“La Venezuela que
yo echo de menos ya no existe”
Antes de leer La hija de la española (2019) me negué a
conocer cualquier crítica sobre la misma, no quería tener ninguna influencia previa
al respecto.
La autora de esta
novela es la periodista venezolana, Karina Sainz Borgo (Caracas, 1982).
Cuando Anneris Tovar me
prestó La hija de la española, que
trajo de España, me dijo: “se lee rapidito” lo cual resultó cierto y creo que
el motivo de ello es que la mayoría de los hechos narrados me son absolutamente
conocidos, muchos de los cuales viví en persona, de otros me enteré a través de
las redes sociales y hay otros que no pongo en duda por lo que ha sido lo que
una vez fue llamada la “revolución bonita”. El calificativo de “bonita” se puede
sustituir, sin dificultad, por el de macabra… Estoy segura que muchos
habitantes del país pueden decir lo mismo que yo.
La
hija de la española relata diversos hechos que han ocurrido
en Venezuela en los últimos años como consecuencia de la llegada al poder del
ya fallecido Hugo Chávez, al que, por cierto, Sainz Borgo no llega a mencionar
en ningún momento, cosa que no es necesaria para los que vivimos en Venezuela
pero sí podría serlo para alguien que no tuviera mayor conocimiento de la
situación política, social, económica y cultural que se vive en nuestro país.
La
hija de la española narra los hechos que se sucedieron en
Venezuela, en especial en el año 2017, cuando se daban protestas casi a diario
en contra del gobierno, usualmente protagonizadas por jóvenes y por la policía
o los militares, en especial, la Guardia Nacional, con un saldo nada
despreciable de heridos y muertos. También la vivencia de los jóvenes que eran
detenidos en la llamada La Tumba ubicada en Plaza Venezuela.
Por otra parte, la
cruel realidad de los llamados colectivos, constituidos por civiles armados
(que usualmente se desplazan en motos) dedicados a intimidar y atemorizar a la
población civil que pretendiera mostrar su inconformidad con el gobierno y cuyo
control, en muchos momentos, parecía írsele de las manos al propio gobierno.
La autora también
señala, aparte de la gran dificultad para conseguir alimentos, las colas y otros, la corrupción generada a través de la distribución de alimentos
subsidiados por el gobierno (las llamadas cajas CLAP) que han fungido como un
claro mecanismo de control social. Otro tema central es el de las amenazas (muchas llevadas a la
realidad) de la invasión de la propiedad privada. De hecho, a Adelaida Falcón,
la protagonista de la novela, cuya madre
había muerto recientemente y con quien tenía una relación muy estrecha, le
invadieron su apartamento, sin tener la mínima opción de exigir su devolución.
Este hecho (la invasión) hace que se traslade al apartamento de una vecina para
buscar ayuda, consuelo, etc., resultando que la halla muerta en la sala. A esta
mujer le decían “la hija de la española” porque realmente era hija de una
española que había emigrado a Venezuela por los años cincuenta y que ya había
muerto. Adelaida decide tomar la identidad de “la hija de la española” y
termina yéndose a Madrid.
Hay algo que tiene La hija de la española que no podemos
dejar de mencionar y es que no parece
contener ninguna esperanza para los que nos quedamos y eso es duro, muy duro.
Así lo siento.
La
hija de la española es, sin duda, una novela bien escrita
que narra, bajo el escudo de la ficción, una realidad reciente de nuestro país que nos ha marcado. La hija de la
española es el testimonio escrito de esa realidad.
Escrito y publicado por Libia Kancev.
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