“… y estar muy
convencido de algo es el primer paso hacia el sectarismo” (352).
“… ahora que lo sabía,
lo terrible que debía ser amar y sentirse rechazado, sentir el anhelo
insatisfecho de acariciar al ser amado” (298).
La novela El desertor (2005) del escritor tanzano
Abdulrazak Gurnah (1948), ganador del premio Nobel de Literatura 2021, resulta
ser de alta factura.
Leo esta novela en una
edición digital (2023) de Penguin Random House Grupo Editorial.
Me ha parecido una
novela muy bien escrita, repleta de autenticidad y al terminar, me ha invadido
una especie de gozo, algo así como que conocía un poco más del mundo y que, en
ese sentido, podía entenderlo mejor (¿y entenderme mejor?) Pensé en el poder que la literatura podía
tener sobre los lectores y recordé a autores como Javier Cercas e Irene Vallejo,
ambos españoles, que han planteado que la “literatura sirve para salvar vidas”.
Escribiéndolo así puede sonar muy retórico pero creo que es cierto. Ojalá que, más temprano que tarde, pueda
hallar las palabras adecuadas para explicar cómo es eso que la literatura puede
salvar vidas.
En El desertor, el narrador, que se me antoja es el mismo Gurnah nos
cuenta la historia de su familia nuclear formada por su padre, su madre (ambos
maestros), sus hermanos Farida, Amín y él mismo que se llama Rashid , que se
desarrolla en lo que a posteriori vendría a ser la República de Tanzania. Pero
antes de ello, eran una colonia inglesa.
Los padres eran
personas inteligentes y abnegadas y siempre tuvieron muy claro lo importante
que era que sus hijos estudiaran. Farida, la mayor de los hijos, sólo estudió
hasta la secundaria a pesar de que tanto ella como sus padres hicieron lo
posible porque continuara. Así, un día, Farida se topó con el oficio de
costurera en el cual le fue muy bien. La relación que tuvo, casi a la distancia
con un joven llamado Abbas (con el que después contrajo matrimonio) le hizo
descubrir que también podía escribir poemas que incluso llegó a publicar.
Amín estudió para
maestro y sufre la vivencia de un amor truncado por el qué dirán con una mujer
llamada Jamila. Jamila era mayor que Amín, divorciada y alrededor de la cual se
entretejían rumores sobre amantes. Sin embargo, ella y Amín se enamoran
locamente y viven su romance a escondidas, el cual, al ser descubierto, causa
un escándalo y Amín es obligado a dejarla.
Rashid logra obtener
una beca para estudiar en Inglaterra donde logra doctorarse y obtener una plaza
como profesor universitario.
La novela inicia a
finales del siglo XIX cuando Tanzania era colonia inglesa y luego, en buena
medida, en la época previa a la obtención de la independencia de los tanzanos
de los ingleses en la década de los sesenta. La vida de los tanzanos, como colonia,
queda duramente reflejada en El desertor.
Por otra parte, la novela expone la experiencia amorosa entre un europeo (a
los que llamaban mzungu) y una nativa, la cual termina en el abandono por parte
del europeo.
Gurnah inicia la novela
hablando de varios personajes que existieron a finales del siglo XIX como
escribí anteriormente. Hassanali, Frederick, Rehana, Pearce. Hassalani: era un
hombre bueno, era tendero y estaba casado con una joven llamada Malika y era
hermano de Rehana, la cual se había casado con Azad, oriundo de la India quien
después la abandonó. Frederick era inglés y tenía un alto cargo como
representante del Imperio. Pearce también era inglés, el cual, durante una
expedición fue robado y abandonado a su suerte y es encontrado por Hassanali
quien lo lleva a su casa y lo atiende. Es allí donde Pearce y Rehana se
conocen y se enamoran. Se hacen amantes y se van a vivir a Mombasa y, con el
tiempo Pearce regresa a Inglaterra, dejando a Rehana embarazada. Ella más nunca
vuelve a saber de él aunque Pearce deja por un tiempo pago el alquiler de la
vivienda donde vivían e incluso dinero en una cuenta bancaria que ella nunca
utiliza por desconocer cómo se hacía.
Podríamos decir, que
los cuatro personajes anteriores constituyen como el punto de partida de la
novela y luego Gurnah nos lleva a una época más actual, preindependentista donde la vida del narrador (Rashid) y su
familia es el centro hasta que Rashid se va a estudiar a Londres, lo cual, de
alguna manera determinó su destino.
Al final, existe toda
una concatenación de situaciones que tejen las tramas de esta novela que expone
la crueldad del colonialismo y también las vivencias de Rashid desde que llega
a Londres y donde prácticamente se queda viviendo la mayor parte de su vida.
Dice Raschid “…mi primera lección en Londres fue aprender a convivir con el
desprecio” (335).
Por cierto, hoy hablé
con mi amiga Amneris (que anda por Madrid) y le comenté lo excelente de El desertor y esta cita de Gurnah acerca
de la actitud despreciativa de los ingleses. Amneris me decía que no era que
los ingleses fuesen despreciativos sino que, simplemente, te ignoraban y le
dije: ¿“bueno, qué más desprecio que alguien te ignore?”
Después de esta
digresión, continúo:
Podríamos sacar de El desertor una buena cantidad de citas
que exponen lo duro de la experiencia colonialista, la posición de algunos
conquistadores y de los conquistados y que nos llevan a reflexión.
(Frederich) “Aquí
estamos, en 1899, ¿cómo ves el nuevo siglo? ¿Lo haremos mejor que nuestros
decididos predecesores? ¿Acabaremos con los nativos y veremos este lugar
convertido en una especie de América o asistiremos a la transformación de estos
pobres diablos en súbditos civilizados y diligentes trabajadores? Adelante
amigo mío, oigamos tú parecer.
“- Creo que, con el tiempo, veremos de un modo
menos heroico lo que hemos hecho en lugares como éste –aventuró Martin
(Pearce)-. Y tendremos una opinión menos favorable de nosotros mismos. Andando
el tiempo, llegaremos a avergonzarnos de algunas de nuestras acciones” (136/7).
”- África no es como la
India –repuso Burton_. Sin embargo, incluso allí, lo que ha demostrado el
Imperio es que las tradiciones autóctonas han quedado desfasadas. Han perdido
toda su razón de ser. Lo mejor que pueden hacer los indios es dejar que las
reemplacemos y tratar de imitar las nuestras…mientras que aquí no hay nada
salvo animales en estado salvaje” (138).
“Esa fue otra de las
lecciones que aprendí, junto con la noción de imperialismo. Sólo entonces
comprendí que lo que en mi infancia pasaba por conocimiento del mundo se basaba
en el arraigado conocimiento de nuestra propia inferioridad, que a su vez
justificaba la soberanía europea” (336).
Quiero mencionar que,
pensando en la intertextualidad de El
desertor, Gurnah menciona a puros autores de habla inglesa, tales como, Oscar
Wilde, Melville, Browning, Swinburne, Stevenson y Shelley. Creo que es un punto
interesante a debatir. Algo así como que el colonizado reproduce al
colonizador. Se trata de un tema que siempre ha llamado mi atención y que dejo
pendiente.
Excelente novela de
Gurnah.
Escrito y publicado por Libia Kancev
Caracas, 19 de octubre de 2023.
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