La
vida es una vulnerabilidad constante.
Rosa Montero
Amado amo (1988) es una novela publicada por la editorial Debate y escrita por la autora y periodista española Rosa Montero (1951). Se trata de la cuarta novela de Montero.
Adquirí esta novela
casi por azar. Una buena amiga de mi hija mayor estaba ofreciendo un lote de
novelas a precios muy módicos. Realmente la mayoría de lo expuesto o las tenía
o ya las había leído. Entonces vi esta novela de Montero a quien conocía por un
libro de relatos leído hace años y por diversos artículos publicados en la
prensa española y decidí comprarlo.
Aparte de Amado amo, compré Diario de un mal año (2007) del Premio Nobel de Literatura 2003, el
escritor sudafricano (naturalizado y residenciado en Australia), J. M. Coetzee (1940) de quien he leído
varias novelas, todas de excelente factura.
En algún momento escribiré sobre el texto de Coetzee.
Amado
amo tiene
una estructura sencilla, en esencia lineal y un lenguaje muy coloquial aunque
ello no le resta, para nada, profundidad al tema que trata.
Amado
amo
nos relata la historia de César Miranda, un hombre soltero y ya en la cercanía
de los cincuenta años. César era pintor y diseñador de campañas publicitarias y
trabajaba en una empresa española llamada Rumbos que posteriormente fue adquirida
por unos norteamericanos que le cambiaron el nombre a Golden Line.
César había vivido una
especie de época gloriosa en su trabajo, ocupando un buen cargo “César…era una
figura en Golden Line. Uno de sus cuadros estaba colgado en el Museo de Arte
Contemporáneo. Su nombre aparecía en el libro Veinte años de publicidad. El, César Miranda, era una estrella”
(16).
No obstante, desde
hacía tiempo había entrado en una especie de sequía no sólo laboral sino existencial.
La fama adquirida hizo que le permitieran no asistir a diario a la empresa pero
poco a poco fue notando una especie de aspereza hacia él cuando iba a las
oficinas de Golden Line. También escuchaba comentarios mordaces sobre otros
compañeros que, más temprano que tarde, eran despedidos. Un publicista “amigo”
de César, mucho más joven (y con una educación formal en publicidad), llamado
Nacho y quien había sido recomendado por César, estaba teniendo mucho éxito en
la empresa y César empezó a darse cuenta que Nacho pretendía dejarlo mal
parado, haciendo comentarios sobre su falta de productividad, en fin,
comentarios desleales.
A César le parecía mal,
baja, servil la actitud de la mayoría de sus compañeros.
Lo cierto es que se nos
va mostrando a un César Miranda, fumador empedernido, imbuido en una terrible
desazón lo que no le impedía sentirse mortificado por su estabilidad en Golden
Line. Para nada esa mortificación le servía de impulso para intentar
recuperarse o buscar ayuda profesional.
Las relaciones amorosas
que había tenido César nunca duraban mucho tiempo, aún así, tenía una relación
esporádica con una secretaria llamada Paula que continuamente se quejaba de que
no había sido ascendida, mientras que personas con mucho menos capacidad que
ella sí ascendían. César la quería pero no como para invitarla a vivir con él.
César pasaba la mayor parte de su tiempo acostado leyendo o
durmiendo pero también sintiendo pánico ante la posibilidad de ser execrado de
Golden Line, de la que devengaba su salario. Para César, la aprobación o no de
su jefe directo constituía un agobio. Cualquier actitud del mismo hacia él, le
generaba un estado de incertidumbre que casi siempre le hacía pensar o “que las
cosas seguían bien” o que “estaba a punto de ser despedido”. La novela deja ver que lo que padecía César en
la empresa le pasaba a muchos otros, algo así como un grupo de personas sujetos
a sus jefes, al poder de éstos y a una especie de esclavitud laboral mediada
por el afán de prestigio y la necesidad del dinero.
En una parte de la
novela también se menciona el origen pobre de César, del padre maltratador de
la madre y la muerte de su madre muchos años atrás.
El desenlace de la
novela se da cuando un día Paula se presenta en casa de César pidiéndole que le
preste las normativas de la empresa (que sólo las tenían los que ocupaban
cargos de jefes). Ella le dice que va a denunciar a la empresa, que había
hablado con un periodista. No obstante, César no le presta mucha atención
porque lo que quería era tener relaciones íntimas con ella a lo que Paula se
niega. Por otra parte, en Golden Line estaban en la víspera de celebrar la
Convención Anual de la empresa y, aunque habían repartido las invitaciones para
el evento, a César no le habían entregado nada y estaba que se moría de la
angustia pensando que era el preludio de su fin en la empresa. Resulta que es llamado a la oficina de su jefe
y le informan que Paula había hablado con un periodista para denunciar a la
empresa pero que el dueño del periódico los había puesto sobre aviso. César no
entendía de lo que le hablaban. Luego le dijeron que debía firmar una carta
comprometiéndose a testificar contra Paula y a favor de la empresa en caso que
se diera la demanda…y, para mi sorpresa, César firmó la carta. Después de ello,
le entregaron la invitación para la Convención Anual y le dijeron que no se la
habían hecho llegar antes porque se les había traspapelado. En realidad, este final, me sorprendió pues
pensé que César tendría una actitud más digna y, en especial, porque se trataba
de Paula quien lo quería y había demostrado lealtad hacia él.
Pienso que Amado amo debería ser una novela de
lectura y discusión en todas aquellas carreras ligadas al área del trabajo como
hecho social.
Me ha gustado mucho
esta novela de Rosa Montero.
Escrito y publicado por Libia Kancev D.
Caracas, 23 de mayo de 2024
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