A mi compadre, Gonzalo Nuñez.
Hace varios años tuve
la oportunidad de conocer la novelística del escritor, traductor y diplomático
mexicano Sergio Pitol (1933-2018), quien en vida recibió múltiples premios
literarios, entre ellos, el Premio Cervantes 2005.
Fue mi amigo, compadre
y primo, Gonzalo Nuñez, quien me lo dio a conocer prestándome, sucesivamente,
varias novelas suyas que conservo en mi biblioteca ya que Gonzalo se fue a
residir en Ciudad de México, hecho que, para esas fechas, no nos imaginábamos.
Así es la vida.
Hace unos días,
buscando qué leer, me topé con La vida
conyugal (1991) de Pitol, publicada
por Anagrama. No tenía mi nombre ni el de mi compadre, ello me hizo sospechar
que yo la había adquirido y que no la había leído ya que sólo le pongo mi
nombre a los libros de literatura una vez que los he leído.
La
vida conyugal es una novela corta (134 páginas).
Trata sobre la vida de casados de Jacqueline Cascorro y Nicolás Lobato. La
novela está ambientada en México: nombres como Coyoacán, Veracruz y Cuernavaca
son mencionados.
Jacqueline y Nicolás se
habían conocido en la universidad. Se suponía que él estudiaba Ciencias Políticas
y ella Filosofía y Letras. Ninguno de los dos llegó a graduarse. Los intereses
de él eran los hoteles y las mujeres.
Jacqueline venía de una
familia pobre (situación que siempre detestó), formada por su madre, sus
hermanas María Dorotea y María del Carmen y sus hermanos, Marcelo y Adrián. Jacqueline
(cuyo verdadero nombre era María Magdalena y lo cambió por el de Jacqueline)
siempre pensó que sus hermanos eran de “bajo nivel”.
Jacqueline y Nicolás
llevaban una buena vida, lo que se traducía en que económicamente estaban muy
bien. Nicolás era dueño de dos hoteles y había logrado comprar un gran terreno
en Cuernavaca en el cual pensaba construir un gran complejo turístico. Era un
sueño que logra hacer realidad.
Dentro de todo lo
señalado en el párrafo anterior, había un detalle. Nicolás era un hombre muy
mujeriego y Jacqueline se enteraba de sus continuas infidelidades. No sé las
reclamaba pero contaba a todo el que podía el desconsuelo que eso
representaba para ella. Era una mujer sufrida.
En la página 9 de La vida conyugal hay un párrafo que me
parece interesante por lo que de controversial puede tener. El mismo hace
referencia a una lectura que hace Jacqueline:
La
lectura hecha al azar de unas cuantas páginas de La Fisiología del matrimonio de Balzac, la llevó a la conclusión de
que la mayoría de las mujeres a los pocos años de casadas solo experimentan
hacia sus maridos una profunda aversión, una repulsión casi absoluta, resultado
típico de la tiranía a la que con tanta arbitrariedad han sido sometidas.
Leo en Google que, La Fisiología del matrimonio (1829), del
gran escritor francés Honoré de Balzac (1799-1850), es considerada una obra
maestra de la literatura francesa que explora los problemas y las alegrías que
enfrentan las parejas casadas y que Balzac ofrece, en este texto, una visión
honesta y realista de la vida conyugal en la Francia del siglo XIX desde el enamoramiento
y la ceremonia de la boda hasta la lucha contra el aburrimiento y la
infidelidad. Agrega que este libro es una obra esencial para todos los que
buscan comprender mejor el matrimonio y las relaciones humanas.
No he tenido ocasión de
leer La Fisiología del matrimonio pero, sin duda, la lectura o interpretación
que hace Jacqueline seguramente hallará opiniones muy diversas.
Después de esta
digresión, continuo.
Jacqueline disfrutaba con la literatura y con la cultura en general. Tenía una amiga, a quien consideraba como una hermana, llamada Márgara Armengol que acostumbraba a reunir en su casa, a escritores, pintores, etc. Jacqueline compartía ese mundo aunque sin dejar de narrar lo dolorosa que era su vida. Márgara llega a establecer en su casa una especie de Academia donde se dictaban diversos talleres de artes y Jacqueline lo apreciaba mucho. Por otra parte, Nicolás era un hombre ignorante y de poca sensibilidad, al menos eso era lo que pensaba Jacqueline de su esposo.
La
vida conyugal transcurre con una quejosa Jacqueline.
