Sylvia Molloy |
Escrito por Sylvia Molloy. Se trata de un texto triste y no de un triste texto como diría Lezama Lima. Es evidente la imposibilidad de categorizarlo desde el punto de vista del género como se observa en El infarto del alma de Eltit y, especialmente, en Agua viva de Lispector. No es que esa imposibilidad apene, sino que es una herramienta de faena de esta singular literatura que trabaja con “restos de lo real” como dice F. Garramuño en La Experiencia opaca (2009).
Desarticulaciones es un texto solidario, un texto de amor que nos recuerda
el valor de la memoria, valorizada
cuando se ha ido, cuando se ha marchado por derroteros incólumes
llevándose a una vida y parte de la de quienes compartieron esa vida.
Justo
en este instante en que pretendo escribir acerca del texto de la escritora
argentina, un espléndido Sol entra por la ventana pero es demasiado para este
instante. Corro las cortinas. Se trata de la narración de una experiencia de
vida.
Ya,
en sus primeras líneas, la autora (¿cómo llamarla de otra manera?) explica las
motivaciones que indujeron a su escritura: necesita escribirlo antes de que la
persona enferma, con la que compartió cuarenta años de vida en común, fallezca.
Es una escritura contra reloj; también
la impulsa la necesidad de entender ese
estar/no estar de su ex compañera; por otra parte, necesita escribir para
poder seguir adelante, para poder extender una relación que todavía continúa
aunque ya casi no queden palabras, es decir, cuando ya M.L. ha perdido buena
parte de su capacidad de simbolizar pues no recuerda, buena parte de su memoria
se ha perdido.
Es
decir, la narradora escribe desde una falta, desde una imposibilidad, desde un
querer recobrar lo que no puede.
Es
la historia de una perdida, de un gasto improductivo, siguiendo a G. Bataille.
M.L. ha ido perdiendo paulatinamente su memoria, memoria que permitía, nada más y nada menos que su
identidad. Podemos considerarlo así: hay un gasto en la construcción de la
memoria por más inconsciente que ese
gasto pueda ser. Y lo invertido se ha
perdido ya que su función no podrá ser ejercida. La memoria de M.L. perdió su
capacidad de función. Y no se trata de algo que está más allá del alcance del
proceso de su conciencia, no se trata de que le resulte inaccesible, es que la
misma se ha destruido hablando desde un punto de vista orgánico. También deja a
la narradora en cierto estado de indefensión emocional pues ella también ha
perdido. Ha perdido a una testigo fundamental de 40 años de su propia vida; las
experiencias compartidas, los recuerdos que ella conserva en su memoria,
imágenes, sensaciones. Quién podría confirmarlas ahora –ya no hay. Quién podría
rectificarlas, -ya no hay.
La
narradora precisa que no se trata de relatar cómo era M.L. sino: 19.- RE-PRODUCCIÓN:
dar cuenta de “incoherencias, hiatos, silencios” (38), quedando libre de inventar, de afirmar lo que
no fue, pero se trata de una libertad vacía, no deseada para nada, más bien
dolorosa.
Desarticulaciones
tiene un cierto grado de articulación, una cierta arquitectura, una cierta
formalidad pues está constituida por 45 fragmentos precedidos de una palabra o
palabras que pueden resumir cada relato. Aunque deseara haber tenido una
estructura resulta imposible a menos que
no se hubiese querido narrar una experiencia. Tiene un tope con el que se da de
cabeza. Se trata del tope de la pérdida de memoria del Otro, un real. La única
alternativa es usar los propios recuerdos que la narradora compartió con M.L.
para dejar constancia.
Intentaré
especificar:
1.-
DESCONEXIÓN:
una historia seria que no podrá ser constatada. Ya no importa. Desconexión de
un ser humano a una máquina. Desconexión de un recuerdo. Doble desconexión de
la vida. Se pregunta la narradora si M.L. estará pidiendo algo.
2.-
RETÓRICA:
expresiones bien articuladas. Modales sutiles que aumentan en forma
inversamente proporcional a la pérdida de la razón. Frases como: “Qué suerte despertar
y ver caras amigas”; “Bien porque te veo”; “Estás muy linda, te veo bien de
cara” (13). Esta última dicha a alguien que M.L.ve por vez primera.
3.-
LÓGICA:
M.L. a pesar de que está perdiendo la razón, deduce “impecablemente”. Impecable
y dramáticamente.
4.-
CUESTIONARIO:
el pájaro y el árbol tienen en común que vuelan. Hermosa respuesta, poesía
infantil, pienso. Nunca sabremos si la
pregunta a esa respuesta fue formulada.
