sábado, 3 de diciembre de 2016

Un chispazo: La obra maestra desconocida de H. de Balzac

A Gabriela Kizer


La llegada a nuestras manos de algún texto literario –con independencia de su género – puede darse por diversos caminos.

Hace un tiempo, escuchando una clase de una experimentada profesora de la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela (UCV) de Introducción a la literatura, motivada, en esencia, por saber cuáles eran sus planteamientos sobre la poesía y el cuento, hizo mención a una novela corta del gran Honoré de Balzac (1799-1850) intitulada La obra maestra desconocida. Ese hecho, esa sola referencia me hizo buscarla y leerla.

La obra maestra…trata sobre el encuentro de tres pintores que, según entendemos, al menos dos de ellos existieron en la vida real: Françoise Porbus (1569-1622) y Nicolás Poussin (1594-1665). El tercero, un anciano ya, también era maestro de pintura, discípulo de Mabuse, cuyo nombre real fue Jan Gossart (1478-1532). El punto central se refiere a la naturaleza del arte de pintar, a la naturaleza del arte en general exponiendo que dicha naturaleza puede rayar con los límites de la locura al querer insuflarle a la obra de arte toda el alma del pintor. Casi como plantear que el artista y, toda su vida, debe darse por entero a su obra de tal manera que, literalmente, la haga viva, que, al verla, no tenga una apariencia de vida sino la vida misma.

Tenemos un texto ambientado a finales de 1612, en París. Se presenta un encuentro entre Frenhofer (el maestro), Porbus y Poussin que a la sazón tendría unos dieciocho años. Frenhofer critica una obra de Porbus aduciendo que le falta vida y que solo él sabe cómo infundírsela a la María Egipciaca de Porbus que también había pintado un retrato de Enrique IV y al que María de Médicis había dejado por Rubens. A Poussin, que apenas iniciaba su carrera como pintor, le parecía extraordinaria pero Frenhofer les dice que no es así.

Afirma Frenhofer
Tu buena mujer no está mal hecha, pero no tiene vida. ¡Ustedes creen haber hecho todo en cuanto han dibujado correctamente una figura y puesto cada cosa en su sitio según las leyes de la anatomía! [con ello] creen haber copiado la naturaleza, creen ser pintores y haber robado su secreto a Dios!...¡Prrr! ¡Para ser un gran poeta no basta conocer a fondo la sintaxis y no cometer errores de lenguaje! Mira tú santa Porbus. A primera vista parece admirable; pero en una segunda ojeada se percibe que está pegada al fondo de la tela y que no se podría rodear su cuerpo…es una imagen incapaz de volverse o de cambiar de posición: faltan el espacio y la profundidad… (10).

Por otra parte, Poussin tenía una hermosa amante, Gillette, en verdad la amaba y ella a él. Poussin le pide posar para Frenhofer y Gillette dilucida que esto podría poner en riesgo su amor a pesar de lo cual, dolida, accede.

Por otro lado, Frenhofer, tenía más de diez años pintando un retrato de mujer, la Belle Noiseuse a la que le había puesto el nombre de Catherine Lescault. Nadie había visto la pintura. Según las palabras muy excitadas de Frenhofer era un ser vivo, su propia mujer, su amante. Se plantea la posibilidad de que Gillette pudiera ser más hermosa que el retrato. Porbus y Poussin quieren ver el retrato de Frenhofer. Este accede después de haber visto a Gillette convencido de que “su mujer” es perfecta y de que ahora sí puede mostrarlo. En una mirada inicial, ni Porbus ni Poussin ven nada en el lienzo, luego

-Estamos en un error, ¡mire!... –continuó Porbus. Al acercarse percibieron, en una esquina del lienzo, el extremo de un pie desnudo que salía de ese caos de colores, de matices indecisos, de aquella especie de bruma sin forma; un pie delicioso, ¡un pie vivo! Quedaron petrificados de admiración ante ese fragmento librado de una increíble, de una lenta y progresiva destrucción. Aquel pie aparecía allí como el torso de alguna Venus de mármol de Paros que surgiera entre los escombros de una ciudad incendiada. -¡Hay una mujer ahí debajo! –exclamó Porbus señalando a Poussin las capas de colores que el viejo pintor había superpuesto sucesivamente, creyendo perfeccionar su obra. Los dos pintores se volvieron espontáneamente hacia Frenhofer, empezando a comprender, aunque vagamente, el éxtasis en que vivía. –Lo ha hecho de buena fe – dijo Porbus. –Sí amigo mío –respondió el anciano, desvelándose- hace falta la fe, fe en el arte, y vivir durante mucho tiempo con la propia obra, para poder realizar semejante creación (38-39).

