miércoles, 13 de febrero de 2013

La Poesía de Salustio González Rincones



Hoy la Tristeza…. (Caminos noveles)

Hoy la tristeza usual de las Ruinas.
Las vegas amarillas.
Lejanas, siluetas sencillas
De Sauces.
                   Tarde con golondrinas.

Ha pasado la mártir acequia por juncos
Terribles.
Horribles
Los profusos árboles hacen gestos truncos.

Las ásperas copas;
Las resecas colinas estopas;
Los magueyes luengos y grises.
Tonos de Veranos; enormes matices

Abruptos sobre la Montaña.
La Ruina llena de amarilias. Esta paz extraña.

H  Corusca el viento… . (Llamaradas blancas)
Brotados en el Crepúsculo automático   
Los sauces blancos como bujías
Corusca el Viento por el pantano acuático, 
Lleno por los Maizales de lluvias armonías. 
(El Pantano fue seco 
Por el Verano híspido y hueco) 

Las chamiceras
Al Sendero llenan de suaves pasos
… Qué lóbregos brillan los mazos,                       
 Sobre las cabelleras.. 
Abajo vuelan tardas las colas
Y abiertas de tijeretas grises.
Solas
Quedan en la Noche, las colinas acribilladas por las raíces

A las Montañas, arrugadas tan amarillas
Listan enormes, algunos Troncos.
Acequia, disuelves claras nubes sencillas;
Luego: lloras por desniveles bruscos y broncos.

…como hilos, al monte, lejanos zurcen los Troncos.






DREAM (De Viejo Jazz. 1930)

A José Ignacio Cárdenas

Crees que tu carne sueña, que tus huesos no sueñan
Y el esqueleto sirve sólo como espantajo
Yaciendo entre la Muerte, sin fin, helada y bruna
Y en urna subterráneo, metido en lo debajo…
Esas mentiras turbias a tu Vida domeñan!

Los sabios de los siglos en su engaño se empeñan
La Mentira hizo cierta su secular trabajo
Y hoy Verdad evidente como no fue ninguna
El esqueleto sirve a la carne de andrajo
En ella vive el Alma: Si los huesos no sueñan!

Y es todo lo contrario…La carne siempre huye
Se encabrita en las horas de sol donde el día fluye
Y sólo por la noche cesa su agitación…

Y el esqueleto entonces la ampara, abuelo blanco,
Y sostiene su nada al borde del barranco
Del no ser donde cae latiendo el corazón.




Sífilis I (Trece sonetos con estrambote a Sigma. 1922)

¡Mal de conquistadores o mal de mercaderes: 14
Tantos nombres ostentas y ninguno te nombra! cuarteto
¡Mal francés te designa el que cubre tu sombra;
Mal español te llaman: maja sombría que eres!

¡El mal napolitano es el de tus mujeres!
¡Tu tarantela baila el que duerme en tu alfombra!
“¡Sífilis” has prohibido que te llamen, y asombra cuarteto
Que así no se te llama porque así no lo quieres!

Europa te repudia…¡Que te llamen entonces
Y que tu nombre escriban, pero con letras de bronce terceto
-no mereces el oro de las tierras de Ophir-

  El mal americano! ¡Naciste en el Dorado!
¡Con Colón regresaste en su buque cansado: terceto
Venías el Viejo Mundo con El a descubrir!

                                                                                               Estrambote

Cual mancha de aceite vas siempre adelante.
Hermana maldita del Judío Errante…



LA YERBA SANTA

A Samuel Darío Maldonado
              In memoriam
Versión literaria

Caído de cara al suelo junto al barranco
He visto al hombre blanco.

Entre dos rocas morenas junto al barranco
Herido el hombre blanco.

El mar que grita siempre junto al barranco
Aullaba al hombre blanco!

Las olas como perros azules junto al barranco
Muerden al hombre blanco…

Como un recién nacido junto al barranco
Parecía el hombre blanco.

En el cielo un zamur vuela sobre el barranco
Mirando al hombre blanco.

Yo curé sus heridas y luego en el barranco
Me atacó el hombre blanco

Y me robó las perlas…Por qué yo en el blanco
No maté al hombre blanco,

Y lo eché a los perros azules del barranco
Cuyo morder es blanco?

Traducción literal al castellano

El varón blanco está caído sobre la arena – donde el mar cuaja la sal al quedar preso.
El varón blanco está herido – yaciendo entre dos rocas y la espuma tiñe con sangre.
El varón oye al mar que aúlla – como la selva cuando la azota la tempestad.
El varón blanco ha sido mordido por olas –que saltan sobre él como perros.
El varón blanco se ve tan pequeño junto a las rocas – que, como un recién nacido no habla.
Sobre el varón blanco, en el cielo – vuela un zamuro averiguando si tiene los ojos ya muertos.
Al varón blanco sané las heridas con yerba santa y al estar curado me atacó.
Y me robó el collar de perlas que para ti tenía! – Por qué no lo maté cuando yacía sobre la arena.
Y lo eché a las olas que siempre tienen hambre – y muerden a las rocas como perros?.

