Astromelia |
Ramón Palomares |
Ramón
Palomares: nació el siete de mayo de 1935 en el pueblo de Escuque (Edo.Trujillo), es decir, pocos meses antes de la muerte -y finalización- de la
dictadura de Juan Vicente Gómez.
Profesor Titular de la Universidad de Los Andes
(ULA). Profesor de Castellano,
Literatura y Latín, egresado del Instituto Pedagógico de Caracas (IPC). Licenciado en
Letras en la ULA donde actualmente es
profesor de literatura.
Palomares
es:
uno de las grandes poetas actuales en lengua
castellana. Maestro y especialista en lenguas clásicas. Personaje central del
grupo Sardio (1957- 1961).
El
grupo Sardio publicó el primer número de su revista (del mismo nombre) en 1958. Sin
embargo, ya conformaban un grupo “coherente” desde 1955, es decir, en plena
dictadura de Marcos Pérez Jíménez, quien gobernó al país desde 1953 hasta el 23
de enero de 1958. En 1957 abrieron una galería-librería donde se auspiciaba las
diversas manifestaciones del arte, no obstante, dicha librería “fue allanada por la policía política
del régimen cuando apenas había realizado una exposición (de artistas plásticos
que oponían el realismo y el abstraccionismo llamados mágicos al
abstraccionismo geométrico predominante)…” (Chacón 24)
Cabe destacar que, desde el punto de vista político, sus
miembros se agruparon en torno a una concepción social demócrata, aunque
algunos de ellos eran de izquierda. Sartre fue filósofo inspirador del grupo.
Se consideraron afiliados a un humanismo político de izquierda, declarando un
compromiso activo con la cultura y el país y asumieron una actitud
contestataria. Proclamaron “su intención de llevar al pueblo una educación
racional y democrática” (Palomares, Biografía).
Por otra parte, afirma Chacón que: “Durante el último año de la dictadura, algunos de ellos participaron en actividades de tono conspirativo, ligados a los dirigentes clandestinos de Acción Democrática (AD), los cuales, junto con los del Partido Comunista (PC), desempeñaron papel importante en este sentido" (25).
Hay que destacar que
en el prólogo del libro titulado La izquierda
cultural venezolana 1958- 1968, ensayo y antología, publicado en 1970, del
poeta, ensayista y crítico literario Ángel Chacón (Apure, 1937) se plantea un interesante
estudio de varias de las revistas que surgieron en ese periodo y su relación
con el ámbito socio-político del país más la consideración del impacto que tuvo
la Revolución Cubana (1959). El grupo Sardio no escapa de este estudio, siendo
fuertemente criticado en tanto que se consideró su actuación global ligada a la
clase dominante.
Los miembros del grupo fueron: Adriano González León; Guillermo Sucre; Rómulo Aranguibel; Rodolfo Izaguirre; Luis García Morales; Gonzalo Castellanos; Elisa Lerner; Salvador Garmendia; Palomares (ya mencionado); Francisco Pérez Perdomo; Carlos Contramaestre; Edmundo Aray; Pedro Duno; Efraín Hurtado; Caupolicán Ovalles; Elizabeth Schön y los pintores, Manuel Quintana Castillo; Perán Erminy, Mateo Manaure, Marcos Miliani y Omar Carreño. Posterior a la disolución del grupo (1961), varios de estos escritores y pintores pasaron a formar luego parte del grupo El techo de la Ballena.
Los miembros del grupo fueron: Adriano González León; Guillermo Sucre; Rómulo Aranguibel; Rodolfo Izaguirre; Luis García Morales; Gonzalo Castellanos; Elisa Lerner; Salvador Garmendia; Palomares (ya mencionado); Francisco Pérez Perdomo; Carlos Contramaestre; Edmundo Aray; Pedro Duno; Efraín Hurtado; Caupolicán Ovalles; Elizabeth Schön y los pintores, Manuel Quintana Castillo; Perán Erminy, Mateo Manaure, Marcos Miliani y Omar Carreño. Posterior a la disolución del grupo (1961), varios de estos escritores y pintores pasaron a formar luego parte del grupo El techo de la Ballena.
