viernes, 28 de febrero de 2020

La hija de la española




     







“La Venezuela que yo echo de menos ya no existe”




Antes de leer La hija de la española (2019) me negué a conocer cualquier crítica sobre la misma, no quería tener ninguna influencia previa al respecto.

La autora de esta novela es la periodista venezolana, Karina Sainz Borgo (Caracas, 1982).

Cuando Anneris Tovar me prestó La hija de la española, que trajo de España, me dijo: “se lee rapidito” lo cual resultó cierto y creo que el motivo de ello es que la mayoría de los hechos narrados me son absolutamente conocidos, muchos de los cuales viví en persona, de otros me enteré a través de las redes sociales y hay otros que no pongo en duda por lo que ha sido lo que una vez fue llamada la “revolución bonita”. El calificativo de “bonita” se puede sustituir, sin dificultad, por el de macabra… Estoy segura que muchos habitantes del país pueden decir lo mismo que yo.

La hija de la española relata diversos hechos que han ocurrido en Venezuela en los últimos años como consecuencia de la llegada al poder del ya fallecido Hugo Chávez, al que, por cierto, Sainz Borgo no llega a mencionar en ningún momento, cosa que no es necesaria para los que vivimos en Venezuela pero sí podría serlo para alguien que no tuviera mayor conocimiento de la situación política, social, económica y cultural que se vive en nuestro país.

La hija de la española narra los hechos que se sucedieron en Venezuela, en especial en el año 2017, cuando se daban protestas casi a diario en contra del gobierno, usualmente protagonizadas por jóvenes y por la policía o los militares, en especial, la Guardia Nacional, con un saldo nada despreciable de heridos y muertos. También la vivencia de los jóvenes que eran detenidos en la llamada La Tumba ubicada en Plaza Venezuela.

Por otra parte, la cruel realidad de los llamados colectivos, constituidos por civiles armados (que usualmente se desplazan en motos) dedicados a intimidar y atemorizar a la población civil que pretendiera mostrar su inconformidad con el gobierno y cuyo control, en muchos momentos, parecía írsele de las manos al propio gobierno.

La autora también señala, aparte de la gran dificultad para conseguir alimentos, las colas y otros, la corrupción generada a través de la distribución de alimentos subsidiados por el gobierno (las llamadas cajas CLAP) que han fungido como un claro  mecanismo de control social. Otro tema central es el de las amenazas (muchas llevadas a la realidad) de la invasión de la propiedad privada. De hecho, a Adelaida Falcón, la protagonista de la novela,  cuya madre había muerto recientemente y con quien tenía una relación muy estrecha, le invadieron su apartamento, sin tener la mínima opción de exigir su devolución. Este hecho (la invasión) hace que se traslade al apartamento de una vecina para buscar ayuda, consuelo, etc., resultando que la halla muerta en la sala. A esta mujer le decían “la hija de la española” porque realmente era hija de una española que había emigrado a Venezuela por los años cincuenta y que ya había muerto. Adelaida decide tomar la identidad de “la hija de la española” y termina yéndose a Madrid.

Hay algo que tiene La hija de la española que no podemos dejar de mencionar  y es que no parece contener ninguna esperanza para los que nos quedamos y eso es duro, muy duro. Así lo siento.

La hija de la española es, sin duda, una novela bien escrita que narra, bajo el escudo de la ficción, una realidad reciente de nuestro país que nos ha marcado. La hija de la española es el testimonio escrito de esa realidad.



Escrito y publicado por Libia Kancev.


lunes, 13 de enero de 2020

Cuerpos y Almas





Acabo de terminar de leer Cuerpos y Almas (1943) del escritor francés Maxence Van der Meersch (Francia, 1907-1951). Había adquirido este libro hacía mucho tiempo en un librero de viejo y mientras  limpiaba mi biblioteca este diciembre pasado lo hallé y me propuse leerlo.

