viernes, 1 de agosto de 2025

La ciudad vencida

“La familia, por penuria  o exceso, por presencia o ausencia, nos define” (116).

Hace unas horas terminé de leer la novela La ciudad vencida (2014) publicada por la editorial Libros del fuego, de la periodista y escritora venezolana (y colombiana) Yeniter Poleo.

La ciudad vencida es su primera novela y llegó a mis manos de manera azarosa. Me la prestó (¿o fue un obsequio?), mi cuñada Julie, esposa de mi hermano menor, Carlos.

Digo azarosa porque la muerte, aunque inevitable, es un acto impredecible al igual que lo es el nacimiento.

Julie y Carlos me convidaron a su casa en Bello Monte para compartir la comida favorita de Alexandra, pizza y pepsi cola. Alexandra, su hija menor (mi sobrina) tristemente fallecida el 7 de julio del año en curso.

La muerte de Alexandra (alias La Gorda, Alexa) los ha sumido –nos ha sumido a todos- en un vacío insondable que ninguna razón médica puede aliviar.

Pocas veces vi a Alexandra, nuestros contactos no pasaban de un “¡Hola!, ¡bendición tía! Y un ¡Dios te bendiga!, seguido de un abrazo y un beso en el cachete.

La última vez que recuerdo haber visto a Alexandra  fue en la fiesta del bautizo de una primita, Andrea Isabella, hija de mi prima Lorena, celebrada en Caraballeda (La Guaira) hace más de un año.

Surge y resurge en mi pensamiento la imagen de su rostro de perfil, con una semi sonrisa plagada de ternura y candidez. Así quiero recordarla.


Como tatuaje indeleble

Tu suave perfil se ha plasmado en mi memoria.

Una semi sonrisa

en un rostro tierno y cálido.

 

La lectura de La ciudad vencida, el tener el libro en mis manos, y aunque tal vez Alexandra nunca lo leyó, me hace sentir cercana su presencia, porque ella de alguna manera, estuvo físicamente cerca de él.

La ciudad vencida ha resultado, dentro de las circunstancias, una grata sorpresa. Su calidad literaria es innegable. No dejo de preguntarme por qué no había leído nada de Yeniter Poleo, ni siquiera la había escuchado nombrar.

La novela está ambientada en Caracas entre 1988 y 1992, donde resaltan dos lamentables hechos históricos ocurridos en nuestro país en las dos últimas décadas del siglo XX, cuyas causas, impacto y consecuencias  no han sido, a mi entender, explicadas en toda su extensión.

El primero fue el llamado Caracazo ocurrido el 28 de febrero de 1989, que tuvo como telón de fondo unas duras medidas económicas tomadas por el extinto presidente Carlos Andrés Pérez  (Rubio, 1922 – Miami, 2010) en su segundo mandato (1989-1993).

El Caracazo fue un estallido social caracterizado por disturbios, saqueos, destrucción de locales comerciales, etc. Aparte de la policía, las fuerzas armadas fueron llamadas para el  “control” del orden público lo que originó un considerable número de heridos y fallecidos provenientes–en particular- de los barrios pobres de la capital- que colapsaron hospitales y la morgue de Bello Monte.

Muchas personas fueron enterradas en fosas comunes sin haber sido siquiera identificadas. Las cifras oficiales fueron de 276 fallecidos pero reportes extraoficiales mencionan más de tres mil.

El otro hecho que narra La ciudad vencida, aunque en menor medida, fue el intento de golpe de Estado del 4 de febrero de 1992, liderado por el teniente coronel Hugo Chávez Frías (Barinas, 1954- Caracas, 2013) también contra el gobierno de Pérez.

Los militares, alzados en armas, fueron apresados pero después de un tiempo relativamente corto, fueron indultados en el segundo gobierno del Dr. Rafael Caldera (Yaracuy, 1916 – Caracas, 2009). Aunque el golpe fue fallido, sirvió para catapultar a Chávez F. llevándolo a la presidencia de la República en las elecciones democráticas de 1998 y, en ese sentido, también  llevó a nuestro país a lo que es hoy en día. Una Venezuela hundida en la más deplorable corrupción, miseria, con ausencia del Estado de Derecho, hundimiento de los servicios públicos, una migración brutal, etc.

Los personajes centrales de La ciudad vencida son el cronista Bernardo Guanipa (Bernard Guaní), un hombre ya cincuentón, muy cuidadoso y formal en el vestir y amante de la música de Felipe Pirela, Tito Rodríguez y otros.  Guaní era el encargado de la sección Sociedad o Fiesta del diario La Verdad.

Bernard, al trabajar en esa sección, había tenido la oportunidad de conocer a muchas personas de la “alta” sociedad caraqueña y también de la farándula. Había hecho amistades, muchas de ellas auténticas.

Por otro lado estaba la pasante asignada a la sección de Guaní, llamada Cariú.

Cabe destacar que a Bernard no le duraban las pasantes ya que se trataba de una persona muy exigente  y algo áspera  pero Cariú se lo fue ganando poco a poco aunque discrepaba de la superficialidad de los actos sociales a los que debía acudir y reseñar.

Cariú tenía 18 años, estudiaba Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) por medio de una beca. Vivía en Antímano y provenía de una familia pobre formada por su mamá quien trabajaba en una oficina ubicada en las Torres de El Silencio o Torres del Centro Simón Bolívar. Era la mayor de tres hermanos: Carla (15) y Urbano (10).

Sin embargo, Cariú era una joven entusiasta, carismática, trabajadora y con muchas ganas de salir adelante y lograr mejorar su nivel de vida y el de su familia.  

Como hemos dicho, la relación entre Bernard y Cariú, inicialmente tensa, fue mejorando por la tenacidad de la muchacha y el reconocimiento que de ella Bernard va haciendo hasta convertirse en una relación de afecto y amistad.

A tanto llegó la amistad que Cariú le regaló un perrito al que Bernard llamó Marcial y al que tomó cariño a pesar de que Marcial le hacía “la vida –y su apartamento- de cuadritos” y Bernard le obsequió un pasaje para que pudiera viajar al exterior y hacer un curso de inglés.

Durante los eventos del Caracazo, Cariú desaparece en el marco de una cobertura sobre denuncias del nefasto accionar de los militares en la barriada de Petare. 

Cariú logró hacer la entrevista pero la agarró el toque de queda. En la novela se describe su encuentro con un soldado que vivía cerca de su casa y que estaba enamorado (encaprichado) de ella, no obstante, Cariú nunca le había prestado atención.  Lo narrado allí, el odio destilado por el soldado, nos hace pensar que posiblemente la asesinó por  venganza, por un profundo rencor.

Bernard busca a Cariú por hospitales, en la morgue, en el cementerio General del Sur, quedando atrapado bajo una gran tristeza y desolación. Un día se topa con Carla (¡creyó que era Cariú!) para enterarse que la familia de Cariú había hecho lo propio y que tampoco la habían hallado.

