sábado, 2 de enero de 2016

UNA NOVELA DE LAURA ANTILLANO


Laura Antillano 



A Mariana Fermín K, por su inteligencia, por su solidaridad.






“Ahora se preguntaba por ese motivo misterioso del amor que hace que nos quedemos prendados de una mirada, una forma de sonreír, algún gesto inesperado,…” (85).

“Mirando el mar descubrió el color de la plata en las olas” (111).


Finalizando el año 2015 entré a la Librería Las Novedades que tengo cerca de mi casa. Mi objetivo consciente era echar una ojeada a los libros, pasión de años.

Varios libros llamaron mi atención, entre ellos, uno de Murakami –debía de ser uno de los más recientemente publicados- pero su precio hizo que lo dejara en su lugar antes que la irracionalidad me llevara a hacer un gasto que descolocaría mi presupuesto.

De pronto me detuve frente a un libro de Laura Antillano (Caracas, 1950) titulado Las aguas tenían reflejos de plata (2001). Recordé que hacía poco esta escritora venezolana había sido galardonada con el Premio Nacional de Cultura –mención Literatura- cuya entrega se efectuó los primeros días de diciembre en La Casa del Artista situada cerca de la estación Colegio de Ingenieros del Metro de Caracas.

¿Por qué no? –me dije.

El precio me pareció accesible y, por otra parte, ello ayudaba a disminuir la deuda que, desde hacía años,  sentía que tenía con nuestra literatura.

Las aguas tenían reflejos de plata resultó una sorpresa muy agradable. Ambientada en la época pre independentista narra una historia de amor iniciada en Maracaibo, también de la piratería por el Mar de las Antillas de la época, del arte de la orfebrería, todo ello con elementos fundamentados en nuestra historia política, social y económica que pone en evidencia los deseos de una Venezuela libre de la Corona Española liderada por pardos y blancos criollos.

Podemos considerar a esta novela de Antillano como una novela histórica o una historia novelada ya que hace referencia a hechos históricos reales con personajes reales entre los que destacan José Leonardo Chirino, Manuel Gual, José María España, Juan Bautista Picornell y el mismísimo Francisco de Miranda.

Al final de la novela se hace sutil mención a Alejandro Von Humboldt.

Cuando nos referimos a hechos históricos queremos decir que tienen un basamento en esa historia que todo niño o niña del país que haya pasado por una primaria y un bachillerato debe generarle algún recuerdo.
Otro aspecto que resalta en Las aguas… es la posición luchadora de la mujer en los primeros pasos de nuestra región por dejar de ser Colonia.

Durante toda la lectura no dejaba de pensar y de decirle a mi hija de 12 años que sería interesante que leyera esta novela ya que no dudaba que cumpliría una doble función:  distracción, disfrute por una parte y otra, no menos importante, la de aprendizaje y conocimiento de esa parte de nuestra historia bajo el argumento de que para entender el presente es esencial conocer el pasado. Su estructura narrativa es clara, dinámica,  con un lenguaje sencillo y fluido que no deja espacio para el aburrimiento.



Texto consultado:

Antillano, L. Las aguas tenían reflejos de plata. Editorial Alfaguara. 2002.


Escrito y publicado por Libia Kancev


Caracas, 2 de enero de 2016.

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