domingo, 8 de junio de 2025

La clase de griego

 A María Antonieta por hacerme llegar esta novela.







¿No le parece raro?
¿No le extraña que tengamos párpados y labios?
Que a veces nos los cierren desde afuera, y otras veces los cerremos con fuerza desde adentro (90).


La novela La clase de griego (2011) es de la escritora surcoreana Han Kang, premio Nobel de literatura 2024.

Se trata de una novela donde el lenguaje es el principal protagonista por su belleza y hermosura no exento de tristeza y de melancolía. También es una novela corta e intensa como La vegetariana reseñada en este blog. 

En esencia narra dos historias paralelas: una mujer joven, divorciada, dedicada al área de la literatura quien pierde la voz después del fallecimiento de su madre y de haber perdido la custodia de su hijo de ocho años y decide tomar clases de griego antiguo.

En principio parece curioso la escogencia de aprender una lengua que ya no es hablada como lengua materna por ningún grupo de personas, es decir, una lengua muerta como lo es el griego antiguo para intentar recuperar la voz propia, individual, personal. A medida que avanzamos en la lectura podemos reflexionar sobre tal elección y asomar otra interpretación como sería irse a los "orígenes" del lenguaje.

La pérdida de la voz del personaje femenino -cuyo nombre no mencionamos ya que no aparece en ningún momento- ya le había sucedido durante su adolescencia "Aquello le ocurrió por primera vez el invierno en que cumplió dieciséis años. El lenguaje, que la aprisionaba y la hería como una prenda hecha con miles de alfileres, desapareció de un día para otro. Podía oírlo, pero un silencio como una gruesa y compacta capa de aire se interponía entre el caracol de sus oídos y el cerebro" (10). 

No había ninguna razón orgánica que explicara la pérdida de la voz, lo que hace pensar que se trataba de una afonía psicógena o afonía de conversión que usualmente es provocada por un intenso trauma emocional "No era que sus cuerdas vocales no se hubieran desarrollado lo suficiente o que tuviera algún problema de capacidad pulmonar. Simplemente no le gustaba acaparar espacio. Todo el mundo ocupa un espacio físico proporcional al volumen de su cuerpo, pero la voz se propaga a una distancia aun mayor. Y ella no deseba amplificar de ese modo su persona" (32). 

La mujer va un tiempo donde un psicoterapeuta con quien se comunicaba a través de la escritura pero, al no obtener mejoría (y por razones económicas) opta por no seguir yendo.

La mujer era una apasionada de las palabras, de las frases y también tenía una gran sensibilidad para la percepción del mundo exterior, sobre todo de la naturaleza. De hecho, su palabra preferida era bosque "Cuando entró en la escuela primaria, empezó a anotar palabras en las últimas hojas de su diario. Sin ninguna relación ni propósito, escribía las palabras que le habían causado alguna impresión. De todas ellas, la que guardaba como un tesoro era (bosque), cuya forma le recordaba a una antigua pagoda: era la base, el cuerpo y la cúpula. Le gustaba que hubiera que entrecerrar los labios y dejar pasar el aire lenta y cuidadosamente para pronunciar   ; y que al final hubiera que sellar los labios para que la palabra se completase en silencio" (9-10).

(¿Qué es una pagoda?. Según Google, es una torre de varios pisos con techos curvados hacia arriba, común en Asia, especialmente en China, Japón, Vietnam y Corea. Se asocian con templos budistas y taoístas. Se construyeron inicialmente para albergar reliquias sagradas y luego se convirtieron en estructuras monumentales con propósitos religiosos y culturales).

Durante las clases de griego, la mujer nunca habló ni con el profesor ni con ninguno de sus compañeros.

El profesor de griego antiguo (licenciado en filosofía griega), tenía treinta y un años pero parecía mayor. Tenía una cicatriz en el rostro por un accidente. Era coreano pero a los 15 años había emigrado con su familia a Alemania y recientemente había regresado a Seúl por razones no muy claras.. El hombre -cuyo nombre tampoco es mencionado- padecía de una enfermedad oftalmológica -al parecer hereditaria- puesto que su padre y su abuelo la habían sufrido. El pronóstico era que irremediablemente quedaría ciego. En realidad casi ya lo estaba. Usaba unos lentes gruesos. La avanzada ceguera lo condicionaba a manejarse más de día y a cargar una linterna consigo para los momentos de oscuridad.

Al profesor le llamaba la atención la mujer pero no entendía por qué no hablaba. Llegó a pensar que era sordomuda. Un día intentó hablarle con la simbología de los sordomudos pero ella tampoco le respondió. 

Ambas historias relatan experiencias tristes: el arrollamiento del perro de ella cuando tenía cinco años. Al intentar abrazar al perro, tendido en el pavimento, el perro la muerde con violencia. Al parecer, ella tuvo un intento de suicidio "Sin darse cuenta, ella se mira la muñeca izquierda. Debajo del coletero morado empapado por el sudor, siente la vieja cicatriz también húmeda. Pero no quiere recordar. Y si tiene que hacerlo, no quiere sentir nada" (92).

Por el lado de él, se narra la relación que tuvo con un amigo que por años había estado muy enfermo ( también estudió filosofía) y que, ya habiendo regresado él a Seúl, le comunican de su fallecimiento, noticia que lo entristece grandemente. El amigo, que parecía tener un cierto humor negro, le decía que practicase con un bastón para ciegos y se comprara un perro guía para cuando ya quedara totalmente ciego y por muy realista que le pareciera el comentario del amigo, se entristecía. 

Un día, ya finalizando el período de clases, la mujer llega temprano al salón. Ve un pajarito que había entrado al aula y que no lograba salir. Ella hace lo posible para que lo haga pero el pajarito se golpeaba contra paredes y ventanas hasta que sale del aula y se mete hacia una especie de sótano que había cerca de las escaleras de acceso al salón. Ella, sintiendo qe ya no podía hacer más regresa al aula. En eso venía llegando el profesor que no entiende qué ocurre, ella termina de retirarse y el profesor, enciende su linterna para iluminar el sótano y ve al pajarito. En eso se le cae la linterna y resbala por las escaleras. Pisa sus lentes que se le habían caído al piso y se corta en una mano con los vidrios. Se siente atrapado y empieza a pedir ayuda. En eso viene ella (más nadie había asistido a clases ese día) y se percata del problema de visión de él. Él le pide que lo ayude a ir hasta una óptica pero era tarde aparte de que caía un torrencial aguacero. Lo que ella hizo fue tomar un taxi con él y dirigirse a un hospital para que le atendieran la herida de la mano que sangraba copiosamente.

Después de salir del hospital, ella lo acompaña a su casa. El profesor hablaba y hablaba, apenado -también emocionado- excusándose por toda la situación y ella sin lograr pronunciar palabra. Al final, ella espera a que él se duerma y ella se va a su casa en autobús.

A la mañana siguiente, la mujer llega temprano a la casa del profesor para llevarlo a una óptica: la escena final que parece que podemos mirar es la de una mujer sufriente que no podía hablar y el hombre solitario-también sufriente- que no podía ver. Él se fue aproximando a ella, con miedo, con ternura. Sus labios también se fueron acercando y se besaron. 

Si tuviera que responder a la pregunta de cuál es el tema central de La clase de griego, diría que es la narración -tierna y dolorosa- de la soledad del ser humano y la esperanza que, pese a todo, puede brillar en esa soledad, en esa oscuridad.  

¡Excelente novela de Han Kang!

Escrito y publicado por Libia Kancev D.
Caracas, 8 de junio de 2025.

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