Al final, Frenhofer, ante esa vida entregada al arte rozando la utopía del “arte vivo” se suicida no sin antes incendiar todos los maravillosos cuadros que tenía en su taller.

La obra maestra…está sustentada en elucubraciones estéticas y mitológicas para explicar la concepción del arte de Balzac, el cual pone en boca de Frenhofer diversas consideraciones sobre la belleza y la pintura aunadas al recurso de la mitología, entre las que se encuentran la mención de Proteo, de Pigmalión, de Orfeo y otras.

Retomando lo expuesto en los dos primeros párrafos de este escrito, agrego que la profesora Kizer, la experimentada profesora a la que me referí,  también hizo alusión a un texto de Carl Gustav Jung titulado “El poeta” que nos permitiría explicar la “personalidad como hombre” y la “personalidad como artista” del personaje de Frenhofer.

No dejo de pensar que si bien fue un azar que escuchara aquella clase, no creo que haya sido producto del azar el hecho de que buscara estos textos, mencionados colateralmente en una clase de Introducción a la literatura, un día cualquiera de este año 2016 en un aula de nuestra querida UCV y que ahora cientos de interrogantes sobre los temas expuestos pululen en mi mente. Creo que esa es la finalidad de la literatura.


Texto citado


Balzac. Honorato de. La obra maestra desconocida. Ediciones del Sur. Córdova. Argentina. 2005. Pp. 6-41.



Escrito y publicado por Libia Kancev.


Caracas, 3 de diciembre de 2016.

jueves, 10 de noviembre de 2016

El discreto enemigo


“Sabía, sin embargo, que no estaba muerto del todo, nunca nada lo está, aún lo que nos parece más alejado de la vida, en la piedra, en la podredumbre, habita una vida parasitaria que carcome y se transforma” (74).

La editorial Madera Fina ha reeditado, en septiembre de este año, la novela El discreto enemigo del escritor Rubi Guerra (San Tomé, Anzoátegui, 1958) cuya primera edición data del 2001 por la editorial Planeta Venezolana. Esta nueva edición ha pasado de contener 8 capítulos a diez y ha sido revisada y corregida por el autor.

Guerra ha escrito novelas, cuentos y ensayos siendo galardonado con los premios Rufino Blanco Fombona de novela breve en 2007 y con el Premio de Narrativa Salvador Garmendia en 2010.

El discreto enemigo es una novela que podemos inscribir dentro del género negro, el cual ha ido aumentando en los últimos años en nuestro país, aún así, Guerra ha afirmado que la novela no sería tan tradicional de este género y que pudiera estar más cercana “a la novela existencial, psicológica o con aspectos metaficcionales” La novela negra tiende a florecer en el marco de las crisis políticas, económicas y sociales. La novela de Guerra pone en la palestra una serie de problemas de orden delictivo, económico y social, además de un endeble aparato judicial que se presta para contribuir y sostener lo criminal.

El periodista Medina, protagonista narrador de El discreto enemigo llega al pueblo de La Laguna con la finalidad de escribir una crónica turística y así obtener un medio para su manutención. De su mano transitamos por un pueblo, ubicado en el oriente venezolano, presa de la decadencia por una sequía prologada y la disminución de su principal actividad económica, la pesca, aunado ello al tráfico de drogas lo cual cuenta con la complicidad generalizada del pueblo regido por un hombre cuya familia siempre lo dominó a su antojo.

