El mar es dulce y es hermoso, pero también puede ser cruel"
Ernest Hemingway
Sudiksha Konanki tenía veintiún años. Atractiva, de piel morena y un esbelto cabello negro que le caía por debajo de los hombros.
La India la vio nacer
y, desde que tenía un año (2006) su familia se fue a residir a los Estados
Unidos (EE.UU). Sudiksha obtuvo una beca y así, estudiaba medicina en la
Universidad de Pittsburgh donde cursaba
el tercer año.
El 3 de marzo de 2025,
Sudiksha viajó con dos amigas (¿o con una o con tres?, la información es
contradictoria) a República Dominicana para disfrutar de las vacaciones
primaverales. Ya es conocido que esas vacaciones de primavera que disfrutan
muchos jóvenes norteamericanos suelen ser desenfrenadas, con mucho alcohol y
consumo de otras sustancias, ello unido a casos de violaciones, asesinatos, que
han quedado plasmados en múltiples películas y documentales.
Sudiksha y sus amigas
llegaron a la zona de Bávaro –que es una zona de Punta Cana- en el oriente de
República Dominicana, hospedándose en el
hotel Riu, (de inversión española) catalogado
como de cinco estrellas.
Tres días después de
haberse instalado, es decir, el seis de marzo y en horas de la noche, la joven y sus amigas fueron al bar del hotel
con la finalidad de pasar una noche divertida. Empezaron a consumir alcohol sin
ninguna previsión. En el ínterin, conocen a dos jóvenes norteamericanos que
también habían venido de vacaciones y beben juntos. Las cámaras captan a los
jóvenes, tomando, relacionándose y vomitando por momentos.
Sudiksha y uno de los
jóvenes, llamado Joshua Steven Riibe, de veinticuatro años, estudiante del
último año de Topografía en la Universidad Estatal de Minessota y luchador
olímpico, comienzan a intimar y se los ve abrazados y muy ebrios.
Al parecer, todos
deciden ir a la playa (eran cerca de las cuatro de la madrugada). Sudiksha y Joshua
se ven caminando tomados de la cintura, haciendo eses uno y otro. El joven se
tomaba selfies con la chica. No se sabe por qué, las amigas de Sudiksha y el
amigo de Joshua deciden devolverse al hotel e irse a sus habitaciones.
Joshua y Sudiksha dejan
sus pertenencias en las sillas de playa y se meten al mar donde se besan.
Horas después, hacia
las cuatro de la tarde del día siguiente, las amigas buscan a Sudiksha en su
habitación. Habían pensado que se había
quedado con Joshua. Al no hallarla, le enviaron un mensaje al amigo de Joshua. Éste le preguntó a Joshua por Sudiksha y él
respondió:
– No sé… Cuando
estábamos en la playa nos alcanzó una gran ola que nos remolcó. No fue fácil,
por momentos perdí el conocimiento pero la sostuve hasta que se puso de pie
delante de mí. El agua le llegaba hasta las rodillas. Pensé que había salido y
marchado a su habitación. Yo salí y
vomité ya que había tragado mucha agua, luego me quedé dormido en una silla. Me
desperté por el sol y los mosquitos que me estaban picando. Me di cuenta que
habían robado mis pertenencias. Regresé a mi habitación y me quedé dormido
hasta ahora.
(Hay algo en el relato
de Joshua que no cuadra. ¿Por qué no avisó al personal del hotel lo ocurrido en
la playa?, ¿por qué no se cercioró que la joven había regresado al hotel?,
¿cómo entró a su habitación si le habían robado la llave?).
El amigo contestó
–pues, la chica no regresó a su habitación.
En la playa, llamada Arena Gorda, se encontró la escueta vestimenta
de Sudiksha: una camisa playera y sus cholas.
Posterior a lo
anterior, Joshua es retenido en el hotel por funcionarios policiales, siendo
considerado como “persona de interés” en vista de que fue el último en haberla
visto con vida. Múltiples medios de comunicación se hicieron eco del caso,
tanto dominicanos como internacionales. Los dominicanos hacían mención de que
la desaparición de la joven podía perjudicar el turismo de República Dominicana.
También señalaron la poca seguridad que había en ese hotel y en otros y
resaltaban el trato que se le estaba dando a Joshua. Que la denominación
“persona de interés” no estaba dentro de la terminología policial dominicana y
que al joven nunca lo habían esposado y se le había tratado con “mano muy
suave”, cosa que no habría ocurrido de haberse tratado de un dominicano que
habría sido considerado sospechoso de inmediato y golpeado hasta que confesara.
Por otra parte, ni las
amigas de Sudiksha ni el amigo de Joshua fueron interrogados y pronto se
marcharon a Estados Unidos. Desde allá, una de las amigas declaró que le había
dicho a Sudiksha que estaba muy ebria al igual que Joshua. Que era mejor que
regresara a su habitación y que en la mañana podía verlo y conocerlo mejor pero
que ella se negó.
Aunque se desató una
intensa búsqueda de la joven -posiblemente la mayor que se ha hecho en ese país
por una persona desaparecida, hasta la hora de escribir esta nota, la joven
india, residenciada en EE.UU, no ha sido hallada, ni viva ni muerta.
