lunes, 16 de septiembre de 2024

Doña Inés contra el olvido

 



Yo tengo la razón que me da el pasado y tú la que te da el futuro; ya verás que el tiempo nos cubrirá a los dos completamente, pero yo los seguiré buscando porque tengo la voluntad de que permanezcamos en la memoria (36).

María Teresa Torres

Todavía tenemos grillos morales y podemos decir que los grillos morales de hoy, que impiden el desarrollo total del país, serían: la corrupción, la irresponsabilidad y la negligencia que es la primera enfermedad nacional y quizás el peor de los grillos.

Óscar Yanes

 

Novela de la escritora venezolana Ana Teresa Torres (1945). Leo esta versión en una 1 edición de Monte Ávila Editores. La novela consta de 239 páginas.

Tiene tres partes, cada una con varios capítulos.

Doña Inés contra el olvido es una novela histórica  (¿o una historia novelada?) que va desde la época de la colonia (cerca de los inicios de la independencia) hasta bien entrado el siglo XX en nuestro país.

La narradora, Doña Inés Villegas y Solórzano es una mujer que ya falleció - el 23 de abril de 1781 a los 87 años de edad- pero es su memoria la que queda viva y que Ana Teresa Torres pone en movimiento en esta excelente novela.

Inés Villegas estaba casada con un primo llamado Alejandro Martínez de Villegas con quien tuvo 10 hijos en 15 partos, quedando vivos: Nicolás, Alejandro, Mariana, Manuela, Antonio, Isabel, Félix, Teresa, José Ramón y Francisca. Los demás habían muerto.

Ana Teresa Torres se sirve de buena parte de la historia venezolana (del período mencionado) para relatarnos los trajines de una familia mantuana y dueña de tierras donde resalta Doña Inés en su lucha por mantener las posesiones que heredó de su padre. Doña Inés se niega a olvidar (importante en un país donde se considera que muchos tenemos memoria corta). Durante buena parte de la narración, Doña Inés busca los escritos, los memoriales, etc.  que sirven de constancia de todos los hechos que afirma en sus recuerdos.

La lucha de Doña Inés es contra Juan del Rosario Villegas, negro e hijo natural de su esposo con una de las esclavas que trabajaba en su casa. En una ocasión, Alejandro le había dicho a Juan que le daría unas tierras como herencia en el valle de Curiepe pero Doña Inés no estaba dispuesta a aceptar eso, aparte que Juan del Rosario asume una actitud prepotente y desconsiderada hacia Doña Inés quien había contribuido a su crianza.

Son muchos los hechos que se narran en Doña Inés contra el olvido como, por ejemplo, la emigración a Oriente (desde Caracas) liderada por Bolívar (Caracas, 1783 – Colombia, 1830) huyendo de la entrada a Caracas, el 7 de julio de 1814, del comandante realista José Tomás Boves (España, 1782- Urica, 1814). Por cierto que, Doña Inés era prima de Simón Bolívar que, para la fecha, ostentaba el título de coronel. En ese episodio histórico emigraron más de 20 mil personas junto a Bolívar y sus tropas. Muchos murieron en el camino.

En esa huída va Isabel Madriz, viuda de uno de los nietos (Francisco) de Doña Inés (hijo de su hijo, valga la redundancia, Nicolás). Isabel va en una carreta con sus tres hijos: dos varones e Isabel, que estaba muy pequeña (2 años).

Isabel iba acompañada por la esclava Daría quien le había dado pecho a la niña desde su nacimiento. Lo cierto es que tanto Isabel como sus dos hijos varones mueren y Daría se lanza de la carreta con la niña yéndose para Barlovento. La niña permanece con Daría hasta los 12 años (para la fecha, Daría tenía ya 3 hijos) pero ella decide que ya debía devolver  a Isabel a su casa. Daría busca al sacerdote que bautizó a la niña apenas nació para que de fe de que es hija de Isabel  Madriz y bisnieta de Doña Inés. Isabel entra en un convento hasta que se casa con José Manuel Blanco quien la ayuda a demostrar que es la dueña legítima de las tierras que eran de su familia. Isabel le pide a Daría que se vaya con ella y Daría lo hace llevándose a su hija hembra. En esta parte también se relata el terremoto en Caracas (1812), que fue interpretado por los negros como castigo de Dios por la rebelión hacia Fernando VII.

Hay otra historia muy interesante y es la de Julián Cayetano quien fue caporal de Francisco, nieto de Inés. Julián Cayetano tenía su pareja, Juana Solórzano (hermana de Daría)  y tuvo un hijo llamado Andrés. Francisco también le había prometido una parcela de tierra a Julián y esta le es concedida por Isabel quien también les da su libertad a Juana y al niño Andrés.   