Guerra recrea el crimen de una joven, María, siendo considerado Medina como sospechoso de esta muerte. En realidad “El crimen hiede en cada esquina, pero hay cosas de las que no se hablan” tal y como afirma el periodista Humberto Sánchez. La novela plantea, a través de una sucesión de historias, las cuales de por sí podrían constituir novelas cortas independientes, un manejo del tiempo poco común que nos lleva de un presente a un pasado y viceversa y que expresa la solidez de este autor al narrar historias que se distribuyen como redes concatenadas  y que, a su vez, permiten mantener el hilo conductor.

El discreto enemigo consta de diez capítulos intercalados con capítulos con nombres propios en donde se penetran historias que le dan mayor intensidad.


Escrito y publicado por Libia Kancev.



Caracas, 10 de Noviembre de 2016.



martes, 24 de mayo de 2016

Pedro y Juan de Guy de Maupassant

Guy de Maupassant 









“Es cierto que no siempre se es dueño de sí mismo, y que a veces se sufren emociones espontáneas y persistentes contra las que es inútil luchar”.

Guy de Maupassant  (1850-1893) fue un excelente y prolífico escritor de cuentos. También escribió novelas y relatos de viajes aparte de artículos periodísticos.
En estos días me topé con su novela Pedro y Juan (1888) considerada una de las mejores del escritor francés.
Pedro y Juan relata una historia relativamente sencilla: una familia constituía por los padres y sus dos hijos: Pedro, el mayor, médico y Juan, abogado. La novela está ambientada en París. Un día reciben la noticia de que un amigo de la familia Roland, el señor Maréchal había fallecido y que le había dejado toda su herencia  a Juan. Este hecho, aparentemente inexplicable pero muy bien recibido por Juan y sus padres empieza a hacer estragos en Pedro. En conversaciones con algunas personas le hacen ver que posiblemente el fallecido era el verdadero padre de Juan. Ello genera en Pedro todo un drama emocional ante la posibilidad de que su madre le haya sido infiel a su padre. Al final resulta que, efectivamente, el único y verdadero amor de su madre había sido el Sr. Maréchal. Pedro  pasa un tiempo atormentado con la idea hasta que se lo dice a Juan a quien la noticia no le resulta muy sorprendente ante lo “simple” que era el Sr. Roland y la jugosa cantidad de dinero que recibiría y que le permitiría llevar una vida llena de comodidades.
La trama se resuelve de una forma increíblemente simple, Juan hace diligencias para que su hermano mayor se embarque como médico en un transatlántico, el Lorraine (Pedro accede) como forma de alejarlo de la casa y que así Pedro no siguiera lastimando a su madre por su infidelidad.
La novela me sorprendió pues, al haber leído muchos cuentos de Maupassant y, de alguna manera, estar acostumbrada a la excelencia de los mismos, pienso que me esperaba una novela más “desarrollada” y de mayor profundidad.
El Sr. Roland quedó como lo que aparentemente era: un hombre simple y bonachón que no era tomado en cuenta para nada; la madre como la víctima de Pedro sin que se diera ningún elemento de reflexión por parte de la misma; Juan, a quien no le importó ser hijo de otro hombre y no del que lo había criado. Para Juan el dinero era primordial. Pienso que el mejor personaje es el de Pedro quien decide marcharse al comprender que no podría vivir bajo el mismo techo de sus padres sabiendo lo que sabía.

No pude evitar el pensamiento de que los escritores tienen sus capacidades. Está claro que el cuento y la novela, aunque son géneros  narrativos, tienen diferencias evidentes. Posiblemente haya pocos escritores que puedan  escribir buenos cuentos y buenas novelas.

Escrito y publicado por Libia Kancev.

Caracas, 24 de mayo de 2016.

jueves, 28 de abril de 2016

Muerte de un viajante


imagen de Muerte de un viajante


Circunstancias que no vienen a cuento me llevaron a la lectura de la obra dramática Muerte de un viajante (1949) de Arthur Miller (1915-2005).

Por cierto, pienso que no debe ser sencilla de representar en el teatro en la medida que el protagonista principal presenta muchos recuerdos y tiene alucinaciones, lo que implica "viajar" hacia otros espacios de tiempo  o "retroceder en el tiempo" que ameritan que sean expresados.

Su representación cinematográfica, al parecer fue muy exitosa. 

Esta obra trata de un vendedor que lo hacía viajando por diferentes ciudades de Estados Unidos. Tenía a su esposa Linda y a dos hijos ya adultos Biff y Happy.

