martes, 25 de enero de 2011

La Favorita del Señor. Una enseñanza...Un aprendizaje.




Hay novelas que nos hacen pasar un buen momento, hay otras que nos muestran experiencias de vida (incluso aquellas donde predomine lo ficcional) que podemos incorporar en mucho o poco a la nuestra. Otras que no nos gustan aunque hallamos empezado a leerlas con mucho afán, es decir, hay todo tipo de novelas -ninguna novedad- por cierto.

La Favorita del Señor (2001), novela de la escritora Ana Teresa Torres (ATT) es una de las más eróticas que he leído en mi vida. "El erotismo es una de las pasiones más profundas de los seres humanos" afirmó en una ocasión la autora. Erógeno, erótico, erotismo, erotizar...La Favorita del Señor narra la historia del deseo (sexual) y, por otro lado, qué es el amor.

Porque es un hecho que, el amor y el deseo no sólo son palabras distintas sino que, efectivamente tienen significaciones diferentes a pesar de que muchas personas las tomen como sinónimas. Pienso que lo ideal es que el amor (de pareja) preceda siempre al deseo (sexual) lo que no niega que lo que se inicia como puro deseo pueda derivar en un amor preñado de autenticidad. Cuando el amor no aparece y sólo está en el escenario el deseo haciendo de las suyas, creo que la tendencia es que la relación no perdure. Se va agotando rápida o paulatinamente según la forma de ser de los involucrados y del contexto donde se desarrolle. Ya sabemos que la satisfacción de un deseo implica que el mismo se va debilitando o sencillamente muere, languidece, se desvanece (aunque no dejo de pensar que bien no pudiera suceder así). Llamo a la sólo existencia del deseo (sexual) sin amor real, carnalidad pasajera aunque la expresión pueda resultar cruda. Recuerdo ahora una canción de Ricardo Arjona que dice que "...el mejor afrodisíaco es el amor..." y creo que eso es cierto.

La Favorita del Señor está ambientada en el siglo XIII y podría desarrollarse en España. Allí, una joven árabe -Aisa- es educada para satisfacer deseos sexuales. En la lista entran: su padre (el valí Al Munim-Umm-al Hakam), su hermana Naryis, el señor de un castillo (Roger de Tamarit) que la rapta no sin antes matar a toda su familia; su Ama (Helena de Tamarit); un adolescente (Enric), un ciego (Tadeo), un abad perverso (fray Jerónimo de Calamunt) y hasta un monito. Aisa cumple su función a cabalidad pues estaba convencida que esa era su misión en la vida.

Después de que Aisa ha vivido bajo ese manto del deseo y haber tenido tres hijos del Señor de Tamarit (los cuales fallecen en un incendio), resulta que se enamora de un primo de Helena, llamado Bertrand Ros (éstos últimos estaban enamorados). Aisa se ve literalmente tomada por un sentimiento que desconocía: el amor. Me refiero a ese sentimiento que nos hace necesitar al Otro y cuya reciprocidad se hace imprescindible para validar, ante nosotros mismos, que, en realidad, existimos. Ese estado donde el objeto amoroso se convierte en nuestra razón de ser, por el que vivimos, por el que moriríamos de ser necesario. Reitero, Aisa no conocía el amor y el mismo la toma por sorpresa, por asalto causándole mucha angustia y mucho sufrimiento. Su amor no es correspondido por Ros. Aisa logra comprender y aceptar la diferencia radical entre el deseo y el amor y llega a decir que no volverá a pasar por esa experiencia de enamorarse y que la fase del olvido, inevitable y necesaria cuando no es recíproco, es en extremo dolorosa.

Menciono un diálogo entre Ros y Aisa: él dice:" -¿qué más quieres saber del amor?. Ella: - ¿quiero saber qué esperanza tiene el amante, cuando sufre por el desprecio del ser amado?. Él: -si quieres aprender a amar, tienes que tener paciencia. Las urgencias no son del reino del amor. Por el contrario, el amor exige largas pruebas...no se elige el sufrimiento. Se acepta o se rechaza...Ella: -¿y qué ganancia hay en ello?. ¿No es acaso más fácil el contento del cuerpo?. El cuerpo no se escapa, en cambio el amor del que tú hablas parece una sombra. Una vez que nos acercamos a ella, se desdibuja."

Cuando leí éste diálogo, evoqué dos citas sobre el amor. Ellas son: "Es mejor haber amado y perdido que nunca haber amado" (del poeta inglés Alfred Lord Tennyson): la otra reza: "No hay nada en el mundo tan maravilloso como amar y ser amado, no hay nada tan devastador como el amor perdido."

Ahora que lo pienso, no sabría decir qué opción sería la mejor pero, con seguridad, Aisa hubiera preferido únicamente sólo desear (y satisfacer) pero no amar (me refiero cuando el amor no tiene su contrapartida).

En lo personal pienso y siento que el amor no debe exigirse. Si es necesario exigirlo hay que poner en duda su veracidad. Un día me preguntaron: ¿qué esperas de la persona que amas?. Respondí cátegoricamente: "Nada". ¡¿Cómo que nada?!!!!! me increparon. Aseveré: nada que esa persona no quiera darme, nada que esa persona no desee darme. El amor es o no es. Si no es hay que dejarlo libre como pez en el mar, libre.

ATT menciona en La Favorita del... poemas de amor de tres escritores muy antiguos, los cuales destilan gran sencillez, ternura y enseñanza sin par. Ellos son: Al Buhturi (poeta árabe, 820-897); Ibn Hazm (Córdoba 994- Huelva 1.064) quien, además de poeta, fue filósofo, teólogo e historiador hispano-árabe y Guillermo de Aquitania (1071-1.126), considerado el primer trovador en lengua provenzal del que se tiene noticia.

Para mí, La Favorita del..., es una muestra representativa de cómo se debe narrar lo erótico sin caer en ciertas vulgaridades, a veces muy disonantes. Me ha permitido hallar la única respuesta que necesitaba entre miles que surgían. Sólo necesitaba una para comprender...Estoy en la fase del olvido y, como afirma Aisa, es muy dolorosa.

ATT dice mucho en su novela. Por ejemplo, menciona tres lecciones sobre el amor, cada una de las cuales podrían ser tema de análisis:

1.- Amar es empezar a sufrir.

2.- Empezar a amar es ser inerme, estar indefenso, sin armas para la defensa.

3.- El amor es siempre una condición maltrecha.

Al final de la novela y luego de pasar una serie de sinsabores, Aisa hereda los bienes de un anciano que cuidó en sus últimos años de vida después de huir del castillo de los Tamarit. Se inicia en el oficio de la alfarería e igualmente se hace fuente de transmisión de los poemas de amor que había aprendido en la infancia.

Caracas, enero 28 de 2011.

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