martes, 1 de abril de 2025

El poder de la cultura: Caso Sudiksha Konanki

                                                                  El mar es dulce y es hermoso, pero también puede ser cruel"

Ernest Hemingway




Sudiksha Konanki


Sudiksha Konanki tenía veintiún años. Atractiva, de piel morena y un esbelto cabello negro que le caía por debajo de los hombros.

La India la vio nacer y, desde que tenía un año (2006) su familia se fue a residir a los Estados Unidos (EE.UU). Sudiksha obtuvo una beca y así, estudiaba medicina en la Universidad de Pittsburgh  donde cursaba el tercer año.

El 3 de marzo de 2025, Sudiksha viajó con dos amigas (¿o con una o con tres?, la información es contradictoria) a República Dominicana para disfrutar de las vacaciones primaverales. Ya es conocido que esas vacaciones de primavera que disfrutan muchos jóvenes norteamericanos suelen ser desenfrenadas, con mucho alcohol y consumo de otras sustancias, ello unido a casos de violaciones, asesinatos, que han quedado plasmados en múltiples películas y documentales.

Sudiksha y sus amigas llegaron a la zona de Bávaro –que es una zona de Punta Cana- en el oriente de República Dominicana,  hospedándose en el hotel  Riu, (de inversión española) catalogado como de cinco estrellas.

Tres días después de haberse instalado, es decir, el seis de marzo y en horas de la noche,  la joven y sus amigas fueron al bar del hotel con la finalidad de pasar una noche divertida. Empezaron a consumir alcohol sin ninguna previsión. En el ínterin, conocen a dos jóvenes norteamericanos que también habían venido de vacaciones y beben juntos. Las cámaras captan a los jóvenes, tomando, relacionándose y vomitando por momentos.

Sudiksha y uno de los jóvenes, llamado Joshua Steven Riibe, de veinticuatro años, estudiante del último año de Topografía en la Universidad Estatal de Minessota y luchador olímpico, comienzan a intimar y se los ve abrazados y muy ebrios.

Al parecer, todos deciden ir a la playa (eran cerca de las cuatro de la madrugada). Sudiksha y Joshua se ven caminando tomados de la cintura, haciendo eses uno y otro. El joven se tomaba selfies con la chica. No se sabe por qué, las amigas de Sudiksha y el amigo de Joshua deciden devolverse al hotel e irse a sus habitaciones.

Joshua y Sudiksha dejan sus pertenencias en las sillas de playa y se meten al mar donde se besan.

Horas después, hacia las cuatro de la tarde del día siguiente, las amigas buscan a Sudiksha en su habitación. Habían pensado  que se había quedado con Joshua. Al no hallarla, le enviaron un mensaje al amigo de Joshua.  Éste le preguntó a Joshua por Sudiksha y él respondió:

– No sé… Cuando estábamos en la playa nos alcanzó una gran ola que nos remolcó. No fue fácil, por momentos perdí el conocimiento pero la sostuve hasta que se puso de pie delante de mí. El agua le llegaba hasta las rodillas. Pensé que había salido y marchado a su habitación.  Yo salí y vomité ya que había tragado mucha agua, luego me quedé dormido en una silla. Me desperté por el sol y los mosquitos que me estaban picando. Me di cuenta que habían robado mis pertenencias. Regresé a mi habitación y me quedé dormido hasta ahora.

(Hay algo en el relato de Joshua que no cuadra. ¿Por qué no avisó al personal del hotel lo ocurrido en la playa?, ¿por qué no se cercioró que la joven había regresado al hotel?, ¿cómo entró a su habitación si le habían robado la llave?).

El amigo contestó –pues, la chica no regresó a su habitación.

En la playa, llamada  Arena Gorda, se encontró la escueta vestimenta de Sudiksha: una camisa playera y sus cholas.

Posterior a lo anterior, Joshua es retenido en el hotel por funcionarios policiales, siendo considerado como “persona de interés” en vista de que fue el último en haberla visto con vida. Múltiples medios de comunicación se hicieron eco del caso, tanto dominicanos como internacionales. Los dominicanos hacían mención de que la desaparición de la joven podía perjudicar el turismo de República Dominicana. También señalaron la poca seguridad que había en ese hotel y en otros y resaltaban el trato que se le estaba dando a Joshua. Que la denominación “persona de interés” no estaba dentro de la terminología policial dominicana y que al joven nunca lo habían esposado y se le había tratado con “mano muy suave”, cosa que no habría ocurrido de haberse tratado de un dominicano que habría sido considerado sospechoso de inmediato y golpeado hasta que confesara.

Por otra parte, ni las amigas de Sudiksha ni el amigo de Joshua fueron interrogados y pronto se marcharon a Estados Unidos. Desde allá, una de las amigas declaró que le había dicho a Sudiksha que estaba muy ebria al igual que Joshua. Que era mejor que regresara a su habitación y que en la mañana podía verlo y conocerlo mejor pero que ella se negó.

Aunque se desató una intensa búsqueda de la joven -posiblemente la mayor que se ha hecho en ese país por una persona desaparecida, hasta la hora de escribir esta nota, la joven india, residenciada en EE.UU, no ha sido hallada, ni viva ni muerta.

La imagen de un gigantesco signo de interrogación se pintó en el cielo de Punta Cana, donde se encuentra el hotel Riu. El ambiente se puso pesado, oscuro, tenebroso…

Los padres de Sudiksha viajaron a República Dominicana y, a las cuarenta y ocho horas regresaron a EE.UU. (Por supuesto, se les veía acongojados, en especial, la madre). Los padres enviaron una misiva a las autoridades dominicanas en donde señalaban que asumían que su hija se había ahogado. Que el joven Joshua había tratado de salvarla (al parecer, conversaron personalmente con él). Lo otro que pidieron, explícitamente, era que declararan a su hija legalmente fallecida.

La carta volvió a encender a los medios que no dejaban de preguntarse cómo era posible que los padres de la joven pidieran eso y en tan poco tiempo, aparte, se habían barajado otras hipótesis como que se hubiese tratado de un homicidio por parte de Joshua o de un secuestro donde pudiesen estar involucrados ciudadanos haitianos.

Por cierto, este lamentable y misterioso caso, me llevó a escuchar sobre las enemistades entre República Dominicana y Haití, hecho que desconocía. Como sabemos, conforman una isla en las Antillas Mayores llamada La Española, estando República Dominicana hacia el este y Haití al oeste. Las diatribas entre estos dos países son antiguas, lo que llevó a que en febrero de 2023 Republicana Dominicana comenzara a construir un muro fronterizo que ya alcanza 164 kilómetros de los 392 de frontera con Haití.

Los señores Konanki alegaban también que era necesario que dieran a su hija oficialmente muerta  para que  ellos pudieran seguir con sus vidas. No hubo quien dejara de alegar que tal vez hubo alguna transacción económica entre ellos y el padre de Joshua quien, en apariencia, se trata de un hombre acaudalado.

Joshua Steven Riibe ya está de vuelta con su familia, no obstante, y según he entendido, a la joven no la pueden dar por muerta  si no por desaparecida, según las leyes de República Dominicana.

