lunes, 17 de enero de 2011

Rabos de lagartija


"...en éstos tiempos la verdad discurre a ras del suelo..."

"No estoy segura de que haya mentiras necesarias."

"Hay ojos que nos siguen mirando cuando ya se han ido."

Juan Marsé es un escritor español, que ya debe andar por los setenta siete- setenta y ocho años. Tiene un buen recorrido literario y es un escritor reconocido, no obstante, no he encontrado a ninguna persona -en los circulos (reducidos, es justo decir) que frecuento que lo haya oído nombrar y mucho menos que haya leído algo suyo. Hay que destacar que su formación intelectual es autodidacta, lo que me recuerda al gran Saramago. Acabo de terminar de leer su novela Rabos de lagartija (2000). No sé pero creo que esta ha sido su última novela publicada hasta ahora.

Rabos de lagartija es una novela que catalogo de excelente. Como en otras suyas, predomina lo que imagino viene a ser un lenguaje coloquial propio de Barcelona (su ciudad natal) pero que en Rabos de...cobran un mayor empuje pues sobresalen frases sencillas, de profundo sentido con obvias pinceladas del tinte de eso que llaman lenguaje literario.

Rabos de lagartija cuenta la historia de una familia española pobre, formada por la madre -Rosa Ribas de Bartra- cuya característica física resaltante es que era pelirroja, el hijo David y el padre -Víctor Bartra- quien tiene un carácter fantasmal pues entendemos que huyó a Francia o murió torturado por la policía por sus actividades republicanas y antifranquistas. Bartra era alcohólico y en sus apariciones fantasmales habla con su hijo David. Otro personaje esencial, es un nonato pues la madre está embarazada. Ella intuye que su hijo será escritor (es nuestro narrador). Otro personaje importante es el inspector Manuel Galván, quien tiene a su cargo la investigación sobre Víctor Bartra y su búsqueda. Realmente no queda claro que tan "bueno" y "honesto" era éste hombre. Galván, empieza a ir reiteradamente a la casa de Rosa y se enamora de ella. Se preocupa por su estado de salud (bastante debilitado), por su embarazo, le lleva alimentos, le hace compañía, etc. Se entiende que Rosa también se va enamorando de él hasta que el rencor, los celos, el desprecio que siente David por el hecho de que Galván fuese policía (lo llama bwana, guripa) y su inexperiencia de la vida, hacen que Rosa y el inspector se separen, situación que será la carga más severa que David llevará sobre sus hombros en el resto de su corta vida.

Rosa le pide al inspector que no vuelva por un tiempo a casa y éste entra en una espiral de tristeza, de descuido de sí mismo, de su trabajo y se da a la bebida. Esta circunstancia es narrada de una forma que hace sentir en la piel los efectos devastadores de un amor truncado. Cuando el inspector decide ir a ver a Rosa, la encuentra inconsciente, convulsionando. Se trata de un estado de eclampsia. Rosa fallece pero los médicos lograr salvar a su hijo sietemesino quien nace con una lesión cerebral que lo mantendrá postrado en una cama por el resto de su vida.

Me permito hacer una cita donde se refleja los efectos sobre el inspector Galván de su alejamiento de Rosa: "Efectivamente, el inspector Galván no se dejará ver hasta la primera semana de noviembre, de manera sorpresiva, y en un estado que el mismo David habría de lamentar amargamente. No sólo no volverá a acercarse por casa en los días que siguieron a la acusación que formuló David...hasta que empieza a frecuentar algunas tabernas y se demora en ellas más de la cuenta. No habla casi nunca con nadie...El abandono y el desmedro se produce a ojos vistas y rápido, ya no parece la misma persona...un funcionario de policía que da mal ejemplo en los bares y no sabe comportarse ni siquiera en su propia casa, una persona así, por mucho que esté sufriendo, por más que le hayan matado una ilusión, pues yo sé lo que le pasa a este hombre, que ahora mismo tiene otra vez el corazón roto, lo sé, el Señor se apiade de él...el tabernero intuye fugazmente el infierno personal que debe estar viviendo éste hombre."

David -podríamos afirmar- era un buen hijo, trabajaba, ayudaba a su madre en las tareas de la casa pero no escapaba a conductas generadas por un ambiente de extrema pobreza. Él y su amigo Paulino Bardolet, cazaban rabos de lagartija pues se decía que el caldo producto de su cocción era bueno para curar las hemorroides. Paulino era un niño abusado sexualmente por un tío materno. Al final, Paulino le da un tiro y es destinado a un reformatorio donde intuye que seguirá sufriendo abusos similares. David siempre lo alentó a matar a su tío por sus vejaciones permanentes. En una de las últimas conversas que sostienen, Paulino le dice: a quien me gustaría matar es a mi padre por su actitud pasiva y por su cobardía.

Cuando Rosa muere, su hermana Lola (se hallaban distanciadas), se hace cargo de David y del recién nacido. Un par de años después, David fallece arrollado por un tren cuando intentaba obtener fotografías durante un paro de usuarios por el alza exagerada de las tarifas de los pasajes.

Rabos de lagartija es una novela que vale la pena leer. Habla de la pobreza, de la intolerancia política, del abuso sexual en menores, de la amistad y particularmente del amor en sus distintas variantes.

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