Todo escritor que crea es un mentiroso; la literatura es mentira, pero de esa mentira sale una recreación de la realidad; recrear la realidad es, pues, uno de los principios fundamentales de la creación.
Juan RulfoEn estos días releí –aunque no logro recordar si antes la había leído- Pedro Páramo (1955). En meses recientes el nombre de Juan Rulfo (1917-1986) adquirió cierta familiaridad, así que al tropezarme, literalmente, con Pedro Páramo opté por leerlo.
En mi pequeño apartamento ya
las cuatro bibliotecas de las que dispongo no se dan abasto y mi mesa de noche
está más que repleta. Por ello digo que me tropecé con este cuento largo de
Rulfo. Me decido a escribir sobre él sin pensar en qué han pensado otros.
Pedro Páramo
es un cuento sobre: el machismo, sobre la mujer mexicana que vale menos que
nada, sobre las consecuencias funestas de un amor no correspondido; sobre
muertos que parece que están vivos pues hasta instalados dentro de sus urnas
dialogan unos con otros como un chismorreo cualquiera. El tema de las luchas
políticas también hace acto de presencia demostrando los vaivenes de la
conveniencia.
Juan Preciado va a Comala a buscar
a su padre. Lo hace para cumplir una promesa que le hizo a su madre antes de
que ella muriera. Ella, Dolores Preciado le dijo al hijo: “…El abandono en que
nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro” (30).
Juan llega a Comala. Un pueblo mísero si es que existe. Un arriero
que se encuentra en el camino lo conduce y le dice que él también es hijo de
Pedro Páramo. Al parecer Pedro Páramo, dueño legal y también ilegal de muchas
tierras en Comala había tenido muchos hijos y su matrimonio con Dolores
Preciados sólo fue por motivos económicos.
Pedro Páramo, en su posición de
patrón, puede estar con la mujer que quiera. Sólo se trata de su deseo. Pero,
se enamora de Susana San Juan, viuda de un tal Florencio. Ella parece estar
loca: hay dos opciones, porque siempre lo fue o porque se volvió loca cuando murió
Florencio. Pedro Páramo la ama, la idolatra. Se casa con ella, no obstante, los
pensamientos de Susana siempre estarán en otro lugar. Al final ella muere y él,
Pedro Páramo se echa a morir arrastrando en su abandono a todo Comala.
Frases como las siguientes son
las que hacen la grandeza de Pedro
Páramo:
“…como si se le hubieran soltado los resortes de su pena, se dio vuelta sobre sí misma una y otra vez,…” (37).
“Y es que la alegría cansa” (62).
“Oía de vez en cuando el sonido de las palabras, y notaba la diferencia. Porque las palabras que había oído hasta entonces, hasta entonces lo supe, no tenían ningún sonido, no sonaban; se sentían; pero sin sonido, como las que se oyen durante los sueños” (70-71).
“El día desbarata las sombras. Las deshace” (73).
“-¿La ilusión? Eso cuesta caro” (88).
“…untado todo de desdicha” (121).
“Y se preguntaba hasta cuándo terminaría aquello. Esperaba que alguna vez. Nada puede durar tanto, no existe ningún recuerdo por intenso que sea que no se apague” (138)
“El cielo estaba lleno de estrellas, gordas, hinchadas de tanta noche. La luna había salido un rato y luego se había ido. Era una de esas lunas tristes que nadie mira, a las que nadie hace caso” (152-153)
Caracas 16 de marzo de 2012.
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