martes, 25 de mayo de 2010
Conexión
Mi gusto por la lectura va más allá de autores conocidos o recomendados. Me ha ocurrido que estando en un librero de viejo o en una librería me he topado con alguno que llame mi atención por razones diversas: título, portada, nombre del autor y, entonces, lo he adquirido con la esperanza de que me guste. También ha habido algo emocional, como una especie de clic, de ligazón sentimental que no podría explicar mejor. En estos días, saliendo a pie de la Universidad Central, atravesé Plaza Venezuela. Había mucho bullicio. No recordaba que para ese día estaban pautadas varias marchas. Una de ellas, la opositora al Gobierno actual, llegaría hasta allí. Así que, durante un rato estuve apreciando el aparataje de los fuertes cordones policiales y la llegada paulatina de los marchantes. Aproveché para comerme unos perros calientes ya que sentí apetito. No había desayunado sino ingerido unas cuantas tazas de café en lo que iba del día. Luego, se me ocurrió entrar en una librería que estaba enfrente aunque sabía que no debía dejarme tentar pues tengo en mi biblioteca muchos libros en espera de ser leídos. No obstante, cedí a la tentación. Al poco tiempo, tenía en mis manos un libro titulado Tierra de silencio cuya autora se llamaba Rachel de Queiróz. Creo que la motivación inicial por éste libro tuvo que ver con el recuerdo que tuve del gran escritor portugués José María EÇa de Queiroz, ¿serían familia?. A su vez, la portada llamó mi atención: de textura suave, exhibía el dibujo de un pequeño árbol sobre un suelo amarillo pajizo y el cielo pintado sutilmente de morado en su parte superior y de un rosado claro en la inferior. Por la portada pudiéramos haber creído que se trataba de un libro para niños. Anduve ojeando un rato más por la librería y, de pronto me percaté que no había soltado Tierra de silencio. También vi uno de André Gide titulado Et nunc manet in te/Corydon, traducido por el escritor peruano Santiago Roncagliolo del que había leído varios libros, entre ellos, uno que trataba sobre la historia de Sendero Luminoso y del innombrable Abimael Guzmán. De Gide había leído una autobiografía y dos novelas. El inmoralista y Los Monederos falsos, así que me dije, "llevaré a Rachel de Queiróz y a Gide". Los supuse, íntimamente, como una buena compañía.
En dos días leí Tierra de silencio, apenas ciento cincuenta páginas. Dos temas básicos se narran allí, el de la pobreza, la miseria y el del amor, en éste caso, frustrado, de los protagonistas principales. A primera vista, se trata de una novela de corte social, de ricos y pobres, de capitalismo y socialismo pero, mientras leía captaba una sutileza en la narración que la hacía totalmente digerible impregnada de una naturaleza literaria poco común en ese tipo de literatura. Reflexioné: la escritora de Tierra de silencio debe ser una auténtica escritora, alguién muy particular y así resultó ser. Rachel de Queiroz, nació en Fortaleza el 17 de noviembre de 1.910 y falleció en Río de Janeiro el 4 de noviembre de 2.003. Reza en una nota bibliográfica que Rachel fue, además, traductora, periodista y dramaturga. Fue la primera mujer en pertenecer a la Academia Brasileña de Las Letras (4-11-1.977) y la primera en ganar el Premio Camôes(1.993). Para muchos la mayor escritora brasileña. Tierra de silencio fue publicada en 1.930 y su título en portugués es O Quinze y parece contener elementos autobiográficos muy vívidos ya que en 1.917 la familia Queiróz escapa de la sequía a Río de Janeiro, después a Bélem de Pará, regresando dos años después a Fortaleza. La obra, así como los premios recibidos por Rachel de Queiróz es bastante extensa.
Ahora pienso que, debe haber algo que lo lleva a uno a escoger un libro en vez de otro, más allá de las primeras razones que menciono antes y que, lo del clic emocional tiene una influencia mayor que hace conexión con nuestro sentir particular, como si en el momento de tener el libro en nuestras manos fluyera un aura (o no fluyera) entre sujeto y texto y, a través de éste último, entre el sujeto lector y el escritor.
Tierra de silencio: todo un acierto para mí. Ahora le toca el turno a Gide.