A raíz de ese encuentro, deciden realizar una protesta tanto escrita en el periódico (por supuesto que con el desconocimiento del jefe de Bernard) y con familiares de desaparecidos durante el Caracazo.  

La novela de Poleo hace una descripción bien acogedora sobre la Caracas de la década del sesenta aproximadamente y en adelante. Inevitablemente se contrasta dicha época con la degradación de la ciudad hacia finales del siglo XX. Constituye un recorrido por sus aspectos culturales en el área del teatro, de la televisión, de la música, de espacios icónicos de nuestra capital. Esta narración constituye una especie de redondeo que le da un mayor valor literario a La ciudad vencida y que moviliza recuerdos y emociones, sobre todo para los caraqueños nacidos en la década del cincuenta y del sesenta.

Bien vale la pena leerla.

 

 

Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 1 de agosto de 2025. 


viernes, 13 de junio de 2025

Imposible decir adiós

 



Imposible decir adiós (2021) es la novela más reciente de la escritora surcoreana Han Kang (1970), premio Nobel de literatura 2024.

La novela consta de tres partes: que, a su vez, están subdivididas en capítulos: Los pájaros (seis capítulos); La noche (seis capítulos) y La llama.

Esta novela está ambientada en Seúl y la isla de Jeju (que es la isla más grande de Corea del Sur, situada en el estrecho de Corea).

La narradora es Gyeongha quien trabajaba como periodista y escritora. La mujer había tenido pérdidas (que presumimos familiares: ¿divorcio, alejamiento de su hija?) que la sumen en un profundo estado depresivo. Deja su trabajo y decide alquilar un pequeño apartamento en las afueras de Seúl y dedicarse a escribir. Estaba tan deprimida que decide escribir un testamento donde apuntaba todo lo que se debía hacer con sus bienes aunque no logra ponerle un  destinatario. Escribía el testamento, lo rompía, lo volvía a escribir y así.

Narra que meses después que le fuese publicado un libro (2014) sobre la masacre de Gwangju (ciudad ubicada al suroeste de Corea del Sur) comienza a tener el siguiente sueño que se le hace reiterativo:

"Caía una nieve rala. La llanura en la que me encontraba lindaba con una colina, sobre cuya ladera había plantados miles de troncos negros. Gruesos como durmientes de ferrocarril, todos tenían alturas distintas, como personas de diferentes edades. Sin embargo, no eran rectos como durmientes, sino ligeramente ladeados y curvos, como miles de hombres, mujeres y niños escuálidos andando cabizbajos bajo la nieve ¿Será un cementerio? ¿Esos maderos son lápidas? -me preguntaba.

Yo iba y venía entre los troncos negros, sobre cuyas superficies cortadas se acumulaba la nieve como cristales de sal, al igual que entre los túmulos que se alzaban detrás. De pronto, me detenía al sentir el agua debajo de mis zapatillas. Qué extraño, pensaba. Un rato después el agua me llegaba al empeine. Me daba la vuelta y no podía creer lo que veía. La línea que se divisaba al final de la llanura no era el horizonte, como había supuesto, sino el mar. Era la pleamar y la marea estaba subiendo. ¿Por qué los habrán enterrado en un lugar como este?, me preguntaba en voz alta. El mar crecía a ojos vistas. ¿Así era como subía y bajaba la marea todos los días? ¿Y si se habían llevado los huesos de más abajo, dejando los túmulos vacíos? No había tiempo. Las tumbas anegadas ya no tenían remedio, pero había que trasladar cuanto antes los restos enterrados más arriba. Tenía que ser ahora mismo, antes que siguiera subiendo el mar. Pero ¿cómo? Yo estaba sola y no tenía siquiera una pala. ¡Eran tantas tumbas! Sin saber qué hacer, corría entre los troncos negros, abriéndome paso a través del agua que me llegaba a las rodillas",

Se despertaba…Gyeongha pensaba que su sueño tenía que ver con el  libro que había escrito.

Aparte de esa pesadilla y de otras que padecía con anterioridad, ella sufría de intensas migrañas acompañadas con dolores abdominales, episodios de vómitos, tenía poco apetito y trastornos del sueño.

Un día, Gyeongha recibe un mensaje de texto de una amiga (Inseon) quien le pregunta si puede ir a verla a un hospital en Seúl. Tenían más de veinte años de amistad.

Inseon era fotógrafa, había realizado varios documentales y luego se había dedicado a trabajar la carpintería en un taller que había construido en su casa materna en Jeju. Inseon se había ido a Jeju para cuidar a su madre quien se hallaba enferma y se había quedado a vivir allá después de su fallecimiento, situación que Gyeongha nunca había entendido.

Gyeongha había visitado la casa de Inseon en Jeju, había conocido a su madre y a un par de cotorritas blancas que Inseon tenía y a quienes adoraba, llamados Ami y Ama. Ami ya había muerto.

Hacía un par de años, Gyeongha había hablado con Inseon sobre la  posibilidad de hacer un documental sobre el sueño descrito anteriormente pensando que con ello podría desaparecer, conjurarlo. Inseon se muestra dispuesta (y le dice que pueden hacerlo en Jeju, que había condiciones para conseguir los troncos de árboles y que las nevadas en Jeju tendían a ser intensas puesto que vivía en una zona montañosa) pero, por una u otra razón, el proyecto fue quedando rezagado hasta que Gyeongha le dice a Inseon que lo olviden pero, Inseon insiste e incluso había empezado a recolectar troncos de árboles por su cuenta. Gyeongha había dado por hecho que el proyecto estaba cancelado.

Lo cierto es que Gyeongha decide irse inmediatamente a Seúl para saber qué había ocurrido con su amiga. Resulta que Inseon había tenido un accidente con su sierra eléctrica y se había cortado el dedo índice y el medio de su mano derecha.

Un vecino la había encontrado casi por azar, desvanecida y, la llevó a un hospital en Jeju desde donde la refirieron a uno  en Seúl para operarla y reimplantarle sus dedos.

Después de la operación, cada tres minutos y por un lapso de tres semanas, debían pincharle con unas agujas dichos dedos para que el injerto fuese exitoso (se trataba de una experiencia muy dolorosa).

Gyeongha e Inseon hablan sobre lo sucedido. Inseon le pide que vaya a Jeju para ponerle agua y comida a Ama pues, si no, moriría. Aunque el tiempo era pésimo (lluvias intensas y nieve), Gyeongha accedió ir a Jeju.

Realmente la narración que hace Gyeongha sobre su travesía para llegar a la casa de Inseon es terrible. Había intensas lluvias, vientos y caía nieve pero llega (la zona estaba muy oscura). Entra al taller de Inseon y encuentra mucha sangre, evidencia de lo ocurrido pero ve algo que llama mucho su atención: muchos troncos de árboles, es decir, que Inseon estaba trabajando para el documental del que habían hablado a pesar de que Gyeongha le habían dicho que descartaran la idea y el accidente lo había sufrido en esa tarea.  