Realmente a veces uno guarda joyas sin siquiera imaginarlo. Puedo afirmar que Cuerpos y Almas es una de las mejores novelas que he leído.

Se trata de una historia de la medicina novelada en la Francia del siglo XX (principalmente en las primeras cuatro décadas) con diversos personajes principales. Dentro de las patologías que más se comentan están la sífilis y la tuberculosis cuando no existían sus tratamientos eficaces. También es la época en que se anestesiaban a los pacientes con éter o cloroformo o se operaban los pacientes despiertos solo bajo el influjo de la morfina.

También se describe los inicios del uso del  curare para provocar convulsiones en los pacientes psicóticos, el cual, por cierto fue ineficaz por la presencia de efectos colaterales muy graves como la fractura de huesos, en especial de la columna vertebral.  Por otra parte, se vislumbra la aparición del electrochoque en pacientes psiquiátricos.

Otro tema esencial de Cuerpos y Almas tiene que ver con la visión de los médicos sobre el ejercicio de su profesión, entre las cuales está la “medicina sintomática” y la medicina integral. También el aspecto moral de este ejercicio relacionado con las ansias de “hacer dinero”. Pienso que sería muy interesante leer y discutir este libro, con toda su temática,  en la actualidad y evaluar los cambios que se han dado en la Medicina desde entonces.

Cuerpos y Almas tiene una base cristiana. De hecho, en la contraportada de la novela, se hace mención de que Meersch era seguidor  de las bases del Humanismo cristiano del filósofo francés Jacques Maritain (1882- 1973). El humanismo cristiano es una filosofía política que defiende la plena realización del hombre y de lo humano dentro de un marco de principios cristianos

Se trata, en fin, de una novela altamente recomendable.

Escrito y publicado por Libia Kancev.




miércoles, 23 de octubre de 2019

El idiota



“Yo he de creer, por ejemplo, que si una casa se derrumba y nos va a caer encima, nos subyuga el deseo de detenernos, de cerrar los ojos y esperar lo que venga, sea lo que sea…” (pág. 71).


Posiblemente, Crimen y Castigo (1866) sea el libro más leído de Fiódor Dostoiewski  (Rusia, 1821-1881). Hace poco hice una relectura de ella que me aportó una nueva visión sobre este genio de la novela psicológica y filosófica que, sin duda, es Dostoiewski, considerado dentro de los máximos exponentes de la literatura universal.  También releí El Jugador (1866) que expresa, mejor que cualquier texto científico lo que significa una adicción, en este caso, la adicción al juego, planteándose que dicha adicción puede ser superior al amor.

Ojeando en mi biblioteca, en una que tengo en la sala porque la verdad es que tengo libros en todo mi apartamento, me encontré con El Idiota (1869) y, para mi sorpresa, no lo había leído. Lo sé, no tanto porque no recordara su temática sino porque no estaba firmado por mí. Sólo al haber terminado de leer una novela, cuentos, poesía, etc., es que procedo a ponerle mi nombre y el lugar y la fecha cuando lo leí. También puedo escribir algún comentario dependiendo de los efectos que el libro haya dejado en mí.

El Idiota, novela de 665 páginas, consta de cuatro partes. Tiene varios personajes significativos pero su protagonista principal es el príncipe Leo Nikolaiyevich Myshkin, catalogado, en diversos momentos como un idiota.

Mientras leía esta novela y, duramente mucho tiempo no lograba entender por qué lo llamaban así, sencillamente veía a Myshkin como un hombre bueno, decente, comprensivo, gentil que, a pesar de que no era un hombre instruido, era un hombre inteligente con unas posturas acerca de la sociedad rusa, la política, la religión, bien interesante.

Otro aspecto importante es que Myshkin era un hombre en extremo compasivo, tanto que confundía la compasión con el amor, elemento este clave para comprender la novela.

