viernes, 29 de abril de 2011

Entrevista a Dylan Thomas











Dylan Thomas nació en Swansea, (Gales) el 27 de octubre de 1.914 y falleció en Nueva York el 9 de noviembre de 1.953. Poeta, escritor de cuentos y dramaturgo. Éste autor es uno de los primeros que me hizo interesarme por la lectura de poemas. Los suyos me transmiten una fuerza particular difícil de describir. A continuación, les presento una entrevista imaginaria con Thomas, donde habla sobre su amor por las palabras y sobre el significado que para él tuvo la poesía.



Sr. Thomas, ¿cómo y cuándo comenzó a escribir poesía?

Inicialmente quería escribir poesía porque me había enamorado de las palabras. Los primeros poemas que conocí fueron los de las rimas de las canciones infantiles y antes de que pudiese leerlas, llegué a amar en ellas, simplemente, a las palabras en sí mismas.
Lo que ellas simbolizaban era algo de importancia muy secundaria para mí. Lo que me importaba era sus sonidos y esas palabras eran para mí notas de campanas, sonidos de instrumentos musicales, ruidos del viento, del mar y de la lluvia, traqueteo del carro del lechero, golpeteo de cascos sobre adoquines, caricia de dedos de ramas sobre el vidrio de la ventana, lo mismo que para alguien sordo de nacimiento podría ser el encuentro milagroso de la audición. También me interesaban los colores que las palabras proyectaban en mis ojos. Sé que esto puede sonar muy romántico pero así fue.

Reitero que me enamoré -es la única expresión que puedo concebir inmediatamente y todavía estoy a merced de las palabras, aunque ahora, al conocer bastante bien parte de su comportamiento, creo poder incidir sobre ellas levemente y hasta he aprendido a golpearlas de vez en cuando, cosa que parece gustarles.

Cuando aprendí a leer las rimas de las canciones infantiles y luego a leer otros versos supe que había descubierto la cosa más importante para mí. Estaban aparentemente desprovistas de vida, hechas sólo de negro y blanco pero de ellas, de su propio ser, emanaban el amor y el terror y la piedad y el dolor y el asombro y todas las demás abstracciones vagas que hacen a nuestras vidas efímeras, peligrosas , grandes y soportables.

Por otra parte, me gustaba sus formas, sus tonos, sus tamaños y sus ruidos, como ya dije. Mi amor por las palabras aumentó en el momento en que supe que debía vivir con ellas y en ellas para siempre. Supe, de hecho, que debía ser un escritor de palabras y nada más. Mi libertad primera y mayor fue la de poder leer todo y cualquier cosa que quisiera.

Empecé imitando cualquier cosa que estuviera leyendo en el momento. Aprendí que los trucos malos vienen fáciles y que los buenos, los que ayudan a decir lo que uno cree que es lo que quiere decir, de la manera más significativa, más conmovedora, eso... todavía lo estoy aprendiendo.

¿Cuáles fueron los autores que más influyeron en su escritura?

Permítame reafirmarle que las cosas que me hicieron amar el lenguaje por sobre todo y trabajar en y para él fueron los cuentos infantiles, las leyendas locales, las baladas escocesas, algunas líneas de los himnos, los relatos bíblicos más famosos y sus ritmos, los cantos de inocencia de Blake y la bastante incomprensible majestuosidad y tontería mágica de Shakespeare, oída, leída y casi asesinada en las primeras lecturas escolares.

Sr. Thomas, se ha dicho que Joyce, la Biblia y Freud fueron influencias dominantes en usted. ¿Qué hay de cierto en ello?