Se ha dicho que: “La poesía de Palomares es una síntesis muy personal de cierto surrealismo, mezclado con la fluidez y el vocabulario coloquial, y ha abordado, a veces, temas históricos y narraciones heroicas” (Palomares, Biografía).
En relación a lo anterior sobre el posible surrealismo en la poesía de Palomares, creemos que se trata de una interpretación que se ajusta a la realidad, al menos en lo que hemos leído de su poemario El reino (1958) cuando el autor era miembro del grupo Sardio (1957- 1961).
Entre sus obras están:
El reino (1958)
Paisano (1964)
Honras fúnebres (1965)
Santiago de León de Caracas (1967)
El vientecito suave del amanecer con los primeros aromas (1969)
Poesía. Antología de su obra (1958- 1965). 1973.
Adiós Escuque (1968- 1974)
Elegía, el viento y la piedra (1984)
Mérida, elogio de sus ríos (1985)
Alegres provincias (1988)
Lobos y halcones (1997)
En el reino de Escuque (2006)
Vuelta a casa (2007)
La poesía de Ramón Palomares figura en muchas antologías, y sus poemas han sido
traducidos al italiano
y al inglés.
Ha obtenido diversos
reconocimientos, entre ellos:
Premio
Municipal de Poesía en 1965, por su poemario Paisano.
Premio
Nacional de Literatura ,1974
Premio
Internacional de Poesía Víctor Valera Mora, 2006.
Premio
Iberoamericano de Literatura, 2010
Pasemos a referirnos al primer poemario de Palomares,
El reino. Es el único que, hasta
ahora, hemos podido leer del autor trujillano. Además, la lectura de El reino tuvo una motivación primordial:
detectar posibles aspectos sociales y políticos que el mismo pudiera contener,
en particular considerando la pertenencia de Palomares al grupo Sardio, bajo
cuya editorial fue publicado El reino,
el cual está constituido por un total de
trece poemas.
El universo temático de El reino, gira alrededor de la Naturaleza. Animales como los pájaros (en especial los gavilanes), venados, jaguares, caballos, perros, peces. También la flora hace acto de presencia protagónica: rosas, lirios, astromelias; ríos, mares, montañas, el viento, el cielo, el sol. Ahora bien, dichos elementos están en franca asociación con lo humano en forma muy intimista y, en muchos momentos, intrincada. Hay otros poemas referidos a la muerte del padre, a la esposa, a un monje, a actores de teatro y a las máscaras de las que estos se sirven. Hay un poema titulado “El Nadador” que destaca en cuanto a su consideración de la belleza de un cuerpo masculino joven.
Nos
parece importante mencionar que en el prólogo de El reino, Paisano..., escrito por Gertrudis Gavidia, se
dice que en él, el poeta: "exploró
los asuntos y consecuencias de la Conquista de América...” (4). No
obstante, no hemos logrado ver esta temática en nuestra lectura de El reino. Agrega la prologuista que:
El reino irrumpe
como la respuesta magistral del joven poeta a la multiplicidad de
experiencias y contradicciones vividas. Fue una obra que sorprendió y
marcó un hito en nuestra literatura por la madurez y originalidad de la
voz poética, que respondía a una imperiosa necesidad creativa y
transformadora, de modernización poética; de revisión histórica y
cultural; de expresión de la
protesta juvenil e irreverente ante una dictadura que se había
encargado de perseguir y silenciar a los disidentes, en especial a
los jóvenes. En
oposición y crítica, expresaba la utopía de un Reino imaginario, de una
cultura que sustentara y diera refugio a su juventud, idea en la cual
concentra su sueño al erigir al joven en el ideal de la perfectibilidad
humana (5-6).
En El
reino, Palomares hace gala de una clara “libertad asociativa” y si se trata
de definir “la tendencia de su estilo poético”, nos iríamos por una de carácter surrealista, basadas en una estructura
acumulativa, detectando una continua suma de fragmentos que vienen a formar el “todo”
del poema. Hay claro uso de arcaísmos. En muchos momentos, hay un quiebre de la linealidad que obliga a la
búsqueda atenta del "sentido" o que nos lleva a pensar que dicho “sentido” es
poco aprehensible, al menos, desde el punto de vista tradicional. Observamos una
especie de distorsión en lo espacial-temporal y en lo lógico-descriptivo. Las
metaforizaciones parecen discordantes y hay elementos que bien pueden ser considerados como símbolos.
