jueves, 28 de abril de 2016

Muerte de un viajante


imagen de Muerte de un viajante


Circunstancias que no vienen a cuento me llevaron a la lectura de la obra dramática Muerte de un viajante (1949) de Arthur Miller (1915-2005).

Por cierto, pienso que no debe ser sencilla de representar en el teatro en la medida que el protagonista principal presenta muchos recuerdos y tiene alucinaciones, lo que implica "viajar" hacia otros espacios de tiempo  o "retroceder en el tiempo" que ameritan que sean expresados.

Su representación cinematográfica, al parecer fue muy exitosa. 

Esta obra trata de un vendedor que lo hacía viajando por diferentes ciudades de Estados Unidos. Tenía a su esposa Linda y a dos hijos ya adultos Biff y Happy.

Es de hacer notar que Willy Loman (el vendedor), ya sesentón, ya no estaba en condiciones de viajar. El último intento de salida había culminado con un retorno a su casa por haberse sentido mal mientras manejaba. Linda le insistía para que hablara en el trabajo y lo dejaran fijo en la ciudad.

Willy Loman era un hombre que vivía mucho de las apariencias y del creer que la primera impresión y ciertas actitudes eran suficientes para caerle bien a la gente y “triunfar” en la vida. Esa visión se la había transmitido a sus hijos. Ninguno de los dos había llegado a estudios superiores y tenían trabajos inestables y mediocres.

Willy se creía un hombre muy popular y poseedor de gran cantidad de amigos.

Para el primer acto de los dos con que cuenta Muerte de un viajante  (y un réquiem), Biff y Happy, quienes ya contaban con 34 y 32 años, respectivamente, estaban en casa de sus padres, después de haber tenido cierto período de ausencia. Se dan cuenta que su padre tiene trastornos de la memoria, imbuido en inventos y recuerdos del pasado, en especial, cuando sus hijos eran adolescentes.

Al parecer Biff, cuando estaba en bachillerato, tenía fuertes posibilidades de entrar en alguna universidad porque poseía grandes habilidades para el fútbol americano pero, lamentablemente no pudo graduarse de bachiller y eso truncó su futuro. El día que fue reprobado en matemática viajó a Boston (donde se encontraba su padre) para pedirle que hablara en el colegio y pudiera graduarse. Resulta que encontró a su padre con una mujer y se sintió muy decepcionado de él. Desde ese día le guardó mucho rencor.

Linda les reclama a sus hijos su abandono y les comenta que Willy había intentado suicidarse. Biff idea montar un negocio con su hermano, para lo cual pediría un préstamo a un ex jefe que había tenido. Esta idea entusiasmó mucho a Willy quien lo vio como el inicio del camino del éxito de sus hijos. Willy pensaba y hablaba como si el negocio ya era un hecho.

Por otra parte, Willy va a hablar con su jefe para pedirle trabajo fijo en la ciudad y este aprovecha para despedirlo sin ninguna consideración.

A Biff no le fue nada bien con el ex jefe quien ni siquiera lo recibió, Biff se robó su estilográfica (resulta que tenía antecedentes de otros robos menores y por el anterior había estado preso). Biff intentó explicarle a su padre lo sucedido pero este no “quería” entender la realidad de su situación.

Todo lo anterior hizo que Biff reflexionara sobre su vida y la falsedad en la que habían vivido todos. Decide irse y no regresar jamás. Se lo comunica a sus padres y a Happy. Willy piensa que su hijo lo odia.

Al final, Willy, quien también padecía alucinaciones (veía y hablaba con su hermano Ben fallecido años atrás) se suicida. Al funeral sólo asistieron Linda, los hijos y unos vecinos, Charley y Bernard.


Como toda obra dramática o toda manifestación artística en general, esta obra es susceptible de múltiples interpretaciones, en cualquier caso, es una obra interesante que demuestra lo que puede ser la debilidad de las convicciones de una familia y el daño de las falsas expectativas.

Escrito y publicado por Libia Kancev.


Caracas, 28 de abril de 2016.

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