Luego viene la versión escrita en una supuesta lengua indígena inventada por el autor (difícil de escribir) y luego la nota del traductor.

Hemos traducido este poema con la forma que tiene para dar idea de su peculiar métrica, que es la frase “el varón blanco…” al principio de cada verso y la final “que he visto con estos ojos que mirarán después dentro de la tierra. El profesor Ottius Halz (seudónimo) ha hecho notar un punto no resuelto aún satisfactoriamente. Siendo el poema escrito en lengua de los Timotes, tribu que habitaba cerca de la Sierra Nevada de Mérida, cómo es posible que se hable del mar? Fue que en las edades pretéritas el mar llegaba hasta la Sierra Nevada? O se trata de un lago andino? Nos parece que el Tiji mahuin taimaré con que termina cada estrofa y que hemos traducido por he visto al hombre blanco podría significar también he visto cautivo, al hombre blanco en cuyo caso, el canto sería de algún Indio Timote que fue preso por los ribereños del Lago de Maracaibo (Bubures, Pemenos o Kirikires) – o por algún conquistador o Misionero – y estando a orillas del “mar” trabajando en la pesca de perlas, le aconteció lo que relato el canto. Nos contentamos con emitir esta hipótesis lingüística, recordando lo que decía Voltaire de la etimología: Una ciencia en donde las vocales no sirven para nada y las consonantes para mucho menos… (Nota del T.)


Salustio González Rincones: nació en San Cristóbal (Táchira) el primero de junio de 1886.  Perteneció al grupo literario La Alborada, que se creó bajo el ánimo de la caída de Cipriano Castro (Táchira, 1858- Puerto Rico, 1924) y cuya primera revista vio luz el 31 de enero de 1909. Ese ánimo duraría poco ante la dictadura de Juan Vicente Gómez (Táchira, 1857-Aragua, 1935). El grupo incluyó, entre sus miembros, además de González Rincones, a Julio Horacio Rosales; Henrique Soublette, Julio Planchart, Rómulo Gallegos y otros.

La revista La Alborada contenía artículos más socio- políticos que literarios, con un claro predominio de la narrativa y fue Salustio el poeta del grupo, destacando también como dramaturgo exitoso. A  los 24 años (1910), Salustio emigró a Europa, residiendo en varias ciudades importantes donde trabajó como traductor, periodista, dibujante y diplomático. No obstante, como poeta no fue ni conocido ni reconocido en nuestro país pues sus libros no fueron publicados acá, hasta que en 1977, el ensayista y crítico literario Jesús Sanoja Hernández (1930-2007) publicó su Antología poética con el aporte invaluable de una sobrina de Salustio que había guardado sus textos.

La poesía de Salustio González R. está considerada como postmodernista. Algunos lo definen como postmodernista y prevanguardista y otros lo ubican en ese tránsito, según Octavio Paz en su texto Los hijos del limo (1974).

Vale destacar que nuestro poeta, al igual que José A. Ramos Sucre escribió poesía en prosa y utilizó múltiples heterónimos.

Sus poemarios incluyen a:

Oros (1907)
Caminos noveles (“))
Llamaradas blancas (“)
Las Cascadas asesinas (“)

Para Sanoja Hernández, estos cuatro poemarios son de “fabulación modernista”.  Hay que mencionar, por otra parte, la carta poética en verso que Salustio escribe a su madre cuando ésta se hallaba en Nueva York (1907), de claro corte modernista pero de una gran riqueza. Agrega Sanoja H. que “…no sería difícil interpretar los poemas de Salustio dentro de las normas críticas más o menos habituales. Bastaría con una contextualización y un cotejo de influencias…Pero ¿cómo explicar al poeta de la ruptura,…” (9). “Pocos poetas venezolanos, a tan temprana edad, se metieron tan en lo hondo de la poesía” (17).

Por otra parte, para  Juan Liscano (Caracas, 1914-2001), los poemarios de 1907 fueron sorprendentes, con gran valor creativo postmodernista que no parecen haber calibrado sus amigos a quienes seguramente leyó algunos versos.

Balnai (1918) (conjunto poético que se imprimió en Editorial Élite de Caracas en 1933, cuando ya el poeta había muerto) Sanoja lo considera prescindible y lo excluye de su Antología.

Trece sonetos con estrambote a Sigma (1922)
Corridos sagrados y profanos (1922)
Yerba santa (1929)

Para el poeta, crítico literario y ensayista cubano Julio E. Miranda (1945-1998), Yerba Santa es su texto más sorprendente. En él se conjugan 4 textos cada vez: indígena (con un idioma inventado por el autor); su traducción literal al castellano; su versión literaria y la nota del traductor. Miranda incluye a González Rincones dentro de los poetas precursores de la modernidad en su Antología histórica de la poesía venezolana del siglo XX 1907-1996 (2001).

Viejo jazz  (1930)
Cantando germinan (1932).

Salustio murió en alta mar, cuando venía de regreso a Venezuela, ya seriamente enfermo, el 5 de marzo de 1933, a los 47 años de edad.
La lectura de la poesía de Salustio González Rincones nos ha dejado un grato sabor y el deseo, desde ya, de su relectura.






Por Libia Kancev.


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