miércoles, 20 de abril de 2011

¡Quiero ser un Guardián entre el centeno!















Esta novela es recomendada a cualquiera que haya criado a un hijo como fuente de asombro, deleite y preocupación. Allí se plantea la lucha muy injusta entre la bondad de la juventud y la corrupción de los mayores, un mensaje que sólo se intensificó con la inminente brecha generacional.
El Universal, 28-1-2010



El Guardián entre el centeno (1.951), novela del muy singular escritor norteamericano, ya fallecido, Jerome David Salinger (1.919-2010). La misma narra en varios días, una serie de experiencias y recuerdos en la vida de un joven de 17 años llamado Holden Caulfield, quien acababa de ser expulsado de un colegio en Agerstown, Pensilvania, no siendo su primera vez. El motivo de su expulsión tenía que ver con problemas de rendimiento. Una de las pocas materias que Holden pasó fue literatura.

La novela consta de 26 capítulos, 274 páginas y tiene un carácter circular en la medida que el inicio se conecta estrechamente con el final.

Holden es un joven disconforme con las circunstancias de la vida pero, en esencia es un buen muchacho, respetuoso, sincero y podríamos afirmar que ingenuo. Todo ello ante mis ojos miopes lo hace excelente. Estoy de su lado.
Casi al final de El Guardián entre el centeno, Holden, quien planeaba irse de su casa y vivir en una cabaña. Dice: " A todos los que vinieran a visitarme les pondría una condición. No hacer nada que no fuera sincero. Si no, tendrían que irse a otra parte."

Holden es el segundo hijo de cuatro hermanos. El primero llamado D.B. quien era escritor; el tercero se llamaba Allie, a quien Holden consideró un hermano excelente. Allie era dos años menor que Holden y había muerto de leucemia. Y está Phoebe, su hermana menor, inteligente y lista. Holden, literalmente la adoraba y están los padres.

La novela se inicia bajo una situación en la que Holden parece estar hospitalizado (¿por algo emocional?) y comienza a narrar su expulsión del colegio y decide irse antes de la fecha señalada sin avisar a sus padres. Se va a Nueva York, donde vive pero quiere pasar unos días sólo. Durante el relato de variadas situaciones que le habían ocurrido, Holden se va autodefiníendo como:

1.- un mentiroso fantástico: en realidad, nada grave.

2.- dice que es un buen lector. Deja claro que no le gusta el cine pues le parece falso y tolera mejor el teatro.

3.- que es muy nervioso.

4.- que es muy cobarde.

5.- que era virgen. Holden habla de dos muchachas que había conocido años atrás: Sally Hayes y Jane Gallaher. Sus sentimientos hacia ellas son sinceros pero inestables.

6.- que se siente muy deprimido y triste. Frase reiterativa. Creo que es indudable que Holden se hallaba deprimido. También piensa en la muerte, bajo una concepción muy infantil, lo que no lo desmerita para nada. Holden era un adolescente.

7.- que es un manirroto horrible. Sí, Holden le daba poca importancia al dinero. Narra una escena en la que conoce a un par de monjas que le caen fantástico, les da diez dólares como un acto de caridad. Ellas no quieren aceptarlo y lo hacen bajo la insistencia de él.

Holden tenía sus propias opiniones sobre temas como la religión, que no dejan de ser interesantes. Posterior a haber intentado estar con una joven prostituta, con la que no tiene nada pues argumenta que se le quitó el deseo, comenta: "Tenía ganas de rezar o algo así, pero no pude hacerlo. Nunca puedo rezar cuando quiero. En primer lugar porque soy un poco ateo. Jesucristo me cae bien, pero con el resto de la Biblia no puedo. Esos discípulos, por ejemplo. Si quieren que les diga la verdad no les tengo ninguna simpatía. Cuando Jesucristo murió no se portaron tal mal, pero lo que es mientras estuvo vivo le ayudaron como un tiro en la cabeza. Siempre le dejaban más sólo que la una. Creo que son los que menos trago de toda la Biblia". Holden tenía un compañero con quien conversaba sobre el tema y comenta que el compañero le decía: "...que si no me gustaban es que tampoco me gustaba Jesucristo. Decía que como Él los había elegido tenían que caerme bien por la fuerza..."

La incredulidad de Holden antes tantas cosas que le rodean, lo llevan a eso que llamamos depresión. Una vez, hablando con Sally, Holden le pregunta: "¿Te has hartado alguna vez de todo?...¿has pensado alguna vez que al menos que hicieras algo enseguida el mundo se te venía encima?. ¿Te gusta el colegio?. Sallí responde que es un aburrimiento mortal y Holden insiste: " -Lo que quiero decir es si lo odias de verdad...Pero no es sólo el colegio. Es todo. Odio vivir en Nueva York, odio los taxis y los autobuses de Madison Avenue, con esos conductores que siempre te están gritando que te bajes por la puerta de atrás...los coches, por ejemplo...La gente se vuelve loca por ellos. Se mueren si les hacen un arañazo en la carrocería... No han acabado de comprarse uno y ya están pensando en cambiarlo por otro nuevo...Preferiría tener un caballo. Al menos un caballo es más humano." Acoto que, en realidad, Holden no odia a nadie.