Es de hacer notar que Willy Loman (el vendedor), ya sesentón, ya no estaba en condiciones de viajar. El último intento de salida había culminado con un retorno a su casa por haberse sentido mal mientras manejaba. Linda le insistía para que hablara en el trabajo y lo dejaran fijo en la ciudad.

Willy Loman era un hombre que vivía mucho de las apariencias y del creer que la primera impresión y ciertas actitudes eran suficientes para caerle bien a la gente y “triunfar” en la vida. Esa visión se la había transmitido a sus hijos. Ninguno de los dos había llegado a estudios superiores y tenían trabajos inestables y mediocres.

Willy se creía un hombre muy popular y poseedor de gran cantidad de amigos.

Para el primer acto de los dos con que cuenta Muerte de un viajante  (y un réquiem), Biff y Happy, quienes ya contaban con 34 y 32 años, respectivamente, estaban en casa de sus padres, después de haber tenido cierto período de ausencia. Se dan cuenta que su padre tiene trastornos de la memoria, imbuido en inventos y recuerdos del pasado, en especial, cuando sus hijos eran adolescentes.

Al parecer Biff, cuando estaba en bachillerato, tenía fuertes posibilidades de entrar en alguna universidad porque poseía grandes habilidades para el fútbol americano pero, lamentablemente no pudo graduarse de bachiller y eso truncó su futuro. El día que fue reprobado en matemática viajó a Boston (donde se encontraba su padre) para pedirle que hablara en el colegio y pudiera graduarse. Resulta que encontró a su padre con una mujer y se sintió muy decepcionado de él. Desde ese día le guardó mucho rencor.

Linda les reclama a sus hijos su abandono y les comenta que Willy había intentado suicidarse. Biff idea montar un negocio con su hermano, para lo cual pediría un préstamo a un ex jefe que había tenido. Esta idea entusiasmó mucho a Willy quien lo vio como el inicio del camino del éxito de sus hijos. Willy pensaba y hablaba como si el negocio ya era un hecho.

Por otra parte, Willy va a hablar con su jefe para pedirle trabajo fijo en la ciudad y este aprovecha para despedirlo sin ninguna consideración.

A Biff no le fue nada bien con el ex jefe quien ni siquiera lo recibió, Biff se robó su estilográfica (resulta que tenía antecedentes de otros robos menores y por el anterior había estado preso). Biff intentó explicarle a su padre lo sucedido pero este no “quería” entender la realidad de su situación.

Todo lo anterior hizo que Biff reflexionara sobre su vida y la falsedad en la que habían vivido todos. Decide irse y no regresar jamás. Se lo comunica a sus padres y a Happy. Willy piensa que su hijo lo odia.

Al final, Willy, quien también padecía alucinaciones (veía y hablaba con su hermano Ben fallecido años atrás) se suicida. Al funeral sólo asistieron Linda, los hijos y unos vecinos, Charley y Bernard.


Como toda obra dramática o toda manifestación artística en general, esta obra es susceptible de múltiples interpretaciones, en cualquier caso, es una obra interesante que demuestra lo que puede ser la debilidad de las convicciones de una familia y el daño de las falsas expectativas.

Escrito y publicado por Libia Kancev.


Caracas, 28 de abril de 2016.

domingo, 6 de marzo de 2016

Una pintura, un poema

Otoño, (1573) de Giuseppe Arcimboldi 



A mitad del sendero
mí corazón une fuerzas
                         [¿echar el resto?

Los cabellos blancos exigen color
                                        [¡artificios!
El hombre de la Historia del cerco de Lisboa

No conozco Lisboa
Sólo el libro enmarañado de Saramago

A mitad del camino
la antesala del fin recorre certezas
la vejez, la muerte
se exhiben en tenues nebulosas
cada vez más claras

Quiero detenerme y desandar
esa imposibilidad que es la vida
regresar al nido, al útero ahora inerte

Partir con una única esperanza,
Dadora de salidas y encuentros                                                

                                      [el amor.




Escrito y publicado por Libia Kancev.