El caso de Sudiksha ha dado pie para muchos comentarios de diversa naturaleza, entre ellos, como hemos señalado, el trato que la policía da a los dominicanos ante situaciones similares. La evidente consideración hacia el joven Joshua Riibe por ser norteamericano es algo que se ha destacado. Y por último y no menos importante es que el índice de personas desaparecidas en República Dominicana es un problema muy serio al que no se le ha dado, por parte del Estado Dominicano, el abordaje necesario para afrontarlo.

En estos días,  escucho en un portal de youtube dominicano, llamado Una nueva mañana mencionar que, según la página del portal Transparencia de la Procuraduría General de la República Dominicana, entre 2018 y 2024 se han reportado 1600 personas desaparecidas, siendo más frecuente en la zona norte del país.

En una entrevista realizada a una mujer experta en la cultura india, residenciada en Dominicana,  (Bali, mentora existencial), ella señala, en relación a la carta de los Konanki, algunos elementos que nos deja pensando en el poder de la cultura, tanto en un país Occidental (EE. UU) como en uno de Oriente (La India). La experta comenta que para los indios, el señor Konanki falló en su deber de proteger a su hija ya que es el patriarca de su familia, aparte de que también falló ante la sociedad en su rol de protector.

Comenta que al haber estado viviendo en los EE.UU -adonde Sudiksha llegó cuando tenía un año de edad como hemos escrito antes-  y posiblemente en una edad de rebeldía, bajo las leyes norteamericanas era más libre y ya el padre no podía ejercer autoridad sobre ella lo que le permitió viajar a República Dominicana (aunque ignoramos si la joven viajó con o sin permiso de sus padres) más lo ocurrido (estar en un bar, beber alcohol sin control, estar fuera de su casa a altas horas de la noche y además con un joven desconocido) y su desaparición. Todo ello, para la concepción de los valores indios, implica que la joven deshonró a su familia.

También se ha comentado y es sólo eso, un comentario, que la joven habría viajado a República Dominicana con la finalidad de huir de un matrimonio que su familia había concertado según las costumbres en la India.

La entrevistada habla de que la mujer en la India, como en otros países, está en un lugar de inferioridad con respecto al hombre. Que son ciudadanas de segunda que están bajo la entera responsabilidad de sus padres y que una vez que se casan son propiedad de su pareja. Agrega que, a partir de las ocho de la noche una mujer no puede estar sola en la calle y que si la violan o la matan es culpa de ella.

El padre de Sudiksha en sus declaraciones a la prensa dijo “Nosotros tenemos más hijos, en edades muy jóvenes, dos más…nosotros necesitamos cerrar este tema y seguir adelante con la familia, sanar y para eso, nosotros necesitamos privacidad, necesitamos recoger todo esto para vivirlo en nuestros términos…”.  La experta en temas indios señaló que la desaparición de Sudiksha, al convertirse en un caso mediático y el que constantemente se mencione y quede abierto indefinidamente, implica que el alma de ella no se puede elevar, no se puede liberar y, en ese sentido tampoco puede reencarnar, según lo plantea el hinduismo.

Lo cierto es que la desaparición -y/o el fallecimiento-  de Sudiksha Konanki es muy lamentable. El hecho ha despertado una serie de temas que vale la pena considerar y analizar, entre ellos, el poder de la cultura.

 

Playa Arena Gorda en República Dominicana




Escrito y publicado por Libia Kancev

Caracas, 1 de abril de 2025. 

martes, 21 de enero de 2025

Patria o Muerte

 


“Hay algo en esos rayos brilladores

que juegan por la atmósfera azulada,

que me habla de ternuras y de amores

de una dicha pasada,…”

 

Juan Antonio Pérez Bonalde

 

A Alberto Barrera Tyszka  (Caracas, 1960) lo conozco por sus artículos de opinión publicados en el diario El Nacional  (embargado en 2021) y por haber leído su segunda novela, La Enfermedad (2006), ganadora del Premio Herralde de ese año.

Puedo decir que La Enfermedad me pareció bien escrita pero que me dejó un sin sabor que ahora no sabría argumentar bien por qué.  Sólo puedo decir que ello no resultó motivador para buscar y leer otras novelas suyas.

No obstante y por razones azarosas, he leído tres novelas de Barrera Tyszka desde el último trimestre de 2024 hasta hoy: El fin de la tristeza (2024), Mujeres que matan (2018) y Patria o Muerte (2015), la cual resultó ganadora de la XI edición del Premio Tusquets.  De las dos primeras novelas ya he comentado en este blog.

La narración de Patria o Muerte está situada entre los años 2011 y 2013, período en el cual el ya extinto presidente Hugo Chávez F. (1954-2013) es diagnosticado con cáncer, sometido a tratamiento quirúrgico y quimioterapia en Cuba hasta la fecha de su fallecimiento oficial en el Hospital Militar (en Caracas), el 5 de marzo de 2013.

Escribo “fallecimiento oficial” ya que surgieron rumores de que Chávez había fallecido antes en La Habana.  Recordemos que Chávez había ganado las elecciones el 7 de octubre de 2012 para un cuarto mandato consecutivo, es decir, murió como presidente en funciones.

La novela se desarrolla entretejida en una serie de narraciones particulares que ponen en evidencia no sólo las características singulares de Hugo Chávez, en especial, su carisma y su carácter siempre militarista, sino situaciones que demuestran la debacle en la que va cayendo nuestro país. Entre ellas tenemos: el poder que va ejerciendo Cuba en Venezuela. El desarrollo de la sospecha continua entre uno y otro venezolano, la ruptura de familias (chavistas y opositores o “escuálidos” como los llamó Chávez); la pérdida de inmuebles alquilados por sus dueños; el tema de la inseguridad y la violencia en las calles; la corrupción.

Llegando al final de Patria o Muerte, recuerdo, súbitamente, La Enfermedad. El final es parecido -con las distancias correspondientes a temas distintos- un final vacío, como si el autor hubiese decidido, de pronto, escribir una gran interrogante en el cielo. Se trata de dos personajes, dos niños: María  y Rodrigo que se han hecho novios por Internet y que planean huir juntos (a alguna parte, a cualquier parte) ya que a ella se la quieren llevar a San Cristóbal posterior a la muerte de su madre (asesinada de dos balas en las calles de Caracas para robarla). Así termina Patria o Muerte, como con un plantón abrupto ante el borde de un precipicio que no se había visto, que ni siquiera nos hubiésemos imaginado que podía estar.

Me detengo un poco en el título de la novela Patria o Muerte. Sabemos que la palabra Patria hace referencia al lugar de origen o adopción de una persona y al que se siente ligado por vínculos históricos, jurídicos y afectivos. La palabra, proveniente del latín “terra patria” significa, literalmente, “tierra de los padres”. El término ha tenido diferentes connotaciones según la época. Por ejemplo, durante la Ilustración (siglos XVII y XVIII)  la palabra se asoció con la libertad y la constitución.  Por otra parte, la palabra Muerte hace referencia a la cesación o termino de la vida. Para el pensamiento tradicional, la muerte implica la separación del cuerpo y el alma.

Me pregunto, ¿por qué tener que escoger entre una (Patria) u otra (Muerte) opción?  La frase se le atribuye a Ernesto Guevara (Argentina, 1928-Bolivia, 1967) y es utilizada por grupos procastristas.  Por cierto, en 2011 el mismo presidente Chávez pidió quitar la palabra Muerte del eslogan que le servía de arenga y sustituirlo por ¡Patria socialista y victoria!, ¡Viviremos y venceremos! Yo propongo: ¡Patria y Vida!