Et nunc manet in te (Y ahora permanece en ti) se trata de un corto pero profundo relato que hace Gide sobre la relación que mantuvo con su esposa Madeleine Rondeaux con la cual estuvo casado durante cuarenta y tres años hasta la muerte de ella en 1.938. Como él relata en Si la semilla no muere...Madelaine era su prima, dos años mayor que él. Gide se enamoró de ella desde temprana edad, no obstante, se plantea en el relato que el matrimonio nunca se consumó físicamente y que nunca hablaron sobre la homosexualidad de él, ya obvia durante su viaje de luna de miel. En todo caso, ella nunca le reprochó nada pero para Gide, Madeleine era una persona fundamental en su vida aunque la describe como una mujer dura y poco dada a los cambios. Al parecer se trató de un palmario ejemplo de amor sin deseo sexual al menos por parte de Gide.
Corydon, nombre tomado de un pastor de las Bucólicas de Virgilio constituye un conjunto de relatos, expuestos en forma de diálogos, donde se hace una clara defensa de la homosexualidad, donde se plantea que la heterosexualidad no es más que el producto de la educación, de la costumbre. Muchos de los argumentos allí expuestos se basan en las conductas homosexuales de los griegos y de los romanos, como en conocimientos del comportamientos sexual de los animales. Por momentos parece que estuviésemos ante un libro de biología pero Gide logra raspar las asperezas de ciertos argumentos sobre un tema que siempre se ha considerado difícil tanto desde el punto de vista biológico, como del ético y moral. Corydon, considerado por el propio Gide como su mejor libro, fue publicado, inicialmente en forma separada y discreta desde 1.911 hasta 1.920 hasta su edición definitiva en 1.924. Tal discreción estuvo motivada tanto por represiones del propio Gide como por el consejo de sus amigos quienes le advertían sobre las consecuencias personales y sociales que podría ocasionarle Corydon.
Creo que las dos historias de Gide son bien interesantes y que Corydon, en especial, no contiene para nada, razonamientos descabellados o "contra natura", tal vez si "contra las costumbres". La perspectiva de Gide sobre la homosexualidad contiene elementos teóricos y empíricos difíciles de refutar, al menos, desde el punto de vista lógico.
Quiero agregar aquí un comentario sobre Tres Cuentos de Gustave Flaubert, publicado por editorial Espasa (2000). Una de las cosas que he aprendido de la literatura es la de lo falso que es emitir opiniones sobre lo que en verdad se desconoce. ¿Qué decir del excelente escritor francés?. Madame Bovary y Bouvard y Pécuchet han sido las dos novelas que de él he disfrutado. Ah...y se me olvidaba La tentación de San Antonio de la cual y, al parecer, llegó a escribir tres versiones. Por cierto, de éste último escibí unas cuantas notas que no he concluído pues pienso que se impone una relectura. En definitva Flaubert es un escritor profundo y muy completo en la medida que le cuesta dejar cabos sueltos. Tres cuentos tiene 134 páginas. Narra tres historias tituladas: Un corazón sencillo; la leyenda de San Julián El Hospitalario y Herodías. Cuando comencé a leer, experimenté un tedio sutil, no pasó desapercibido para mi, llegando hasta pensar que el libro sería un fastidio. Al fin y al cabo, Flaubert era novelista más que cuentista. Más temprano que tarde pude darme cuenta que Un corazón sencillo era una hermosa historia sobre la vida de una mujer humilde llamada Felicidad, que La leyenda de...era una historia terrible pero contada de tal manera que me hizo sostener el interés hasta el final y para terminar, Flaubert remata con Herodías, la princesa judía que se casó con dos tíos. Primero con Herodes Filipo con la cual tuvo una hija -Salomé- y luego con Herodes Antipas -que desde el punto de vista de lo poco que se sobre escribir cuentos llamó mucho mi atención. El título, el cuento que -durante casi todo su transcurso tiene mas bien como personaje central a Herodes Antipas-. Herodías, si bien su participación es determinante, es mencionada de manera colateral. Finalmente, el cuento relata la muerte, decapitado, de Juan, el Bautista. Concluyo que es un error o al menos una ligereza pensar o expresar que un libro es poco atrayente sin haber hecho cierto recorrido del mismo. Eso es válido para ciertas circunstancias de la vida.
Enero, 2.009.
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