viernes, 23 de marzo de 2012

Otra vez Murakami


“me siento a veces como un caracol sin caparazón”

“Hay palabras que quedan para siempre en el corazón de las personas”

“Todo lo que tiene forma desaparece antes o después. Sin embargo, hay un tipo de sentimientos que permanecen para siempre”

“Tuve la sensación de que yo, en realidad, me encontraba muy lejos…De que tal vez estuviésemos separados por una distancia inimaginable. Al pensarlo, me asaltó la tristeza”

“A través de una fotografía no puedes comprender nada. No es más que una sombra. El verdadero yo está en otro sitio. Y eso no sale reflejado en la imagen”

“…es una lástima, pero hay cosas que no pueden volver atrás. Una vez que has dado un paso hacia adelante, por más que lo intentes, ya no puedes retroceder. Si se estropean, así se quedan para siempre”

Haruki Murakami en "Al sur de la  frontera..."

“Al sur de la frontera, al oeste del sol” (1998) es la novela más reciente que he leído. En dicha novela se hace presente –una vez más- la magia particular que tiene Haruki Murakami para narrar, para contar historias  que no pueden pasar  y ya sino que quedan en nuestra memoria destilando aprendizajes.
“Al sur de la frontera…” nos relata la historia de Hajime (que significa Principio), un niño, adolescente, joven y luego adulto quien en las diferentes fases de su vida conoce a: Shimamoto: una niña que estudiaba con él, inteligente y que era coja de la pierna izquierda. Vivían cerca y disfrutaban mucho juntos.  Ambos eran hijos únicos. Luego, Hajime y su familia se mudan de barrio y pierden contacto pero Hajime recuerda a 
Shimamoto con mucha frecuencia (luego nos enteramos que ella también).

En el bachillerato, Hajime conoce a Izumi (significa Manantial en japonés) y se hacen novios. Izumi era una buena chica y quiere mucho a Hajime. Él quiere mantener relaciones íntimas pero ella considera que no es el momento. Tal es el deseo de Hajime que mantiene relaciones, las primeras, con una joven cuyo nombre no aparece. Esa joven era prima de Izumi y, cuando Izumi se entera queda muy afectada y no desea saber de Hajime aunque él hace miles de intentos por hablarle hasta que, finalmente, se va a estudiar a una universidad en Tokio.

Hajime tiene siempre presente  a Shimamoto.  A  Izumi la evoca con un intenso sentimiento de culpa pues tiene la certeza que le hizo mucho daño.

Hajime estudia literatura, se gradúa y empieza a trabajar en una editorial. Se siente insatisfecho pero, por lo pronto, era su única alternativa de trabajo. Un día ve a una mujer en la calle y piensa que es Shimamoto, no logra estar totalmente seguro pues ella “lucía unas grandes gafas de sol”,  la sigue. Ella entra en un café y luego hace una llamada pero él no se atreve a acercársele. Al poco tiempo ella se va y toma un taxi, Hajime intenta alcanzarla pero un hombre lo detiene y le dice que no la siga más y le da un sobre con mucho dinero. Hajime no entiende qué significa todo aquello, no obstante guarda el dinero pero nunca lo llega a utilizar.
Cuando Hajime alcanza los 30 años, conoce a una joven llamada Yukiko. Se siente atraído de inmediato y al poco tiempo se casan. Hajime deja su trabajo y, con el respaldo económico del padre de Yukiko, monta un bar y posteriormente otro. En ambos tiene mucho éxito. Hajime paga puntual y con intereses el préstamo que le hizo su suegro.

Hajime y Yukiko tienen dos niñas. Hajime las adora y se encarga de llevarlas y buscarlas a la guardería donde asisten pero,  comienza a reflexionar sobre su vida. No se siente satisfecho.

El éxito de sus bares es tan rotundo que es entrevistado para una revista muy conocida. Un día llega al bar un joven que había estudiado con él. Éste le dice que había visto a Izumi y que estaba transformada, que se había vuelto un ser inexpresivo. Hajime siente remordimientos.

