martes, 21 de enero de 2025

Patria o Muerte

 


“Hay algo en esos rayos brilladores

que juegan por la atmósfera azulada,

que me habla de ternuras y de amores

de una dicha pasada,…”

 

Juan Antonio Pérez Bonalde

 

A Alberto Barrera Tyszka  (Caracas, 1960) lo conozco por sus artículos de opinión publicados en el diario El Nacional  (embargado en 2021) y por haber leído su segunda novela, La Enfermedad (2006), ganadora del Premio Herralde de ese año.

Puedo decir que La Enfermedad me pareció bien escrita pero que me dejó un sin sabor que ahora no sabría argumentar bien por qué.  Sólo puedo decir que ello no resultó motivador para buscar y leer otras novelas suyas.

No obstante y por razones azarosas, he leído tres novelas de Barrera Tyszka desde el último trimestre de 2024 hasta hoy: El fin de la tristeza (2024), Mujeres que matan (2018) y Patria o Muerte (2015), la cual resultó ganadora de la XI edición del Premio Tusquets.  De las dos primeras novelas ya he comentado en este blog.

La narración de Patria o Muerte está situada entre los años 2011 y 2013, período en el cual el ya extinto presidente Hugo Chávez F. (1954-2013) es diagnosticado con cáncer, sometido a tratamiento quirúrgico y quimioterapia en Cuba hasta la fecha de su fallecimiento oficial en el Hospital Militar (en Caracas), el 5 de marzo de 2013.

Escribo “fallecimiento oficial” ya que surgieron rumores de que Chávez había fallecido antes en La Habana.  Recordemos que Chávez había ganado las elecciones el 7 de octubre de 2012 para un cuarto mandato consecutivo, es decir, murió como presidente en funciones.

La novela se desarrolla entretejida en una serie de narraciones particulares que ponen en evidencia no sólo las características singulares de Hugo Chávez, en especial, su carisma y su carácter siempre militarista, sino situaciones que demuestran la debacle en la que va cayendo nuestro país. Entre ellas tenemos: el poder que va ejerciendo Cuba en Venezuela. El desarrollo de la sospecha continua entre uno y otro venezolano, la ruptura de familias (chavistas y opositores o “escuálidos” como los llamó Chávez); la pérdida de inmuebles alquilados por sus dueños; el tema de la inseguridad y la violencia en las calles; la corrupción.

Llegando al final de Patria o Muerte, recuerdo, súbitamente, La Enfermedad. El final es parecido -con las distancias correspondientes a temas distintos- un final vacío, como si el autor hubiese decidido, de pronto, escribir una gran interrogante en el cielo. Se trata de dos personajes, dos niños: María  y Rodrigo que se han hecho novios por Internet y que planean huir juntos (a alguna parte, a cualquier parte) ya que a ella se la quieren llevar a San Cristóbal posterior a la muerte de su madre (asesinada de dos balas en las calles de Caracas para robarla). Así termina Patria o Muerte, como con un plantón abrupto ante el borde de un precipicio que no se había visto, que ni siquiera nos hubiésemos imaginado que podía estar.

Me detengo un poco en el título de la novela Patria o Muerte. Sabemos que la palabra Patria hace referencia al lugar de origen o adopción de una persona y al que se siente ligado por vínculos históricos, jurídicos y afectivos. La palabra, proveniente del latín “terra patria” significa, literalmente, “tierra de los padres”. El término ha tenido diferentes connotaciones según la época. Por ejemplo, durante la Ilustración (siglos XVII y XVIII)  la palabra se asoció con la libertad y la constitución.  Por otra parte, la palabra Muerte hace referencia a la cesación o termino de la vida. Para el pensamiento tradicional, la muerte implica la separación del cuerpo y el alma.

Me pregunto, ¿por qué tener que escoger entre una (Patria) u otra (Muerte) opción?  La frase se le atribuye a Ernesto Guevara (Argentina, 1928-Bolivia, 1967) y es utilizada por grupos procastristas.  Por cierto, en 2011 el mismo presidente Chávez pidió quitar la palabra Muerte del eslogan que le servía de arenga y sustituirlo por ¡Patria socialista y victoria!, ¡Viviremos y venceremos! Yo propongo: ¡Patria y Vida!

Patria o Muerte es una buena novela. Cuenta hechos que cualquier venezolano ha conocido por noticias o ha vivido en carne propia, etc. Lo que cuenta de Chávez, su personalidad, el arrastre indudable que llegó a tener en buena parte de la población venezolana también es conocido. En lo personal, el tema de su enfermedad, cómo la vivió, cómo la sufrió, creo que es algo que no llegaremos a saber con exactitud. De no ser pura ficción lo que cuentan de cómo lo vivió en la novela, sólo puedo decir que, como dicen, el miedo es libre.