Antes de llegar a Jeju, Gyeongha evoca algunos relatos que Inseon le había hecho cuando trabajaban juntas en Seúl, en especial, uno que le había relatado su madre en un tiempo de nevada.

Inseon le dice “Me contó que cuando era pequeña los policías y los soldados mataron a toda la gente de su pueblo, pero que ella, que estaba en sexto grado de primaria, y su hermana mayor, que tenía dieciséis años, se salvaron porque habían ido a hacer un recado a la casa de un tío segundo. Volvieron al pueblo al día siguiente, tras enterarse de lo ocurrido, y estuvieron deambulando toda la tarde por el patio de la escuela buscando los cuerpos de sus padres, del hermano mayor y de la hermanita pequeña de siete años. Los cadáveres estaban amontonados y enmarañados entre sí, y durante la noche había caído una fina capa de nieve sobre sus rostros. Como no se les podía reconocer, mi tía (la hermana de la madre de Inseon) les limpiaba la nieve de la cara con un pañuelo porque no se atrevía a hacerlo con la mano. Luego le dijo a mi madre: ‘Yo me encargo de quitarles la nieve; tú mírales bien la cara’. Seguramente quiso evitar que su hermanita tocara los cadáveres, pero al oír aquello a mi madre le entró tanto miedo que se aferró a la manga del abrigo de su hermana y caminó con los ojos fuertemente cerrados. Únicamente los abría, obligada, cuando mi tía le decía que mirara bien para ver si reconocía la cara. Mi madre me contó que aquel día aprendió, de una vez y para siempre, que cuando alguien se muere y su cuerpo se enfría la nieve se acumula sobre sus mejillas y la sangre se escarcha…(continúa Inseon) Hasta entonces, yo no había sabido nada. Nunca le había dado importancia al hecho de no haber llegado a conocer a mis abuelos maternos…”

(Transcribo este relato porque es central en la novela. La experiencia de asesinatos, de torturas y el impacto nunca aminorado de los familiares que quedan vivos).

Gyeongha encuentra a Ama muerta – lo cual le resultó doloroso- y decide enterrarla donde Inseon había enterrado a Ami – meses atrás- y luego se queda dormida en su cama.

A la mañana siguiente, Gyeongha ve a Ama en su jaula (piensa si ¿estará soñando o si soñó antes?) pero le pone agua y comida. 

De pronto, ve a Inseon (no parece tener ninguna herida en su mano. ¿Es una alucinación?) y aquí se inicia una larga conversación donde Inseon habla de su madre (que siempre pareció débil), recuerda la historia familiar que vivió. Habla de su padre…

La(s) matanza(s) que la madre de Inseon le contó habían ocurrido en Jeju (hacia setenta años). Inseon agrega que su madre había recopilado, durante años, información sobre muchos asesinatos, llevados a cabo, por fuerzas militares o supuestas fuerzas revolucionarias (dentro del contexto de luchas por el poder político). Los cadáveres habían sido encontrados en fosas comunes. Por otro lado, su madre había formado parte de asociaciones de familiares de las víctimas pidiendo encontrar los restos y exigir justicia. 

Inseon también había recabado mucha información, por ello, el proyecto que le había planteado Gyeongha se hizo vital para ella y sabía que también lo sería para su madre. Imaginamos que para Inseon sería como una forma de honrar a su madre.

Agreguemos aquí que el padre de Inseon (ya fallecido) parecía haber sido víctima del trauma de haber visto torturas y matanzas de hombres, mujeres y niños y cada cierto tiempo, se metía con Inseon en una cueva y le tomaba la mano con fuerza y tenacidad. Parecía una reacción de estrés postraumático. Inseon había filmado un documental sobre él contando esto.

Por lo que entendemos, el sueño de Gyeongha no era producto del libro que ella había escrito sobre la masacre de Gwangju que, efectivamente ocurrió en 1980 y en la que, según cifras oficiales murieron 166 personas, aunque las organizaciones de activistas de derechos humanos señalan que hubo más de 2000 personas fallecidas (Google).

El sueño que se le escenifica parece corresponder, más bien, a las muertes ocurridas en Jeju en 1948 (cuando se divide Corea del Norte -administrada por la Unión Soviética y Corea del Sur –dirigida por Estados Unidos- concatenada con la guerra de Corea (1950-1953) y que ha sido contada de diversa manera según quien lo haga.

Vale destacar que la parte de la novela donde Gyeongha encuentra a Ama muerta o viva (¿?) y, luego cuando ve a Inseon (cuando se supone que todavía estaba hospitalizada en Seúl) y se ponen a conversar, es como una pincelada de fantasía. No sabemos qué es real pero nos preguntamos si es importante saberlo porque la narración subsiguiente nos exponía una historia que era necesaria conocer. 

La narración de Imposible decir adiós oscila entre el presente y el pasado y viceversa. Como hemos visto discurre con muchos momentos de irrealidad, sueños, etcétera.

Imposible decir adiós es una novela teñida de tristeza, que muestra la fuerza de la amistad, las injusticias cometidas por motivaciones políticas, la importancia de la memoria, los daños irreparables que sufren los familiares y amigos de las víctimas. 

En una entrevista realizada a Han Kang publicada el 14 de diciembre de 2024 en el portal La Tercera, le preguntan que cuál de sus novelas era la ideal para comenzar a leerla y ella respondió que Imposible decir adiós. No obstante y como lectora, creo que hasta ahora, la mejor novela para empezar a conocer a esta interesantísima autora es La vegetariana.  

Muy buena novela de Han Kang.

 

Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 13 de junio de 2025.

 

 

 

domingo, 8 de junio de 2025

La clase de griego

 A María Antonieta por hacerme llegar esta novela.







¿No le parece raro?
¿No le extraña que tengamos párpados y labios?
Que a veces nos los cierren desde afuera, y otras veces los cerremos con fuerza desde adentro (90).


La novela La clase de griego (2011) es de la escritora surcoreana Han Kang, premio Nobel de literatura 2024.

Se trata de una novela donde el lenguaje es el principal protagonista por su belleza y hermosura no exento de tristeza y de melancolía. También es una novela corta e intensa como La vegetariana reseñada en este blog. 

En esencia narra dos historias paralelas: una mujer joven, divorciada, dedicada al área de la literatura quien pierde la voz después del fallecimiento de su madre y de haber perdido la custodia de su hijo de ocho años y decide tomar clases de griego antiguo.

En principio parece curioso la escogencia de aprender una lengua que ya no es hablada como lengua materna por ningún grupo de personas, es decir, una lengua muerta como lo es el griego antiguo para intentar recuperar la voz propia, individual, personal. A medida que avanzamos en la lectura podemos reflexionar sobre tal elección y asomar otra interpretación como sería irse a los "orígenes" del lenguaje.