Pero poseer los adjetivos antes mencionados no encajaba en su círculo por lo que, más temprano que tarde, volvía a ser definido como un idiota, como El príncipe idiota, nombre que también se le dio a esta novela.

Se ha dicho que Dostoiewski  era epiléptico, de ser así, éste constituye un rasgo autobiográfico puesto que el príncipe también padecía de epilepsia desde su infancia, habiendo sido sometido a tratamiento en Suiza donde, al final de la novela, acaba siendo recluido sin esperanzas de mejoría.

El idiota cuenta con múltiples personajes: Nastaya Filippovna, la familia Yepanchin,Varya, Ganya, Kolya, Lebedev, Rogozhin, Hipólito, el señor Radomsky y otros. Cada quien, en su momento, juega roles importantes alrededor de la vida del príncipe Myshkin.

Un aspecto bien llamativo es que Dostoiewski, en ciertos instantes, nos habla, es decir, a los lectores para explicarnos su dificultad para narrar ciertos hechos, advirtiéndonos que, por lo tanto, los escribirá tal y como sucedieron. Entonces, nos hallamos con situaciones verdaderamente incomprensibles no pudiendo dejar de pensar que, muchas veces,  así es la vida de las personas.

Otro dato es que, mientras leemos El idiota, nos sorprendemos pensando que estamos viendo y escuchando una obra de teatro.

El idiota es una gran novela. Podría afirmar que supera a Crimen y Castigo.


Escrito y publicado por Libia Kancev.

Bibliografía
Dostoiewski. Fiódor. El idiota. Ediciones Zeus. Barcelona, España. 1966.

jueves, 10 de octubre de 2019

El hombre que amaba a los perros


A Anneris Tovar, por su gentileza…



Nuevamente la gentileza de Anneris Tovar, profesora jubilada de la Universidad Central de Venezuela, me permitió la lectura de una novela. El turno fue para El hombre que amaba a los perros (2009) del escritor Leonardo Padura (La Habana, 1955).

Esta novela es, probablemente, la que ha hecho más famoso a Padura aunque otras protagonizadas por el personaje Mario Conde son, todas, bien interesantes.

El hombre que amaba a los perros me pareció, en un principio, algo enrevesada pero, paso a paso, la lectura se me fue haciendo más clara.

Podríamos decir que el tema central es la historia de vida de Ramón Mercader (España, 1913-Cuba, 1978), espía español, entrenado para asesinar al revolucionario León Trosky (Ucrania, 1879-México, 1940) acto que Mercader lleva a cabo y por el cual estuvo veinte años preso en diversas cárceles mexicanas. Es decir, la novela está basada en un hecho real, no obstante, sabemos que no se trata de una novela histórica sino que sigue siendo literatura, haciéndonos recordar esas controversias de hasta dónde es historia, hasta dónde es literatura, hasta dónde es ficción, hasta dónde es realidad.

A pesar de lo anterior, la novela también nos narra la vida de Trosky, gestor y propulsor de la llamada Revolución bolchevique junto a Lenin (Rusia, 1870-1924). A través de El hombre que amaba a los perros, se nos revela a un hombre de recia personalidad, persistente, luchador, de clarísima inteligencia, con una impresionante capacidad para soportar sufrimientos muy particulares de la vida, como es la muerte de los hijos, algunos de los cuales fueron asesinados.

Recordemos que Trosky y Iósif Stalin (1878-1953) sufrieron graves divergencias políticas. Trosky es expulsado de Rusia y, prácticamente, desde ese instante (o ya antes) su vida estaba sentenciada. Es conocido que Stalin lo manda a matar.

Hay varios aspectos que particularmente me llaman la atención en esta novela. Entre ellos, la fortaleza de Trosky y su cierta capacidad de autocensura en relación a cómo ayudó a liderar una Revolución y ciertos errores cometidos, entre ellos, la muerte de muchísimos soviéticos, la ley impuesta por Lenin sobre el hecho de que el Partido Comunista no podía tener líneas de pensamiento distintas sino que ha debido dejarse libertad de pensamiento tanto para que otros comunistas expusieran otras ideas, así como para que el pueblo ruso pudiera hacerlo.