Lo que queda claro es que Chávez era un hombre, un ser de carne y hueso, que vivió, que murió.

 

Alberto Barrera Tyszka



Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 21 de enero de 2025.

 

jueves, 16 de enero de 2025

Necesitamos nombres nuevos



Formo parte de un chat al que llegué por azar. Allí envían novelas, cuentos, poemas, artículos de cultura en general. Con cierta frecuencia intercambiamos opiniones, damos sugerencias de lecturas, etc.  Ha sido para mí un espacio maravilloso.

A veces me quedo pensando en la cantidad de libros que se producen y que, aunque queramos, no podremos leer. Tienden al infinito.

Recientemente enviaron una novela que llamó, en especial, mi atención: la portada, el título (Necesitamos nombres nuevos, 2013), de la autora NoViolet Bulawayo que me sonó a africano y lo descargué.

NoViolet Bulawayo es el seudónimo de la escritora zimbabuense Elizabeth Zandile Tshele (1981). Al parecer, el seudónimo fue escogido en honor a su madre (que murió cuando Elizabeth tenía dieciocho meses) y Bulawayo (segunda ciudad en importancia de Zimbabue, situada al suroeste) ciudad donde se crió.

Elizabeth Zandile Tshele emigró a EE.UU. a los dieciocho años. Allí completó su bachillerato y sus estudios universitarios. Desde 2018 es profesora en el Departamento de Ingles en la Universidad de Cornell. Necesitamos nombres nuevos fue finalista del Premio Booker 2013, convirtiendo a la autora en la primera mujer africana y a la primera zimbabuense en ser finalista de tal premio.

Necesitamos nombres nuevos está ambientada en algún lugar de  Zimbabue (país que nunca nombran) situado en el sureste de África y cuya capital es Harare. Zimbabue fue colonia inglesa desde finales del siglo XIX hasta 1980 cuando se independizó.

Necesitamos nombres nuevos está formada por los siguientes capítulos: Asalto a Budapest, Darling en la montaña, El juego de los países, El cambio real, Cómo aparecieron, Necesitamos nombres nuevos, Chist, Blak Power, Esto no es un juego, Cómo se marcharon, Destroyedmichygen, La Boda, Ángel, Esta película contiene escenas que podrán herir su sensibilidad, Asalto a Crossroads, Cómo vivían, Mi América y Escrito en la pared.

La narradora es una niña llamada Darling, de 10 años. Darling tiene su grupo de amigos y viven todos en Paraíso, zona pobre formada por chabolas. Los amigos de Darling se llaman: Bastardo (11), Chipo (11. Está embarazada), Sabediós (10), Shbo (9) y Stina. Los niños no van a la escuela porque no hay, inventan juegos, salen juntos a buscar comida, particularmente guayabas que les encanta y les sirve para matar el hambre. También comparten ilusiones como irse de su país, por ejemplo, Darling quiere irse a EE.UU., donde vive su tía Fostalina.

Darling vive con su madre y con su abuela paterna (Madre de Huesos). Del padre de Darling hace mucho tiempo que no se sabe nada. Se graduó en la universidad, emigró a Sudáfrica y durante bastante tiempo no supieron de él. La madre de Darling trabaja lejos y está ausente del hogar por días. Se comenta que el abuelo de Darling era terrorista, que por eso lo mataron y que al no poder encontrar su cuerpo para enterrarlo, su espíritu entró en Darling y el profeta del pueblo (Revelaciones Bitchington Mborro) ha intentado sacárselo.

Darling va obligada a misa por su abuela. Ella no cree en Dios puesto que no aparece cuando lo necesitan.  En una escena del profeta, pretendiéndole sacar un mal espíritu a una “mala” mujer del pueblo, se le monta encima, en ese instante, Chipo (que también estaba en la misa) que tenía tiempo sin pronunciar palabra, le dice a Darling que su abuelo también se le montó encima, de tal manera que nos enteramos que Chipo fue violada y quedó embarazada de su abuelo.

Darling y sus amigos se entretienen con diversos juegos. Uno de ellos es el juego de países. Así, nombran a China, EE.UU., Inglaterra. Los niños van a Shanghái (entendemos que es otra localidad) a buscar a un pariente de uno de ellos. No lo encuentran. Llegan a un centro comercial chino. Hablan de lo organizado que es y de la pobreza de África. También se topan con Organizaciones no gubernamentales (ONG) a quienes consideran como organizaciones que sólo les ofrecen dádivas, que les toman fotos como si ellos fueran fotografiables por ser negros y pobres.