La pérdida de la voz del personaje femenino -cuyo nombre no mencionamos ya que no aparece en ningún momento- ya le había sucedido durante su adolescencia "Aquello le ocurrió por primera vez el invierno en que cumplió dieciséis años. El lenguaje, que la aprisionaba y la hería como una prenda hecha con miles de alfileres, desapareció de un día para otro. Podía oírlo, pero un silencio como una gruesa y compacta capa de aire se interponía entre el caracol de sus oídos y el cerebro" (10). 

No había ninguna razón orgánica que explicara la pérdida de la voz, lo que hace pensar que se trataba de una afonía psicógena o afonía de conversión que usualmente es provocada por un intenso trauma emocional "No era que sus cuerdas vocales no se hubieran desarrollado lo suficiente o que tuviera algún problema de capacidad pulmonar. Simplemente no le gustaba acaparar espacio. Todo el mundo ocupa un espacio físico proporcional al volumen de su cuerpo, pero la voz se propaga a una distancia aun mayor. Y ella no deseba amplificar de ese modo su persona" (32). 

La mujer va un tiempo donde un psicoterapeuta con quien se comunicaba a través de la escritura pero, al no obtener mejoría (y por razones económicas) opta por no seguir yendo.

La mujer era una apasionada de las palabras, de las frases y también tenía una gran sensibilidad para la percepción del mundo exterior, sobre todo de la naturaleza. De hecho, su palabra preferida era bosque "Cuando entró en la escuela primaria, empezó a anotar palabras en las últimas hojas de su diario. Sin ninguna relación ni propósito, escribía las palabras que le habían causado alguna impresión. De todas ellas, la que guardaba como un tesoro era (bosque), cuya forma le recordaba a una antigua pagoda: era la base, el cuerpo y la cúpula. Le gustaba que hubiera que entrecerrar los labios y dejar pasar el aire lenta y cuidadosamente para pronunciar   ; y que al final hubiera que sellar los labios para que la palabra se completase en silencio" (9-10).

(¿Qué es una pagoda?. Según Google, es una torre de varios pisos con techos curvados hacia arriba, común en Asia, especialmente en China, Japón, Vietnam y Corea. Se asocian con templos budistas y taoístas. Se construyeron inicialmente para albergar reliquias sagradas y luego se convirtieron en estructuras monumentales con propósitos religiosos y culturales).

Durante las clases de griego, la mujer nunca habló ni con el profesor ni con ninguno de sus compañeros.

El profesor de griego antiguo (licenciado en filosofía griega), tenía treinta y un años pero parecía mayor. Tenía una cicatriz en el rostro por un accidente. Era coreano pero a los 15 años había emigrado con su familia a Alemania y recientemente había regresado a Seúl por razones no muy claras.. El hombre -cuyo nombre tampoco es mencionado- padecía de una enfermedad oftalmológica -al parecer hereditaria- puesto que su padre y su abuelo la habían sufrido. El pronóstico era que irremediablemente quedaría ciego. En realidad casi ya lo estaba. Usaba unos lentes gruesos. La avanzada ceguera lo condicionaba a manejarse más de día y a cargar una linterna consigo para los momentos de oscuridad.

Al profesor le llamaba la atención la mujer pero no entendía por qué no hablaba. Llegó a pensar que era sordomuda. Un día intentó hablarle con la simbología de los sordomudos pero ella tampoco le respondió. 

Ambas historias relatan experiencias tristes: el arrollamiento del perro de ella cuando tenía cinco años. Al intentar abrazar al perro, tendido en el pavimento, el perro la muerde con violencia. Al parecer, ella tuvo un intento de suicidio "Sin darse cuenta, ella se mira la muñeca izquierda. Debajo del coletero morado empapado por el sudor, siente la vieja cicatriz también húmeda. Pero no quiere recordar. Y si tiene que hacerlo, no quiere sentir nada" (92).

Por el lado de él, se narra la relación que tuvo con un amigo que por años había estado muy enfermo ( también estudió filosofía) y que, ya habiendo regresado él a Seúl, le comunican de su fallecimiento, noticia que lo entristece grandemente. El amigo, que parecía tener un cierto humor negro, le decía que practicase con un bastón para ciegos y se comprara un perro guía para cuando ya quedara totalmente ciego y por muy realista que le pareciera el comentario del amigo, se entristecía. 

Un día, ya finalizando el período de clases, la mujer llega temprano al salón. Ve un pajarito que había entrado al aula y que no lograba salir. Ella hace lo posible para que lo haga pero el pajarito se golpeaba contra paredes y ventanas hasta que sale del aula y se mete hacia una especie de sótano que había cerca de las escaleras de acceso al salón. Ella, sintiendo qe ya no podía hacer más regresa al aula. En eso venía llegando el profesor que no entiende qué ocurre, ella termina de retirarse y el profesor, enciende su linterna para iluminar el sótano y ve al pajarito. En eso se le cae la linterna y resbala por las escaleras. Pisa sus lentes que se le habían caído al piso y se corta en una mano con los vidrios. Se siente atrapado y empieza a pedir ayuda. En eso viene ella (más nadie había asistido a clases ese día) y se percata del problema de visión de él. Él le pide que lo ayude a ir hasta una óptica pero era tarde aparte de que caía un torrencial aguacero. Lo que ella hizo fue tomar un taxi con él y dirigirse a un hospital para que le atendieran la herida de la mano que sangraba copiosamente.

Después de salir del hospital, ella lo acompaña a su casa. El profesor hablaba y hablaba, apenado -también emocionado- excusándose por toda la situación y ella sin lograr pronunciar palabra. Al final, ella espera a que él se duerma y ella se va a su casa en autobús.

A la mañana siguiente, la mujer llega temprano a la casa del profesor para llevarlo a una óptica: la escena final que parece que podemos mirar es la de una mujer sufriente que no podía hablar y el hombre solitario-también sufriente- que no podía ver. Él se fue aproximando a ella, con miedo, con ternura. Sus labios también se fueron acercando y se besaron. 

Si tuviera que responder a la pregunta de cuál es el tema central de La clase de griego, diría que es la narración -tierna y dolorosa- de la soledad del ser humano y la esperanza que, pese a todo, puede brillar en esa soledad, en esa oscuridad.  

¡Excelente novela de Han Kang!

Escrito y publicado por Libia Kancev D.
Caracas, 8 de junio de 2025.

sábado, 7 de junio de 2025

La vegetariana



La vegetariana (2007) es una novela de la más reciente premio Nobel de literatura (2024) Han Kang (Corea del Sur, 1970). La leo en digital. La traducción es de la coreana Sunme Yoon (1965) quien se crio en Argentina.

Se trata de una novela corta pero intensa formada por tres capítulos: La vegetariana, La mancha mongólica y Los árboles en llamas.

La vegetariana es una novela triste, melancólica, que narra la vida de una mujer joven llamada Yeonghye que un día decide que no comerá más carne, es decir, hacerse vegetariana.

