“Lo inevitable no supone una conmoción menor sólo por el hecho de ser inevitable” (37)
“Todavía no sabía hasta qué punto es
vulnerable cualquier individualidad a las pequeñas erupciones que van
conformando su esencia en el fondo de su corazón”
(51).
Leo esta novela de 113
páginas (formato digital, 2017) de la autora nacida en Antigua y Barbuda bajo el nombre de Elaine Cynthia Potter
Richardson (1949) y que es
conocida por el pseudónimo de Jamaica Kincaid. Kincaid vive, desde hace
décadas, en los Estados Unidos y “se ha convertido en una de las autoras más influyentes de la diáspora
contemporánea” (Biblioteca Viva).
De entrada, puedo señalar que La autobiografía de mi madre (publicada en 1996) es una novela ruda en su trama: la
protagonista principal que también es la narradora de la novela es una joven
llamada Xuela cuya madre muere al ella nacer. Durante un momento de la lectura
tuve que pararme para reflexionar sobre quién era este texto: ¿sobre la narradora?,
¿sobre la madre de la narradora a la que ella no conoció? Luego concluyo que el título de la novela, tal
vez persiga crear una especie de disonancia inicial (que acompaña a toda la
novela) que contribuya a profundizar lo que he definido como “rudeza” de esta
novela.
El padre de Xuela, Alfred, la deja al cuidado de una lavandera
llamada Eunice Paul. La primera vez que Xuela habló lo hizo en inglés y no en
criollo francés que era el que la mayoría de los nativos hablaba. Vale destacar
que, en una época donde las niñas no iban a la escuela, su padre se preocupa
porque ella lo haga. Cuando cumple 7 años, su padre, quien trabajaba como
policía, como carcelero, la viene a buscar para que viva con él y su nueva esposa
(se había vuelto a casar).
La historia no está basada, en esencia, en la madre de Xuela,
si no en ella misma, en el padre, en la madrastra, en los hermanastros (Alfred
–que muere joven- y Elizabeth). La relación de Xuela con todos ellos no es nada
buena, el amor es un sentimiento que brilla por su ausencia. La descripción que
Xuela hace de su padre es la de un hombre cruel, miserable, avaro), Xuela no escatima en decir que no quiere a
ninguno de ellos (ellos tampoco la querían), que sólo se ama a sí misma.
Cuando afirmo que se trata de una novela fuerte me refiero a
la vida que lleva Xuela y que le confiere una personalidad recubierta de dureza
tanto dentro de su ser como por fuera de él. Pero también resulta una persona
inteligente, decidida, valiente, poseedora de una gran intuición. Desde joven,
tras iniciar su vida sexual con el Sr. La Batte (un supuesto amigo de su padre
y que vivía también con su esposa), Xuela queda embarazada pero, con mucha
claridad y frialdad se plantea que no va a tener hijos y aborta.
En el transcurso de la novela, se narra la relación que Xuela
tiene con un médico inglés (también amigo de su padre). Este médico, Philip,
estaba casado con una mujer llamada Moira y, posterior a la muerte de esta,
Xuela y Philip se casan. Xuela no deja de repetir que ella no ama a Philip (él
la adoraba).
Xuela llega a tener una relación extramarital con un nativo
llamado Roland el cual trabajaba como estibador. Al parecer es la única persona
a la que llega a amar de verdad, aunque también logra identificar, claramente,
el momento en que ese amor (y por lo tanto la relación) llega a su fin.
El tema del colonialismo, de la relación entre vencidos y
vencedores, del racismo, de la posición secundaria de la mujer también está
crudamente presente en La autobiografía
de mi madre, sin embargo, la protagonista viene a ser como un producto de lo
anterior pero también una luchadora contra todo eso.
¡Excelente novela!
Escrito y publicado por Libia Kancev
Caracas, 15 de octubre de 2021.
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