Patria o Muerte es una buena novela. Cuenta hechos que cualquier venezolano ha conocido por noticias o ha vivido en carne propia, etc. Lo que cuenta de Chávez, su personalidad, el arrastre indudable que llegó a tener en buena parte de la población venezolana también es conocido. En lo personal, el tema de su enfermedad, cómo la vivió, cómo la sufrió, creo que es algo que no llegaremos a saber con exactitud. De no ser pura ficción lo que cuentan de cómo lo vivió en la novela, sólo puedo decir que, como dicen, el miedo es libre.

Lo que queda claro es que Chávez era un hombre, un ser de carne y hueso, que vivió, que murió.

 

Alberto Barrera Tyszka



Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 21 de enero de 2025.

 

jueves, 16 de enero de 2025

Necesitamos nombres nuevos



Formo parte de un chat al que llegué por azar. Allí envían novelas, cuentos, poemas, artículos de cultura en general. Con cierta frecuencia intercambiamos opiniones, damos sugerencias de lecturas, etc.  Ha sido para mí un espacio maravilloso.

A veces me quedo pensando en la cantidad de libros que se producen y que, aunque queramos, no podremos leer. Tienden al infinito.

Recientemente enviaron una novela que llamó, en especial, mi atención: la portada, el título (Necesitamos nombres nuevos, 2013), de la autora NoViolet Bulawayo que me sonó a africano y lo descargué.

NoViolet Bulawayo es el seudónimo de la escritora zimbabuense Elizabeth Zandile Tshele (1981). Al parecer, el seudónimo fue escogido en honor a su madre (que murió cuando Elizabeth tenía dieciocho meses) y Bulawayo (segunda ciudad en importancia de Zimbabue, situada al suroeste) ciudad donde se crió.

Elizabeth Zandile Tshele emigró a EE.UU. a los dieciocho años. Allí completó su bachillerato y sus estudios universitarios. Desde 2018 es profesora en el Departamento de Ingles en la Universidad de Cornell. Necesitamos nombres nuevos fue finalista del Premio Booker 2013, convirtiendo a la autora en la primera mujer africana y a la primera zimbabuense en ser finalista de tal premio.

Necesitamos nombres nuevos está ambientada en algún lugar de  Zimbabue (país que nunca nombran) situado en el sureste de África y cuya capital es Harare. Zimbabue fue colonia inglesa desde finales del siglo XIX hasta 1980 cuando se independizó.

Necesitamos nombres nuevos está formada por los siguientes capítulos: Asalto a Budapest, Darling en la montaña, El juego de los países, El cambio real, Cómo aparecieron, Necesitamos nombres nuevos, Chist, Blak Power, Esto no es un juego, Cómo se marcharon, Destroyedmichygen, La Boda, Ángel, Esta película contiene escenas que podrán herir su sensibilidad, Asalto a Crossroads, Cómo vivían, Mi América y Escrito en la pared.

La narradora es una niña llamada Darling, de 10 años. Darling tiene su grupo de amigos y viven todos en Paraíso, zona pobre formada por chabolas. Los amigos de Darling se llaman: Bastardo (11), Chipo (11. Está embarazada), Sabediós (10), Shbo (9) y Stina. Los niños no van a la escuela porque no hay, inventan juegos, salen juntos a buscar comida, particularmente guayabas que les encanta y les sirve para matar el hambre. También comparten ilusiones como irse de su país, por ejemplo, Darling quiere irse a EE.UU., donde vive su tía Fostalina.

Darling vive con su madre y con su abuela paterna (Madre de Huesos). Del padre de Darling hace mucho tiempo que no se sabe nada. Se graduó en la universidad, emigró a Sudáfrica y durante bastante tiempo no supieron de él. La madre de Darling trabaja lejos y está ausente del hogar por días. Se comenta que el abuelo de Darling era terrorista, que por eso lo mataron y que al no poder encontrar su cuerpo para enterrarlo, su espíritu entró en Darling y el profeta del pueblo (Revelaciones Bitchington Mborro) ha intentado sacárselo.

Darling va obligada a misa por su abuela. Ella no cree en Dios puesto que no aparece cuando lo necesitan.  En una escena del profeta, pretendiéndole sacar un mal espíritu a una “mala” mujer del pueblo, se le monta encima, en ese instante, Chipo (que también estaba en la misa) que tenía tiempo sin pronunciar palabra, le dice a Darling que su abuelo también se le montó encima, de tal manera que nos enteramos que Chipo fue violada y quedó embarazada de su abuelo.

Darling y sus amigos se entretienen con diversos juegos. Uno de ellos es el juego de países. Así, nombran a China, EE.UU., Inglaterra. Los niños van a Shanghái (entendemos que es otra localidad) a buscar a un pariente de uno de ellos. No lo encuentran. Llegan a un centro comercial chino. Hablan de lo organizado que es y de la pobreza de África. También se topan con Organizaciones no gubernamentales (ONG) a quienes consideran como organizaciones que sólo les ofrecen dádivas, que les toman fotos como si ellos fueran fotografiables por ser negros y pobres.

Se narra que ocurren unas elecciones (un día 28) y que los adultos están enorgullecidos del acto de votar. Darling comenta que antes tuvo una casa de verdad pero que las derrumbaron junto a otras y no les quedó más que construir, con lo que pudieron, esas chabolas en Paraíso. A veces, Darling lucha por no dormirse ya que le viene a la mente la escena de la destrucción de las casas en sueños y ella no quiere volver a soñar con eso. Vale destacar que quién ordena la destrucción de casas son negros y no los blancos, lo cual consideran peor “Es mejor que te robe un ladrón blanco que tú propio hermano negro. Mejor un maldito ladrón blanco” (58). Como sabemos, para esa época ya Zimbabue se había independizado,  tenía un presidente negro después de haber tenido muchísimos blancos por años.

Ante la ausencia del padre de Darling, su madre consigue un amante que viene a su casa de noche para estar con ella. La madre tapa a Darling quien finge dormir. Nunca logra verle la cara al hombre pero si percibe el acto sexual que su madre realiza con él.

En un acto de inocencia, de amistad, las chicas, Sbho, Perdón (que es recién llegada a la zona) y Darling salen con Chipo para practicarle un aborto después que se enteran que una mujer de Paraíso muere dando a luz. No quieren que Chipo muera, aunque no tienen la menor idea de cómo hacerle el aborto. MadreAmor se topa con ellas e impide que lleguen a hacer nada con Chipo quien, luego da a luz a una niña a quien le pone el nombre de Darling.

En algún momento de Necesitamos nombres nuevos el padre de Darling regresa a casa. Está muy enfermo y a Darling le cuesta reconocerlo de lo flaco y huesudo que está.  A pesar del abandono al que el padre las sometió, la madre lo recibe, lo atiende, lo cuida, teniendo que hacerlo Darling cuando su madre sale a trabajar y Madre de Huesos va a la iglesia a rezar por la salud de su hijo. Darling no quiere que sus amigos se enteren que su padre está en mal estado y debe quedarse en casa para cuidarlo, así que se aleja de sus amigos con diversas excusas aunque siente que no es justo, siente rabia. Resulta que ya la gente de Paraíso sabe que el padre de Darling tiene Sida (eso parece). Un día, los amigos de Darling entran en su chabola y escenifican un acto de ternura con el padre de Darling que hace que ella también se conmueva.