El comunismo no es más que una utopía, intrínsecamente irrealizable, eso pienso, porque los seres humanos no somos iguales. He dicho, muchas veces que, somos iguales pero somos diferentes.

Otro aspecto interesante, tiene que ver con la vida de Mercader y la relación con su madre, sin la que, tal vez, Ramón Mercader no se hubiera convertido en un asesino. La relación es de carácter amor-odio con un contenido erótico importante. Recordemos los besos que le daba su madre en la comisura de sus labios dejándole siempre un sabor particular. Guardando las distancias, me atrevería a pensar que es como si el complejo de Edipo nunca se hubiese cortado, más aún ante la presencia de un padre maltratador, en especial de la madre.

Otro aspecto insoslayable es la maestría de Padura para dejar plasmada la caída de un ideal que, hasta la fecha, ha demostrado ser, tanto en lo individual como en lo colectivo, muy dañino. Nos referimos al comunismo, en este caso, en Rusia (convertida en la Unión Soviética, para luego dividirse) como en Cuba. Imposible evitar que se nos hiele la sangre al ver, al vivir lo que sucede en Venezuela.

Otro aspecto curioso es la correlación del título que parte de un cuento del escritor norteamericano Raymond Chandler (1888-1959) con el amor que le tenían a los perros tanto Trosky como Mercader.

El hombre que amaba a los perros, una muy buena novela que vale la pena leer.




Escrito y publicado por Libia Kancev.



viernes, 16 de agosto de 2019

Diarios 1984-1989. Sándor Márai



                                                                                                         
A José Moreno Colmenares
      In memoriam






En octubre de 2014, el hombre, que ya contaba con 86 años y que jamás había requerido una hospitalización ni había padecido ninguna enfermedad grave adquirió los Diarios 1984-1989  del escritor húngaro Sándor Márai.

Se trataba de un lector constante, voraz lo que nos llevaba a pensar que tenía una sólida formación intelectual.

Su vida familiar y profesional  siempre fue exitosa. Había trabajado por años en el Banco más importante del país y dirigido la Escuela de Economía de la también muy prestigiosa Universidad Central de Venezuela.

Sabemos que JMC leyó los Diarios.

Anoche terminé de leer Diarios 1984-1989. Desde hace algunos años he conocido la literatura de Márai  y, francamente, me ha gustado mucho, no sólo por las diversas temáticas que aborda sino cómo lo hace.

Como es sabido, Márai tuvo que salir de su país (1948) y exilarse en los E.E.U.U. posterior a la llegada del comunismo en Hungría, donde su obra fue execrada y por ello Márai se convirtió en un desconocido para las generaciones subsiguientes en su país y en todo el mundo y fue en años más recientes que fue dado a conocer.

Los Diarios me llegan a través  de una persona que conocí en el Centro Médico donde trabajo, la profesora universitaria jubilada, AT.  El 16 de marzo de este año su esposo, JMC, falleció. A. me ha prestado casi todos los libros que he leído (y aún leo) del también excelente escritor cubano Leonardo Padura (1955).

Hace seis días, A. me llama para confirmar si he recibido los Diarios y para contarme algo que la ha impactado mucho. Me dice que ella no ha leído los Diarios sino que sólo J lo había hecho. Comenta que, mientras esperaba en la sala de espera –valga la redundancia- del Centro se puso a ojearlos y, para su sorpresa, J había subrayado una serie de párrafos que la llenaron de sorpresa y estupor: todos ellos referente al sentido de la vida y la muerte a partir de la vejez.