Dice Jesús Sanoja Hernández (1930-2007) sobre El reino que:
es un libro con rasgo, de una independencia que conmueve…Palomares, de ´Sardio´, sorprendió desde el primer momento. Ajeno al coloniaje y a las mercancías de ultramar, aunque bien es sabido que conoce una y otra cosa, trajo una concepción personal de la creación. Su patrimonio sintético es difícil de igualar; su simbología, a veces dramatizada con efectos de inteligencia más que de vena, desconcierta. Palomares tiene mundo y sabe expresarlo (Sanoja H. Tabla Redonda, No. 4)
Citaremos algunos de los poemas, intercalando algunas de nuestras impresiones. Sólo las ideas que nos surgen de la lectura:
EL VIAJERO
Me permito mirar atrás.
tomar
una copa y reír
en
todo igual al cielo
y
sus brindis de licor fino sobre mi cabeza.
Humaniza al
cielo y como él quiere “tomar una copa de vino y reír”. El cielo es un símbolo.
Comienzo
así la deliciosa fiesta
en
que la feria
por
mi corazón queda transformada
pura,
despojada de los malos sabores
y
los asuntos del desprecio.
A través del
licor “la deliciosa fiesta”, dejará los
“malos momentos” atrás.
Entro
así,
parecido
al ganador de las mañanas
o
al pájaro que roba la última estrella.
Esta
es mi suerte
y
así quedan mis dados,
mis
cartas entre los paños amos del azar.
Hay una esperanza
de dejar todo en el pasado. Los “dados”, las “cartas” sólo son parte del azar.
Una
mujer alumbra este rostro
desde
muy lejos.
Hecho
por su amor,
a
ella debo el fulgor de mi boca
y
el baño que en mis labios se brinda
cuando
la belleza me posee.
Una mujer “desde
muy lejos” alumbra su rostro y es a ella que debe el fulgor de su cara.
Luzcan
en mi elogio muy altos sus senos,
conviértanse
en el lirio inmortal.
Los senos de
esta mujer son motivo de elogio y de inmortalidad.
Amigos,
desertores del salto,
huidos
de las mieles del juego.
¿En
qué parte, diseminados,
siembran
los años de compañía
y
lloran, por nostalgia,
las
pequeñas glorias pasadas?
Se queja del
pasado, de los amigos desertados de los compromisos y de lo compartido.
A
cada día
el
cielo se hace espeso
y
andan lentas las naves.
Todo se
enlentece.
Alarguemos
este amor
y
el único rocío de los besos.
Un
brindis, un brindis para ti,
precioso
amor ido,
o
venidero
o
de nunca jamás.
Un brindis por
el amor ido, por el que vendrá, por el que nunca vendrá.
Y
aunque muera esta rosa roja
y
mi frente sea un día coronada por la rosa blanca
quedará
en los aires un íntimo y purificado placer.
Sin embargo, el
amor habrá valido la pena aún después de la muerte. De aquí la sustitución de
la “rosa roja”, símbolo de amor por la “rosa blanca” símbolo de muerte?
Por
más que no me llamen los aires
estará
el aroma vivo
y
la alegría bordará la tierra.
Será feliz a
pesar de que el aire no lo llame.
Si
no se conoce mi nombre
me
llamo el viajero,
el
que no alcanza a ser la flor trinitaria.
Se llama “el
viajero” a pesar que no alcanza a ir a todas partes.
Pero
hoy te poseo, sol,
no
menos que las espumas
o
los peces ocultos.
El sol es suyo
al igual que otros elementos de la Naturaleza (espumas, peces)
Tiempo
hace que mi padre abandonara la ciudad,
pero
mi presencia le da créditos.
Y,
constantes,
las
altas montañas derriban la luz,
y
los caballos juegan sobre el oro
bajo
el último sol.