Tiempo después Shimamoto acude a uno de los bares de Hajime, el llamado Robin’s  Nest, y después de observarlo mucho tiempo se le acerca. Él  no la había reconocido. Desde ese instante, Hajime no deja de pensar en Shimamoto aunque hace un esfuerzo. Sabe que está casado, que tiene dos hijas. De allí en adelante, Shimamoto que, a la sazón había sido operada de su pierna izquierda, aparece y desaparece por ciertos períodos de tiempo y la ansiedad de Hajime aumenta. Un día, Shimamoto le pide que la lleve a un río sin explicarle el por qué. Ya le había suplicado que no le preguntara nada de su vida. Ella sólo le comenta que su padre había muerto y que se había distanciado de su madre a la que tenía tiempo sin ver.
Después de mucho pensarlo, Hajime arregla el viaje. Irían al río Ishikawa, ubicado fuera de Tokio. Shimamoto  depositó allá las cenizas de una niña que había tenido el año anterior y había vivido por un día. De regreso hacia el aeropuerto, Shimamoto se puso mal, parecía tener problemas para respirar y estaba como paralizada, sin embargo pudo indicarle a Hajime sobre un medicamento que tomaba. Él lo buscó y se lo dio. Shimamoto mejoró y pudieron regresar a Tokio sin problemas.

Shimamoto pasa cerca de tres meses sin regresar al bar y la desesperación de Hajime es casi incontrolable. Él decide que si ella regresa le dirá que se queden juntos, que está dispuesto a dejar a Yukiko y a sus hijas. Cuando Shimamoto regresa, él la invita a un chalé que tenía en Hakone. Hajime llama a su esposa y le dice que no irá a casa esa noche. Cuando llegan al chalé hacen el amor de una manera muy singular. Hajime le dice que se quede con él bajo un compromiso total. A la mañana siguiente cuando Hajime despertó, Shimamoto no estaba, no lograba comprender lo que había sucedido. La esperó y la esperó…regresó a su casa.

Ese día habló con Yukiko y le contó sobre Shimamoto. Yukiko le dijo que si quería separarse que lo hiciera. Shimamoto no apareció nunca más y Hajime pasó días terribles, sin embargo, logra reponerse haciendo una tremenda reflexión sobre la realidad y así logra regresar con su esposa e hijas.

A  decir verdad, “Al sur de la frontera, al oeste del sol”, es una historia que trata sobre el principio del placer y sobre el de la realidad. Hajime estaba enamorado de Shimamoto, posiblemente desde que la conoció en su niñez, pero su vida siguió por otro camino. Al reencontrar a Shimamoto está dispuesto a dejarlo todo por ella. Pero ella se va, ¿fue un acto de mujer consciente?, ¿qué fue? Creo que nunca lo sabremos a ciencia cierta.

Hajime se recupera aunque ha podido dejarse absorber por la tristeza y la desolación que lo embarga por la desaparición de Shimamoto pero no, sigue adelante.

Antes de finalizar, quiero referirme al título de esta novela: “El (Al) sur de la frontera, el (al) oeste del sol. Parte del mismo proviene de una canción de Nat “King” Cole (1919-1965), llamada South of the Border que les gustaba mucho tanto a Hajime como a Shimamoto. De niños la escucharon múltiples veces (pertenecía a la colección de discos del padre de Shimamoto). 
Al sur de la frontera realmente significaba al sur de México; al oeste del sol hacía referencia a una enfermedad denominada histeria siberiana que afectaba a los campesinos en Siberia. Shimamoto le explica a Hajime: durante el invierno los campesinos trabajan en sus casas y, al llegar la primavera, vuelven a salir al campo y, de pronto, un día, algo muere dentro de alguno de ellos. Algo, alguna cosa. Y, entonces: “A fuerza de mirar, día tras día, cómo el sol se eleva por el este, cruza el cielo y se hunde por el oeste, algo, dentro de ellos, se quiebra y muere”. El campesino “arroja el arado al suelo y, con la mente en blanco, emprende el camino hacia el oeste. Hacia el oeste del sol. Y sigue andando como un poseso, día tras día, sin comer ni beber, hasta que se derrumba y muere. Esto es lo que se llama histeria siberiana”



Caracas, 23 de marzo de 2012.


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