La novela describe una escena donde Darling y sus amigos salen de Paraíso hacia Budapest (un barrio de blancos) para buscar guayabas (se está terminando la temporada y tienen hambre). Se encuentran con un vigilante (negro) de una casa de blancos y el vigilante les dice que se vayan de allí de forma bastante despectiva. De pronto aparece una banda de hombres negros (los niños se esconden subiéndose a un árbol) y presencian el momento donde una pareja blanca es injuriada por los negros. El hombre blanco alega que es su casa, que tiene los papeles, que también es de ese país, que nació allí. Aún así, la banda entra a la casa, desvalijándola y se llevan a la pareja (presumimos que los matan). Después de este hecho, los niños entran a la casa donde ven objetos que jamás habían visto y se encuentran con una nevera llena de comida. Comen casi hasta reventar.

Luego se relata el funeral de NacidoLibre (entendemos que era un líder negro que lucha por la libertad de su país) que había sido asesinado.

Darling se va para EE. UU. con su tía Fostalina (hermana gemela de su madre) quien había emigrado tiempo atrás, aún así, no hablaba bien el inglés. Fostalina trabaja bastante y, en sus ratos libres, se la pasa haciendo ejercicios para adelgazar (aunque está delgada) que ve  en la televisión. La tía vivía con un hombre llamado Kojo, oriundo de Ghana (país de África Occidental).  Kojo tenía un hijo –TK- cuya madre era norteamericana. TK es un niño blanco, obeso, adicto a los videojuegos que, finalmente, se alista en el ejército y lo envían a Afganistán lo cual afecta profundamente a su padre.

Darling va narrando sus vivencias en EE.UU., empieza a ir al colegio, extraña a su familia y amigos, se percata de lo distinto que es ese país en relación al suyo, empieza a tener contacto con temas que nunca hubiera imaginado, estudia, luego estudia y trabaja para poder entrar a una universidad. Darling describe sus impresiones sobre la abundancia que hay en EE.UU., el tema de los inmigrantes ilegales, el distanciamiento progresivo de sus costumbres, de su misma esencia.

La novela de NoViolet Bulawayo nos narra la historia del colonialismo de un país africano como otras que hemos leído, por ejemplo, Paraíso (1994) del escritor tanzano Abdulrazak Gurnah, premio Nobel de Literatura 2021. Hablar del colonialismo en África resulta ser la narración de historias de  pobreza, injusticia, racismo, desarraigo, abusos, migración.

Los nombres de los personajes de Necesitamos nombres nuevos son muy particulares, tales como: Bastardo, Chipo, Sabediós, Nacidolibre, MadreAmor, Madre de Huesos, etc, nombres que implican un sentimiento específico, con algo de amor pero más de dolor.

 

NoViolet Bulawayo



Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 16 de enero de 2025

 

 

 

  

miércoles, 11 de diciembre de 2024

La vida conyugal

 A mi compadre, Gonzalo Nuñez.




Hace varios años tuve la oportunidad de conocer la novelística del escritor, traductor y diplomático mexicano Sergio Pitol (1933-2018), quien en vida recibió múltiples premios literarios, entre ellos, el Premio Cervantes 2005.

Fue mi amigo, compadre y primo, Gonzalo Nuñez, quien me lo dio a conocer prestándome, sucesivamente, varias novelas suyas que conservo en mi biblioteca ya que Gonzalo se fue a residir en Ciudad de México, hecho que, para esas fechas, no nos imaginábamos. Así es la vida.

Hace unos días, buscando qué leer, me topé con La vida conyugal (1991) de Pitol,  publicada por Anagrama. No tenía mi nombre ni el de mi compadre, ello me hizo sospechar que yo la había adquirido y que no la había leído ya que sólo le pongo mi nombre a los libros de literatura una vez que los he leído.

La vida conyugal es una novela corta (134 páginas). Trata sobre la vida de casados de Jacqueline Cascorro y Nicolás Lobato. La novela está ambientada en México: nombres como Coyoacán, Veracruz y Cuernavaca son mencionados.

Jacqueline y Nicolás se habían conocido en la universidad. Se suponía que él estudiaba Ciencias Políticas y ella Filosofía y Letras. Ninguno de los dos llegó a graduarse. Los intereses de él eran los hoteles y las mujeres.

Jacqueline venía de una familia pobre (situación que siempre detestó), formada por su madre, sus hermanas María Dorotea y María del Carmen y sus hermanos, Marcelo y Adrián. Jacqueline (cuyo verdadero nombre era María Magdalena y lo cambió por el de Jacqueline) siempre pensó que sus hermanos eran de “bajo nivel”.

Jacqueline y Nicolás llevaban una buena vida, lo que se traducía en que económicamente estaban muy bien. Nicolás era dueño de dos hoteles y había logrado comprar un gran terreno en Cuernavaca en el cual pensaba construir un gran complejo turístico. Era un sueño que logra hacer realidad.

Dentro de todo lo señalado en el párrafo anterior, había un detalle. Nicolás era un hombre muy mujeriego y Jacqueline se enteraba de sus continuas infidelidades. No sé las reclamaba pero  contaba  a todo el que podía el desconsuelo que eso representaba para ella. Era una mujer sufrida.

En la página 9 de La vida conyugal hay un párrafo que me parece interesante por lo que de controversial puede tener. El mismo hace referencia a una lectura que hace Jacqueline:

La lectura hecha al azar de unas cuantas páginas de La Fisiología del matrimonio de Balzac, la llevó a la conclusión de que la mayoría de las mujeres a los pocos años de casadas solo experimentan hacia sus maridos una profunda aversión, una repulsión casi absoluta, resultado típico de la tiranía a la que con tanta arbitrariedad han sido sometidas.

Leo en Google que, La Fisiología del matrimonio (1829), del gran escritor francés Honoré de Balzac (1799-1850), es considerada una obra maestra de la literatura francesa que explora los problemas y las alegrías que enfrentan las parejas casadas y que Balzac ofrece, en este texto, una visión honesta y realista de la vida conyugal en la Francia del siglo XIX desde el enamoramiento y la ceremonia de la boda hasta la lucha contra el aburrimiento y la infidelidad. Agrega que este libro es una obra esencial para todos los que buscan comprender mejor el matrimonio y las relaciones humanas.

No he tenido ocasión de leer La Fisiología del matrimonio pero, sin duda, la lectura o interpretación que hace Jacqueline seguramente hallará opiniones muy diversas.

Después de esta digresión, continuo.

Jacqueline disfrutaba con la literatura y con la cultura en general. Tenía una amiga, a quien consideraba como una hermana, llamada Márgara Armengol que acostumbraba a reunir en su casa, a escritores, pintores, etc. Jacqueline compartía ese mundo aunque sin dejar de narrar lo dolorosa que era su vida. Márgara llega a establecer en su casa una especie de Academia donde se dictaban diversos talleres de artes y Jacqueline lo apreciaba mucho. Por otra parte, Nicolás era un hombre ignorante y de poca sensibilidad, al menos eso era lo que pensaba Jacqueline de su esposo.