El primer capítulo es narrado por el esposo de Yeonghye quien la consideraba una mujer simple, insustancial. Lo que sí nos resulta obvio -desde un principio- es que Yeonghye es una mujer llena de una profunda soledad.

El cambio al vegetarianismo de Yeonghye no parece ser una decisión pensada o reflexionada si no que ella argumenta que tiene unos sueños que le impiden comer carne, luego dice que se le aparecen unas caras. Se trata de unos sueños bastante pesados, macabros.

El esposo de Yeonghye, que tenía un trabajo administrativo y, que era un hombre bastante superficial intenta convencerla de que coma carne pero ella se niega rotundamente. Yeonghye también presenta trastornos del sueño, episodios de vómitos y comienza a perder peso. Otro aspecto es que se negaba a utilizar sostén y empieza a pasar momentos en que se queda con sus senos expuestos.

El esposo de Yeonghye le hace saber a la familia de ella lo que ocurre y, en una reunión familiar en donde estaban sus padres, su hermana mayor (con el esposo que se dedicaba al arte) y el hermano (con su esposa), el padre pretende obligarla a comer carne y la abofetea ante su negativa. Yeonghye reacciona agarrando un cuchillo de la mesa y se corta las venas de sus muñecas. 

El cuñado le aplica primeros auxilios, la carga sobre su espalda y apura al esposo de Yeonghye para llevarla al hospital más cercano. Allí la estabilizan y la iban a dar de alta pero ella se sale de la habitación y la encuentran en el patio del hospital, desnuda y con un pajarito apresado en una mano y al que le había dado un mordisco (¡no he podido evitar representarme esta escena como muestra palmaria del profundo malestar que aqueja a Yeonghye!). 

Yeonghye es hospitalizada unos meses por psiquiatría y más adelante sabremos que es diagnosticada con esquizofrenia con muy escasa respuesta al tratamiento medicamentoso. Al ser dada de alta, pasa un tiempo donde su hermana Inhuye (que siempre fue muy cercana a ella). Aunque está de alta, Yeonghye no está mejor, sigue negándose a comer carne pareciendo virar, incluso, al veganismo a lo que se va agregando un cuadro de franca anorexia). El esposo pide el divorcio sin mayores consideraciones.

Al poco tiempo, Yeonghye decide irse a vivir sola a un apartamento. Su hermana permanecía siempre pendiente de ella, mientras que sus padres y su hermano se alejaron.

Un día, Inhuye le pide a su esposo que vaya a ver a Yeonghye, que le lleve frutas y que hablé con ella. Aquí ya entramos en el segundo capítulo narrado por el cuñado. El hombre había estudiado arte. Económicamente era poco productivo. Se dedicaba a hacer videos cortos. Poco a poco, vamos sabiendo que el cuñado se sentía atraído por Yeonghye y que deseaba realizar con ella un proyecto de video que tenía tiempo en mente. El hombre también había convertido como una especie de fetiche una mancha mongólica que Yeonghye tenía en una de sus nalgas. Por cierto y en vista de que uno de los capítulos lleva el nombre de mancha mongólica, vale destacar que se trata de una melanocitosis dérmica y que es común, en especial, en personas de países asiáticos. No requiere ningún tipo de tratamiento. 

Así, el hombre quería filmar  los cuerpos de una pareja que serían pintados con flores, ramas, árboles, haciendo el amor. No sé trata de un video pornográfico ni mucho menos, si no un video de carácter estético.

El cuñado le propone a Yeonghye pintarla y ella accede sin ningún pudor. Para ella y, desde el punto de vista psicológico, era algo que le resultaba  natural  y placentero. La segunda parte del proyecto no pudo concretarse con un actor y el cuñado se da cuenta que si él también se pinta, Yeonghye accederá a hacer el amor con él y ser filmados. El cuñado graba la escena y después de un intenso desborde sexual, sobre todo de parte de él, se quedan dormidos.

Inhuye va al apartamento de su hermana y descubre a su esposo con Yeonghye y ve el video. Está sorprendida, está furiosa con su esposo porque no puede dejar de pensar que él se ha aprovechado de Yeonghye quien está gravemente enferma. Decide llamar a una ambulancia. Yeonghye es hospitalizada y el cuñado estuvo varios meses preso y se descartó que él tuviera algún trastorno mental. Inhuye y su esposo no vuelven a verse aunque tenían un hijo en común, Jiwi.

En realidad, la relación de Inhuye y su esposo venía mal desde hacía tiempo. Inhuye tenía dudas de que su esposo alguna vez la hubiera amado. Para él, ella era una mujer comprensiva, amable, tolerante, tal vez excesivamente tolerante , lo que, de alguna manera, le provocaba rechazo, por muy paradójico que pueda sonar.

El último capítulo lo narra Inhuye. Era una mujer trabajadora, independiente, era dueña de una tienda de cosméticos donde le iba muy bien. Siempre fue el sostén económico en su matrimonio. Excelente esposa, excelente ama de casa, excelente madre. 

Durante la segunda hospitalización de Yeonghye, es Inhuye quien paga los gastos, va a visitarla y habla con los médicos.

Un día la llaman para decirle que Yeonghye se había escapado y al poco tiempo le avisan que la habían hallado en un bosque cercano bajo una intensa lluvia.

Inhuye va al sanatorio a ver a su hermana. Le lleva frutas, jugos, etcétera, pero todo es infructuoso. El estado de Yeonghye es cada vez más lamentable, tanto así que el médico le dice que tendrán que llevarla a un hospital con terapia intensiva para hacerle un procedimiento que permitiese alimentarla y que iban a hacer un último intento de colocarle una sonda nasogástrica. En el ínterin, Inhuye reflexiona sobre su propia vida, sobre la infancia que tuvieron, sobre la violencia que padecieron a manos del padre que sobre todo la ejercía con Yeonghye, sobre la debilidad de su madre, sobre lo ocurrido con su ex esposo.

Al final, la novela queda en que Yeonghye está siendo trasladada en ambulancia a un hospital general por un cuadro de anorexia intratable y una hemorragia digestiva superior. Inhuye va con ella.

La vegetariana es una novela narrada por otros. Donde la voz de Yeonghye prácticamente no aparece. Sabemos de ella, como tal, por sus sueños que nos manifiestan su intenso y tortuoso dolor psíquico.

Realmente Yeonghye quería fundirse con lo vegetal, con los árboles, con la tierra. Un deseo vital incompatible con la vida.

Durante mi lectura de La vegetariana, por cierto, ganadora del premio Man Booker Internacional 2016 y mucho antes de leer escenas francamente patológicas y conocer el diagnóstico de esquizofrenia que le hacen a Yeonghye es imposible no pensar que padece de un cuadro psiquiátrico grave. El hacerse vegetariana y la forma cómo se manifiesta es la manera que "ella tomó" como expresión de su enfermedad. Quiero decir que se ha podido haber evidenciado por otras conductas. 