Su padre ya no
está en la ciudad, ¿ha muerto?. Aún así, las “altas montañas”, “los caballos” y
la presencia del “sol” y su propia presencia, le permiten representárselo “pero
mi presencia le da créditos”.
Hermanos,
qué lejos,
qué
aire tan diferente respiramos hoy,
en
tu boda.
¿No
hubo lágrimas?
¿No
se manchó el traje de alba
ni
hubo lluvia mientras se dormía?
Un matrimonio
que cancela las posibilidades de su amor pero, al parecer, en esa boda no
ocurrió lo esperado: lágrimas de emoción, no se ejerció al acto sexual “¿No se
manchó el traje de alba,” el traje blanco?.
¿Pensará
alguien en nosotros
ahora,
frente a la llanura,
cuando
acontece el descenso de ciertas aves?
La naturaleza
(“la llanura”, “las aves”) su visión hace surgir la duda sobre si seremos
recordados a través de esa misma Naturaleza.
Qué
larga la tarde
y
dada a la meditación.
Pronto,
al árbol que miro cerca de la noche
aparecerán
densas riberas
brillantes
hacia el cielo.
La Naturaleza
(“el árbol”, el río, el cielo) invita a la meditación que será triste.
Por
todo esto que peso
y
comparo al paso de los vientos
veo
que debo ser algo triste.
Pero
en un instante soplo la nostalgia
y
arranco de mí la alegría
como
a la más bella flor de mi cuerpo.
Intenta dejar la
nostalgia atrás y sustituirla por alegría
Y
al paso de los astros,
las
gentes muertas
y
los hechos desaparecidos
brindo
a los ocultos
los
desconocidos pájaros del rodeo próximo,
diciéndome
que no retornaré más nunca.
Quiere alejarse
de ese paisaje, olvidar hasta a las “gentes muertas”, no regresar: a la
contemplación de la Naturaleza, a ese espacio que le trae recuerdos dolorosos?
Y
así comienzo mi aventura.
Y así, comienza
otra experiencia de vida.
SALUDOS
Saludos,
precioso pájaro.
Y
no abandones el oro de las plumas
entre
aquellas nubes
ni
pierdas el canto en el dominio de los truenos.
No
sea que pases del cielo
y
quedes preso en los astros.
Saludo al
pájaro, a su belleza áurea a su canto, no sea que se pierda de este mundo.
De
viajes, cuánto se ha perdido,
cuánta
ola estrellada en el acantilado,
mientras
tus alas
robaban
fulgores al poderoso perro del cielo.
Y
cuánto de lluvias,
de
verano, de hierba roja
por
la implacable estación.
O
de gris, nieblas y continuado fantasma
frente
al joven enamorado de barcos.
Los
vecinos perdidos,
el
llanto de amigos
que
he visto secar en paños
por
olvidos e irremediable paso.
Ni
qué decir de la muchacha
cuyo
pecho hasta ayer fuera tan liso
y
que luego se ha visto
como
exquisito racimo.
Que no se pierdan
las personas, los vecinos como otras
tantas cosas, entre ellas, el tono de un seno que, por el paso del tiempo se ve
caído.
Saludos.
Pero,
amigo de viajes,
¿cómo
poder contar las pérdidas,
ventas
que se han hecho,
nuevas
adquisiciones?
Y
si la modesta familia
vende
las posesiones de provincia
y
compra apartamentos confortables,
¿no
hemos vendido al corazón
y
una y otra vez
cambiado
los pareceres de conciencia
para
entender mejor las noticias a la semana?
Se queja el
poeta del abandono del campo, de la Naturaleza en beneficio de una modernidad.
El pájaro como símbolo de viaje
Y
mientras tú por el pasado año
te
entregabas a los aromosos cielos del norte,
aquí
las muertes y los nacimientos
cambiaban
las cuerdas del buque
y
hacían trastabillar al viejo.
Y
mientras robabas a ese perro
los
bellos fulgores,
el
oro para majestad en tus alas,
los
cambios de ciudad,
las
venidas al amor,
los
cantos de una ilusionada nube
que
nos ahogara en deseos
pintaban
nuevas y extrañas figuras
en
la quilla del buque.