Caracas, 06 de marzo de 2016.

sábado, 23 de enero de 2016

Mil soles espléndidos de Khaled Hosseini

Khaled Hosseini 
“de todas las penalidades que debía arrostrar una persona, la más dura era la espera” (127).

Mil soles espléndidos (2007) es la segunda novela del médico y escritor afgano estadounidense Khaled Hosseini (Kabul, 1965).

La novela captó mi atención con rapidez no sólo por el tema en sí sino por un estilo narrativo que la hace ágil, dinámica e interesante.

Hace algún tiempo publiqué en este mismo blog una reseña de la primera novela de Hosseini, Cometas en el cielo (2003) que también me gustó mucho hablando desde el punto de vista literario pues la temática abordada por este autor es realmente dramática. Leyendo Mil Soles… recordé al escritor egipcio, premio Nobel de Literatura 1988, Naguib Mahfuz (1911-2006) por la similitud en la forma de escribir.

De todos los temas que se abordan en Mil soles…el maltrato a la mujer, la guerra, la muerte, el amor, la destrucción de patrimonios de la humanidad, de libros, diríamos que el primero es el más terrible de todos. Es difícil que, al ir leyendo no sintamos asombro, dolor, furia ante el trato muchas veces inhumano que se le da a la mujer.

Cuatro personajes resaltan en Mil soles…Mariam: una joven nacida de una sirvienta (Nana), y producto de su relación con un afgano adinerado que ya tenía tres esposas y otros tantos hijos. Vivían en Herat (al occidente de Afganistán). Aunque no vivían con el padre, éste no desamparó a Mariam quien, literalmente, lo adoraba. Nana siempre le decía que ella nunca sería alguien en la vida (al igual que ella misma). Un día Mariam fue a ver a su padre (quien no la recibió) y cuando regresó a su casa su madre se había ahorcado. El padre tuvo que hacerse cargo de Mariam pero, cuando apenas tenía 13 ó 14 años el padre la hizo casar con un amigo viudo mucho mayor que ella llamado Rashid que vivía en Kabul.  Mariam tuvo que empezar a usar la burka por exigencia de Rashid.

Rashid maltrató hasta más no poder a su jovencísima esposa, maltrato (tanto físico como verbal) que iba en aumento cada vez que Mariam tenía una pérdida. De hecho, Mariam nunca llegó a tener hijos.

Lo anterior constituye la parte inicial de la novela para luego desarrollarse otra donde aparecen, desde niños, Laila y Tariq, vecinos y amigos que crecieron juntos. Laila era la hija menor de una pareja donde el padre había sido profesor universitario y un gran amante de los libros en especial de la poesía. La madre de Laila era una mujer sumida en la depresión posterior a que sus dos hijos varones se habían ido de casa, en 1980, para combatir contra los rusos que apoyaban al gobierno de Afganistán que había llegado al poder  posterior a un golpe de estado en abril de 1978.  Los dos hermanos de Laila terminaron asesinados.  

Tariq tenía una sola pierna. Cuando tenía cinco años, una mina antipersona le había estallado. Usaba una pierna ortopédica.

El padre de Laila la estimulaba para que estudiara y le auguraba que algún día sería alguien importante no sólo para ella misma sino para su país.

No obstante, la situación política de Afganistán cada día empeoraba, primero con la llegada del socialismo al poder, luego la lucha de los muyahidines contra el gobierno; posteriormente la lucha entre las distintas facciones de muyahidines por tener el poder.

Vale mencionar que los muyahidines eran los miembros de diversas facciones político- militares que operaron en Afganistán desde 1970. En un contexto islámico es la persona que hace la yihad, alguien que lucha por su fe. El más famoso fue Osama bin Laden (1957-2011), de origen saudí, quien creó la llamada red de Al Qaeda como una coordinadora de inteligencia de los muyahidines.

Después aparecen los llamados talibanes (facción político militar fundamentalista islámica de Afganistán) que triunfan sobre los muyahidines en una lucha feroz que destruye a Kabul. 

