martes, 9 de abril de 2024

Hombres puros

“…ser lúcido significa poder mirarse de frente, sea cual sea su rostro. Ya sea feo, incluso desfigurado, hasta cubierto de llagas y de pus, incluso gangrenado, hay que mirarlo”. (134)

 



Hombres puros (2024) es una novela del escritor senegalés, radicado en Francia, Mohamed Mbougar Sarr (Dakar, 1990).

La novela está ambientada en Senegal y trata sobre la intolerancia y hasta la prohibición –si ello es posible- de la homosexualidad en ese país africano, situado en el occidente de África y que hasta 1960 fue colonia francesa.

Vale destacar que el 95% de la población senegalesa es musulmana y que la homosexualidad está considerada como una desviación. Según información obtenida de Google, la ley castiga los llamados “actos contra natura con una persona del mismo sexo” con una pena de entre 1 y 5 años desde 1965, además con una fianza de 100.000 y 1.500.000 francos. La aplicación de estas leyes comenzó a intensificarse hacia finales de la década de 1990 y comienzos de la década del 2000.

Hombres puros narra la vida de un joven profesor senegalés, que había estudiado en Francia y que había regresado a su país para dar clases de letras en una universidad en Dakar, llamado Ndéne Gueye. Ndéne, aparte de dar clases, tenía una vida sexual intensa con una joven llamada Rama. Un día, ella le muestra un video, que se había hecho viral, en el que se muestra cómo una turba de gente había desenterrado el cadáver de un joven asesinado bajo la premisa de que era homosexual y que no tenía derecho a estar enterrado en ese sitio. El cadáver fue arrastrado por las calles. El video deja a Gueye perturbado, en especial cuando su amante y, una amante de ésta, una joven abogada (hija de un senegalés -ex diplomático- y madre norteamericana  -psicoanalista-) llamada Angela Green-Diop le hacen ver lo hipócrita y lo inhumano que es el trato hacia los homosexuales en Senegal. Aparte de ese hecho  en sí, Rama y Angela, también tienen una posición abierta sobre el tema, al final, cuál es el problema de la bisexualidad, de la homosexualidad, por ejemplo.

Gueye nunca se había planteado el tema. Había sido criado como musulmán,  su madre había muerto cuando él estaba en Francia y su padre, un musulmán practicante, se había casado con una gran amiga de su madre y tenía dos hermanastros. Sin embargo, su estancia en Francia parecía que lo había vuelto más tolerante hacia la homosexualidad y le había generado cierto desapego por ciertas costumbres musulmanas.  Hacía tiempo que había dejado de ir a los rezos musulmanes. Pero el video rondaba por su mente y eso hace que quiera conocer sobre la vida del joven muerto.

Gueye logra ir a la casa del joven asesinado: se entera que se llamaba Amadou, que estaba a punto de terminar sus estudios universitarios, que era un buen hijo y que su madre estaba, literalmente, devastada. La madre logró rescatar el cadáver y enterrarlo frente a su casa, en una zona de tierra donde había un árbol plantado. La madre le dice a Gueye que ignoraba si su hijo había sido o no homosexual. Gueye visita varias veces a la madre de Amadou y reza frente a la tumba de éste. La gente empezó a llamar a la casa de la madre de Amadou la “casa maldita”.

Aparte de lo anterior, Gueye se entera que en la Facultad donde daba clases se había prohibido enseñar a poetas, escritores que fuesen homosexuales y él estaba enseñando la poesía del gran poeta francés  Paul Verlaine (1844-1896). A Gueye le parece que esa prohibición era estúpida pero sus propios estudiantes lo cuestionan y Gueye es expulsado de la universidad (si quería permanecer debía pedir disculpas por escrito a sus estudiantes y al decano, cosa que él no estaba dispuesto a hacer).  

En la Facultad de Letras había un profesor muy querido y admirado para Gueye, el Sr. Coly. El Sr. Coly le había advertido de que se cuidara sobre lo de la enseñanza de poetas homosexuales aunque el Sr. Coly estaba en absoluto desacuerdo con esa prohibición.

