viernes, 21 de abril de 2023

Escucha mi voz




 A Antonio Paiva por Escuchar mi voz

La novela Escucha mi voz (2007) de la escritora italiana Susanna Tamaro (1957) llegó a mis manos en forma inesperada. Fue un obsequio de una persona con la que había iniciado una conversación casual (basada en un gusto común por la lectura) en la sala de espera de un centro de salud en Las Mercedes el miércoles santo, 12 de abril de este año.  Lo cierto es que Antonio Paiva me dijo “espere un momentico que le voy a regalar una novela”. Lo vi salir del centro, dirigirse hacia su carro. De regreso, traía en sus manos Escucha mi voz. Respondí, he leído una novela de esa autora, quien, aparte de novelista ha hecho diversos documentales.

Esa misma noche comencé a leerla y, más temprano que tarde, me di cuenta de que era la continuación de Donde el corazón te lleve (1994) la novela de Tamaro que había leído el año pasado y que definí como una de las novelas más emotivas que he leído en mi vida.

Escucha mi voz narra el regreso de Marta (a Trieste, Italia), nieta de la protagonista central de Donde el corazón…, la cual había vivido con su abuela desde los cuatro años de edad y que ya era viuda. Marta había pasado una temporada en EE. UU. para el aprendizaje del inglés. En el ínterin, su abuela sufre un accidente cerebro vascular, está un corto tiempo hospitalizada y es dada de alta aunque su pronóstico era delicado. La abuela duda si debe llamar a su nieta y finalmente decide no hacerlo. Con esta decisión, toma otra que pensamos sería crucial en la vida de Marta. Se trata de escribirle a su nieta una cantidad de eventos familiares que nunca se decidió a contarle o que hizo a medias.

Quiero citar algo que escribe Martha (que es la narradora) y que nos da una idea de la relación que tenía con su abuela, siendo necesario resaltar que la abuela hacía todo lo posible porque su nieta estuviera bien.

“El odio que sentía hacia ti seguía intacto… dondequiera que fuera sentía furia, y dolor  y deseo de escapar… (Cuando Marta regresa a su casa y ve a su abuela, escribe) Estabas en la vereda del jardín con la escoba en la mano. “Estás aquí”, exclamaste, la escoba se cayó. La madera del mango golpeó la piedra con un ruido seco. “Me parece evidente, te contesté y, sin añadir nada más, fui a mi habitación…En las semanas siguientes reemprendimos nuestro ritual de crueldad cotidiana –yo te odiaba y tú intentabas esquivar ese odio-. En los días en que te sentías más fuerte tratabas de atenuarlo pero tus movimientos de boxeador sin entrenamiento tenían el poder de provocar en mí una irritación aún mayor. ¿Qué quieres?, gritaba, ¡desaparece! Te llamaba vieja, le daba patadas a las puertas repitiendo como un mantra muérete, muérete, muérete, muérete, muérete… Es difícil comprender cómo se había formado ese odio en mí. Como todos los sentimientos complejos, no era posible imputarlo a una única causa sino más bien a un conjunto de sucesos, relacionados de manera desfavorable con la innata predisposición del carácter” (18-19).

En el final de Donde el corazón te lleve, uno podría pensar que la abuela muere después de escribirle durante más de un mes a su nieta y que ésta, a su regreso, encontraría el cuaderno pero resulta que no es así.

Marta regresa y la relación entre su abuela y ella, que siempre había sido tensa, empeora como podemos darnos cuenta en la cita anterior.  Marta siempre le había reclamado que ella no le hubiese contado cosas de su madre Ilaria, quien había muerto en un accidente de tránsito –después nos enteramos que Ilaria se había suicidado- ni tampoco de su padre, al que su abuela, realmente,  nunca llegó a conocer. No obstante, poco tiempo después y en forma abrupta, la abuela empieza a mostrar síntomas de demencia y fallece después de una caída. Marta estaba realmente abatida. Un día se pone a revisar zonas de su casa y encuentra algunas fotos y cartas de su madre y allí, lo desconocido de su mundo previo, empieza a dibujarse.

Así, Marta se entera que su madre participó en el movimiento feminista de la época, que comulgaba con el socialismo, que su madre se enamora de un profesor de filosofía quien la embaraza y del cual no sabe nada durante un tiempo. Ilaria decide abortar. También que, más adelante, su madre se reencuentra con el profesor y que vuelve a quedar embarazada pero esta vez de ella, decidiendo tenerla. Ilaria había vivido varios años en una especie de comuna hippie. El profesor, cuando se entera de la situación, le escribe una terrible carta a Ilaria donde le aclara que no quiere saber nada de ella, ni de hijos.

Más adelante, Marta se entera de cómo se llama su padre, Massimo Ancona al que busca y en el que reconoce una parte de ella misma.

Luego, Marta decide visitar a los parientes de su abuela que quedan en Israel y así, conoce al tío Gionnata, sobrino de su abuela, y a Arik, hijo de éste. Permanece en Haifa casi un año hasta que es requerida por la policía de Trieste ya que habían hallado el cadáver de su padre quien le había dejado una carta. El padre también se había suicidado.  Marta regresa a Trieste, entristecida por la muerte del padre pero con el suficiente ánimo retomar su vida. Decide estudiar ciencias forestales para dedicarse al estudio y cuido de los árboles a los cuales adoraba. Al final de la novela, Marta encuentra el cuaderno que su abuela había escrito para ella y que sabemos contiene más información de la que Marta conoce hasta ahora.

Con el encuentro del cuaderno que su abuela escribió para ella, podríamos decir que habría elementos para que Susanna Tamaro escriba una tercera novela.

Escucha mi voz fue publicada por Seix Barral Biblioteca Formentor.

 

Escrito y publicado por Libia Kancev

Caracas, 21 de abril de 2023.

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