La vida conyugal transcurre con una quejosa Jacqueline. El autor precisa:

Todo marchó bien hasta el instante en que al quebrar una pata de cangrejo y oír descorchar a sus espaldas una botella de champaña se dejó poseer por un mal pensamiento… (Continúa) Fue como si un relámpago la recorriera, cargándola de energía: le brillaron los ojos, le temblaron las manos, su corazón batió con desmesura. Y aquel pensamiento la visitaría de manera intermitente por el resto de su vida, convirtiéndola, ya para siempre, en una mujer no de malas sino de pésimas ideas  (28).

La cita anterior, repetida en varias ocasiones en la novela, sirvió de preámbulo o de disparador  para que,  de un día para otro, Jacqueline comenzara a tener amantes (Gaspar Rivero –un primo lejano, en proceso de divorcio, con otra amante); David Carranza  -supuestamente interesado en la política; Gianni Ferraris -un profesor de arte italiano, con ciertos trastornos nerviosos, que había conocido en la Academia de Márgara.

Lo cierto es que con cada uno de estos hombres, una Jacqueline con una  vitalidad sexual exacerbada hacia su marido cada vez que tenía un amante, planea  matar a Nicolás para vengarse de él, por sus infidelidades, y quedarse con su dinero. Todos los intentos de asesinato fueron fallidos, con la salvedad de que Jacqueline salía herida en mayor o menor medida, llegando –incluso- a perder dos dedos de una mano. También quedaba muy afectada emocionalmente tuviendo que ser hospitalizada en diversas ocasiones.

Sólo del último intento se enteró Nicolás y lo hizo por la prensa. El profesor Ferraris  (quien confesó el plan de matar a Nicolás) y Jacqueline estuvieron unas semanas presos pero la situación no fue más allá. Cuando Jacqueline sale de la cárcel, se entera de que Nicolás había huido del país –hacia España- acusado de estafa y también que estaba casi en la ruina. La casa donde vivía estaba hipotecada y su venta sólo le permitió adquirir un modesto apartamento. Jacqueline le escribe varias veces a Nicolás pero éste no le contesta.

Márgara, a raíz del escándalo donde estuvo envuelta Jacqueline se aleja de ella. Le “saca el cuerpo” como se dice.

La situación con Jacqueline y sus amantes, los planes para matar a su esposo, la ignorancia de Nicolás de lo que se tramaba contra él y el malestar físico y mental sufrido por Jacqueline con cada intento de asesinato, hacen de La vida conyugal una tragicomedia.

Tiempo después, Jacqueline empieza a trabajar en una librería especializada en libros esotéricos y eso hace que en algo retome el ritmo de su vida aunque ya no era la misma de antes y se va descuidando, en especial en su aspecto físico.  

Un día, una prima de Nicolás, que había sido su empleada, le cuenta que Nicolás había regresado a México, que había solucionado sus problemas económicos y había comprado una ferretería. Jacqueline va a buscarlo y, aunque una pudiera pensar que él la rechazaría, no fue así. Nicolás la recibe y le dice que está restaurando una casa para ambos y la invita a retomar su vida juntos (de hecho, nunca se habían divorciado).  

Más temprano que tarde, Jacqueline vuelve a planear la muerte de Nicolás. La escena, como tal, no es relatada. Sólo la visión de unos jóvenes marineros brasileños en un restaurante donde había ido con Nicolás, parece revivir su idea de matar a Nicolás. Es algo que intuimos ya que el capítulo final (inmediatamente después de la narración de la observación que hace Jacqueline de los marineros) se nos presenta  a una Jacqueline en silla de ruedas, paralítica,  siendo conducida amorosamente por Nicolás, entrando a un restaurante. Lo anterior nos hace suponer que Jacqueline ideó un nuevo intento de asesinato y ella salió, una vez más, perjudicada.   

La vida conyugal podría prestarse para muchos análisis, entre ellos: la vida matrimonial, el ansia de pertenecer a una clase social más alta, el amor por el dinero, etc.

Sergio Pitol es uno de los mejores escritores latinoamericanos que he leído.

Vale mencionar que La vida conyugal fue llevada al cine en 1993, dirigida por el director de cine y guionista mexicano Carlos Carrera (1962) alcanzando éxito.

Agrego estas palabras de Pitol sobre la lectura:

“Nadie lee de la misma manera. Me abochorna enunciar semejante trivialidad, pero no desisto: la diversa formación cultural, la especialización, las tradiciones, las modas académicas, el temperamento personal, sobre todo, pueden decidir que un libro produzca impresiones distintas en lectores diferentes.”

Sergio Pitol


Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 11 de diciembre de 2024.

viernes, 6 de diciembre de 2024

Damas chinas



“Muchos estudiosos sostienen que el mareo de un perro en alta mar se debe a que no están colocados de manera correcta los listones que equilibran las embarcaciones.”

Mario Bellatin


Damas chinas (2006), publicada por editorial Anagrama, es una novela corta del escritor mexicano Mario Bellatin (1960). Bellatin tiene la particularidad de haber nacido sin su brazo derecho. Como hijo de peruanos, vivió muchos años en Perú.

El nombre de Bellatin no me resulta extraño. Cuando estaba en la maestría de Literatura Latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar, estudiamos a este autor –así como a otros de tendencia parecida- en un taller que tenía por título “experiencia oblicua” con la profesora y poeta venezolana Gina Saraceni (1966).

Damas chinas tiene 98 páginas. Podríamos decir, grosso modo, que es una novela extraña que no “parece” tener ninguna finalidad. Es como cuando escribes y van saliendo puros relatos del inconsciente, algunos más o menos armados, con mayor o menor sentido. Aún así, te dejan pensando y es lógico porque es sabido que el inconsciente guarda lo reprimido.

Mientras voy leyendo la novela tengo que recordar, repetidas veces,  que no estoy leyendo una novela china, ni a un autor japonés. Me viene a la mente el nombre de Haruki Murakami. Tal vez sea por el título Damas chinas.

El protagonista es un médico gineco-obstetra, en la cincuentena de la vida. Hijo natural de una madre que se dedica a circunscribirle los pasos que deben guiar su vida. El padre del médico también era médico pero casado y con otros tres hijos.

El médico está casado (con una mujer dos años mayor que él), tenía dos hijos: una hija ya casada que le ha dado dos nietos y un hijo que había muerto. El médico piensa que la hija no es feliz en su matrimonio.

El médico habla de que si bien desde que estudiaba medicina tenía gran amor y dedicación a la misma, a medida que va transcurriendo el tiempo (y a pesar de su éxito) va sintiendo que ese sentimiento ya no es igual, que ha decaído.

El hombre habla de un niño que tenía una cabeza con cierto aspecto deforme, hijo de una paciente a quien trataba por un cáncer (le ponían la quimioterapia en su consultorio). El niño siempre acompañaba a su madre. Le habla al médico que un día se sentó a su lado en un sofá situado en  el consultorio.  El niño le hace un relato que solo conoceremos en la segunda parte de la novela. De pronto me pregunto si se trata del mismo niño.

El médico empieza a montar mujeres en su carro, a visitar hoteles, a ir a casas de citas.

El hijo del médico empieza a mostrar un comportamiento errático: hay noches que no llega a su casa, hay días en que aparece golpeado, hay días que se muestra agresivo con su madre, le exige dinero. La madre, quien coleccionaba joyas (las guardaba en una caja fuerte), empieza a notar que le están faltando (su hijo había descubierto la combinación de la caja fuerte) y es cuando habla con su marido. Realmente, la inacción de la pareja en relación a su hijo es notable. Es como si no tuvieran ningún tipo de sentimientos hacia su hijo y ante lo que le sucede.