En una entrevista que le hacen a Han Kang (que aparece al final de la novela), ella comenta que en Corea la carne no es tan importante, puesto que se come básicamente arroz, tofu (comida de origen chino a base de semillas de soja, agua y solidificante)  y verduras, es decir, no sería nada llamativo dejar de comer carne -aunque en la novela se comenta que se estaba poniendo de moda hacerse vegetariano.

Sabemos que la esquizofrenia tiene un importante componente genético pero que también hay otros factores que influyen en su expresión clínica. Yeonghye no tuvo una buena infancia. Vivió experiencias violentas con su padre y con su madre (en diferentes sentidos). El "irse" hacia lo vegetal es como una forma de dejar de sentir, no padecer más.

Sin duda, La vegetariana es una novela que pone en escena magistralmente la vida de una mujer esquizofrénica dentro de un marco cultural particular. Digo magistral porque la narración logra transmitir la terrible irrealidad, el dolor que sufren estos pacientes y sus familiares. Un auténtico drama sobre el que todavía hay mucho tabú. 

Escrito y publicado por Libia Kancev D.
Caracas, 7 de junio de 2025.  
 
Han Kang



martes, 3 de junio de 2025

Lázaro

 



"Siempre me he preguntado algo sobre Lázaro. Había franqueado las puertas de la muerte. Había visto lo que había al otro lado. ¿Deseaba regresar a la vida?..¿Agradeció a Jesús que le trajera de nuevo?...¿Qué clase de hombre fue después? ¿Qué pensó el mundo de él? ¿Qué pensó el del mundo?".

León XIV Pont. Max. Conversaciones.

"Insistía en que el saber era la llave de la libertad y la prosperidad. La ignorancia era como la marca del esclavo en la frente" (12).



Hace un par de semanas leí la novela Lázaro del escritor y dramaturgo australiano Morris West (1916-1999).

El nombre de Morris West siempre ha estado en mi "radar literario" ya que su novela, La salamandra (1973) fue una de las primeras que leí en mi adolescencia y que aunque no recuerde de qué trataba, la consideré muy buena.

Hallé La salamandra en la modesta biblioteca de mi casa materna. La cubierta era de color blanco. Nunca supe cómo llegó a mi casa y si mis padres o alguno de mis hermanos llegó a leerla.

Lázaro (1999) narra la vida de Ludovico Gadda quien era el papa León XIV, quien, a los sesenta y ocho años sufre de un evento cardíaco que ameritaba un bypass coronario a través de una cirugía abierta.

León XIV es ingresado en una clínica muy prestigiosa de Roma (que no era donde habitualmente se atendía la Curia), dirigida por el cirujano cardiovascular Sergio Salviati quien era italiano-judío.

Un anciano cardenal, Antón Drexel, muy ligado al papa, aunque tenían sus diferencias sobre la forma cómo se conducía la Iglesia, es quien recomienda la clínica ya que era muy amigo de la pareja de Salviati, llamada Tove Lundberg que trabajaba en la clínica en el área del manejo psicológico de los pacientes ante cirugías de gran envergadura.

La relación de Salviati (divorciado) y Tove era muy singular, se querían mucho pero ella, quien tenía una hija con una seria discapacidad que no comprometía su inteligencia y pintaba muy bien, no quería casarce con él y tener más hijos. Pensaba que su hija sería una carga para Salviati.

Antón Dexel le había tomado mucho cariño a la hija de Tove a quien conoce por casualidad. La niña-adolescente también le toma cariño y empieza a llamarlo nono. Drexel, quien ya estaba en las postrimerías de su vida, decide crear un espacio para la atención de niños con discapacidad en una especie de viejo castillo que había adquirido años atrás.  Un grupo de niños, con necesidades especiales vivirían allí donde se les ofrecería la mayor calidad de vida posible y trabajarían en potenciar sus capacidades guiados por diversos especialistas.

Lázaro viene a ser una novela casi policial. Resulta que León X IV siempre había sido un hombre muy duro, muy recio y un ultraconservador. Durante su papado, así como en los anteriores que lo precedieron, la Iglesia Romana se había hecho cada vez más centralizada, lo que había provocado que cada vez más fieles se alejaran de ella y que el número de sacerdotes que dejaban los hábitos fuera mayor. También había menos hombres dispuestos a hacerse sacerdotes.

La cercanía de la posibilidad de la muerte del papa León XIV como consecuencia de la cirugía cardíaca (aunque ya para la época tenía una alta tasa de éxito), le hace empezar a reflexionar sobre su propia vida y la función de la Iglesia que dirigía.

León XVI es operado y su evolución es muy satisfactoria. Por recomendación médica, debía tener un reposo de por lo menos tres meses.

Durante su recuperación empieza a idear una serie de cambios, sin ignorar la fuerte oposición que podía tener por parte de obispos y cardenales.

Lázaro narra la trama del intento de asesinato sobre León XVI por parte de un grupo terrorista llamado La Espada del Islam que fue investigado y desarticulado por el servicio de inteligencia israelí que actuaba en el Vaticano con anuencia no formal por parte de la policía italiana No obstante, antes de detener y asesinar al líder del grupo, este hace contacto con un grupo de coreanos para llevar a cabo la tarea y que, en última instancia concreta durante una misa ofrecida por el papa donde empezó a exponer los cambios, las tranformaciones que quería para la Iglesia. 

La Espada del Islam también había amenazado con secuestrar y asesinar a una mujer en represalia por la desaparición de una espía libanesa que trabajaba en el hospital de Salviati y que estaba involurada en los planes iniciales del asesinato del papa. La inteligencia israelí se planteó que podía ser Tove Lundberg y su hija. Entonces, un alto sacerdote (Matt Neylan), que acababa de retirarse del Vaticano, alegando que ya no creía, le ofrece estar en una finca familiar que tenía en Irlanda. Tove acepta ir (después de hablar con Salviati) y se lleva a su hija con quien Neylan había estrechado lazos. Al cabo de un tiempo, Matt y Tove se van enamorando e inician una relación. Neylan era un hombre muy inteligente y perspicaz e intuye que podrían atentar contra la vida de Tove y su hija y se prepara para hacerles frente. En el interín, la hija de Tove se enferma y fallece de una infección cerebro- espinal.

Lázaro también entrecruza otras historias que le dan más vida y la hacen más interesante: los intringulis y el egoísmo de muchos miembros del Vaticano. El tema político entre Israel y el Vaticano, el tema del celibato, la participación de las mujeres en la vida eclesiástca, la influencia de los medios de comunicación  y otros.

Como escribí antes, el papa León XIV es asesinado de un tiro certero en el pecho y muere de inmediato. Los aires de cambio parecen que quedarán solo en eso. Los obispos se preparan para escoger a un nuevo papa de esta institución milenaria.

Mientras leía Lázaro, recordé, en muchos momentos, El loco de Dios en el fin de mundo (2025) que trata sobre la vida de Jorge Bergoglio, el papa Francisco ( y sus intentos de modernizar la Iglesia yendo desde lo central a la periferia y la importancia de los misioneros) del escritor español Javier Cercas.

