Arturo Gutiérrez Plaza |
Cuidados intensivos es
el más reciente poemario de Arturo Gutiérrez Plaza (Caracas, 1962). ¡Es el
primer libro inédito que he leído en mi vida! La gentileza de su autor que,
hace ya más de un año me lo hizo llegar por este medio, lo hizo posible.
¿Cómo explicar que para la fecha en que escribo lo que
pretende ser una crítica de Cuidados intensivos no haya sido
publicado aún? Al parecer, se trata de que ¡no hay papel en el país…! ¿Qué
decir al respecto? No sé, al menos ahora no lo sé.
Cuidados intensivos consta
de ocho partes tituladas: Anteversus, Versus, Antesala sin diván, Obreros en la
vía, Anotaciones de invierno, Postales de Midwest, Confesionario y Abrevadero.
Estas ocho partes, este número ocho me recuerda toda una
explicación sobre dicho número que leí en un artículo en Letralia,
No. 291, que dice así: “Ocho estaciones poetizan este camino. Nótese que
son ocho, el número en círculos, el lazo que se une, que representado acostado
nos indica el infinito. También es el nudo en ocho, el nudo de los marineros en
las barcas...Y este tipo de nudo, que tan bien como anuda se puede aflojar con
facilidad cuando lo requiera, es un nudo libre” (Lander, 2013).
Empecé a leer, continué leyendo y aquí les dejo el producto
de esa lectura.
Cuidados intensivos
A la memoria de Wislawa Szymborska
Mis hermanos no leen poesía,
mis padres tampoco lo hicieron.
Por dictamen de estos tiempos
tal costumbre, ya familiar,
mis hijos la fortalecen en la escuela.
No obstante, toda cadena flaquea,
alguna vez por su eslabón más débil.
Y entonces la poesía nos deja en evidencia:
señala con sorna un fatal padecimiento.
(También las palabras convalecen
bajo el asombro cotidiano).
Si hay conmiseración la lástima se abrevia.
Pero si el asunto se prolonga,
si adquiere largura la dolencia,
por tu bien, y la tranquilidad de los tuyos,
has de extremar otras unciones:
someter a cuidados intensivos el poema (13), (96)
“Cuidados intensivos”, dedicado nada más y nada menos que a
la memoria de Szymborska (1923-2012). Aboga por someter al poema a “cuidados
intensivos” cuando su trayectoria generacional familiar (¿nacional?, ¿mundial?)
está resquebrajada, cuando quien se dedica a esta vivencia, es sometido a la
burla señalándolo de sufrir un “fatal padecimiento”. Señala la necesidad, ante
tales circunstancias, de tomar medidas: “extremar
otras unciones” para su cuido, su protección, su pervivencia.
Pórtico
Diariamente la noche cultiva
una llanura blanca
donde
germinará el poema.
Presiente su brote
atenta
al
paso de las estaciones.
Quizás lo haga en otoño.
También se florece a destiempo (17) (97).
Aquí el yo lírico, parece referirse a los “tiempos de la
llegada del poema”, ante la espera: “la noche cultiva/ una llanura blanca”.
Su escritura es esperada y se espera porque se presiente su llegada con el paso
del tiempo que, al final, resulta intrascendente pues el poema puede llegar en
cualquier instante: “Quizás lo haga en otoño/También se florece a destiempo//”.
Este poema “sencillo” contradice a la llamada inspiración o
musa, o, más bien, valida su existir y se trataría, entonces, de que aparezcan
las palabras, el verso corto o largo pero siempre libre, su aprehensión y su
puesta sobre la hoja blanca, la carátula de un libro, una servilleta, donde sea
para plasmarlo. “Pórtico” es entrada y así se comprende este título, la entrada
de lo que vendrá para el que quiera leerlo y/o disfrutarlo. El pórtico es
portal y soportal.
La custodia
No sé dónde ocurren los sueños,
por eso escribo.
Lo hago como un monje que evade
su incredulidad y reza con fe ciega,
a contramano, acorralado
entre la oscuridad y el silencio.
Mi tarea es excavar inciertos poemas,
trazar túneles y pasadizos
con la esperanza de alcanzar espléndidas galerías.