Un día, la esposa del médico lo llama a su consultorio. Le pide que vaya urgente a la casa. El médico va y encuentra que su hijo ha causado destrozos en la casa y en su cuarto. Ve a su hijo como apaciguado en una esquina de su cuarto, se le acerca y decide ponerle una inyección para calmarlo (¡pero describe al hijo calmado!). Posterior a la inyección el hijo comienza a convulsionar y fallece. Lo que parece es que el padre lo mata. Preparan el funeral. La madre inicialmente algo afligida, luego regresa a su vida de gastos y más gastos.

La hija del médico se muestra mucho más afectada por la muerte de su hermano, tanto así que tuvo que ser internada en un sanatorio para que se recupere. El yerno del médico le comenta a éste si será que hay algún trastorno mental en su familia. Esto es algo que queda en suspenso.

La segunda parte de la novela es la historia que relata un niño. El niño que había hablado con el médico en su consultorio. No sabemos. Eso creemos.  

El niño pasa un día donde un tío paterno. A esa casa llega una carta dirigida al padre del niño (esto le parece raro al niño). El mensajero le explica al niño que, en vista de que la carta llegó con retraso, puede reclamar la devolución de parte del dinero que el remitente pagó para enviar la carta. El niño quiere recibir ese dinero. Le comenta al tío paterno sobre la situación y el tío paterno se pone a sacar unas cuentas haciéndole ver al niño que el dinero a recibir será mucho menor a lo pensado. El niño quiere recibir el dinero. Después de una serie de circunstancias que no parecen tener sentido, el niño llega a la oficina postal. Allí conoce a una señora muy estrafalaria quien le cuenta que ella no ha tenido hijos. La señora, quien también hace una cola en la oficina postal decide marcharse. El niño no tiene la certeza de que le darán ningún dinero. La señora de la cola, después de haber llegado a su casa, se devuelve a la oficina postal y encuentra al niño y se lo lleva a su casa. Lo encierra en un cuarto que parecía estar destinado a una niña. El niño se escapa y logra llegar a casa de su tío donde su padre lo va a buscar y, al iniciar el camino de vuelta a su casa, el niño comienza a hablar.

Lo poco que recuerdo sobre la “experiencia oblicua” en literatura, tiene que ver con narraciones que en forma indirecta tratan de mostrar, poner en evidencia lo que la “mirada hegemónica” deja de lado. En ese sentido, son narraciones que parecen no tener sentido (pero sí lo tienen), que les falta, que están como inconclusas.

La frase Damas chinas me hizo recordar de inmediato a mi mamá. Le encantaba este juego del que se hizo experta. Yo heredé dicho juego, es decir, lo tengo en mi casa.

Vale destacar que Damas chinas es un juego de mesa. Fue inventado en Alemania en 1892. El nombre se originó en EE. UU como un plan de marketing de Bill y Jack Presman en 1928, llamado originalmente Hop Ching.

He leído otras novelas de Mario Bellatin. Creo que vale la pena releerlas y ver qué sale de eso.



Mario Bellatin


Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 6 de diciembre de 2024. 

jueves, 28 de noviembre de 2024

Mujeres que matan




“La felicidad es un misterio tan profundo como la depresión” (25)

“La escritura se transforma a medida que se acerca a la muerte” (33)

“…que hacer siempre lo mismo nos impide crecer. Que la tradición a veces puede ser un obstáculo para el cambio”. (106).

Mujeres que matan (2018) es la quinta novela del escritor venezolano Alberto Barrera Tyszka (1960), editada por Ediciones Curiara.

También es la tercera novela que leo de él, ya que, recientemente, leí,  El fin de la tristeza (2024) que comenté hace un par de días en este blog.

Mujeres que matan está ambientada en Caracas y, como muchas novelas venezolanas producidas en lo que va del siglo XXI, expone la crítica situación por la que atraviesa el país: las protestas de carácter político (en especial las del 2017), el pésimo funcionamiento de los servicios públicos, el déficit de alimentos, de medicamentos; la terrible actuación de los cuerpos llamados “colectivos” y de los cuerpos de seguridad en general; el aumento de los presos políticos (detenidos sin mayores razones, en forma ilegal, torturados, violados); el tema brutal de la migración y el cada vez mayor talante autoritario del gobierno nacional que en la novela es llamado el “Alto Mando”.

Mujeres que matan es una novela de venganza, de muerte, de piedad, de falta de piedad.

Comienza con el suicidio de una mujer llamada Magaly Jiménez, en la cincuentena de la vida, odontóloga, viuda de Roberto Ruiz quien pasó muchos años postrado en una cama por una enfermedad crónica en fase terminal y que ya había fallecido. Magaly se suicida en la bañera de un hotel después de haber ingerido una dosis de alcohol y de ansiolíticos. La muerte fue por inmersión. Llegó a dejar varios papeles escritos dirigidos a su único hijo llamado Sebastián.

Sebastián regresa al país consternado por la muerte de su madre. No entiende. No logra entender. Había migrado a EE.UU por insistencia de su madre, después de haber estado preso por razones políticas y su madre logra sacarlo del país y que aproveche para hacer una maestría.

Sebastián se entera que su madre estaba pasando por un cuadro depresivo (por motivos diversos) y que estuvo yendo donde una terapeuta de tendencia psicoanalítica pero Magaly quería una terapia que produjera efectos más rápidos y la terapeuta le recomienda que entre a un Club de Lectura.

En el ínterin de los pocos días que Sebastián tenía en Caracas, una joven de nombre Elisa Naranjo, estudiante de Artes, se pone en contacto con él y le comenta que está haciendo un documental sobre mujeres suicidas,  muertes que no están siendo relatadas en los medios de comunicación. El Alto Mando quiere controlar todo, entre ello, noticias que puedan ser perjudiciales para el gobierno.

Sebastián emprende junto con Elisa una especie de labor investigativa para saber qué pasó con Magaly.

Al enterarse de que Magaly formó parte de un Club de Lectura liderado por una mujer de nombre Inés Sánchez (que era la de mayor edad, la conductora), Sebastián se pone en contacto con una hermana de una de las mujeres del Club llamada Anahí  Rosales. Anahí tenía años siendo paciente de Magaly y le recomienda el Club del que formaba parte su hermana Teresa Rosales. Sin embargo, Anahí se muestra reticente en darle información a Sebastián. Sólo le contó que su hermana era profesora universitaria, que había estado presa por participar en una marcha de protesta, que les costó mucho verla en la cárcel y que no sabía dónde estaba.

Magaly es aceptada en el Club previa aprobación de sus cuatro miembros. Elegían los libros a leer por votación pero todas podían proponer libros (leían dos libros al mes). Todo iba muy bien hasta que Leonor Manrique (compañera de trabajo de Inés), propone leer un libro de autoayuda titulado Te daría mi vida… ¡pero la estoy usando! de una tal Alma Briceño (no sé sabía si era su verdadero nombre). Se supone que el libro trataba “…sobre las mujeres y el amor” (106). La otra  miembro del Club era Adriana Muñoz.