JMC. subrayó, en octubre de 2014 lo siguiente:

“Quien sigue en este mundo después de cumplir los ochenta se limita a llevar una existencia vegetativa, no una auténtica vida; a estas edades ya no se vive por algo, simplemente se vive (41).

“A veces el diablo nos susurra al oído. No tenemos que buscarlo muy lejos: está en nosotros” (53).

“Siento una flojedad como la que se experimenta antes de la muerte, cuando uno ya ni protesta. Todavía puedo andar, pero sólo con la ayuda de un bastón. Sin embargo, sigo escribiendo y pensando, aunque también con bastón” (53).

“Me siento enfermo, consumido por un extraño mal –tal vez el cáncer que acabó con mi padre-, aunque seguramente sea sólo la vejez, que me seca por dentro…La muerte comienza cuando empieza a parecerte una contingencia no tan imposible. Durante ochenta y cuatro años no lo he considerado algo probable, y tenía razón” (70).

“No sé si tendré fuerzas, porque después de los ochenta y cinco puede pasar que ‘la sangre se te haga densa, el cerebro se te agote’” (74).

“El hombre siempre es consciente de la muerte, considera que esta forma parte natural del argumento incomprensible y complejo de la existencia., pero sólo de una forma intelectual. Después viene un período en el que uno asume que morirá. No es un sentimiento trágico, sino más bien un sosiego, como lo que se experimenta cuando se llega a comprender un misterio tras muchas cavilaciones” (98).

“Espero que la muerte me alcance antes de quedar ciego del todo. ‘Saltar de los sueños a la muerte’” (104).

“Estoy cansado, ya no rechazo la muerte. No la deseo, pero tampoco la rechazo” (110).

“No tengo planes de suicidio, pero si el envejecimiento, la debilitación, la pérdida de mis capacidades avanzan al mismo ritmo, es bueno saber que podré acabar con ese humillante deterioro en cualquier momento, y no tendré que temer lo peor: terminar en uno de esos vertederos institucionales, en un hospital o una residencia de ancianos” (143).

No sabremos qué lo habrán puesto a pensar estas frases pero, sin duda, algo le hicieron pensar.

La lectura de los Diarios de Márai constituyó, para mí, toda una experiencia de lectura y creo que no pasaría por alto en ninguna persona ya de cierta edad.

Bibliografía.
Márai, Sándor. Diarios 1984-1989. Editorial Salamandra. Barcelona. España. 2008.

Escrito y publicado por Libia Kancev.

martes, 30 de julio de 2019

La literatura de Leonardo Padura Fuentes




Leonardo Padura Fuentes



La lectura, casi en seguidilla de Pasado perfecto (1991), Vientos de cuaresma (1994), Máscaras (1997), Paisaje de otoño (1998), Adiós, Hemingway (2001), La Neblina del ayer (2005), La Novela de mi vida (2002), La Transparencia del tiempo (2018) y Herejes (2013) del escritor cubano Leonardo Padura Fuentes (1955) ha constituido toda una experiencia literaria para mí.

Padura es muy buen  escritor. La frase anterior puede parecer retórica, pero no, no se trata de retórica sino de una verdad insoslayable pues su literatura goza  de inteligencia, coherencia, produce un interés persistente durante toda la lectura y, otro aspecto muy importante, conocimiento que, independientemente del grado ficcional que contienen estas obras, sabemos que hay elementos de realidad que, literalmente,  pueden helarte la sangre (punto del que hablaré más adelante).

Padura ha sido clasificado como un escritor de novela negra y, es cierto, todo lo que he leído de él es novela negra, hasta La Novela de mi vida que, en paralelo, narra la vida del llamado Poeta Nacional de Cuba, el gran José María Heredia y la vida de Fernando Terry, un cubano que optó por exiliarse y que luego regresó a Cuba con el fin de dilucidar ciertos aspectos de su vida que lo atormentaban y buscar la “novela de la vida” de Heredia que no encuentra pero que, simultáneamente sí pues la conocemos a través de esta gran experiencia de lectura.