Nuevamente se
queja del abandono de la provincia.
Y
entretanto no había más
que
el incesante brillo
y
el incesante batir de esas alas
sobre
espumas y ciudades,
sobre
campiñas y lejanas praderas;
más
allá de las torres establecidas por la caída de noches.
No
había más que esos ojos absortos,
fijos
hacia el norte o el sur,
la
cola firme,
a
manera de timón,
y
el impulso
y
la ruta que algún hilo indicaba.
Y
el cielo, y los aromas
de
flores muertas o recién abiertas
y
los aires cambiantes.
Y
nada más había para ti,
amigo
de viajes;
las
idas, los regresos
encontraban
esas pupilas
quietas,
serenas, tendidas
en
medio a las carreras que el cielo juega.
Es muy
importante esta simbolización del pájaro como “amigo de viaje” pero que va y
regresa. El viento no lo detiene. Nada detiene al pájaro en una especie de
viaje eterno retorno, de ir y venir.
Saludos.
Apenas
para ti hay tiempo de cantar
en
el delicioso jardín
y
sacudir en el estanque las alas,
allí
donde el viento no ha podido vencer.
EL NADADOR
Seas
bello, joven nadador,
levantado
sobre las aguas,
ajustadas
tus piernas y cada brazo al muslo.
Bello
como el mástil que alcemos al día soñado.
Se realza la
bella del cuerpo de un “joven nadador”
Ni
tus cabellos sean irrespetados por el viento
ni
tus labios tiemblen.
Más
bien parezcas al sol,
divino
en su postura, y, desnudo,
seas
como rosa amanecida hoy para la aventura mortal.
Que nada turbe
esa belleza, que se parezca al sol “Mas bien parezcas al sol,/divino en su
postura”. También que “seas como la rosa amanecida”
Sólo
un pájaro distinto
descendiente
del más alto ramo del cielo
sea
igual a tu cuerpo
en
la maravilla del salto.
Al
desafío de los aires
penetras
sus dominios
y
en la caída silbas tu cuerpo.
Ni
una rápida estrella
igualaría
esa delicadeza:
el
arco mágico de tu pecho
que
se avalanza al agua desconocida.
Lo compara con
un pájaro distinto
Seas
impuesto sobre los voraces
y
la gran injuria de la espuma
errante,
sabia de otros odios,
no
llegue a tu boca
ni
entre a tu garganta como el leopardo de muertes.
Que se imponga a
la espuma del mar.
Pase
un navío cerca tuyo,
bellas
sus velas, altos sus mástiles,
con
aves en derredor.
Y
te sea descendida una embarcación de descanso.
Que pase cerca
de él un barco, rodeado de aves (como una ofrenda) y le cedan una embarcación
de descanso.
Caiga
del cielo un ramo salvador
y
asido al fulgor de sus hojas
abraces
el día siguiente.
O
más bien te sea otorgada una isla
toda
llena de la flor pasionaria.
Seas
salvado, joven nadador,
hoy
allí, frente a la casa del cielo.
Lejos
sólo una llama, débil palma
preciada
como salvación.
Las
aguas caídas en los años pasados
no
desconozcan al joven nadador
Que sea
reconocido por las aguas.
ni
dejen de tejer sus paños en el día triste.
Y
traiga el encanto dorados caballos
y
el cielo de aquella ciudad
donde
el invierno llora.
Baste
para él el amor,
igual
que antes bastara la margarita
para
sus elevados misterios.
Y
brille siempre el aire sobre él
y
una luz sea sobre su cabeza.
Recuérdese
para el joven nadador
los
altos árboles
en
los montes esbeltos y soberbios
a
la hora de la muerte y la huida de aves celestes.
Que no sea
olvidado el joven nadador
Quien
fuera sueño de los días,
oro
a los ríos,
recordador
del sol;
bien
va sobre las aguas
a
terminar su corazón en los temibles hielos,
la
garza helada de las alturas.