Lo cierto es que cada una de estas mujeres habían pasado por experiencias dolorosas y que a ninguna se le había hecho justicia: a Inés  Sánchez, un miembro de un colectivo le mató a su hija Irina (18) cuando regresaba de una marcha con un grupo de compañeros. Inés vio el hecho desde una baranda de su casa. La vida le cambió ese día. Hizo miles de diligencias para obtener justicia por la muerte de su hija y nada.

A Teresa Rosales la detuvieron en una marcha y la violaron múltiples veces. Una mujer militar organizaba sus violaciones en la cárcel. Leonor Manrique mantenía una relación de amante con su jefe, el cual había alquilado un apartamento para sus encuentros. Un día llegó a su trabajo y de inmediato se dio cuenta que algo ocurría. Se entera por otra empleada que su jefe la había grabado mientras ella le hacía una felonía y había enviado el video a los ejecutivos de la empresa.

Así, Leonor Manrique mata a su jefe en un ataque de furia. Cuenta el hecho en el Club y todas acuerdan ayudarla para hacer desaparecer el cadáver. Este acto actúa como una mecha y el libro de Alma Briceño parece servirles como de sustento teórico para infundirles ánimos y decisión ante lo que consideran situaciones terribles e injustas en sus vidas.

Teresa Rosales cuenta lo que le ocurrió mientras estuvo presa y que tiene todos los datos sobre la mujer militar que permitió que la violaran. Entre todas la secuestran y Teresa la mata de un disparo.

Magaly cuenta el sufrimiento de su esposo Roberto quien le había dicho que no quería que lo trasladase más al hospital si se descompensaba, no quería medidas heroicas para con él. Así, organizan todo para que Adriana se introduzca en el cuarto de la clínica donde estaba Roberto hospitalizado contra su voluntad y le inyecta una dosis mortal de insulina. Tal vez esta muerte y/o las otras en las que Magaly había colaborado la impulsaron al suicidio.

Al final del relato, Sebastián junto con Elisa, de quien se había enamorado, ubica a Inés Sánchez. Ella es la que relata todo y le cuenta sobre su dolor por la muerte de su hija. Elisa, quien tenía una postura singular sobre la vida, se queda impactada con el relato y percibe el dolor profundo en el que está sumergida Inés y que, a diferencia de sus compañeras del Club, no había podido saciar su sed de justicia. Con frecuencia, Inés veía en las cercanías de su edificio a la persona que había asesinado con vileza a su hija pero no podía hacer nada al respecto.

Sebastián le propone a Elisa que se vayan juntos a EE.UU y para su sorpresa, ella acepta pero con una condición. Lo último que sucede es que, Inés recibe una llamada y le dicen que se asome a su balcón. Ve bajar de una camionetica a una mujer con el pelo largo y frondoso. La mujer se acerca a un grupo (colectivo) donde estaba el hombre que había matado a Irina y le dispara y lo mata. Es decir, Elisa mató por la serenidad de Inés. Inés bendice a Sebastián y a Elisa.

En primera instancia, uno pudiera pensar que Mujeres que matan puede ser una novela que instiga al odio, a la venganza. También podríamos verla como las cosas que no debieran pasar para que no ocurran otras peores. Es algo para reflexionar y, en ese sentido, esta novela me ha llevado a eso, a reflexionar.

La novela también podría ser como una metáfora de la decadencia de un país, no sólo en su aspecto económico y social si no también en el ético, en el moral. Todo lo anterior regido por el ansia desmedida de poder y control de una sociedad.

Nota: Mujeres que matan está conformada por los siguientes capítulos (los cuales están entre paréntesis lo que me llama la atención pues creo que ello debe significar algo en particular, tal vez, la postura moral del autor ante su propia escritura:

1.- (Unas palabras en el agua); 2.- (Los suicidas siempre avisan); 3.- (Escuchar a los muertos); 4.- (Teoría y práctica de la desesperación); 5.-  (Vestidos y faldas); 6.- (Las dementes); 7.-  (Sobre las formas de organizar el dolor); 8.- (Los libros te salvan) (Y viceversa); 9.-  (A propósito de la importancia de las cicatrices); 10.-  (La regadera de Heráclito); 11.- (Violencia en la cama); 12.-  (El pasado detenido); 13.- (Oficios femeninos: limpiar las sobras); 14.-  (El miedo a las cucarachas); 15.- (Maneras de mover las sombras); 16.- (La paciencia en la escalera); 17.- (Peces y jeringas); 18.-  (Tantas veces, muerte) y 19.- (Un libro en el aire).

 

Alberto Barrera Tyszka

Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 28 de noviembre de 2024

  

jueves, 21 de noviembre de 2024

El fin de la tristeza

“La mayoría de las cosas que suceden en la vida no tienen una causa clara ni un origen coherente. La lógica sólo es una ficción” (10).

“Uno puede vivir sin la realidad” (14).

“En este país es muy difícil encontrar una verdad” (15).

“La amistad es una oreja” (118).

 


Acabo de terminar de leer la novela El fin de la tristeza (2024) publicada por Random House, cuyo autor es el escritor venezolano Alberto Barrera Tyszka (1960).

Esta novela me la prestó mi hija María Victoria quien la compró en una librería de Madrid, en octubre pasado. Casualmente, ese día estaban bautizando El fin de la tristeza. Barrea T. le escribió una dedicatoria. La letra de Barrera es singular. Para mí es la de un ser que tiene gran cantidad de  conflictos  internos (como muchos) y, por otro lado, de alguien batallador. 

Cuando uno llega a la última palabra de El fin de la…, realmente no llegamos al fin, puesto que, de inmediato,  se abre un abanico de posibilidades para entender esta novela y abordarla desde diferentes perspectivas.

Gabriel Medina es un joven geógrafo que trabaja en una oficina llamada El Archivo situada en el centro de Caracas. Se trata de un hombre tímido, introvertido, obsesivo y con claros rasgos paranoicos. Gabriel vive solo en un apartamento y sus padres viven fuera de Caracas y los visita los sábados. Gabriel asiste con regularidad a terapia con una psicóloga de nombre Elena Villalba.

Un día, habiendo decidido cambiar la ruta por la que siempre se dirige a su trabajo después de salir del Metro de Capitolio, ve a lo lejos a una mujer que lo atrae. Tienen contacto visual pero pasan de largo. Gabriel se detiene frente a una tienda donde venden televisores para ver a la mujer mientras se aleja. Sorpresivamente ve en la pantalla de un televisor a su “psiquiatra”, esposada, acompañada por dos personas que lucen como policías. Leyendo los labios de la locutora, logra dilucidar que la llaman Doctora Suicidio. Gabriel no entiende qué ocurre.

Llega a su trabajo con las imágenes en su mente: la de la desconocida y la de Elena Villalba. A los pocos días, van a su trabajo dos policías que lo interrogan sobre la Doctora Suicidio y Gabriel se muestra parco, en realidad, no sabe qué decir ni qué pensar. En la oficina todos se enteran y empiezan a fijarse en él, algo que era inusual.