Morris West


Escrito y publiado por Libia Kancev D.
Caracas, 3 de junio de 2025.

viernes, 16 de mayo de 2025

El polaco: novela de J.M. Coetzee

Hay algo innatural en amar sin esperar que el amor sea retribuido (60).

¿Es el amor un estado de la mente, un estado del ser, un fenómeno, una moda que va quedando relegada, mientras la observamos, en el pasado, en los remotos reinos de la historia? (65)

 


El polaco (2022) es la más reciente novela del escritor sudafricano J. M. Coetzee (1940) quien, en 2006, se nacionalizó australiano residiendo en Adelaida (Australia).

Coetzee ganó el Premio Nobel de Literatura 2003.

Se trata de una novela corta conformada por seis capítulos que vienen numerados, como si fuese un texto súper estructurado.

He leído unas cuantas novelas de Coetzee y las palabras que emplearía para definir su literatura incluyen: inteligencia, sobriedad, sensibilidad, profundidad.

El polaco narra la historia del pianista polaco Witold Walczykiewicz quien ronda los setenta años y una mujer española, Beatriz, de cuarenta y tantos años (casada y con dos hijos) que se dedicaba a obras benéficas y formaba parte de un grupo que organizaba conciertos de música clásica en Barcelona (España).  

El pianista polaco es invitado para que ofrezca un concierto de piezas del gran pianista polaco Frédéric  Chopin (1810- París, 1849). Circunstancialmente le toca a Beatriz servirle de anfitriona.

Vale destacar que, Witold Walczykiewicz “es un pianista conocido como intérprete de Chopin, pero un intérprete controvertido: su Chopin no es nada romántico sino, por el contrario, austero, un Chopin heredero de Bach. En este sentido, es una rareza en el ambiente de los conciertos,…” (8)

El pianista es sensible, pero también algo seco. El inglés que emplea es bastante formal y lo hace lucir poco comunicativo. El pianista se enamora de Beatriz. Un amor que parece asemejarse al de Dante Alighieri (Italia, 1265- 1321) y su Beatrice.

Witold, después de haberse marchado de Barcelona, le escribe a Beatriz y le propone que deje a su esposo y que se vaya con él de vacaciones a Brasil.

Beatriz no parece sentirse atraída por el polaco. También tiene claro que no dejará a su esposo y a sus hijos pero algo le atrae de Witold, siente curiosidad, se siente halagada.

El polaco le dice a Beatriz “Solo puedo decir que desde que te conocí mi memoria está llena de ti, de la imagen de ti. Viajo desde una ciudad a otra ciudad a otra ciudad, ese es mi trabajo, pero tú estás siempre conmigo. Me proteges. Tengo paz en mi interior…. Ella le da paz. Ella le da alegría” (28/29).

Beatriz le habla del polaco a su esposo. Es franca, no le gusta mentir, por otra parte, tienen mucho tiempo que duermen en cuartos separados. Beatriz le comenta que lo invitará a pasar  unos días con ella en una casa perteneciente a la familia de su esposo. Allí ella y el polaco intiman varias noches hasta que Beatriz le dice que ya no más.

El polaco se regresa  a Polonia y no vuelve a ver a Beatriz pero le escribe y ella le responde con mucha formalidad.

Un día, Beatriz recibe una llamada de la hija del polaco quien le informa que su padre ha fallecido y que había dejado un paquete para ella en su casa en Varsovia.

A pesar de que Beatriz se siente incómoda por la situación, decide viajar a Varsovia y conoce el apartamento donde vivía Witold. Se sorprende porque se trataba de un sitio algo precario. Encuentra el paquete. Se trataba de ochenta y cuatro poemas que Witold había escrito sobre ella, sobre el escaso tiempo compartido, sobre su amor por ella, sobre su soledad.

Beatriz, curiosa, manda a traducir los poemas y ella escribe dos cartas hablándole de su impresión sobre los mismos. Pareciera que Beatriz está distante ante la situación pero, por otra parte, parece que no. Que algo la había unido a Witold.

En fin, El polaco nos habla de la vejez, del amor, de la soledad, de la lucha por el amor, de lo que pueda sembrar, de la valentía, del lenguaje, de lo que transmite o no un lenguaje traducido.

El polaco me hizo recordar la anterior novela de Coetzee que leí (reseñada en este blog) titulada Diario de un mal año (2007) que también tiene como protagonistas a un anciano escritor y a una mujer joven que vivía en pareja con un hombre casado.

Ambas, excelentes.


J. M. Coetzee

Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 16 de mayo de 2025. 

miércoles, 14 de mayo de 2025

Los girasoles ciegos


                          El miedo explica casi todo (67)


Pensando en el título del texto, Los girasoles ciegos, me viene a la mente algo que siempre he escuchado: que los girasoles se mueven en el sentido en el que sale y se oculta el sol, es decir de este a oeste. El fenómeno se llama heliotropismo, sin embargo, Google precisa que son sólo los girasoles jóvenes los que lo hacen y que por la noche regresan a su posición inicial para anticipar el amanecer.  Así, los girasoles ciegos no seguirían la luz solar, no se moverían, estarían estáticos y, en ese sentido, podríamos elucubrar que serían menos vivaces, “menos pensantes”, “menos sensibles”…

Hace unos días terminé de leer el libro Los girasoles ciegos (2004), publicada por editorial Anagrama, del escritor español Alberto Méndez (1941-2004).

Alberto Méndez fue galardonado con el Premio Nacional de Narrativa de España (2005) en forma póstuma. Para algunos, se trató del más famoso autor desconocido de España. Al parecer, Los girasoles ciegos fue el único libro que publicó.

Me lo prestó una amiga, Amneris Tovar que me comentó que le había gustado mucho como también a su ya fallecido esposo José Moreno quien fue un lector voraz aparte de un avezado economista.

Amneris me dice que todo lo subrayado y el doblez hecho en la punta de muchas de las hojas de los relatos que componen Los girasoles ciegos los hizo José.

Por esto último, durante mi lectura me lo he imaginado leyendo con atención, subrayando tanto a lapicero como a lápiz, saboreando una prosa hermosa, sensible que rezuma tristeza y dolor.

Los relatos de Los girasoles ciegos están ambientados durante la Guerra Civil española y los primeros años de la postguerra poniendo en evidencia el dolor que la experiencia produjo en muchas personas.

El primer relato de Los girasoles ciegos se titula: Primera derrota: 1939 o Si el corazón pensara dejara de latir. En él se nos narra la historia de Carlos Alegría (nacido en 1912. Estudio Derecho) quien se había unido al ejército sublevado en 1936, siendo destinado a la intendencia cargo que desempeño con mucha eficiencia. Lo cierto es que horas previas al triunfo del ejército alzado, el capitán Alegría, con las manos en alto, se entregó al bando republicano  diciendo “¡Soy un rendido!” (13).