Es interesante recordar que la novela negra latinoamericana tiene, entre sus características, el hecho de ser una fuente de denuncia y Padura lo hace de una manera que me impresiona como “natural”, lo cual quiere decir que lo que denuncia es imposible de no denunciar porque forma parte de su vida. Padura ha vivido toda su vida en Cuba, aunque España le concedió la nacionalidad española, sin embargo, el también autor de El hombre que amaba a los perros (2009) declaró, en una entrevista, que necesitaba estar en Cuba para poder escribir.

Ahora no puedo afirmar que leí El Hombre que amaba a los perros que, pienso, es la novela que me hizo conocido a Padura. Sé que la compré (cuando se podían comprar libros en Venezuela), de qué trata en general y que la obsequié a un cuñado atraído por la literatura, así que, desde ya pienso en su rescate puesto que mi cuñado se fue a vivir a Madrid y no creo que se la haya llevado.

Como sabemos, Padura es el creador del personaje detectivesco Mario Conde. Se trata de un hombre inteligente, de grandes intuiciones y premoniciones, con un sólido concepto de la amistad, bebedor y fumador empedernido, con un deseo que, hasta las novelas ya mencionadas, no ha podido lograr, como lo es dedicarse a la escritura, (escribir un “relato escuálido y conmovedor”), vivir en una casita frente al mar y pescar.

En la novela Paisaje de otoño, Conde se retira de su trabajo como policía, trabajo ejercido con grandes logros, en las subsiguientes novelas es buscado para ayudar en la resolución de casos como en Adiós, Hemingway, La Neblina del ayer, en La Transparencia del tiempo y en Herejes, es decir que, Conde es un detective por naturaleza y de pronto pienso si esa característica no tiene mucho que ver con el gusto por la lectura y la escritura. Posterior al trabajo policial, Conde se dedica al negocio de  búsqueda y compra- venta de libros.

Hay un tema dentro de las novelas de Padura que es imposible pasar por alto y más dentro de mi condición de venezolana que vive en Venezuela. La escritura de Padura, aparte de los hechos detectivescos medulares que relata, también hace referencia, en muchas ocasiones, a cómo es la vida en Cuba. Entre ellos, señala la cuestión de las dificultades de alimentación del cubano común (sustentado por la llamada tarjeta de alimentación); la decadencia de las casas y edificaciones, el tema de la migración, no sólo de los cubanos que salieron de Cuba con la llegada al poder de Fidel Castro en 1959 sino los que han salido después arriesgando fuertemente sus vidas: la corrupción y, al fin y al cabo del tema del socialismo que, en definitiva, parece ser una gran farsa de vida. Una vida triste…

Padura, hace decir a Conde sobre su pertenencia (y la de sus amigos) a la llamada “generación engañada”. La generación engañada hace referencia a aquella generación de cubanos que no pudieron ser lo que deseaban sino lo que se supone que debían ser según las necesidades del país, obligándolos a responder a una supuesta necesidad histórica.

Muchas de las cosas que narra Conde ya han sucedido en Venezuela. Ojalá podamos, más temprano que tarde escapar de ese destino que la literatura de Padura muestra.
Leonardo Padura ha obtenido diversos premios, entre ellos, el Hammett en dos ocasiones, en 1998 y en el 2006. Dicho premio, es otorgado a la mejor novela policial escrita en español.


Escrito y publicado por Libia Kancev.

Caracas, 29 de julio de 2019

martes, 3 de enero de 2017

Tieta de Agreste

“De amor no se muere, se vive”

Desde hace tiempo tengo el hábito de seleccionar una novela para leer en el mes de diciembre. Una novela que me hiciese compañía con el frío y cierta soledad  que experimento en ese mes. En 2016 la novela escogida, mientras limpiaba una de mis bibliotecas, fue Tieta de Agreste (1976-77) del escritor brasileño Jorge Amado (1912-2001).