Después de lo anterior, El fin de la tristeza nos narra una serie de suicidios: el de Luis Felipe Ayala, un ingeniero de cincuenta y tantos años que aprovecha que su esposa está en Canadá donde había ido para visitar a uno de sus hijos, y se da un tiro en la cabeza; el de una mujer –Raquel Sayago- de setenta y dos años, casada y con una hija (Cecilia) quien se encierra en uno de los cuartos de su casa y destapa una bombona de  gas dentro del mismo y la hallan muerta; el de Sofía Aranguren, una joven estudiante del primer semestre de odontología, de 19 años, quien se suicida lanzándose desde un viaducto de la Cota Mil. Luego sabremos que hay muchas más personas que se han suicidado. El denominador común de estos suicidios es que todos eran pacientes de Elena Villalba, psicóloga que trabajaba en un grupo de atención psicológica gratuita y/o de bajo costo. Varios familiares de personas que se han suicidado ponen la denuncia en la Fiscalía General de la República.  Un influencer llamado Roco-Yo le pone a la psicóloga el nombre amarillista de Doctora Suicidio y con este caso también pretende obtener fama, popularidad y dinero.  

Gabriel desde hacía tiempo se había retirado de las redes sociales pero, a raíz del caso de la Dra., empieza a conectarse para obtener información sobre lo que realmente estaba pasando. Exhibe  conductas paranoicas pensando que la policía lo está persiguiendo lo que, a posteriori, parece ser cierto.

Gabriel recuerda sus consultas, lo difícil que le resultaba hablar en ellas y las pocas frases que le decía Elena, entre ellas,  “¿Pero qué es lo peor que puede pasar?,  otra es, “¿por qué le das tanto poder a los demás?”

Gabriel  piensa y re piensa  en la mujer que ha visto cerca de su trabajo. La ve varias veces más hasta que un día decide abordarla e invitarla a tomar algo. La mujer se llama Inés. No ha sido nada sencillo. Gabriel se pone rojo (algo que le ocurre desde que tiene consciencia de sí mismo, se le aguan los ojos, aprieta la mandíbula, le sudan las orejas, las manos se le ponen rojas). El primer encuentro termina en un desastre por las reacciones emocionales de Gabriel, lo que desconcierta a Inés.

Me detengo aquí para contar un hecho de su infancia: Gabriel, como ya he señalado, era muy tímido, le costaba hablar con las personas y más con desconocidos. Las lágrimas llenaban sus ojos y el rubor no tenía ninguna consideración. Un día su padre, quien lo consideraba un niño débil le enseñó qué hacer para que eso se le pasara. Lo golpeó en la mandíbula, con ello aprendió a contraerla con frecuencia, le dijo que cada vez que estuviera a punto de llorar, parpadeara hasta que se le pasara. Gabriel adoptó estos actos como parte de su vida.

Un día, Gabriel recibe una llamada de una mujer desconocida quien le dice que Elena Villalba le pide que vaya a verla a la cárcel. Se sintió confuso pero al final va. Elena le dice que la secretaria del consultorio, Gisela Montes,  tiene la memoria de la cámara con que ella grababa las sesiones de terapia y que la está chantajeando. Elena le pide a Gabriel que la recupere.

Queda claro que Elena Villalba grababa sus sesiones, cosa que no es habitual. Lo único que puede justificarlo es que el o los pacientes lo autoricen.

El por qué y el para qué Elena Villalba grababa las sesiones es algo que no queda claro. ¿Estará Gabriel en esas grabaciones?, se interroga.

En una circunstancia no muy clara, una persona que se había comunicado telefónicamente con Gabriel, lo cita para entregarle la memoria de la cámara.

Después de la visita a Elena, Gabriel se siente más perseguido y en las redes aparece su nombre y su foto. El programa de Roco-Yo deja ver que Gabriel o estaría en peligro o que era cómplice de Elena.

Cada día Gabriel se siente peor. Un día intenta volver a ver a Inés después del primer encuentro que termina mal como hemos mencionado. Ella le responde y decide recibirlo en su casa. Gabriel le cuenta a Inés todo lo que le está ocurriendo y ven las grabaciones. Inés luce impactada. Ese día pasan la noche juntos y ella le da un teléfono suyo para que se comuniquen por allí.

Gabriel intenta contactar al abogado de Elena, para hablar de las grabaciones pero no las llevaba consigo, las había dejado en una bolsa de sardinas que su papá había comprado y que, por lo tanto, estaba en el refrigerador de la casa de sus padres. Gabriel aborda al abogado y éste le pregunta si ya tiene la memoria. Gabriel le dice que sí pero que no con él. En eso llega la policía y se llevan con violencia a Gabriel. Lo golpean en la patrulla.

En un atasco, los policías se bajan del auto para ver si logran pasar y Gabriel huye. Cuando los policías se dan cuenta, lo persiguen pero Gabriel escapa. Se mete en una iglesia donde pasa la noche, no sin antes poner a cargar su teléfono  y el que le dio Inés.

Al día siguiente y aún dentro de la iglesia, Gabriel  toma sus teléfonos. Le extraña no tener ningún mensaje, le extraña que su madre no lo haya llamado. Se pone a revisar las redes sociales y encuentra una noticia en la cual se menciona que Elena Villalba ha confesado y se ha declarado culpable. También encuentra una entrevista que le hace Roco-Yo a Elena “-  (Elena) Yo nunca le pedí directamente a ninguno de mis pacientes que atentara contra su vida… (Roco-Yo)  -Pero la información oficial señala que usted ha reconocido su responsabilidad en esas muertes… (Elena) –Así es…_Quizás yo pude impedir alguna de esas muertes… (Roco –Yo) –Hablemos ahora de Gabriel Medina…(Elena) –Él es todavía muy dependiente de la terapia…Gabriel Medina vivió una experiencia traumática hace unos años. Sus padres murieron. Los dos juntos- Él los encontró…” (196-198).

Gabriel no puede creer lo que acaba de escuchar, lo que ha dicho Elena Villalba. No es posible que sus padres estén muertos, no es posible que se haya inventado muchas cosas. Entonces, decide buscar a Inés en la calle donde la conoció y, en efecto, la ve salir de su trabajo acompañada de dos personas. Se le acerca, le habla. Inés lo mira confundida

“-Inés…Y comienzo a pestañear rápidamente. Ella no responde. Sólo me observa, desorientada, indecisa. Un silencio inquietante se desliza entre ambos. Inés duda. Y entonces la abrazo. Con fuerza, intensamente. Y no me importa lo que ocurre alrededor. No me importa nada. Me aferro a ella como si sólo así pudiera, por fin, acabar con la tristeza” (206).

Así finaliza El fin de la tristeza. A uno le queda la sensación de que Inés no reconoce a Gabriel lo que implicaría que Gabriel sufre un trastorno mental severo que colinda o está dentro del campo de la psicosis que es el término médico de la locura. Pero podemos extraer otra idea de esa escena: Gabriel abraza a Inés como si ella es su tabla de salvación. El amor como único elemento de salvación de la vida humana.

El fin de la tristeza muestra matices de la situación social y económica que se vive en Venezuela en años recientes, la persecución policial fuera de cualquier estado de derecho. El tema de las redes sociales que ha llevado a una ausencia de límites, de separación de lo que es público y de lo que es privado (¿Por qué la vida privada de la gente está desnuda y expuesta en las redes? (118). El tema de la salud mental es central en esta novela de Barrea T.

No sé bien qué pensar de El fin de la tristeza: está bien escrita, sin embargo, hay párrafos que me dejan pensando, siento que hay algo en ella que no logro aprehender.

 

Alberto Barrera Tyszka



Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 21 de noviembre de 2024.