El motivo por el cual el capitán Alegría se rinde tiene que ver con que consideraba al ejército republicano muy débil, que era una guerra muy desigual y oprobiosa “Con el tiempo, llegó a la conclusión de que era un ejército civil, que es lo mismo que ser un ave subterránea o una alimaña angélica” (15).

Carlos Alegría, ya en un calabozo republicano, es hallado por su ejército, juzgado por traición y condenado a muerte ante un pelotón de fusilamiento, no obstante, de milagro quedó vivo y logra salir de la fosa común donde había sido lanzado con otros muertos. Poco a poco se va recuperando e intenta regresar a su hogar en la provincia de Burgos. Fue recapturado y preso de nuevo. En la cárcel donde estuvo su conducta fue aislada y taciturna. Prácticamente no se relacionaba con nadie hasta que un día logró desarmar a uno de los guardias y se suicida de un tiro en la mandíbula esto es mencionado en el tercer relato).

El segundo relato es Segunda derrota: 1940 o manuscrito encontrado en el olvido (relato que fue finalista del Premio Internacional de Cuentos Max Aub 2002). Aquí se cuenta el intento de huida hacia Francia –por su pensamiento político- de un joven de 17/18 años quien  lo hace acompañado de su novia Elena (17/18 años) que se hallaba en avanzado estado de embarazo y no quiso escuchar las razones de sus padres para que se quedara en su casa.

Elena fallece en el parto. Nace un niño varón con no muy buena salud. El joven está devastado. Entierra a Elena a la sombra de un árbol cercano.  El joven atiende a su hijo en unas condiciones muy precarias, tanto de comida como climáticas por  la zona donde estaban (hacia el norte de España).  Después de unos meses de supervivencia, el joven padre le pone nombre a su hijo (Rafael, como su padre). El joven (que a la postre sabremos que se llamaba Eulalio Ceballos Suárez) escribía poesía y deja un registro escrito de la experiencia. Al final mueren padre e hijo y encuentran sus cadáveres en una especie de nido y el escrito bajo una piedra.

Más adelante sabremos que este relato tiene un punto importante de contacto con Los girasoles ciegos (el último y cuarto relato) ya que Elena resulta ser la hija adolescente de Ricardo Mazo y Elena y hermana del niño Lorenzo.

La tercera derrota: 1941 o El idioma de los muertos, narra la vivencia de Juan Serna Sama (nacido en 1906. Trabajaba en un conservatorio y estudiaba tercer año de medicina). Se había unido al grupo republicano. Fue apresado. Vivió la dura experiencia que incluía los juicios sumarísimos y el traslado, en camiones, de  los sentenciados a muerte por fusilamiento.

La orden de fusilamiento de Juan se va retardando, en principio por razones que desconoce pero luego se da cuenta. Resulta que en uno de los interrogatorios, le preguntan si conoció a Miguel Eymar. En efecto, lo había conocido. Miguel Eymar era hijo del coronel Eymar que presidia el tribunal. Miguel Eymar había muerto. El coronel y su esposa quieren saber cómo había estado su hijo en la época que Juan lo conoce. Inicialmente, Juan decide mentirles y les dice que su hijo era bueno, honesto y valiente, prácticamente un héroe.

Los padres de Miguel quieren saber más de él y, así, Juan va ganando tiempo, el cual aprovecha  para escribirle a su hermano de 17 años. Le dice que aún sigue vivo y que cuando deje de recibir cartas suyas es que habrá sido fusilado. Le aconseja que estudie, que se prepare.

Cuando Juan cree haberle escrito  todo a su hermano y después de haber presenciado el suicidio del Capitán Alegría, del que se habla en el primer relato y con quien Juan compartió celda, decide decirle a los padres de Miguel  la verdad sobre su hijo: que este había sido un delincuente, un ladrón y un delator. Posterior a esto, Juan es fusilado.

El último relato, que le da título al texto es Cuarta derrota: 1942 o Los girasoles ciegos, narra la persecución política a la que es sometido Ricardo Mazo, profesor de literatura, comunista activo, en especial en el área de la cultura.

Mazo estaba casado con Elena y tenían dos hijos, Elena (mencionada en el segundo relato) y Lorenzo de siete años.

En vista de la persecución, Ricardo vivía encerrado en un armario oculto dentro de su casa en la que vivía con Elena y Lorenzo. Salía cuando se podía y se escondía apenas sonaba el timbre de su casa.

Lorenzo iba a un colegio católico (aunque sus padres no eran creyentes) y era un niño inteligente, adelantado para su edad. Sin embargo, Lorenzo era un niño triste y entendía (o no entendía) el por qué no debía decir que su padre estaba vivo y mucho menos que estaba en su casa.

En el colegio había un diácono joven llamado hermano Salvador quien empieza a fijarse en Lorenzo, no sólo por su inteligencia. También observaba que el niño no cantaba el  Cara al sol  (el himno de la Falange Española de las JONS, compuesto en 1935 y que tras el fin de la Guerra Civil pasó a hacer uno de los himnos oficiales franquistas) como hacían sus compañeros y que era obligatorio. Lorenzo empieza a decir en casa que no quiere ir más al colegio, que el hermano Salvador lo acosa.

El hermano Salvador conoce a Elena. Queda impactado con ella y empieza a perseguirla, a asediarla, a investigarla. Le pregunta a Lorenzo por su padre y éste le dice que su padre está muerto. El hermano Salvador piensa que él será el hombre ideal para ella y le dice a Elena que el niño puede entrar al seminario donde recibirá una excelente educación. Nada más alejado del pensamiento de Elena.

Un día, posterior a que Elena había reportado a Lorenzo como enfermo por una amigdalitis y que sería operado, - lo que era, en realidad, la preparación para que Ricardo, Elena y Lorenzo pudieran huir fuera de España- el hermano Salvador se presenta en la casa de Elena. Ricardo, que se hallaba trabajando en unas traducciones, debe esconderse abruptamente. El hermano Salvador, va al cuarto de Lorenzo y le pregunta por su salud. El hermano Salvador trata de abusar de Elena y Ricardo sale del armario y lo evita. Salvador, sorprendido, pregunta que quién es ese hombre y llama a la policía. Ricardo salta por una de las ventanas de la casa como una forma de acabar con su vida y terminar con el sufrimiento que pensaba acarreaba a Elena y a Lorenzo. 

Este relato, como los otros, consta de momentos epistolares. En Los girasoles ciegos, Salvador escribe la parte de su historia hasta que se confiesa, creyendo que ello sería suficiente para seguir su vida como si nada.  

Vale destacar que este último relato fue llevado al cine en el año 2008 con gran éxito de taquilla. La película fue dirigida por el director, guionista y productor de cine español José Luis Cuerda (1947-2020). Los girasoles ciegos gano varios premios, entre ellos el Goya  al mejor guión adaptado.

 

Alberto Méndez


Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 14 de mayo de 2025.