5.-
TRADUCCIÓN;
6.- IDENTIKIT;
32.- SER
Y ESTAR: M.L. muestra que no ha perdido
su capacidad de traducir, en este caso del español al inglés. Ignora de quién
habla: de ella misma. Molloy lo interpreta como una recuperación fugaz de
identidad, de su ser. No lo creo, pienso
yo; no puede decir yo el que no
recuerda. Capacidad de ironía o deseo de que M.L. todavía tenga capacidad de
ironía. Llamarse Petra para decir cómo se llama en una circunstancia de no
saberse quién se es. M.L. “Ella sí es ausente” (58). Por un instante, M.L. no
está ausente para M.L.: está.
7.-
RUNNING
ON EMPTY; 12.- TRABAJO DE CITA; Descargas de la memoria. Recuerdos. Salida de
la apatía; estallidos de recuerdos: poemas, fragmentos de Aristófanes, algo de
Darío, de Borges. ¿El motivo de ello? Tal vez porque había en ellos palabras
raras que de chica le gustaban (muestra inteligencia). Más temprano que tarde
no recuerda pues reitera una pregunta sobre algo que acaba de ocurrir.
8.- QUE GOZA DE BUENA SALUD:
dice M.L.: “…que ella nunca ha estado enferma, es decir, nunca ha tenido una
enfermedad seria, soy básicamente una persona muy sana, en eso he tenido mucha
suerte” (21).
9.-
LIBERTAD
NARRATIVA: la pérdida de la memoria de
M.L. no sólo es una pérdida personal (de la que afortunadamente no se da
cuenta) sino que se lleva consigo el testigo que puede verificar o poner en
duda e incluso negar las historias construidas con otros. Ya lo hemos
mencionado antes.
10.-
DESPEDIDA:
no, no es lo mismo dar un beso a alguien aunque esté dormido que dejarle dicho
que nos fuimos. No es lo mismo.
11.- ERÓTICA:
La desmemoria como una ventaja. La de no recordar situaciones traumáticas, en
este caso, de índole sexual: “Es una suerte que no lo recuerde; y que no
recuerde que era yo quien los miraba” (24).
13.- CEGUERA; 23.- DE LA NECESIDAD DE UN
TESTIGO:
“Hablar con un desmemoriado es como hablar con
un ciego y contarle lo que uno ve” (28). Se le puede narrar todo lo que uno ve
y no contradecirá. Ha perdido su capacidad para ser testigo; imposibilidad para compartir y comentar.
14.- EXPECTATIVA:
La narradora sólo puede hablar de sus sentimientos: “Yo me quedé melancólica;
ella no creo que se haya quedado nada” (29). La narradora recuerda a Rulfo.
15.- CUMPLEAÑOS;
29.- BUENAMOZA:
tarareos de tangos. Lectura de una tarjeta de cumpleaños que no parece
entender; recuerdos de “restos”. Una canción de la infancia.
16.- REMEMORACIÓN:
“Te acordás de tal y cuál cosa“. La narradora se siente mal de formular esa
pregunta (no logra habituarse) y no por M.L. sino por ella misma: “…sigo
lanzando estos pedidos de confirmación como si echara agua al viento” (32). Y
porque para mantener una conversación –para mantener una relación- es necesario
hacer memoria juntas o jugar a hacerla, aún cuando ella –es decir su memoria-
ya ha dejado sola a la mía” (33).
17.- LISTAS:
para recordar y luego se olvidan. Sólo el sujeto que las arma puede darles
sentido.
18.- DE LA PROPIEDAD EN EL LENGUAJE:
el no reconocimiento del Otro. Hablarle de tú
en vez de vos: Además le habló en “un
español que jamás hemos hablado”. “Sentí que había perdido algo más de lo que
quedaba de mí” (37).
20.- DESENCANTO:
la narradora se siente desencantada de darse cuenta que a veces M.L. reconoce, que a veces sabe. Que no se trata de buenas maneras.
21.- SILABEO:
inventa palabras “como hablándose a sí misma en un lenguaje impenetrable” (40).
Quiere que el número de sílabas coincidan con el número de sus dedos.
22.- PUÑO y LETRA;
35.- QUE
NO LEE Y ESCRIBE, 36.- QUE SÍ LEE Y
ESCRIBE: 37.- ALFAJORES III: “ya
no puede escribir”; “ya no puede escribir su nombre”; “se ha ido la letra, el
nombre escrito, que es otra forma de estar en el mundo”; “…pedacitos de
escritura que me dicen que una vez estuvo” (41); el olvido de leer; el olvido
de la patria; marca de alfajores argentinos. Dice Alfonsina por asociación de alfajores.
Alfonsina y el mar. Sí lee, al menos
leyó en ese instante.
24.- COMO UN CIEGO DE MANOS PRECURSORAS:
“…había empezado a poner en práctica, instintivamente, la memoria de las
manos,…estaba recordando objetos, no para almacenarlos en su mente sino para
orientarse en el presente” (44-45). Esto fue previo a la declaración franca de
la enfermedad.
25.- NOMBRES SECRETOS:
que no volvieron a aparecer cuando la narradora puso fin a la relación con
ella.
26.- COLABORACIÓN:
sentimiento de plagio de cosas escritas con M.L. pues ella no puede recordar cosas que habían escrito juntas.
27.- GATA:
le gustaban los gatos. Tenía una que tuvieron que sacrificar. La narradora opta
por no mencionar la palabra gato(a).
28.- GUSTOS DEL CUERPO:
la enfermedad avanza. Olvida gustos, costumbres, También olvida realizar actos
orgánicos: masticar, tragar…
31.- TAPUJO:
historia sobre el padre que la narradora cree conocer bien. A través de otra persona,
se entera de otra versión. Se siente dolida: “cómo aceptar que a mí me contó la
versión falsa,…” (56). “Lo que me cuesta aceptar es que el tapujo haya sido tan
fuerte que aún conmigo tuvo que recurrir a él. Lo que me cuesta aceptar también
es que acaso haya otros tapujos de los que yo nada sé” (57). Ni sabrá.
33.- PASAJES DE MEMORIA:
memoria compensadora. Miedo a padecer la enfermedad.
38.- PROYECCIÓN: Sueño
de la narradora: le hubiera gustado saber qué opinaría M.L. de ese sueño. Se
acordaría de Borges?, de Saint Laurent?
39.- OCURRENCIAS: M.L.
va perdiendo su capacidad para tener ocurrencias. Luce más apagada: “Como si
estuviera perdiendo ya la respuesta rápida, la capacidad de intervenir con un
recuerdo intempestivo o un disparate” (68). Tal vez sea la pérdida de la
originalidad de la enfermedad. Y eso que debiera ser un consuelo para la
narradora, la perturba por alguna razón, se pregunta si no será: “¿Porque ya no
voy a tener de que escribir? (68).
PREMONICIÓN: la
narradora tiene malos sueños, fragmentarios, como algo que no se pudiera
detener pero como que también estuviese vaciándose. Estos sueños parecen
continuar en el estado de vigilia.
VOZ: un
cambio de voz que no se aclara.
LENGUA Y PATRIA: la
narradora percibe el vacío de ya no poder hablar con M.L. como antes; en la
forma como hablaban el español hecho de citas: “Un español hecho de citas, pero
entonces qué lenguaje no lo es; hablar es buscar complicidad: nos entendemos,
sabemos de dónde somos. El lenguaje, después de todo, crea raíces y alberga
anécdotas…Al hablar con ella me siento –o me sentía- conectada con un pasado no
del todo ilusorio. Y con un lugar: el de antes. Ahora me encuentro hablando en
un vacío: ya no hay casa, no hay antes, sólo cámara de ecos.” (72-3).
¿VA O VIENE ESTE INSTANTE?: la
narradora, que viaja con frecuencia a Buenos Aires, nunca le dice a M.L. que se
va de viaje, sólo cuando regresa: “…le dije que había estado de viaje y acababa
de llegar. ¿Hasta cuándo te quedás?, me preguntó. Con eso me desarmó, me hizo
sentir de paso, desubicada. No, no, yo vivo aquí, pensé decirle. Pero la
corrección no valía la pena. ¿Dónde es aquí para ella? (¿O para mí?)” (74).
VOLVER: la
narradora tiene un sueño con M.L., que ésta quiere regresar a La Argentina y
terminar sus días allí. El sueño tiene restos diurnos de la narradora con
respecto a un relato de regreso dentro del marco de una dictadura: “Porque sólo
el olvido total permite el regreso impune; de algún modo ella ya ha vuelto”
(75). Se puede ver aquí una relación con el pretendido olvido de la dictadura
en Argentina. Tema que se mantiene vivo a través de la literatura dentro de la
línea de escribir sobre el pasado para
explicar el presente. Un poco la premisa psicoanalítica sobre recordar para no repetir.
INTERRUPCIÓN: fin
de la escritura. Sensación de abandono y culpabilidad por parte de la narradora
hacia M. L.
Texto citado
Molloy, Sylvia. Desarticulaciones. Buenos Aires: Eterna Cadencia. 2010.
Caracas, 6 de enero de 2013.
Texto citado
Molloy, Sylvia. Desarticulaciones. Buenos Aires: Eterna Cadencia. 2010.
Caracas, 6 de enero de 2013.
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