lunes, 18 de septiembre de 2023

El tango de la Guardia Vieja



Termino de leer El tango de la Guardia Vieja (Alfaguara, 2012) del escritor español Arturo Pérez- Reverte (1951).

Pérez-Reverte nunca llamó mi atención. Tuve en mis manos varios libros suyos y no los adquiría. Una amiga, amante de la literatura, me ha prestado algunas de sus novelas. Dentro de ellas, la que más me ha gustado es su segunda novela titulada El maestro de esgrima (1988).

Sin duda, Pérez-Reverte ha escrito y publicado una buena cantidad de libros y entiendo que en España, en Latinoamérica y en muchos otros países, donde sus libros han sido traducidos, es bastante leído. Este autor me recuerda un poco a la chilena Isabel Allende (Perú, 1942) cuya producción es extensa y según leí en Google es la autora, de habla hispana, más leída.

Cuando digo que Pérez-Reverte me recuerda a Isabel Allende tiene que ver un poco con eso: la alta publicación de novelas que tienen y, además, porque no son, precisamente, escritores de mi mayor preferencia. Lo anterior no quiere decir que no pueda leer algo de ellos y que pueda resultarme satisfactorio, como me pasó con la más reciente novela de Allende, El viento conoce mi nombre (2023) que me gustó e incluso reseñé en este blog.

El tango de la Guardia Vieja nos narra la historia de Max Costa, un hombre nacido en una barriada de Buenos Aires, emigrando luego a España  y que va aprendiendo, a través de diversos trabajos, las formas y los modales de personas de la clase alta.  Max también aprende a ser un excelente bailarín de tangos.

En 1928, viaja en el transatlántico Cap Polonio, con destino a Argentina, contratado como bailarín  para  hacer de pareja de mujeres que quisieran bailar y distraerse durante la travesía. En este barco conoce a  Armando de Troeye (quien era un compositor afamado) y a su esposa Mecha Inzunza.

Inmediatamente entre Max y Mecha se establece una sutil atracción  que tiene como medio el tango que ambos bailaban maravillosamente bien. A medida que transcurre el viaje, Max va intimando con la pareja. Armando viajaba con la intención de componer un tango por una apuesta que había hecho con el gran compositor francés Joseph Ravel (1875-1937) del cual era amigo y le propone a Max que, cuando lleguen a Buenos Aires, los lleve a sitios populares donde se baile tango, el cual, para la época y en Europa ya había sufrido una serie de modificaciones en comparación con sus inicios.  Max complace a los de Troeye no sin antes advertirles de los peligros que podían presentarse los cuales logran sortear.

Pero Max Costa, además de ser bailarín de tangos también era un estafador, “trabajo” en el que se desenvolvía  muy bien aunque no por ello dejó de tener algunos problemas legales en diversos países. De hecho, en su experiencia con los de Troeye en Argentina termina robándole un collar de perlas a Mecha que vende en Uruguay.

Después de esta vivencia, Max y Mecha se reencuentran 9 años después en Niza (al sur de Francia) donde él es contratado por el servicio secreto italiano para robar unos documentos a un empresario español que demostraban el apoyo de Italia a Francisco Franco durante la guerra civil española.  Simultáneamente, un español, supuestamente republicano, lo aborda pues también está interesado en los documentos que iba a robar. En el ínterin, se reencuentra con Mecha en una recepción en la casa de Susana Ferriol (hermana del empresario cuyos documentos debía robar y que se encontraban en casa de ella). Mecha y Susana eran muy amigas.  

Mecha y Max conversan. Ella le reclama el robo del collar (que por cierto había recuperado) y le cuenta que su esposo estaba preso en España (del cual sabemos después que fue asesinado). El reencuentro es intenso y mantienen relaciones íntimas con una fuerte carga de erotismo. En realidad se percibe que ellos estaban enamorados. Algo me hace pensar que Max sentía que no estaba a la altura de Mecha.

Después que Max roba los papeles y va a entregárselos a los agentes italianos (a los cuales les había tomado un cierto afecto), se encuentra con que habían sido asesinados por el español, situación que le cae mal a Max. El español quiere que le entregue los papeles a él, pelean y Max termina matándolo. Posterior a esta situación, Max se va de Niza y pasarán más de 20 años para que él y Mecha vuelvan a verse.

El reencuentro se da en el sur de Italia donde Max trabajaba de chófer de un médico que pasaba temporadas en Italia. Un día, Max, que a la postre ya tiene 64 años, ve a Mecha de lejos acompañada de un muchacho y una muchacha. Se entera que el joven es Jorge Keller, gran ajedrecista que viene a un torneo de ajedrez y que la joven es su novia. Supuestamente, el joven era fruto del segundo matrimonio de Mecha con un diplomático chileno a quien conoció en Niza.

Resulta ser que el joven es hijo de Max, noticia que Mecha no le revela en el momento en que se ven si no cuando Mecha considera que sería bueno que su hijo pueda tener el libro de ajedrez del campeón ruso (Solokov) y le pide a Max que lo robe para ella. Max lo hace asumiendo grandes riesgos, incluso, cuando los rusos se enteran del robo, encuentran a Max y lo torturan pero Max no cede. Queda la idea que Max le dice a Mecha donde está el libro y al final se va de Italia sin despedirse.

Max y Mecha habían vivido un amor muy particular, sin embargo, parecía que su destino no era que estuvieran juntos.

Por cierto, El tango de la Guardia Vieja, compuesto por Armando de Troeye resultó ser todo un éxito.

Debo decir que me gustó esta novela de Arturo Pérez-Reverte.

 

 

Escrito y publicado por Libia Kancev

Caracas, 18 de septiembre de 2023.

 

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