El autor precisa:
Todo
marchó bien hasta el instante en que al quebrar una pata de cangrejo y oír
descorchar a sus espaldas una botella de champaña se dejó poseer por un mal
pensamiento… (Continúa) Fue como si
un relámpago la recorriera, cargándola de energía: le brillaron los ojos, le
temblaron las manos, su corazón batió con desmesura. Y aquel pensamiento la
visitaría de manera intermitente por el resto de su vida, convirtiéndola, ya
para siempre, en una mujer no de malas sino de pésimas ideas (28).
La cita anterior,
repetida en varias ocasiones en la novela, sirvió de preámbulo o de disparador para que, de un día para otro, Jacqueline comenzara a
tener amantes (Gaspar Rivero –un primo lejano, en proceso de divorcio, con otra
amante); David Carranza -supuestamente
interesado en la política; Gianni Ferraris -un profesor de arte italiano, con
ciertos trastornos nerviosos, que había conocido en la Academia de Márgara.
Lo cierto es que con
cada uno de estos hombres, una Jacqueline con una vitalidad sexual exacerbada hacia su marido
cada vez que tenía un amante, planea matar a Nicolás para vengarse de él, por sus
infidelidades, y quedarse con su dinero. Todos los intentos de asesinato fueron
fallidos, con la salvedad de que Jacqueline salía herida en mayor o menor
medida, llegando –incluso- a perder dos dedos de una mano. También quedaba muy
afectada emocionalmente tuviendo que ser hospitalizada en diversas ocasiones.
Sólo del último intento
se enteró Nicolás y lo hizo por la prensa. El profesor Ferraris (quien confesó el plan de matar a Nicolás) y
Jacqueline estuvieron unas semanas presos pero la situación no fue más allá. Cuando
Jacqueline sale de la cárcel, se entera de que Nicolás había huido del país
–hacia España- acusado de estafa y también que estaba casi en la ruina. La casa
donde vivía estaba hipotecada y su venta sólo le permitió adquirir un modesto
apartamento. Jacqueline le escribe varias veces a Nicolás pero éste no le
contesta.
Márgara, a raíz del
escándalo donde estuvo envuelta Jacqueline se aleja de ella. Le “saca el
cuerpo” como se dice.
La situación con
Jacqueline y sus amantes, los planes para matar a su esposo, la ignorancia de
Nicolás de lo que se tramaba contra él y el malestar físico y mental sufrido
por Jacqueline con cada intento de asesinato, hacen de La vida conyugal una tragicomedia.
Tiempo después, Jacqueline
empieza a trabajar en una librería especializada en libros esotéricos y eso
hace que en algo retome el ritmo de su vida aunque ya no era la misma de antes
y se va descuidando, en especial en su aspecto físico.
Un día, una prima de
Nicolás, que había sido su empleada, le cuenta que Nicolás había regresado a
México, que había solucionado sus problemas económicos y había comprado una
ferretería. Jacqueline va a buscarlo y, aunque una pudiera pensar que él la
rechazaría, no fue así. Nicolás la recibe y le dice que está restaurando una
casa para ambos y la invita a retomar su vida juntos (de hecho, nunca se habían
divorciado).
Más temprano que tarde,
Jacqueline vuelve a planear la muerte de Nicolás. La escena, como tal, no es
relatada. Sólo la visión de unos jóvenes marineros brasileños en un restaurante
donde había ido con Nicolás, parece revivir su idea de matar a Nicolás. Es algo
que intuimos ya que el capítulo final (inmediatamente después de la narración
de la observación que hace Jacqueline de los marineros) se nos presenta a una Jacqueline en silla de ruedas, paralítica,
siendo conducida amorosamente por
Nicolás, entrando a un restaurante. Lo anterior nos hace suponer que Jacqueline
ideó un nuevo intento de asesinato y ella salió, una vez más, perjudicada.
La
vida conyugal podría prestarse para muchos análisis,
entre ellos: la vida matrimonial, el ansia de pertenecer a una clase social más
alta, el amor por el dinero, etc.
Sergio Pitol es uno de
los mejores escritores latinoamericanos que he leído.
Vale mencionar que La vida conyugal fue llevada al cine en
1993, dirigida por el director de cine y guionista mexicano Carlos Carrera
(1962) alcanzando éxito.
Agrego estas palabras
de Pitol sobre la lectura:
“Nadie lee de la misma manera. Me abochorna enunciar
semejante trivialidad, pero no desisto: la diversa formación cultural, la
especialización, las tradiciones, las modas académicas, el temperamento
personal, sobre todo, pueden decidir que un libro produzca impresiones
distintas en lectores diferentes.”
Escrito y publicado por Libia Kancev D.
Caracas, 11 de
diciembre de 2024.