Soy, o quisiera ser, el hijo expósito
de una Orden Templaria extinta y olvidada.
No vislumbro en las noches el Santo Grial.
Sin embargo, insisto,
busco enmendar su custodia,
guarecer
el
cauce de los sueños.
Por eso escribo(18) (98).
El poeta se confiesa: “No sé dónde ocurren los sueños,
por eso escribo”. El no saber incita a la escritura y en “La custodia”, son
los sueños que pueden llevarnos por situaciones fragmentadas, descabelladas,
rara vez dulces o apacibles, en especial, cuando se es adulto. Y esa escritura
es dedicada, insistente, plagada de “fe ciega”.
La escritura de un poema que tiene como punto de partida un
sueño (o los sueños) puede convertirse en una suerte de excavación sin fin por
vericuetos múltiples, laberínticos (no exentos de angustia) que, aunque no nos
demos cuenta siempre llevan al conocimiento de uno mismo pensando en la
concepción freudiana de los sueños como manifestación de la existencia del
inconsciente y el beneficio de su proceso interpretativo “Mi tarea es
excavar inciertos poemas,/trazar túneles y pasadizos/con la esperanza de
alcanzar espléndidas galerías/”.
El poeta agrega “Por eso escribo”, ya por un no
saber pero, por otra parte, como custodio de la escritura de los sueños a
través del valor de los mismos, tarea que no está exenta de fe, la cual, por
otra parte, siempre es ciega. La fe auténtica implica creer en lo que no se ve,
en lo invisible, en lo intangible.
Sin nada a cambio
Aunque no hubiera nada después,
escribiría.
Escribiría
aunque callaran los dogmas,
sin lápiz,
sin bitácora,
sin papel.
Escribiría
no para responder,
no para salvarme (18) (101).
Se trata de una testimonio que hace el poeta sobre su necesidad de escribir
per se. Este poeta afirma que escribe: “no para responder,/no para salvarme”.
“Sin nada a cambio” revela el alma de escritor, de poeta de Gutiérrez P. pues
escribe sin esperar nada a cambio. Es frecuente que cuando se les pregunta a
narradores, poetas, el por qué escriben, escuchar -como respuesta- que se trata
de una experiencia que les hace sentir bien, que se trata de un acto que los ha
salvado, literalmente hablando pero, para Gutiérrez P., sin descartar los
motivos que expresa en el poema anterior, acota ahora que no sabe por qué
escribe. Pienso que lo sabe y no lo sabe. Esta frase lo sabe y no lo sabe
es, por cierto, muy psicoanalítica: el paciente, cuando va a un analista
(incluyendo otras formas de denominación), sabe que se siente mal, que algo le
ocurre, muchas veces no logra identificar qué es, sin embargo, afirma el
psicoanálisis que el paciente sí sabe pero no sabe que sabe. Para nada se trata
de un trabalenguas: pura lógica freudiana.
Blanco Calderón, acota sobre “Sin nada a cambio” que en ese poema,
Gutiérrez P. parece
mostrar lo siguiente: “Alguien que apuesta por un arte de lo mínimo donde sólo
se afirme el enigma, que no es otro que la terca persistencia del poema y de la
vida, antes, durante y después de la tormenta”.
Trastiempo
A la memoria de Eugenio Montejo
Ayer caminaré por la noche
que terminó sobre esta línea.
Me detendré cuando sentí
que no fue un abismo
sino un puente colgante
sobre puntos suspensivos.
Hacia atrás avanzaré
persiguiendo una sombra,
tal vez la que seré, la que fue mía.
Al iniciarse la oscuridad
arribaré al momento
que entreveré antes.
En lo alto del crepúsculo
bajaré hasta la cima
de este poema que comenzaré
sobre esta línea, poco antes de partir (17).
“Trastiempo” es el anuncio del inicio de la escritura de un
poema: “que comenzaré/
sobre esta línea, poco antes de partir”. Pero hay más allí. El poeta se desliza por diversos
verbos que entremezcla en pasado, futuro, nuevamente pasado y futuro que nos
pone en una alerta necesaria “Ayer caminaré por la noche/ que terminó sobre
esta línea...Hacia atrás avanzaré/persiguiendo una sombra,/tal vez la que seré,
la que fue mía/”. Lo intrincado se hace palmario: “Al iniciarse la
oscuridad/arribaré al momento/que entreveré antes/”.
La dedicatoria a Montejo (1938-2008) no es azarosa, hay una
forma, un “estilo” en “Trastiempo” y en buena medida en todo Cuidados
intensivos que nos lo recuerda. Además, conocemos de la admiración y el
respeto de Gutiérrez por la obra de Montejo.
Cuando no era
Ha creído verme cruzando
el jardín del fondo, del limonero a la
mampara
de la sala.
José Watanabe
Se han ido tantos sin haber costumbre
Unos pernoctaron, pasivos, en el dolor,
otros, sin girar la vista, tomaron
por el camino recto hasta dar con el país
donde es fecundo el olvido.
Tantos han partido cuando no era,
que cuesta no verlos a diario,
merodeando entre nosotros,
entrando y saliendo de nosotros,
cruzando sin permiso y a escondidas
las esquinas más húmedas, las más oscuras.
Se fueron y aquí quedamos.
Se fueron pero no sus voces
que aún nos hablan sin preguntar
¿quién está donde se estaba,
dónde el sueño o cuándo la partida comenzó?
Se fueron y una mano toca la puerta (31) (14).
“Cuando no era” poetiza ¿el exilio? (voluntario y/o
involuntario tan común en estos tiempos en Venezuela), ¿la inmigración? o
quizás ¿la muerte?. Además, la imposibilidad del adiós verdadero pues allí está
la memoria, allí está la costumbre (e igualmente la “sin costumbre”) del estar,
del compartir, en fin, del vivir: “Se han ido tantos sin haber costumbre”.
Cuando pregunto ¿o quizás la muerte?, me refiero a:”Se
fueron pero no sus voces/
que aún nos hablan sin preguntar…”, no obstante, sabemos que sólo se muere definitivamente si
el recuerdo falla.
Este poema posee circularidad. Su verso final: “Se
fueron y una mano toca la puerta”, es decir, estamos, se van y re-comienza
esa rueda que llamamos vida. Iba a escribir esa rueda perpetua que es la vida
pero me percato que la vida no es ninguna rueda, tampoco un círculo, pensemos
un poco en ello. Si tuviera que utilizar una forma geométrica para definir a la
vida, diría que está estructurada como una línea que no es para nada recta sino
plagada de ascensos y descensos, líneas rectas y, otra vez, ascensos, descensos
y así sucesivamente. Pienso ahora en la visión de un electrocardiograma.
“Cuando no era” parece hacer una clara alusión a personas
que llegaron a nuestro país, que no desviaron la mirada ni el camino para
llegar aquí pero, ¿adónde?, al país nuestro donde muchas veces hemos dicho o
escuchamos decir que no tiene (que no tenemos) memoria: “otros, sin girar la
vista, tomaron/ por el camino recto hasta dar con el país/ donde es fecundo el
olvido”.
Cartas del más allá
He escrito cartas a los muertos,
más por descuido
que ánimo de redimirlos
de sus fatales penurias.
Para mi sorpresa,
me han respondido
cordialmente.
Algunos acudiendo a un estricto silencio.
Otros, los más entusiastas,
refrendando sus mejores augurios
por nuestro próximo encuentro (32) (21).
Es dudoso escribir cartas a los muertos “por descuido”. Más
probable es que se escriban con la finalidad de “redimirlos/ de sus fatales
penurias”. También para atenuar las nuestras. La muerte no se pelea con la
cordialidad y aquí nos vemos envueltos, sin líneas divisorias, entre la vida y
la muerte y su intercomunicación sin cortapisas, no obstante, el poeta se
sorprende, no sólo de que le respondan sino de la simpatía de esas respuestas: “Para
mi sorpresa,/me han respondido/ cordialmente”.
El silencio es un tipo de respuesta, tal vez la mejor en
estos casos, otros, muertos “entusiastas”, hacen votos: “por nuestro próximo
encuentro”.
Este poema de Gutiérrez P. parece un poema “simple”, una
especie de cuento corto, claro, muy claro pero después de una primera lectura,
nos percatamos que el poema trata de la “continuidad de la vida” después de la
muerte; es como si no hubiera vida o no hubiera muerte o que ambas fueran
etapas, situadas en estratos distintos, puesto que la comunicación, bien sea en
forma de silencio o respuestas explícitas, a través de la vía epistolar, están
validadas ahí.
Poema
A la memoria de Miguel Hernández
aquellas que dirimen sus silencios en secreto
pues no encuentran confidentes en otro lugar.
Entre nosotros está la vida,
esa trama de instantes indispuestos al olvido,
urdida contigo desde la soledad.
Están la gente, los días, las ventanas,
las pisadas y monedas anegadas en la lluvia.
Y está la muerte, esa noche de fallidos recodos,
donde moran, sin candiles, arrepentidas luciérnagas.
Están los que fuimos y partieron,
los recuerdos de indecisas cerraduras.
Y está el amor, piedra preciosa
desenterrada del vientre de un lecho
del que nacerán furtivas arboledas.
Entre tú y yo están las palabras,
Entre nosotros, poema, están la vida, la muerte y el amor (34) (93).
Al leer este poema, dedicado al gran poeta Miguel Hernández
(1910-1942) no puedo dejar de pensar cuándo Gutiérrez P. habrá leído por vez primera
a Hernández. También pienso en la influencia del poeta español sobre el poeta
venezolano…
“Poema” es un homenaje y una íntima confesión, que resalta
la soledad de los poetas y lo que mejor pueden compartir entre ellos: las
palabras, que no hallan escucha en los otros: “Entre tú y yo están las
palabras,/ aquellas que dirimen sus silencios en secreto/ pues no encuentran
confidentes en otro lugar”. Señala, por otra parte, otros elementos que
están entre estos poetas aparte de las palabras: “Entre nosotros está la
vida/,...Están la gente, los días, las ventanas,/ las pisadas y monedas anegadas en la lluvia/ Y está la
muerte,...Están los que fuimos y partieron,...Y está el amor,…”
Tomo la estrofa 6 de “Poema” para resaltar ese sentimiento
que llamamos amor y su poder generador, generador de otros poemas:”Y está el
amor, piedra preciosa/ desenterrada del vientre de un lecho/ del que nacerán
furtivas arboledas”.
Saberes
…Y los pájaros
De nuevo los escucho
como quien sabe
que hay algo ya perdido
para
siempre
Por eso, algunas mañanas, me digo
al caminar, queriendo pensar que me comprendes:
¿y si hubo un instante que no ha sido,
qué propiciará el encuentro?
¿cómo tejer vínculos en el aire
cuando el aire nos sostiene?
Tal vez
eso
intentaron decirme
y no lo supe
cantando
partieron en vuelo (35) (26).
“Saberes” es, en principio, una desesperanza cierta
percibida a través del sonido del canto de los pájaros: “…Y los pájaros/ De
nuevo los escucho/como quien sabe/que hay algo ya perdido/para siempre”,
pero, en realidad, se trata de un vaivén entre la desesperanza y la esperanza
puesto que: “Por eso, algunas mañanas, me digo/al caminar, queriendo pensar
que me comprendes:/¿y si hubo un instante que no ha sido,/qué propiciará el
encuentro?. “Saberes” parece un poema de amor y desamor, donde surge el
matiz de lo filosófico con la siguiente interrogante: “¿cómo tejer vínculos
en el aire/cuando el aire nos sostiene?” y vuelve la circularidad en el
poema pues finaliza con una alusión a los pájaros, a lo que probablemente
quisieron decirle al yo lírico y que, en su momento, acepta que no captó. Los
pájaros, los del inicio, los del comienzo fueron escuchados y vistos alejarse
por el poeta: “cantando partieron en vuelo”.
Extracto del santoral
del buen revolucionario
Cosa extraña,
hoy nuestro predicador
amaneció abúlico.
Sus enemigos, esas bestias
roñosas de hábitos insaciables,
no alcanzaron a distraer
la frugalidad de sus sueños (45) (65).
Poema que hace clara referencia a la conducta de un ya
extinto personaje de nuestra política actual (o mejor dicho, de la despolítica
reinante). Es difícil no asociar, también será difícil aceptar otras
interpretaciones para “Extracto del santoral del buen revolucionario”. El
personaje, verborréico por naturaleza, ha hablado poco ese día: “...nuestro
predicador/amaneció abúlico”. Uno de sus flancos más atacados: “Sus
enemigos, esas bestias/roñosas de hábitos insaciables”, léase, sin duda, la
burguesía, El Imperio, no fueron suficientes hoy para darle más peso a sus
sueños y por ello: “hoy nuestro predicador/ amaneció abúlico”.
El miliciano
No se moleste
comandante,
ordéneme callar
hasta donde llegue el silencio.
Si para que reinara la luz
fue necesaria,
no más,
su llegada,
no han de ser balbuceos míos
los que requieran su enojo.
Profeso la inevitable lealtad
de la brizna ante el huracán.
Aquí nadie se equivoca.
La patria nos reclama,
sin reclamos.
Asintamos,
asentemos con nuestro silencio
(hasta donde nos llegue)
la máxima suma
de su felicidad (46) (66).
“El miliciano” es una clara acotación sobre el silencio que
se “debe” tener ante el dueño, en este caso, el comandante y podríamos agregar,
ante el ídolo (supuesto dueño del saber, seguro dueño del poder) que llegó para
“salvarnos”, para “salvar” a la Patria. Hace referencia a quien pareció pensar
y creer que su llegada constituyó fuente imprescindible para esa salvación y
ante el cual se hará mutis para no cuestionarlo, no irritarlo. Poder de
salvación que sería, por naturaleza, incuestionable: “Si para que reinara la
luz/fue necesaria,/no más,/su llegada,/no han de ser balbuceos míos/los que
requieran su enojo”.
No dudo que para los seguidores del comandante, este poema
se convertiría, en un abrir y cerrar de ojos, en “de cumplimiento inmediato”,
mientras que para otros, sería de rechazo ya que la palabra no es objeto
simple, sino instrumento de trabajo, de disfrute, de contradicción, de
esperanza, de libertad.
La sección titulada “Abrevadero”, que nos hace pensar, de
inmediato, en un aparte que incluirá temas para pensar, para reflexionar, posee
un carácter literario-filosófico, centrado en las ideas, las palabras, la
tensión y distensión que existe entre ellas, también está presente, la analogía
rítmica entre el mar, las olas, el cielo, las nubes, la incapacidad de las
palabras para expresar a Dios, la capacidad para expresar la emoción, la
pasión, el sentido, el sin sentido, el silencio, la correlación entre la
certeza y la duda, el concepto de verdad, la definición de lo que es un
poema y, el cuidado que hay que tener con las palabras en estos tiempos,
particularmente en nuestro país. “Abrevadero” contiene un poema que no estaba
antes donde se conceptualiza lo que es un poeta contemporáneo: “Poeta
contemporáneo: constructor de ruinas frescas para el gozo de los arqueólogos
del porvenir” (124).
13 de
diciembre de 2014
Estoy en
la Librería Kalathos, -llegué como a las diez de la mañana- para asistir a la
presentación del poemario Cuidados intensivos. Mi presencia allí fue, en
primer lugar, para agradecer haber leído la tripa del texto de Gutiérrez P. por
una cordialidad que, en realidad, no esperaba. Así hubo, en primer lugar, una
necesidad personal. Por otra parte, quería escuchar al poeta leer algunos de
sus poemas como se acostumbra en estos actos literarios, aún más, escuchar la
opinión, el análisis que de Cuidados intensivos hubiera realizado la
persona encargada que, en este caso le correspondió a Rodrigo Blanco Calderón,
profesor universitario, narrador, e integrante de la Librería Lugar Común quien
se encargó de la edición del libro.
Blanco C.
manifestó cierta sorpresa por el poemario, sorpresa que, a mí me resultó
sorpresiva.
En el texto leído por Blanco Calderón, hace referencia a los temas
abordados en Cuidados: “La muerte, el invierno, los viajes, la cotidianidad
sufriente, el amor,... son las denominaciones con que pudiéramos identificar
las atracciones que componen este parque poético cuyo tema el visitante nunca
logra precisar” (Prodavinci, 26/12/2014).
Esta afirmación me pareció algo extraña pues si bien Cuidados intensivos
trata sobre temas variados, no está plagado de enigmas inexpugnables. Para
nada. Pienso que uno de sus más notorios atractivos tiene que ver con una
sencillez respetuosa del lenguaje que, más temprano que tarde, permite hilar un
significado que invita al disfrute, a la reflexión.
Por otro
lado, intervino el también poeta venezolano Igor Barreto para hacer un análisis
más profundo de Cuidados intensivos.
Quiero
destacar que los poemas de Gutiérrez Plaza están signados por cierta forma
clásica que, creo que fue lo que intentó decir Barreto cuando empleó el término
anacrónico para referirse a Cuidados pero es que cada poemario es cada
poemario. Pienso que no es posible escribir un poema que no lleve la
marca de lo que somos o creamos ser.
Cuidados
intensivos, su lectura, su análisis, me
recordó en muchos aspectos a Pasado en limpio (2006) que recoge tres
poemarios de Gutiérrez: la temática, el estilo, etc. Para mí, la gran novedad
fue la aparición de poemas de claro tinte político. Aparte de dos de los poemas
ya citados están “Ciudadanía” (63); “Hábitos ciudadanos” (64); “Dos Patrias”
(67); “Memorias de una antigua amistad” (68); “Un país” (69) y “La gente
invisible” (70-1). Pienso que Gutiérrez no pudo abstraerse de la terrible
situación social y política que golpea a Venezuela en estos últimos quince años
más cuando no se vislumbra ni el más mínimo resplandor al final del túnel que
pueda indicar que el rumbo virará hacia derroteros más alentadores en beneficio
del “uno” y del “todo”.
Cabe
destacar que Cuidados intensivos exhibió algunos cambios, Versus fue
integrada a Anteversus, así que de ocho partes pasó a siete, de tal forma que
mi cita sobre el número ocho lucirá desfasada pero ¿es que acaso nuestra
vida no sufre cambios? Mientras esperaba su publicación, el poeta Gutiérrez
estuvo en EEUU dando clases de literatura, se jubiló de la Universidad Simón
Bolívar, por otra parte, ocurrió el fallecimiento de su señora madre (lo que
explica el emotivo poema “Urgido en ti” ubicado en la página 15), por lo
tanto, no es de extrañar que hubiesen cambios que, por instantes, me hiciesen
pensar que no se trataba del mismo libro.
Aparte de
“Urgido en ti”, Cuidados intensivos incluyó el poema intitulado “La edad
de oro” (29) que, a mi entender, es un poema político, alusivo a las “...noticias/escritas sin papel/”,
basada en “...los rumores/ que se urdían
en el aire/”. Queda resaltada la importancia de la escritura, del texto
escrito. Esto por un lado pero, el poema parece incluir una esperanza (¿o una
ironía?): “Éramos un pueblo
analfabeta/que un día/como cosa inofensiva/inventó la escritura/...Cuentan que
existía la memoria/y en todo hombre aguardaba un mito//”.
Para mí, Cuidados
intensivos, admitirá relecturas pues creo que hay muchos aspectos que se me
han escapado. Lo que sí creo poder afirmar es que se trata de un poemario que
dice mucho de su autor, de su amor y respeto por las palabras y la poesía.
Nota: los
números de los poemas que están en negritas corresponden a su ubicación en la
versión publicada de Cuidados intensivos.
Textos citados:
Gutiérrez
P., Arturo. Cuidados intensivos. Libros Lugar Común. Caracas, 2014.
Lander,
A. “El camino salvador de Ana María Velázquez”. Letralia, 291. Web. 2 dic. 2013. 26 dic.2013. http://www.letralia.com/291/articulo08.htm
“Presentación del libro ‘Cuidados intensivos’, de
Arturo Gutiérrez Plaza; por Rodrigo Blanco Calderón”. Prodavinci. Web. 26 dic. 2014. 31 dic. 2014. http://prodavinci.com/blogs/presentacion-del-libro-cuidados-intensivos-de-arturo-gutierrez-plaza-por-rodrigo-blanco-calderon/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+Prodavinci+%28Prodavinci%29
Por Libia Kancev D.
Caracas, 31 de diciembre de 2014.