“…ser lúcido significa
poder mirarse de frente, sea cual sea su rostro. Ya sea feo, incluso
desfigurado, hasta cubierto de llagas y de pus, incluso gangrenado, hay que
mirarlo”. (134)
Hombres puros (2024) es una novela del escritor senegalés, radicado en Francia, Mohamed Mbougar Sarr (Dakar, 1990).
La novela está
ambientada en Senegal y trata sobre la intolerancia y hasta la prohibición –si
ello es posible- de la homosexualidad en ese país africano, situado en el
occidente de África y que hasta 1960 fue colonia francesa.
Vale destacar que el
95% de la población senegalesa es musulmana y que la homosexualidad está considerada como una desviación. Según
información obtenida de Google, la ley castiga los llamados “actos contra
natura con una persona del mismo sexo” con una pena de entre 1 y 5 años desde
1965, además con una fianza de 100.000 y 1.500.000 francos. La aplicación de
estas leyes comenzó a intensificarse hacia finales de la década de 1990 y
comienzos de la década del 2000.
Hombres
puros narra la vida de un joven profesor senegalés, que
había estudiado en Francia y que había regresado a su país para dar clases de
letras en una universidad en Dakar, llamado Ndéne Gueye. Ndéne, aparte de dar
clases, tenía una vida sexual intensa con una joven llamada Rama. Un día, ella
le muestra un video, que se había hecho viral, en el que se muestra cómo una
turba de gente había desenterrado el cadáver de un joven asesinado bajo la
premisa de que era homosexual y que no tenía derecho a estar enterrado en ese
sitio. El cadáver fue arrastrado por las calles. El video deja a Gueye
perturbado, en especial cuando su amante y, una amante de ésta, una joven
abogada (hija de un senegalés -ex diplomático- y madre norteamericana -psicoanalista-) llamada Angela Green-Diop le hacen ver lo
hipócrita y lo inhumano que es el trato hacia los homosexuales en Senegal. Aparte
de ese hecho en sí, Rama y Angela,
también tienen una posición abierta sobre el tema, al final, cuál es el
problema de la bisexualidad, de la homosexualidad, por ejemplo.
Gueye nunca se había
planteado el tema. Había sido criado como musulmán, su madre había muerto cuando él estaba en
Francia y su padre, un musulmán practicante, se había casado con una gran amiga
de su madre y tenía dos hermanastros. Sin embargo, su estancia en Francia
parecía que lo había vuelto más tolerante hacia la homosexualidad y le había generado cierto desapego por ciertas costumbres musulmanas. Hacía tiempo que
había dejado de ir a los rezos musulmanes. Pero el video rondaba por su mente y
eso hace que quiera conocer sobre la vida del joven muerto.
Gueye logra ir a la
casa del joven asesinado: se entera que se llamaba Amadou, que estaba a punto
de terminar sus estudios universitarios, que era un buen hijo y que su madre
estaba, literalmente, devastada. La madre logró rescatar el cadáver y
enterrarlo frente a su casa, en una zona de tierra donde había un árbol plantado.
La madre le dice a Gueye que ignoraba si su hijo había sido o no homosexual.
Gueye visita varias veces a la madre de Amadou y reza frente a la tumba de
éste. La gente empezó a llamar a la casa de la madre de Amadou la “casa maldita”.
Aparte de lo anterior,
Gueye se entera que en la Facultad donde daba clases se había prohibido enseñar
a poetas, escritores que fuesen homosexuales y él estaba enseñando la poesía
del gran poeta francés Paul Verlaine
(1844-1896). A Gueye le parece que esa prohibición era estúpida pero sus
propios estudiantes lo cuestionan y Gueye es expulsado de la universidad (si
quería permanecer debía pedir disculpas por escrito a sus estudiantes y al
decano, cosa que él no estaba dispuesto a hacer).
En la Facultad de
Letras había un profesor muy querido y admirado para Gueye, el Sr. Coly. El Sr. Coly le había advertido de que se cuidara sobre lo de la
enseñanza de poetas homosexuales aunque el Sr. Coly estaba en absoluto
desacuerdo con esa prohibición.
