A Antonio Paiva por Escuchar mi voz
La novela Escucha mi voz (2007) de la escritora
italiana Susanna Tamaro (1957) llegó a mis manos en forma inesperada. Fue un
obsequio de una persona con la que había iniciado una conversación casual
(basada en un gusto común por la lectura) en la sala de espera de un centro de
salud en Las Mercedes el miércoles santo, 12 de abril de este año. Lo cierto es que Antonio Paiva me dijo “espere
un momentico que le voy a regalar una novela”. Lo vi salir del centro,
dirigirse hacia su carro. De regreso, traía en sus manos Escucha mi voz. Respondí, he leído una novela de esa autora, quien,
aparte de novelista ha hecho diversos documentales.
Esa misma noche comencé
a leerla y, más temprano que tarde, me di cuenta de que era la continuación de Donde el corazón te lleve (1994) la
novela de Tamaro que había leído el año pasado y que definí como una de las
novelas más emotivas que he leído en mi vida.
Escucha
mi voz narra el regreso de Marta (a Trieste, Italia),
nieta de la protagonista central de Donde
el corazón…, la cual había vivido con su abuela desde los cuatro años de
edad y que ya era viuda. Marta había pasado una temporada en EE. UU. para el
aprendizaje del inglés. En el ínterin, su abuela sufre un accidente cerebro
vascular, está un corto tiempo hospitalizada y es dada de alta aunque su
pronóstico era delicado. La abuela duda si debe llamar a su nieta y finalmente
decide no hacerlo. Con esta decisión, toma otra que pensamos sería crucial en
la vida de Marta. Se trata de escribirle a su nieta una cantidad de eventos
familiares que nunca se decidió a contarle o que hizo a medias.
Quiero citar algo que
escribe Martha (que es la narradora) y que nos da una idea de la relación que
tenía con su abuela, siendo necesario resaltar que la abuela hacía todo lo
posible porque su nieta estuviera bien.
“El odio que sentía
hacia ti seguía intacto… dondequiera que fuera sentía furia, y dolor y deseo de escapar… (Cuando Marta regresa a su casa y ve a su abuela, escribe) Estabas
en la vereda del jardín con la escoba en la mano. “Estás aquí”, exclamaste, la
escoba se cayó. La madera del mango golpeó la piedra con un ruido seco. “Me
parece evidente, te contesté y, sin añadir nada más, fui a mi habitación…En las
semanas siguientes reemprendimos nuestro ritual de crueldad cotidiana –yo te
odiaba y tú intentabas esquivar ese odio-. En los días en que te sentías más
fuerte tratabas de atenuarlo pero tus movimientos de boxeador sin entrenamiento
tenían el poder de provocar en mí una irritación aún mayor. ¿Qué quieres?,
gritaba, ¡desaparece! Te llamaba vieja, le daba patadas a las puertas
repitiendo como un mantra muérete, muérete, muérete, muérete, muérete… Es
difícil comprender cómo se había formado ese odio en mí. Como todos los
sentimientos complejos, no era posible imputarlo a una única causa sino más
bien a un conjunto de sucesos, relacionados de manera desfavorable con la
innata predisposición del carácter” (18-19).
En el final de Donde el corazón te lleve, uno podría pensar que la abuela muere después de escribirle durante más de un mes a su nieta y que ésta, a su regreso, encontraría el cuaderno pero resulta que no es así.
Marta regresa y la
relación entre su abuela y ella, que siempre había sido tensa, empeora como podemos
darnos cuenta en la cita anterior. Marta
siempre le había reclamado que ella no le hubiese contado cosas de su madre
Ilaria, quien había muerto en un accidente de tránsito –después nos enteramos
que Ilaria se había suicidado- ni tampoco de su padre, al que su abuela,
realmente, nunca llegó a conocer. No
obstante, poco tiempo después y en forma abrupta, la abuela empieza a mostrar
síntomas de demencia y fallece después de una caída. Marta estaba realmente
abatida. Un día se pone a revisar zonas de su casa y encuentra algunas fotos y
cartas de su madre y allí, lo desconocido de su mundo previo, empieza a
dibujarse.
Así, Marta se entera
que su madre participó en el movimiento feminista de la época, que comulgaba
con el socialismo, que su madre se enamora de un profesor de filosofía quien la
embaraza y del cual no sabe nada durante un tiempo. Ilaria decide abortar.
También que, más adelante, su madre se reencuentra con el profesor y que vuelve
a quedar embarazada pero esta vez de ella, decidiendo tenerla. Ilaria había vivido
varios años en una especie de comuna hippie. El profesor, cuando se entera de
la situación, le escribe una terrible carta a Ilaria donde le aclara que no
quiere saber nada de ella, ni de hijos.
Más adelante, Marta se
entera de cómo se llama su padre, Massimo Ancona al que busca y en el que
reconoce una parte de ella misma.
Luego, Marta decide
visitar a los parientes de su abuela que quedan en Israel y así, conoce al tío
Gionnata, sobrino de su abuela, y a Arik, hijo de éste. Permanece en Haifa casi
un año hasta que es requerida por la policía de Trieste ya que habían hallado
el cadáver de su padre quien le había dejado una carta. El padre también se
había suicidado. Marta regresa a Trieste,
entristecida por la muerte del padre pero con el suficiente ánimo retomar su
vida. Decide estudiar ciencias forestales para dedicarse al estudio y cuido de
los árboles a los cuales adoraba. Al final de la novela, Marta encuentra el
cuaderno que su abuela había escrito para ella y que sabemos contiene más
información de la que Marta conoce hasta ahora.
Con el encuentro del
cuaderno que su abuela escribió para ella, podríamos decir que habría elementos
para que Susanna Tamaro escriba una tercera novela.
Escucha
mi voz fue publicada por Seix Barral Biblioteca Formentor.
Escrito y publicado por Libia Kancev
Caracas, 21 de abril de 2023.
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