Andrés Cayetano tiene un hijo llamado Manuel. Manuel tiene un hijo llamado Domingo (Dominguito) quien, al final, fue criado por su abuelo Andrés en vista de que Manuel mata a su mujer (Gregoria Luna) al encontrarla con un amante y huye del pueblo, abandonando a su hijo.

Así que Dominguito es criado por su abuelo Andrés quien le enseña sus primeras letras.

El personaje de Domingo Sánchez Luna ocupa varias páginas de la novela ya que el joven, al morir su abuelo, comienza a portarse mal, robando en las casas vecinas y sus alrededores.  En una de esas vivencias, está a punto de ser matado por los soldados que acompañaron a Cipriano Castro (Capacho, 1858- Puerto Rico, 1924) en su entrada a Caracas en 1899. Castro ordena que no lo maten porque le parece que se trata de un muchacho valioso. Domingo Sánchez L. es incorporado a los soldados de Castro.

Domingo Sánchez Luna regresa de la batalla de Tocuyito (1899) donde se destacó, convertido en capitán, sin embargo, más temprano que tarde, se da cuenta que no tendrá mayor futuro en el ejército y decide probar suerte en el área del comercio. A su vez, empieza a visitar varios burdeles, dentro de los que resalta, La Venus de San Juan, cuya dueña era una mujer llamada Lucía Chuecos (alias madama Ninon).

En La Venus de San Juan, madama Ninon tiene a una joven llamada Magdalena (entre 13 a 15 años) que había traído del campo y cuya relación con la madama no queda clara. Lo cierto es que la madama no quería que Magdalena se dedicara a la prostitución y estaba muy pendiente de ella. No obstante, Domingo Sánchez pone sus ojos sobre la muchacha (habíamos pensado que con buenas intenciones) pero resultó que Domingo Sánchez, a sabiendas que Cipriano Castro quería tener relaciones íntimas con una muchacha virgen, se la ofrece. Esa canallada la cometió Domingo Sánchez a cambio de los favores económicos de Castro.

Domingo empieza a prosperar en los negocios y, ante la traición de Juan Vicente Gómez (Táchira, 1857- Aragua, 1935) a Castro, Domingo se acerca a Gómez y logra “enchufarse”, como diríamos hoy en día, tanto así que Gómez lo nombra ministro, posición que aprovecha Domingo para enriquecerse hasta que llega el día que Domingo Sánchez piensa en la necesidad de casarse y formar una familia. En una ocasión, conoce a Belén (viuda joven) quien era familia de Doña Inés por parte de su padre  y que había tenido a Belén y a María Cristina en un segundo matrimonio después de haber quedado viudo.

Belén y Domingo Sánchez Luna se casan.

Belén tenía su propia historia. Era una joven desenvuelta, dada a la lectura, jovial. Como mencionamos antes, había quedado viuda de un joven llamado Miguel quien había luchado contra la dictadura de Juan Vicente Gómez, que duró desde 1908 hasta el año de su muerte en 1935.

Miguel había participado en la invasión frustrada llamada Falke (ocurrida en Cumaná en 1929). Resulta herido y es ayudado por un joven (que se dirigía desde Barcelona a Cumaná), de origen español, judío, que había migrado a Venezuela buscando una nueva vida  ejerciendo su oficio de platero. El hombre se llamaba León Bendelac. Entre Miguel y León se establece una amistad  y, después que Miguel se recupera le dice a León que iría a Caracas y luego rumbo a París para evitar ser encarcelado después de la intentona y le dice a León que se expanda hacia Caracas y no hacia oriente y le da una recomendación escrita, dirigida a sus padres, para que ayuden a León a establecerse en la capital.

Efectivamente, León se va a Caracas y busca a los padres de Miguel (enterándose que éste había fallecido de tuberculosis en París, cosa que lamenta). Los padres de Miguel lo recomiendan con un joyero de apellido Salbic que también era judío. El señor Salbic identifica, de inmediato, las capacidades de León, sin dejar de pensar que León podría casarse con su hija Dora que aún estaba soltera. León y Dora se casan y tienen hijos. La joyería pasó a llamarse de Salbic a Salbic y Bendelac.

Un día, Belén va a la joyería Salbic y conoce a León. Desde un primer momento, quedan prendados uno del otro y se enteran que Belén había sido la esposa de Miguel y Belén se entera que era él, el hombre que había salvado a Miguel. A pesar de la clara atracción entre Belén y León, éste se debate en el aspecto moral de la situación pues no quería engañar a su esposa. Por otra parte, Belén ya estaba casada con Domingo Sánchez Luna. Pero se habían enamorado y comienzan una relación de amantes aunque siempre estuvo claro que Belén tenía una cabeza más fría.