El narrador relata escenas terribles. Los padres de Tariq deciden irse para Pakistán donde ya había un importante número de afganos refugiados. Cuando Tariq va a decirle a Laila que se va y que se vaya con él ella le dice que sabe que su madre jamás se irá. Laila se siente desconsolada y el amor nunca dicho entre los dos jóvenes se materializa en el acto amoroso. Sin embargo, al poco tiempo de la partida de Tariq, el padre de Laila logra convencer a la madre para que huyan a Pakistán y, en los preparativos, un misil alcanza la casa, los padres mueren y Laila se salva milagrosamente.

De aquí en adelante se entrelaza la historia de Mariam y la de Laila ya que, Rashid saca a la joven de los escombros, Mariam la cuida hasta que la joven se restablece y comprende lo sucedido. Rashid empieza a tratar a Laila con una sutileza que jamás le había dado a Mariam y decide casarse con ella. Laila no quería aceptar y mucho menos irrespetar a Mariam pero en el ínterin se percató que estaba embarazada.

Al poco tiempo de esto, un hombre fue a la casa de Mariam pidiendo hablar con Laila, ella no lo conocía. El hombre vino a decirle que había conocido a Tariq en un hospital, que siempre la nombraba pero que había muerto producto de unas severas quemaduras cuando el convoy en donde iba con sus padres había sido atacado.

La muerte de Tariq fue una noticia terrible para Laila. En su estado no tuvo más opción que acceder  al matrimonio con Rashid. Laila, al igual que Mariam, también se vio obligada a usar la burka.
Cuando se supo del embarazo de Laila, Rashid estaba feliz y para él estaba claro que tendrían un varón pero no fue así. Laila tuvo una niña (Aziza). Para Rashid la niña no representaba nada y su trato para con ella era totalmente indiferente.

Poco a poco las tensiones entre Mariam y Laila fueron bajando. Mariam se encariñó con Aziza y se dio cuenta que Laila era una buena muchacha y una madre dedicada. Por otra parte, Laila se enfrentaba con Rashid cuanto éste, por cualquier razón, quería golpear a Mariam.

Las mujeres se hicieron inseparables.

Con el transcurrir del tiempo y al llegar los talibanes al poder la situación se puso mucho peor, en especial para las mujeres quienes no representaban ABSOLUTAMENTE NADA.

Laila quedó embarazada por segunda vez  y por momentos pensó en abortar pues no quería tener un hijo de Rashid pero reflexionó que la criatura que llevaba en sus entrañas no tenía culpa de nada. Laila tuvo al niño por cesárea y sin anestesia. Lo llamaron Zalmai.

Aunque la situación política cada día empeoraba, Rashid estaba feliz con su hijo. Su negocio de zapatos se vino a pique pero, aún así empezó a endeudarse para comprarle cosas al niño. Rashid le inculcaba al niño sentimientos de superioridad con respecto a las mujeres incluso hacia su propia madre, Mariam y su hermana Aziza.

El hambre empezó a hacer mella en ellos. Laila tuvo que llevar a Aziza a un orfelinato para al menos garantizarle comida. Un día que Laila venía de visitar a su hija vio a Tariq y corrió, corrió y corrió hacia él. Laila estaba feliz. La historia que le habían contado años atrás había sido armada por Rashid. Tariq había regresado para buscar a Laila, ella le dijo que Aziza era su hija. Cuando Rashid llegó, Tariq ya se había marchado prometiendo venir al día siguiente. Zalmai le contó a su padre que un hombre había estado en casa.  En un arrebato de ira, Rashid empezó a golpear a Laila y la hubiera matado de no ser por Mariam quien buscó una pala y de dos golpes lo mató.

Mariam aceptó su culpa (Laila quería que escaparan). Los talibanes la juzgaron y la sentenciaron a muerte. Laila, Tariq, Aziza y Zalmai se van a Pakistán. Laila y Tariq se casan y Laila daba gracias a Alá por tener una nueva vida, aún así, siempre tenía a Mariam en su pensamiento.

Como un año después de vivir en Pakistán, Laila le dice a Tariq que quiere regresar a Kabul. Tariq acepta y regresan. Los talibanes habían sido neutralizados y prácticamente Kabul estaba en reconstrucción.  Antes de llegar a Kabul, Laila fue a Herat, a la ciudad donde nació y vivió Mariam hasta su adolescencia. Sentía la necesidad de conocer  su casa y hacer una ofrenda a su memoria.

Luego, Tariq y Laila alquilaron una casa y Laila empezó a dar clase en el orfelinato donde había estado Aziza. La novela finaliza con la noticia de que Laila está nuevamente embarazada.


Texto consultado

Hosseini, K. Mil soles espléndidos. Editorial Salamandra. Barcelona. España. 2007.


Escrito y publicado por Libia Kancev.


jueves, 14 de enero de 2016

Dora Bruder de Patrick Modiano

Patrick Modiano
www.canalsocial.net















“Mientras escribo este libro lanzo llamadas como señales de faro, aunque desgraciadamente no confío en que puedan iluminar la noche. Pero mantengo siempre la esperanza” (43).


En los últimos días de diciembre de 2015 cedí a la tentación de visitar algunas librerías del Centro Comercial El Recreo. Mi resistencia tenía que ver con que tengo muchos libros que todavía no he leído y no es exageración decir que los libros, en mi modesto apartamento de La Candelaria se están saliendo, literalmente, por las ventanas.

Los precios de algunos libros, por demás de autores venezolanos, que me hubiese gustado comprar y leer eran francamente prohibitivos. Finalmente compré dos libros, no sólo guiada por sus autores si no por el precio.

Uno de ellos, Dora Bruder (1997) del francés Patrick Modiano (Francia, 1945) que, como sabía había ganado el premio Nobel de Literatura 2014, llamó mi atención.

La desaparición de Dora Bruder, una joven de quince años, de nacionalidad francesa pero hija de padres judíos fue el motor que estimuló a Modiano (hijo de padre judío) para narrar una historia de búsqueda sobre el destino de esta joven. Por otra parte, los sitios donde había vivido la joven con sus padres, siempre en hoteles y el lugar donde había sido internada para intentar librarla de la persecución nazi eran espacios  que Modiano conoció y transitó en su juventud.

Dora nació el 26 de febrero de 1926 y el 14 de diciembre de 1941 desapareció del internado de monjas donde sus padres la habían llevado. En esa época, en París, durante la Segunda Guerra Mundial y el período de Ocupación de los alemanes se llevaba un registro de los judíos que allí vivían.  Su padre no la había registrado para que su hija no fuese perseguida.

El narrador-autor supo de la desaparición de Dora en 1988 cuando, leyendo un viejo ejemplar del periódico Paris –Soir  del 31 de diciembre de 1941 leyó: “PARÍS Se busca a una joven, Dora Bruder, de 15 años, 1,55 m, rostro ovalado, ojos gris marrón, abrigo sport gris, pullover burdeos, falda y sombrero azul marino, zapatos sport marrón. Ponerse en contacto con el señor y la señora Bruder, bulevar Ornano, 41, París” (13).

Dora Bruder no sólo revela el interés que se puede tener por alguien que nunca se conoció sino por las desdichas que esa persona pudiese haber pasado más en un período de guerra donde los franceses tuvieron un nivel de colaboracionismo con el enemigo.

Modiano también narra experiencias de otras jóvenes cuyo destino estuvo signado por la guerra al igual que se refiere a tres escritores de los que había leído algunos de sus libros y que tuvieron vidas desdichadas. Mezcla su relato con experiencias personales que, posiblemente, lo llevaron más que a preocuparse a ocuparse por averiguar el destino de Dora lo que le llevó a hacer contacto con una prima de la joven, con colegios donde pudiese haber estudiado, por buscar su registro de nacimiento, por ir al pensionado Sagrado Corazón de María, en el cual, como antes dijimos, fue internada la joven (el 9 de mayo de 1940):

Hasta que no recabe el testimonio de alguna de sus antiguas compañeras deberé limitarme a la mera suposición. Tiene que existir en París, o en algún lugar del barrio, una mujer de alrededor de setenta años que se acuerde de su compañera de clase o de dormitorio, de esa chica que se llamaba Dora,… (43).

El narrador llega a saber que Dora regresa al domicilio de su madre el 17 de abril de 1942: “Durante cuatro meses se ignora cuál es su paradero, qué hace, con quién está. Y también se ignora en qué circunstancias regresa al ‘domicilio materno’ ” (81). Para esta fecha ya su padre había sido detenido y enviado al campo de concentración de Drancy: “así llamado por el barrio al noreste de París donde se encontraba, fue establecido por los alemanes en agosto de 1941 como un campo de internamiento para los judíos extranjeros en Francia” (Toryu).