Lo cierto es que fue
corriéndose el rumor que Gueye era homosexual y su padre lo conmina a acatar
órdenes o si no ya no podría regresar más a su casa. Por supuesto, el padre le
dice eso transido de dolor. Gueye se va y decide tomarse unos días fuera de
Dakar con su amante Rama.
Antes de irse de viaje,
Gueye va a casa del Sr. Coly quien lo
había invitado para conversar con él. El Sr. Coly estaba casado y tenía hijos
pero ese día estaría solo en su casa. El
señor Coly le dice a Gueye que piensa
que el problema central con la homosexualidad es que le parece que los homosexuales
deberían tener un comportamiento más privado. De pronto, llega un hombre a la
casa del Sr. Coly que Gueye reconoce pues había estado en un rezo donde él
había asistido a petición de su padre y que fungió como el transmisor del Imán
de turno quien murió pocos después.
Gueye y Rama pasan unos
días tranquilos. Gueye se había llevado su cámara fotográfica para retomar su
hobby de tomar fotos y así hace muchas, no sólo del paisaje marítimo sino
también de los pescadores. Más temprano que tarde, Rama le hace ver que hay un
hombre joven que aparece persistentemente en las fotos que Gueye toma, que
tiene una mirada profunda y que mira directamente a la cámara. Gueye no se había dado cuenta de esto pero al Rama
mostrarle las fotos, él siente que su sexualidad está en entredicho y lucha
contra el deseo que, sin duda, despertó ese hombre en él. No obstante, decide
marcharse con Rama antes de concluir los días que habían acordado vacacionar.
De regreso a Dakar,
Gueye se entera que su querido profesor de letras, el profesor Coly, había sido sorprendido besándose
en la universidad con su amante. Se trataba del hombre que había visto en su
casa el día que fue a visitarlo y que también vio en la mezquita, actuando como
intérprete del Imán de turno. Tanto el profesor Coly, como su
amante, habían sido brutalmente golpeados, el amante murió y el profesor Coly, perdió un ojo y sufrió un traumatismo
craneal severo que le había producido pérdida de la memoria. Gueye va a verlo. El médico que atendió al
profesor Coly le dice a Gueye que no deje de visitarlo, que ningún familiar
había ido a verlo y que esa actitud no era inusual cuando se trataba del ataque
a un homosexual pues las familias simplemente trataban de distanciarse de esa
situación.
La visita de Gueye al
hospital y la experiencia de haber visto al profesor Coly en ese estado deja a Gueye sumergido en un
profundo abatimiento. Siente una mezcla de tristeza, dolor y frustración por lo
ocurrido a su amigo y en Hombres puros se narra lo siguiente: “El
pasillo. Estoy a punto de salir. ¿Soy uno de ellos? Sí…No…Poco importa: el
rumor dijo y decidió, decretó que sí. Así que lo seré. Debo serlo. Si los de
ahí fueran necesitan que sea uno para vivir mejor, lo seré, interpretaré a la
perfección mi papel y así todos estaremos contentos. Ellos de vivir y yo de
morir. Tal vez solo después de mi muerte se den cuenta del regalo que les
hice…Algunos de mis verdugos, una vez calmada su ira, hablarán bien de mí, sin
riesgos, ya que el buen maricón es el maricón muerto…Aquí todo el mundo está
dispuesto a matar por ser apóstoles del Bien…” (141).
El párrafo citado nos
hace pensar que Gueye parece querer sacrificarse hasta tanta intolerancia.
Hombres
puros es una novela que nos muestra una realidad terrible
sobre la homosexualidad y la intolerancia de muchas personas al respecto.
Hombres
puros es una novela bien escrita y que, con seguridad,
puede despertar un debate necesario sobre el tema si no dentro de la misma Senegal en otros países donde el rechazo de la homosexualidad no sea tan severo y pueda generar un debate más humano.
Escrito y publicado por Libia Kancev D.
Caracas, 9 de abril de 2024.
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