Tiempo después, Domingo Sánchez L. tiene deseos de ir a París con Belén y toda la familia de ella, incluyendo a su madre, a su hermana y su cuñado (Luis Villaverde)  y sus cuatro sobrinos. A quienes Belén adoraba. Belén nunca tuvo hijos. Así, llegó el día en que Belén va a decirle a León que se va de viaje (y que regresaría). Esto es algo que León no soporta y al final termina abandonando a su esposa e hijos sin decir una palabra y yéndose a vivir hacia el oriente del país.

Belén y Domingo pasan varios años en París y, al regresar, Domingo llega enfermo y al poco tiempo muere en Caracas.

Belén se dedica a compartir con sus 4 sobrinos, siendo el preferido Francisco. En una ocasión, Belén va a la joyería  Salbic y se entera que León  se había marchado y que su familia no había vuelto a saber de él. Tiempo después, la joyería es asaltada (ya casi arruinada, por el avance modernista de Caracas), y el señor Salbic es asesinado en ese asalto.

Pasan los años. El cuñado de Belén muere. Sus sobrinos crecen. Las hembras se casan con gente de muy buena posición económica y Francisco estudia ingeniería y trabaja en una compañía y vive de un salario. Francisco está casado con Silvia. Un día, Belén llama a su sobrino Francisco y le dice que quiere dejarle su casa cuando ella muera y su parte de las tierras que le corresponde. Francisco no tiene mayor interés en ello, pero su tía insiste y le pide que vaya a hablar con un abogado/historiador llamado Don Heliodoro, quien, por su gran gusto de la historia, se había hecho con muchos documentos de múltiples propiedades de la época de la Colonia. Don Heliodoro (quien había sido amigo de Domingo Sánchez Luna y de Belén) le da a Francisco los documentos que prueban la propiedad de las tierras de su familia.

Por otro lado, se cuenta la historia de Ernestino Tovar, un curandero del pueblo, entendido en el tratamiento de las picaduras de culebras. Ernestino también fue el fundador local del partido Acción Democrática.

Ernestino conoce a una niña/ joven llamada Vicenta y trata de enamorarla pero ella prefiere a un tal Palafino con quien tiene una hija llamada Ignacia. Vicenta deja a su hija para ir a trabajar como sirvienta en la casa de Belén y de vez en cuando la va a visitar. Ignacia tiene un hijo a quien llama José Tomás. Ernestino es nombrado su padrino y se preocupa porque el joven estudie.

Al poco tiempo, Ignacia es picada por una culebra y Ernestino hace lo imposible por salvarla  pero no lo logra, así, Vicenta regresa a Barlovento para criar a su nieto. Lo manda a estudiar con los sacerdotes jesuitas a Barcelona donde se gradúa de bachiller. Vicenta desea que su nieto siga estudiando pero este ingresa en el campo de la política y es nombrado concejal.

José Tomás se entera que las tierras que habían sido expropiadas a Doña Inés por Joaquín Crespo (Aragua, 1841 – Cojedes, 1898) para la construcción de un tren (que resultó algo fallido) estaban siendo usurpadas y que legalmente eran propiedad del municipio.

Así, Francisco Villaverde y José Tomás entran en contacto por la lucha de las tierras, donde Francisco aspiraba a llevar a cabo la construcción de un complejo turístico pero estaban interpuestas la parte expropiada a Doña Inés y que ahora, legalmente, eran del municipio. Es la relación que Vicenta había tenido con Belén y el ofrecimiento que le hace Francisco a José Tomás de hacerlo accionista menor de la compañía lo que les lleva a llegar a un acuerdo. Por supuesto, José Tomás tenía claro que la construcción significaría empleo  y beneficios para la gente del pueblo.

Doña Inés contra el olvido pone en evidencia, de alguna manera, por qué Venezuela es como es. Es decir, nos muestra antecedentes sociales, culturales, políticos, religiosos, los juegos del poder, de dominación, el racismo, etc., que nos permiten explicarnos qué somos hoy en día.

El mensaje  esencial de Doña Inés contra el olvido, si es que podemos señalar que las novelas y/o cualquier otra manifestación literaria contiene mensajes, es que hay que atesorar la memoria. Que el olvido es como negar el pasado lo que implicaría avanzar por un futuro a tientas.

Doña Inés contra el olvido está considerada un clásico de la narrativa venezolana contemporánea y recibió el Premio de Novela de la I Bienal de Literatura Mariano Picón Salas (1991) y el premio Pegasus de Literatura a la mejor novela venezolana de la década (1998), considerándola “…como una suerte de historia fabulada de la nación, que hace de la obra una pieza de la novela histórica, siendo por ello una contribución al imaginario nacional”.

Doña Inés contra el olvido ha sido traducida a varios idiomas.

 

Ana Teresa Torres


Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 16 de septiembre de 2024.

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario