“Ser
como somos, y convertirnos en lo que somos capaces de convertirnos, es el único
fin de la vida”
“Hay
dos cosas de las cuales no deben cansarse nunca los hombres: la bondad y la
humildad”
Robert Louis Stevenson
Tengo dos ejemplares de
la novela La isla del tesoro (1883).
Me les quedo viendo y digo, ¿por qué no? No recuerdo haberla leído y, en
realidad, las novelas de aventuras no llaman mi atención.
Del novelista,
cuentista, poeta y ensayista británico Robert Louis Stevenson (Edimburgo, 1850
– Samoa, 1894), es decir que murió joven, a los 44 años, sólo he leído (y visto
la película) El extraño caso del Dr.
Jekyll y el señor Hyde (1886).
Quiero señalar que
Samoa queda entre Nueva Zelanda y Hawái. Lo resalto porque no tenía la menor
idea.
Así que me decido a leer La
isla del tesoro y me encuentro con una entretenida historia que tiene su
centro en el mar y en la búsqueda de un tesoro escondido en la llamada Isla del
Tesoro.
En sus inicios, la
novela está ambientada en Inglaterra y tiene como gran protagonista al también
narrador Jim Hawkins, un joven de 16/17 años, quien vivía con sus padres en una
posada llamada Almirante Benbow donde ocasionalmente llegaban marineros.
Un día llega un
marinero de porte peculiar, llamado capitán Bill Jones. Viene cargado con un
cofre y pide alojamiento por un tiempo indefinido en el Almirante Benbow. Para
esa fecha, el Sr. Hawkins se hallaba enfermo y era visitado asiduamente por el
Dr. Livesey, médico de la región. No obstante, al poco tiempo el Sr. Hawkins
fallece.
El capitán Jones, quien
ingería bastante licor le pide a Jim que le avise si veía llegar a un hombre
amputado de una pierna y por esa vigilancia le daría unas cuantas monedas al
mes. Lo cierto es que llegaron dos marineros buscando a Jones y ambos tuvieron
riñas con él. Billy Bones muere de un infarto y en vista de que Jones debía
dinero a los Hawkins, Jim y su madre deciden abrir el cofre de Jones y tomar de
él el pago justo de lo adeudado y también se llevan un mapa que estaba dentro
de un sobre en el cofre y que era el mapa de un famoso y terrorífico marinero llamado capitán Flint
en el cual señalaba donde había escondido un gran tesoro en la llamada Isla del
tesoro.
Lo cierto es que el
joven Jim se pone en contacto con el Dr. Livesey y le enseña el mapa. El doctor
a su vez se lo enseña al squire Trelawney y deciden ir en la búsqueda del
tesoro para lo cual, Trelawney vaiaja a Bristol para comprar un barco y
conformar una tripulación. El Dr. Livesey le advierte a Trelawney de que
mantenga en secreto el objetivo del
viaje cosa que éste no hace.
Trelawney compra un
barco llamado la Hispaniola y empieza a contratar marineros, entre ellos uno
llamado Jhon Silver el Largo quien fungiría como el cocinero y se encarga de
buscar a otros miembros de la tripulación. Silver estaba amputado de una pierna
y poseía un loro muy singular llamado Capitán Flint. Cuando todo está listo
para el viaje, el Dr. Livesey y Jim viajan a Bristol (ciudad al suroeste de
Inglaterra que cuenta con una próspera historia marítima) para así zarpar. Jim
iba a fungir como grumete y demostraría gran inteligencia, perspicacia y valentía.
Incluso, cuando Jim conoce a Silver y ve que le falta una pierna, recuerda que
el capitán Jones le había dicho que le avisara si veía a un hombre con esa
característica.
Para el viaje, Trelawney
contrata a un capitán experimentado de
apellido Smollett con quien tiene algunas diferencias ya que considera que es
muy estricto. El capitán le dice que hubiera preferido escoger a la tripulación
y que otra cosa que le preocupa es que los marineros saben cuál es la finalidad
del viaje. Aún así, la Hispaniola parte de Bristol, en el año 1700 (…) tomando hacia el océano Atlántico rumbo a América y la Isla
del Tesoro.
En un momento de la
travesía, Jim, quien se había metido en un barril de manzanas como por
curiosidad, escucha que Jhon Silver lidera una conspiración para deshacerse del
capitán Smollet, del squiare, del Dr. Livesey y quién sabe si acaso de él
mismo. Jim le cuenta a sus amigos y éstos se preparan para defenderse. Lo
cierto es que Silver desembarca con sus compinches sin haber descubierto las
cartas aún y Jim viaja con ellos y así pudo vigilarlos. Jim conoce a un
marinero que había sido abandonado tres años antes, que no estaba muy cuerdo pero
que resulta de gran valor para el hallazgo del tesoro. Se llamaba Ben Gunn y
había hecho hasta lo imposible por sobrevivir en la isla.
Después de unas cuantas
peripecias que hacen de La isla del
tesoro una novela bien entretenida y de fácil lectura, el grupo al que
pertenecía Jim logra triunfar sobre el grupo de Silver los cuales fueron
muriendo, bien sea en alguna revuelta o afectados por la malaria. No obstante,
Silver, que resulta ser un hombre muy astuto, cuando ve que su plan de quedarse
con el tesoro, ha fallado, decide “unirse”
al grupo del Dr. Livesey fingiendo arrepentimiento de sus acciones pero el Dr.
Livesey está claro que no un hombre de fiar.
De regreso a
Inglaterra, cada uno de los personajes esenciales sigue su vida con un buen
sustento económico. Ben Gunn malgastó
rápidamente lo que le correspondió pero le consiguen un puesto de portero donde
le va bien.
Me gustó esta novela de
Stevenson.
Escrito y publicado por Libia Kancev D.
Caracas, 18 de diciembre de 2023
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