Holden también detestaba el Ejército y la guerra. Su hermano D.B. estuvo en la Segunda Guerra Mundial. Holden afirma: "Les juro que si hay otra guerra, prefiero que me saquen a un patio y me pongan frente a un pelotón de ejecución. No protestaría nada". Más adelante expresa algo que me parece paradójico aunque tal vez no lo sea: "...me alegro muchísimo de que hayan inventado la bomba atómica. Si hay otra guerra me sentaré justo encima de ella. Me presentaré voluntario, se lo juro."

Por cierto, en este tema de la guerra Holden hace una crítica a la novela Adiós a las armas,(1.929) de Hemingway, que su hermano D.B. define como buenísima. Holden dice que le parece contradictorio que a alguien pueda gustarle Adiós a las armas y El gran Gatby (1925) de Scott Fitzgerald. A Holden le encanta esta última y menciona que le gusta Ring Lardner (periodista deportivo y escritor satírico norteamericano).

Hacia el final de la novela, Holden va a visitar a un antiguo y estimado profesor de nombre Antolini. Holden lo había llamado previamente. La noche anterior se había emborrachado, tenía un fuerte dolor de cabeza y tenía enormes ganas de dormir. Cuando llegó, el profesor Antolini estaba bebiendo y fumando (Holden dice que fumaba como un energúmeno). Holden le comenta sobre su expulsión del colegio y el profesor se pone a sermonearlo y le asevera que él tendrá una caída terrible. Antolini le dice: "Esta caída que te anuncio es de un tipo muy especial, terrible. Es de aquellas en que al que cae no se le permite llegar nunca al fondo. Sigue cayendo y cayendo indefinidamente. Es de la clase de caída que acecha a los hombres que en algún momento de su vida han buscado en su entorno algo que éste no podía proporcionarles, o al menos así lo creyeron ellos. En todo caso dejaron de buscar. De hecho, abandonaron la búsqueda antes de iniciarla siquiera."

Antolini le refiere otras cosas sobre la educación y la poesía pero Holden está muy cansado. El profesor comprende que quiere dormir. Holden se acuesta en el sofá y se queda dormido. Al poco tiempo siente que alguien acaricia su cabeza, se despierta y ve que es el profesor. Holden se levanta bruscamente, se viste y se va. Sale de la casa del profesor pensando que se trata de un pervertido. Este capítulo inicialmente me causó cierta confusión pues pensé que Holden mal interpretaba pero una relectura me hace pensar que efectivamente el profesor trataba de seducirlo. Mucho me gustaría la opinión de quienes leyeron la novela.

La persona a la que Holden definitivamente más quería era a su hermana Phoebe. De hecho Holden intenta verla en varias ocasiones y va hasta la casa con la suerte para él de que sus padres no están. Él le había comprado en Broadway un disco que a su hermana le gustaba mucho titulado Little Shirley Beans. Le fue difícil conseguirlo y luego se le cayó y se le rompió. Aún así, ella le pidió que le diera los pedazos, que los guardaría. Es a Phoebe a quien Holden le cuenta sobre la expulsión del colegio. Ella se enfada y le dice que sus padres lo van a matar. Él le dice que no se preocupe, que se irá a vivir a otra parte y ella le da el dinero que tiene ahorrado para Navidad. Una conversación que se desarrolla entre los hermanos muestra la preocupación de Phoebe por Holden y su clara inteligencia y sensibilidad. Phoebe le dice que a él nunca le gusta nada. Holden sorprendido responde: " -Hay cosas que me gustan. Claro que sí. No digas eso. ¿Por qué lo dices?. Ella insiste que es cierto y él agrega entonces: "Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están sólos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan en él...Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura."

Es Phoebe quien evita que Holden se vaya de casa pues insiste que si él se va ella se va con él. Entendemos que, finalmente Holden es recluído en un hospital y es desde allí que narra toda esta historia. En las últimas tres líneas escribe: "No cuenten nunca nada a nadie. En el momento en que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo". Pienso que es una frase crucial ya que aunque Holden es un palmario desadaptado expresa aquí su profunda necesidad de las personas. Su deseo de no contar para no necesitar, para no echar de menos a nadie.

Para terminar, quiero mencionar que Salinger adaptó un fragmento de un poema del poeta escocés Robert Burns (1.759-1.796) que le dio el título más conocido a ésta extraordinaria novela. Aquí el poema de Burns:


A través del centeno, pobre chica,
a través del centeno
arrastraba las enaguas
a través del centeno

Si dos personas se encuentran
a través del centeno,
si dos personas se besan
¿Tiene alguien que llorar?

Si dos personas se encuentran
a través de la cañada;
si dos personas se besan
¿Tiene el mundo que saberlo?

Jenny es una pobre chica empapada;
Jenny casi nunca está seca;
Arrastraba las enaguas,
a través del centeno.



Caracas, 20 de abril de 2011.

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