Tieta de Agreste no me resultaba un texto desconocido. Su título trajo a mi memoria el nombre de Sônia Braga (1950) la excelente y muy sensual actriz brasileña que no sólo protagonizó la novela sino la película del mismo nombre. No obstante, mis recuerdos eran fragmentarios.

Tieta de Agreste trata sobre una mujer, Tieta, que durante su adolescencia había sido expulsada de su pueblo (Agreste) por su padre en vista de que, desde muy joven, mostró signos de una vida libertina. Veintisiete años después, Tieta, quien siempre se mantuvo pendiente de su padre y hermanas, ayudándoles económicamente, regresa a Agreste para visitarlos y comprar una casa donde pasar su vejez cuando llegara.

Su regreso constituyó  todo un acontecimiento para el pueblo. Vino acompañada de una supuesta hijastra (Leonora). También era supuesto el hecho de que se había quedado viuda de un hombre rico llamado Felipe Cantarelli.

La estancia de Tieta en Agreste estuvo preñada de múltiples sucesos: regalos para todos los parientes y amigos, adquisición de dos casas: una en Agreste y otra en la localidad cercana de Mangue Seco-zona playera de exquisita belleza. También por la relación de amante que establece con su sobrino mayor (de 17 años) llamado Ricardo quien era seminarista.

Leonora, la hijastra, se enamora del secretario del Ayuntamiento de Agreste, Ascanio Trindade quien era un joven pobre pero muy emprendedor, romántico y deseoso del progreso de Agreste.

En fin, Tieta era considerada casi una santa al lado de la verdadera Santa Ana de Agreste. El envío de un telegrama a Sao Paulo fue suficiente para que a Agreste se le instalara luz eléctrica.

Gran parte de la narración gira alrededor del hecho de que una compañía, llamada la Brastanio,  productora de dióxido de titanio, rechazada de muchos lugares por su carácter contaminante, quería, mediante actos de corrupción, instalarse en Agreste, específicamente en el cocotal de Mangue Seco. Se genera así, diversas historias sobre  herederos del cocotal, pugnas entre ciertas personalidades de Agreste y Ascanio. Este último fue seducido por la Brastanio para que, una vez electo como Alcalde, expropiara las tierras del cocotal.

Finalmente la Brastanio, por el rechazo del pueblo de Agreste, no se instala allí. Leonora, arrebatada de amor por Ascanio le confiesa que ella no es hijastra de Tieta, sino prostituta; que Tieta no era ninguna viuda de Felipe Cantarelli sino dueña de una famosa casa de prostitutas en Sao Paulo. Ascanio se vuelve como loco y rechaza a Leonora y grita, a todo pulmón, la verdad.

De un momento a otro, Tieta deja de ser considerada una santa. Decide regresar con  Leonora, abruptamente,  a Sao Paulo.

Tieta de Agreste  es una historia bastante atemporal, es decir, que podría ambientarse en cualquier tiempo. Los temas del interés por el dinero, del poder, de la corrupción, de la sexualidad como tema primario del ser humano, son centrales. Mientras leía a Tieta  recordé a Doña Bárbara, también a Cien años de soledad.

Hay un elemento particularmente llamativo en Tieta de… Se trata de la participación del autor dentro del texto. Recordemos que hoy en día se ha puesto en duda la existencia del autor, incluso se habla de la “muerte” del autor.

Amado se involucra, bajo un supuesto manto de objetividad, haciendo referencia a los señalamientos del crítico de la novela y fijando posiciones sobre diversos tópicos mostrando su carácter socialista. Es notorio en este texto que somos conducidos por el autor.

Texto citado

Amado, Jorge. 1991. Tieta de Agreste. Barcelona. España. Editorial Plaza & Janes Editores, S. A.


Escrito y publicado por Libia Kancev.


Caracas, 3 de enero de 2017.