Al final, el narrador se entera que Dora fue enviada, el 19/06/1942 al centro de internamiento de Tourelles y luego al campo de Drancy. El 18/09/1942 Dora y su padre dejaron Drancy en dirección a Auschwitz. Donde, entendemos, fue asesinada al igual que otros miles de judíos.


Textos consultados

Modiano, P. Dora Bruder. Seix Barral Biblioteca Fomentor. 2009

Toryu. “El Campo de Detención de Drancy”. Web. 29 agosto 2011. 14 enero 2016. http://www.lasegundaguerra.com/viewtopic.php?f=259&t=9916 



Escrito y publicado por Libia Kancev. 


sábado, 2 de enero de 2016

UNA NOVELA DE LAURA ANTILLANO


Laura Antillano 



A Mariana Fermín K, por su inteligencia, por su solidaridad.






“Ahora se preguntaba por ese motivo misterioso del amor que hace que nos quedemos prendados de una mirada, una forma de sonreír, algún gesto inesperado,…” (85).

“Mirando el mar descubrió el color de la plata en las olas” (111).


Finalizando el año 2015 entré a la Librería Las Novedades que tengo cerca de mi casa. Mi objetivo consciente era echar una ojeada a los libros, pasión de años.

Varios libros llamaron mi atención, entre ellos, uno de Murakami –debía de ser uno de los más recientemente publicados- pero su precio hizo que lo dejara en su lugar antes que la irracionalidad me llevara a hacer un gasto que descolocaría mi presupuesto.

De pronto me detuve frente a un libro de Laura Antillano (Caracas, 1950) titulado Las aguas tenían reflejos de plata (2001). Recordé que hacía poco esta escritora venezolana había sido galardonada con el Premio Nacional de Cultura –mención Literatura- cuya entrega se efectuó los primeros días de diciembre en La Casa del Artista situada cerca de la estación Colegio de Ingenieros del Metro de Caracas.

¿Por qué no? –me dije.

El precio me pareció accesible y, por otra parte, ello ayudaba a disminuir la deuda que, desde hacía años,  sentía que tenía con nuestra literatura.

Las aguas tenían reflejos de plata resultó una sorpresa muy agradable. Ambientada en la época pre independentista narra una historia de amor iniciada en Maracaibo, también de la piratería por el Mar de las Antillas de la época, del arte de la orfebrería, todo ello con elementos fundamentados en nuestra historia política, social y económica que pone en evidencia los deseos de una Venezuela libre de la Corona Española liderada por pardos y blancos criollos.

Podemos considerar a esta novela de Antillano como una novela histórica o una historia novelada ya que hace referencia a hechos históricos reales con personajes reales entre los que destacan José Leonardo Chirino, Manuel Gual, José María España, Juan Bautista Picornell y el mismísimo Francisco de Miranda.

Al final de la novela se hace sutil mención a Alejandro Von Humboldt.

Cuando nos referimos a hechos históricos queremos decir que tienen un basamento en esa historia que todo niño o niña del país que haya pasado por una primaria y un bachillerato debe generarle algún recuerdo.
Otro aspecto que resalta en Las aguas… es la posición luchadora de la mujer en los primeros pasos de nuestra región por dejar de ser Colonia.

Durante toda la lectura no dejaba de pensar y de decirle a mi hija de 12 años que sería interesante que leyera esta novela ya que no dudaba que cumpliría una doble función:  distracción, disfrute por una parte y otra, no menos importante, la de aprendizaje y conocimiento de esa parte de nuestra historia bajo el argumento de que para entender el presente es esencial conocer el pasado. Su estructura narrativa es clara, dinámica,  con un lenguaje sencillo y fluido que no deja espacio para el aburrimiento.



Texto consultado:

Antillano, L. Las aguas tenían reflejos de plata. Editorial Alfaguara. 2002.


Escrito y publicado por Libia Kancev


Caracas, 2 de enero de 2016.