No
bastan los ejercicios de esta adorada ribera,
se
escuchan por el monte los terribles lobos.
No
basta la contemplación:
Perseguidos,
como la flor astromelia
igualmente
asesinada.
Y
en tiempos ya ajenos a la memoria
un
resplandor devora su casa.
Aparece
en su corazón un ramo,
una fragante maceta de lirios,
un
apasionado y rebelde astro.
Un
ave larga y radiante
pasa
sobre los ojos para el efecto de maravillas:
Un
reino para ti,
joven,
bello nadador,
para
holganza de tus miembros.
Y
esta extraña mansión alza sus tigres a las estaciones,
a
las lenguas del astro.
Sean
entonces los sueños arrancados al cielo
por
un joven que abre sus brazos al agua desconocida,
ajeno
a toda perfidia.
A
pesar de la luz maldita,
la
perdición de estas hojas que bailan las nubes,
las
furiosas bestias habitantes del corazón.
Aparezcas
no comido por el vestido cruel,
no
atrapado en redes, la traición
y la humillación de los rangos altos.
Seas
el limpio, dulce paño de las noches,
y
aparezcas, joven, bello nadador,
arriba
del milagroso altar,
igual
que la estela invitadora al bien.
Seas
llevado por los días,
el
mar, gran atormentador de los navíos solitarios,
el
agua armada,
puro
de orfandad, sano sobre los peligros.
Vayas
siempre asido al cielo
sobre
las brisas y altos fuegos de tormento.
Digno
amparado de la luz,
joven,
bello nadador,
hoy
y para siempre colocado más alto que esta flor limpia
salida de tu boca a los
terribles,
locos, voraces cielos
a
que se enfrenta el corazón.
Queremos incluir aquí un poema de Palomares que pertenece
al poemario El Paisano (1964) y que ha llamado nuestra
atención:
CULEBRA
Echando candela, metiéndose en los oídos, bebiendo sangre
allá está, calladita
dejándose arrastrar
y como vino entre el viento, allá está
en el cuarto donde se come los pájaros
—les comió las plumas y las alas y después las patas
pero la cabeza se le va a atorar
y va a comenzar a cantar a medianoche
y se va a mover por los espejos
y a agarrarse de la cabeza del diablo que está en los
rincones
y a decir ay
porque esa culebra tiene muchos diablos
y el sol le cayó encima
y por eso anda por todas partes, mordiendo, mordiendo,
hasta que se lo lleva a uno al infierno (Palomares El reino, Paisano... 64)
A simple vista, este poema parece ser producto de una reminiscencia infantil. Se describe la actitud grotesca (o simplemente realista de una culebra). No obstante, la culebra se come a un pájaro y la cabeza de éste parece que "se le va a atorar". Así, la culebra comienza "a cantar a medianoche.../ y a agarrarse de la cabeza del diablo que está en los rincones". Resulta que la culebra "tiene muchos diablos" y anda mordiendo por todas partes "hasta que se lo lleva a uno al infierno".
Una culebra que se come un pájaro pero la cabeza del pájaro se le atasca y comienza a cantar pero el ser diablo de la culebra prevalece y continúa mordiendo hasta que mata a alguien.
Textos citados:
Chacón, Alfredo. La
izquierda cultural venezolana 1958-1968, ensayo y antología. Editorial
Domingo Fuentes. Caracas, 1970
Palomares, Ramón. Biografía. Literatura Venezolana. Web. 20 jul. 2011. 9 marzo de
2013. http://somosliteraturavenezolana.blogspot.com/2011/07/ramon-palomares.html
Palomares, Ramón. El reino, Paisano, Adiós Escuque y otros poemas. Ediciones Actual. Universidad de los Andes. Venezuela. Web. 9 marzo 2013. http://www.direcciondeculturaula.com/pdf/libros/el%20reino.pdf
Sanoja Hernández, Jesús. “Premios y Poesía”. Tabla Redonda, No. 4. Dic. 1959. Pág. 10.
Por Libia Kancev D.
P.D.: Excusas por la diferencia de colores en el texto.
Caracas, 9 de marzo de 2013.
Caracas, 9 de marzo de 2013.
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