La imagen de un
gigantesco signo de interrogación se pintó en el cielo de Punta Cana, donde se
encuentra el hotel Riu. El ambiente se puso pesado, oscuro, tenebroso…
Los padres de Sudiksha
viajaron a República Dominicana y, a las cuarenta y ocho horas regresaron a
EE.UU. (Por supuesto, se les veía acongojados, en especial, la madre). Los
padres enviaron una misiva a las autoridades dominicanas en donde señalaban que
asumían que su hija se había ahogado. Que el joven Joshua había tratado de
salvarla (al parecer, conversaron personalmente con él). Lo otro que pidieron,
explícitamente, era que declararan a su hija legalmente fallecida.
La carta volvió a
encender a los medios que no dejaban de preguntarse cómo era posible que los
padres de la joven pidieran eso y en tan poco tiempo, aparte, se habían
barajado otras hipótesis como que se hubiese tratado de un homicidio por parte
de Joshua o de un secuestro donde pudiesen estar involucrados ciudadanos
haitianos.
Por cierto, este
lamentable y misterioso caso, me llevó a escuchar sobre las enemistades entre
República Dominicana y Haití, hecho que desconocía. Como sabemos, conforman una
isla en las Antillas Mayores llamada La Española, estando República Dominicana
hacia el este y Haití al oeste. Las diatribas entre estos dos países son
antiguas, lo que llevó a que en febrero de 2023 Republicana Dominicana
comenzara a construir un muro fronterizo que ya alcanza 164 kilómetros de los
392 de frontera con Haití.
Los señores Konanki
alegaban también que era necesario que dieran a su hija oficialmente muerta para que
ellos pudieran seguir con sus vidas. No hubo quien dejara de alegar que
tal vez hubo alguna transacción económica entre ellos y el padre de Joshua
quien, en apariencia, se trata de un hombre acaudalado.
Joshua Steven Riibe ya
está de vuelta con su familia, no obstante, y según he entendido, a la joven no
la pueden dar por muerta si no por
desaparecida, según las leyes de República Dominicana.
El caso de Sudiksha ha
dado pie para muchos comentarios de diversa naturaleza, entre ellos, como hemos
señalado, el trato que la policía da a los dominicanos ante situaciones
similares. La evidente consideración hacia el joven Joshua Riibe por ser
norteamericano es algo que se ha destacado. Y por último y no menos importante
es que el índice de personas desaparecidas en República Dominicana es un
problema muy serio al que no se le ha dado, por parte del Estado Dominicano, el
abordaje necesario para afrontarlo.
En estos días, escucho en un portal de youtube dominicano,
llamado Una nueva mañana mencionar
que, según la página del portal Transparencia de la Procuraduría General de la
República Dominicana, entre 2018 y 2024 se han reportado 1600 personas
desaparecidas, siendo más frecuente en la zona norte del país.
En una entrevista
realizada a una mujer experta en la cultura india, residenciada en Dominicana, (Bali, mentora existencial), ella señala, en
relación a la carta de los Konanki, algunos elementos que nos deja pensando en el
poder de la cultura, tanto en un país Occidental (EE. UU) como en uno de
Oriente (La India). La experta comenta que para los indios, el señor Konanki
falló en su deber de proteger a su hija ya que es el patriarca de su familia,
aparte de que también falló ante la sociedad en su rol de protector.
Comenta que al haber
estado viviendo en los EE.UU -adonde Sudiksha llegó cuando tenía un año de edad
como hemos escrito antes- y posiblemente
en una edad de rebeldía, bajo las leyes norteamericanas era más libre y ya el
padre no podía ejercer autoridad sobre ella lo que le permitió viajar a
República Dominicana (aunque ignoramos si la joven viajó con o sin permiso de
sus padres) más lo ocurrido (estar en un bar, beber alcohol sin control, estar
fuera de su casa a altas horas de la noche y además con un joven desconocido) y
su desaparición. Todo ello, para la concepción de los valores indios, implica
que la joven deshonró a su familia.
También se ha comentado
y es sólo eso, un comentario, que la joven habría viajado a República
Dominicana con la finalidad de huir de un matrimonio que su familia había
concertado según las costumbres en la India.
La entrevistada habla
de que la mujer en la India, como en otros países, está en un lugar de
inferioridad con respecto al hombre. Que son ciudadanas de segunda que están
bajo la entera responsabilidad de sus padres y que una vez que se casan son
propiedad de su pareja. Agrega que, a partir de las ocho de la noche una mujer
no puede estar sola en la calle y que si la violan o la matan es culpa de ella.
El padre de Sudiksha en
sus declaraciones a la prensa dijo “Nosotros tenemos más hijos, en edades muy
jóvenes, dos más…nosotros necesitamos cerrar este tema y seguir adelante con la
familia, sanar y para eso, nosotros necesitamos privacidad, necesitamos recoger
todo esto para vivirlo en nuestros términos…”.
La experta en temas indios señaló que la desaparición de Sudiksha, al
convertirse en un caso mediático y el que constantemente se mencione y quede
abierto indefinidamente, implica que el alma de ella no se puede elevar, no se
puede liberar y, en ese sentido tampoco puede reencarnar, según lo plantea el hinduismo.
Lo cierto es que la
desaparición -y/o el fallecimiento- de
Sudiksha Konanki es muy lamentable. El hecho ha despertado una serie de temas
que vale la pena considerar y analizar, entre ellos, el poder de la cultura.
Escrito y publicado por Libia Kancev
Caracas, 1 de abril de 2025.