Se narra que ocurren unas elecciones (un día 28) y que los adultos están enorgullecidos del acto de votar. Darling comenta que antes tuvo una casa de verdad pero que las derrumbaron junto a otras y no les quedó más que construir, con lo que pudieron, esas chabolas en Paraíso. A veces, Darling lucha por no dormirse ya que le viene a la mente la escena de la destrucción de las casas en sueños y ella no quiere volver a soñar con eso. Vale destacar que quién ordena la destrucción de casas son negros y no los blancos, lo cual consideran peor “Es mejor que te robe un ladrón blanco que tú propio hermano negro. Mejor un maldito ladrón blanco” (58). Como sabemos, para esa época ya Zimbabue se había independizado,  tenía un presidente negro después de haber tenido muchísimos blancos por años.

Ante la ausencia del padre de Darling, su madre consigue un amante que viene a su casa de noche para estar con ella. La madre tapa a Darling quien finge dormir. Nunca logra verle la cara al hombre pero si percibe el acto sexual que su madre realiza con él.

En un acto de inocencia, de amistad, las chicas, Sbho, Perdón (que es recién llegada a la zona) y Darling salen con Chipo para practicarle un aborto después que se enteran que una mujer de Paraíso muere dando a luz. No quieren que Chipo muera, aunque no tienen la menor idea de cómo hacerle el aborto. MadreAmor se topa con ellas e impide que lleguen a hacer nada con Chipo quien, luego da a luz a una niña a quien le pone el nombre de Darling.

En algún momento de Necesitamos nombres nuevos el padre de Darling regresa a casa. Está muy enfermo y a Darling le cuesta reconocerlo de lo flaco y huesudo que está.  A pesar del abandono al que el padre las sometió, la madre lo recibe, lo atiende, lo cuida, teniendo que hacerlo Darling cuando su madre sale a trabajar y Madre de Huesos va a la iglesia a rezar por la salud de su hijo. Darling no quiere que sus amigos se enteren que su padre está en mal estado y debe quedarse en casa para cuidarlo, así que se aleja de sus amigos con diversas excusas aunque siente que no es justo, siente rabia. Resulta que ya la gente de Paraíso sabe que el padre de Darling tiene Sida (eso parece). Un día, los amigos de Darling entran en su chabola y escenifican un acto de ternura con el padre de Darling que hace que ella también se conmueva.

La novela describe una escena donde Darling y sus amigos salen de Paraíso hacia Budapest (un barrio de blancos) para buscar guayabas (se está terminando la temporada y tienen hambre). Se encuentran con un vigilante (negro) de una casa de blancos y el vigilante les dice que se vayan de allí de forma bastante despectiva. De pronto aparece una banda de hombres negros (los niños se esconden subiéndose a un árbol) y presencian el momento donde una pareja blanca es injuriada por los negros. El hombre blanco alega que es su casa, que tiene los papeles, que también es de ese país, que nació allí. Aún así, la banda entra a la casa, desvalijándola y se llevan a la pareja (presumimos que los matan). Después de este hecho, los niños entran a la casa donde ven objetos que jamás habían visto y se encuentran con una nevera llena de comida. Comen casi hasta reventar.

Luego se relata el funeral de NacidoLibre (entendemos que era un líder negro que lucha por la libertad de su país) que había sido asesinado.

Darling se va para EE. UU. con su tía Fostalina (hermana gemela de su madre) quien había emigrado tiempo atrás, aún así, no hablaba bien el inglés. Fostalina trabaja bastante y, en sus ratos libres, se la pasa haciendo ejercicios para adelgazar (aunque está delgada) que ve  en la televisión. La tía vivía con un hombre llamado Kojo, oriundo de Ghana (país de África Occidental).  Kojo tenía un hijo –TK- cuya madre era norteamericana. TK es un niño blanco, obeso, adicto a los videojuegos que, finalmente, se alista en el ejército y lo envían a Afganistán lo cual afecta profundamente a su padre.

Darling va narrando sus vivencias en EE.UU., empieza a ir al colegio, extraña a su familia y amigos, se percata de lo distinto que es ese país en relación al suyo, empieza a tener contacto con temas que nunca hubiera imaginado, estudia, luego estudia y trabaja para poder entrar a una universidad. Darling describe sus impresiones sobre la abundancia que hay en EE.UU., el tema de los inmigrantes ilegales, el distanciamiento progresivo de sus costumbres, de su misma esencia.

La novela de NoViolet Bulawayo nos narra la historia del colonialismo de un país africano como otras que hemos leído, por ejemplo, Paraíso (1994) del escritor tanzano Abdulrazak Gurnah, premio Nobel de Literatura 2021. Hablar del colonialismo en África resulta ser la narración de historias de  pobreza, injusticia, racismo, desarraigo, abusos, migración.

Los nombres de los personajes de Necesitamos nombres nuevos son muy particulares, tales como: Bastardo, Chipo, Sabediós, Nacidolibre, MadreAmor, Madre de Huesos, etc, nombres que implican un sentimiento específico, con algo de amor pero más de dolor.

 

NoViolet Bulawayo



Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 16 de enero de 2025