No puedo decir que he sido influenciado por Joyce, a quien admiré enormemente y cuyo Ulyses (1.922) y cuentos he leído mucho. Creo que ésto de Joyce surgió porque alguien alguna vez comparó la semejanza del título de mi libro de relatos Retrato del artista cachorro (1.940)con el título de Joyce, Retrato del artista adolescente (1.916). Como sabrá, el nombre dado a innumerables retratos por los pintores, es "retrato del artista adolescente" -un título perfectamente honesto. Joyce usó el título "retrato" por primera vez en una obra literaria. Yo hice un poco de juego perruno con el título Retrato pero no tenía ninguna intención de hacer una posible referencia a Joyce. Lo que no puedo negar es que la gestación de algunos de mis cuentos del Retrato de un artista cachorro podría deberle algo a los cuentos de Joyce publicados en Dublineses (1.914). Esta era una obra primera en el mundo del cuento corto y desde entonces ningún buen escritor de cuentos puede no haber sido favorecido, por poco que sea y, en alguna medida, por ellos. Con respecto a la Biblia, debo acotar que leí los grandes relatos de Noé, Jonás, Lot, Moisés, Jacob, David, Salomón y mil y uno más, naturalmente los había conocido desde mi juventud; sus grandes ritmos habían rodado sobre mí desde los púlpitos galeses y leí por mi propia cuenta desde Job hasta Eclesiastés; y el relato del Nuevo Testamento es parte de mi vida pero, pienso que nunca me hice eco de su lenguaje, al menos conscientemente y soy, en realidad, tan ignorante de ella como los cristianos mejor educados. Así que no creo que la Biblia haya tenido influencia particular en la escritura de mis poemas y relatos. Y, con respecto al Dr. Freud pienso que no incidió en mi obra. Mi único contacto con las teorías y descubrimientos de Freud ha sido a través de la obra de novelistas estimulados por sus historias clínicas, de artículos de divulgadores científicos que, supongo han vulgarizado su obra más allá de todo reconocimiento y de algunos poetas como W.H. Auden que han tratado de usar la fraseología y la teoría psicoanalítica en algunos de sus poemas. Sólo he leído de Freud, La Interpretación de los sueños y no creo que me haya influenciado. Insisto, ningún escritor honesto, hoy día puede evitar, en algún instante, la incidencia de Freud a través de su trabajo pionero sobre el inconsciente pero más bien por la influencia de esos descubrimientos en la obra científica, filosófica y artística de sus contemporáneos y no, en todo caso, a través de los propios escritos de Freud.

¿Utiliza deliberadamente trucos de rimas, ritmo y formación de palabras en la construcción de sus poemas?

Sí, indudablemente. Soy un artesano esmerado, concienzudo, comprometido y despistado en relación con las palabras, por muy desgraciado que, con frecuencia, aparente ser el resultado, y cualquiera sean los malos usos a los que pueda aplicar mi parafernalia técnica. Utilizo todo y cualquier cosa para hacer que mis poemas actúen y se muevan en la dirección que quiero.

¿Se considera usted un poeta surrealista?

¡Para nada! Pienso que una de las artes del poeta es hacer comprensible y articular lo que pueda emerger de las fuentes subconscientes (surrealismo). Uno de los usos más importantes del intelecto es seleccionar de la masa amorfa de las imágenes subconscientes, aquellas que mejor logren su propósito imaginativo que es escribir el mejor poema que se pueda.
A mí no me importa de dónde salen las imágenes de mis poemas. Que salgan si usted quiere, del mar más hondo del escondido yo, pero antes de que lleguen al papel deberán atravesar todos los procesos racionales del intelecto.

Sr. Thomas, ¿cómo definiría a la poesía?

Es todo lo que me hace reír o llorar o bostezar, lo que hace que las uñas de mis pies titilen, lo que hace que yo quiera hacer esto o aquello o nada. Todo lo que importa sobre la poesía es el goce que uno obtiene de ella, sin importar lo trágica que pueda ser. Lo esencial es el eterno movimiento que hay detrás de ella, la vasta corriente subterránea del sufrimiento humano, la locura, la pretensión, la exaltación o la ignorancia, por muy poco elevada que sea la intención del poema. Ahora bien, la mejor artesanía empleada en la construcción del poema siempre deja huecos y simas en él, de manera que aquello que no está en el poema pueda arrastrarse, gatear, relampaguear o tronar. El goce y la función de la poesía es y fue la celebración del hombre, que es también la celebración de Dios.


De los suspiros algo nace...

De los suspiros algo nace
que no es la pena, porque la he abatido
antes de la agonía; el espíritu crece
olvida y llora:
algo nace, se prueba y sabe bueno,
todo no podía ser desilusión:
tiene que haber, Dios sea loado, una certeza,
si no de bien amar, al menos de no amar
y esto es verdadero luego de la derrota permanente.

D.T.


Caracas, 29 de abril de 2011.

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