una especie de viaje eterno retorno, de ir y venir.

Saludos.
Apenas para ti hay tiempo de cantar
en el delicioso jardín
y sacudir en el estanque las alas,
allí donde el viento no ha podido vencer.



EL NADADOR

Seas bello, joven nadador,
levantado sobre las aguas,
ajustadas tus piernas y cada brazo al muslo.
Bello como el mástil que alcemos al día soñado.

Se realza la bella del cuerpo de un “joven nadador”

Ni tus cabellos sean irrespetados por el viento
ni tus labios tiemblen.
Más bien parezcas al sol,
divino en su postura, y, desnudo,
seas como rosa amanecida hoy para la aventura mortal.

Que nada turbe esa belleza, que se parezca al sol “Mas bien parezcas al sol,/divino en su postura”. También que “seas como la rosa amanecida”

Sólo un pájaro distinto
descendiente del más alto ramo del cielo
sea igual a tu cuerpo
en la maravilla del salto.
Al desafío de los aires
penetras sus dominios
y en la caída silbas tu cuerpo.
Ni una rápida estrella
igualaría esa delicadeza:
el arco mágico de tu pecho
que se avalanza al agua desconocida.

Lo compara con un pájaro distinto

Seas impuesto sobre los voraces
y la gran injuria de la espuma
errante, sabia de otros odios,
no llegue a tu boca
ni entre a tu garganta como el leopardo de muertes.

Que se imponga a la espuma del mar.

Pase un navío cerca tuyo,
bellas sus velas, altos sus mástiles,
con aves en derredor.
Y te sea descendida una embarcación de descanso.

Que pase cerca de él un barco, rodeado de aves (como una ofrenda) y le cedan una embarcación de descanso.

Caiga del cielo un ramo salvador
y asido al fulgor de sus hojas
abraces el día siguiente.

O más bien te sea otorgada una isla
toda llena de la flor pasionaria.

Seas salvado, joven nadador,
hoy allí, frente a la casa del cielo.
Lejos sólo una llama, débil palma
preciada como salvación.

Las aguas caídas en los años pasados
no desconozcan al joven nadador

Que sea reconocido por las aguas.

ni dejen de tejer sus paños en el día triste.
Y traiga el encanto dorados caballos
y el cielo de aquella ciudad
donde el invierno llora.
Baste para él el amor,
igual que antes bastara la margarita
para sus elevados misterios.
Y brille siempre el aire sobre él
y una luz sea sobre su cabeza.

Recuérdese para el joven nadador
los altos árboles
en los montes esbeltos y soberbios
a la hora de la muerte y la huida de aves celestes.

Que no sea olvidado el joven nadador

Quien fuera sueño de los días,
oro a los ríos,
recordador del sol;
bien va sobre las aguas
a terminar su corazón en los temibles hielos,
la garza helada de las alturas.

No bastan los ejercicios de esta adorada ribera,
se escuchan por el monte los terribles lobos.
No basta la contemplación:
Perseguidos, como la flor astromelia
igualmente asesinada.

Y en tiempos ya ajenos a la memoria
un resplandor devora su casa.
Aparece en su corazón un ramo,
 una fragante maceta de lirios,
un apasionado y rebelde astro.

Un ave larga y radiante
pasa sobre los ojos para el efecto de maravillas:
Un reino para ti,
joven, bello nadador,
para holganza de tus miembros.
Y esta extraña mansión alza sus tigres a las estaciones,
a las lenguas del astro.
Sean entonces los sueños arrancados al cielo
por un joven que abre sus brazos al agua desconocida,
ajeno a toda perfidia.
A pesar de la luz maldita,
la perdición de estas hojas que bailan las nubes,
las furiosas bestias habitantes del corazón.
Aparezcas no comido por el vestido cruel,
no atrapado en redes, la traición
 y la humillación de los rangos altos.

Seas el limpio, dulce paño de las noches,
y aparezcas, joven, bello nadador,
arriba del milagroso altar,
igual que la estela invitadora al bien.
Seas llevado por los días,
el mar, gran atormentador de los navíos solitarios,
el agua armada,
puro de orfandad, sano sobre los peligros.
Vayas siempre asido al cielo
sobre las brisas y altos fuegos de tormento.
Digno amparado de la luz,
joven, bello nadador,
hoy y para siempre colocado más alto que esta flor limpia
 salida de tu boca a los
terribles, locos, voraces cielos
a que se enfrenta el corazón.


Queremos incluir aquí un poema de Palomares que pertenece al poemario El Paisano (1964) y que ha llamado nuestra atención: 

CULEBRA

Echando candela, metiéndose en los oídos, bebiendo sangre 
allá está, calladita
dejándose arrastrar
y como vino entre el viento, allá está
en el cuarto donde se come los pájaros
—les comió las plumas y las alas y después las patas
 pero la cabeza se le va a atorar 
y va a comenzar a cantar a medianoche
 y se va a mover por los espejos
y a agarrarse de la cabeza del diablo que está en los rincones 
y a decir ay
porque esa culebra tiene muchos diablos
y el sol le cayó encima
y por eso anda por todas partes, mordiendo, mordiendo,
hasta que se lo lleva a uno al infierno (Palomares El reino, Paisano... 64)

A simple vista, este poema parece ser producto de una reminiscencia infantil. Se describe la actitud grotesca (o simplemente realista de una culebra). No obstante, la culebra se come a un pájaro y la cabeza de éste parece que "se le va a atorar". Así, la culebra comienza "a cantar a medianoche.../ y a agarrarse de la cabeza del diablo que está en los rincones". Resulta que la culebra "tiene muchos diablos" y anda mordiendo por todas partes "hasta que se lo lleva a uno al infierno". 

Una culebra que se come un pájaro pero la cabeza del pájaro se le atasca y comienza a cantar pero el ser diablo de la culebra prevalece y continúa mordiendo hasta que mata a alguien. 

Textos citados:

Chacón, Alfredo. La izquierda cultural venezolana 1958-1968, ensayo y antología. Editorial Domingo Fuentes. Caracas, 1970

Palomares, Ramón. Biografía. Literatura Venezolana. Web. 20 jul. 2011. 9 marzo de 2013. http://somosliteraturavenezolana.blogspot.com/2011/07/ramon-palomares.html

Palomares, Ramón. El reino, Paisano, Adiós Escuque y otros poemas.  Ediciones Actual. Universidad de los Andes. Venezuela. Web. 9 marzo 2013. http://www.direcciondeculturaula.com/pdf/libros/el%20reino.pdf

Sanoja Hernández, Jesús. “Premios y Poesía”. Tabla Redonda, No. 4. Dic. 1959. Pág. 10.


Por Libia Kancev D.

P.D.: Excusas por la diferencia de colores en el texto.


Caracas, 9 de marzo de 2013.


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