Lo cierto es que fue corriéndose el rumor que Gueye era homosexual y su padre lo conmina a acatar órdenes o si no ya no podría regresar más a su casa. Por supuesto, el padre le dice eso transido de dolor. Gueye se va y decide tomarse unos días fuera de Dakar con su amante Rama.

Antes de irse de viaje, Gueye va  a casa del Sr. Coly quien lo había invitado para conversar con él. El Sr. Coly estaba casado y tenía hijos pero ese día  estaría solo en su casa. El señor Coly le dice a Gueye que  piensa que el problema central con la homosexualidad es que le parece que los homosexuales deberían tener un comportamiento más privado. De pronto, llega un hombre a la casa del Sr. Coly que Gueye reconoce pues había estado en un rezo donde él había asistido a petición de su padre y que fungió como el transmisor del Imán de turno quien murió pocos después.  

Gueye y Rama pasan unos días tranquilos. Gueye se había llevado su cámara fotográfica para retomar su hobby de tomar fotos y así hace muchas, no sólo del paisaje marítimo sino también de los pescadores. Más temprano que tarde, Rama le hace ver que hay un hombre joven que aparece persistentemente en las fotos que Gueye toma, que tiene una mirada profunda y que mira directamente a la cámara.  Gueye  no se había dado cuenta de esto pero al Rama mostrarle las fotos, él siente que su sexualidad está en entredicho y lucha contra el deseo que, sin duda, despertó ese hombre en él. No obstante, decide marcharse con Rama antes de concluir los días que habían acordado vacacionar.

De regreso a Dakar, Gueye se entera que su querido profesor de letras,  el profesor Coly, había sido sorprendido besándose en la universidad con su amante. Se trataba del hombre que había visto en su casa el día que fue a visitarlo y que también vio en la mezquita, actuando como intérprete del Imán de turno. Tanto el profesor Coly, como su amante, habían sido brutalmente golpeados, el amante murió y el profesor  Coly, perdió un ojo y sufrió un traumatismo craneal severo que le había producido pérdida de la memoria.  Gueye va a verlo. El médico que atendió al profesor Coly le dice a Gueye que no deje de visitarlo, que ningún familiar había ido a verlo y que esa actitud no era inusual cuando se trataba del ataque a un homosexual pues las familias simplemente trataban de distanciarse de esa situación. 

La visita de Gueye al hospital y la experiencia de haber visto al profesor Coly  en ese estado deja a Gueye sumergido en un profundo abatimiento. Siente una mezcla de tristeza, dolor y frustración por lo ocurrido a su amigo y  en Hombres puros se narra lo siguiente: “El pasillo. Estoy a punto de salir. ¿Soy uno de ellos? Sí…No…Poco importa: el rumor dijo y decidió, decretó que sí. Así que lo seré. Debo serlo. Si los de ahí fueran necesitan que sea uno para vivir mejor, lo seré, interpretaré a la perfección mi papel y así todos estaremos contentos. Ellos de vivir y yo de morir. Tal vez solo después de mi muerte se den cuenta del regalo que les hice…Algunos de mis verdugos, una vez calmada su ira, hablarán bien de mí, sin riesgos, ya que el buen maricón es el maricón muerto…Aquí todo el mundo está dispuesto a matar por ser apóstoles del Bien…” (141).

El párrafo citado nos hace pensar que Gueye parece querer sacrificarse hasta tanta intolerancia.

Hombres puros es una novela que nos muestra una realidad terrible sobre la homosexualidad y la intolerancia de muchas personas al respecto.

Hombres puros es una novela bien escrita y que, con seguridad, puede despertar un debate necesario sobre el tema si no dentro de la misma Senegal en otros países donde el rechazo de la homosexualidad no sea tan severo y pueda generar un debate más humano.

 

Mohamed Mbougar Sarr 


Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 9 de abril de 2024. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario