Cautela
Los castaños florecen.
Tomo nota,
pero
me abstengo de opinar.
Demasiado tarde para
ser modestos
Habíamos puesto en orden la casa
y
corrido las cortinas;
en el
sótano teníamos provisiones suficientes,
carbón
y fuelóleo,
y
escondida en las arrugas de la cara
la
muerte en ampollas.
Por el
resquicio de la puerta vemos el mundo:
un
gallo decapitado
que
corre como loco por el patio.
Ha
dado al traste con nuestras ilusiones.
Colgamos
las sábanas de los balcones
y nos
rendimos.
Inventario
Esta es mi gorra,
éste
mi capote
y aquí
están, en su bolsa,
los
chismes de afeitar.
Esta
lata vacía
es mi
plato y mi vaso;
en su
chapa he grabado
mi
nombre.
Lo he
grabado con este
clavo,
que vale más
que el
oro y que oculto
de
miradas rapaces.
Un par
de calcetines
de
lana y otras cosas
que me
callo las guardo
en el
fardel del pan;
le
sirve así de almohada
de
noche a mi cabeza.
Entre
la tierra y yo.
sólo
hay este cartón.
La
mina es lo que más
aprecio:
por el día
me
escribe los poemas
que
pienso por la noche.
Esta
es mi libreta
y éste
mi toldo de lona;
ésta
es mi toalla
y éste
mi hilo de coser.
Günter Eich (Alemania, 1907-1972)
Publicado por Libia Kancev.
Caracas, 3 de julio de 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario