Yo
tengo la razón que me da el pasado y tú la que te da el futuro; ya verás que el
tiempo nos cubrirá a los dos completamente, pero yo los seguiré buscando porque tengo la voluntad de que
permanezcamos en la memoria (36).
María Teresa
Torres
Todavía
tenemos grillos morales y podemos
decir que los grillos morales de hoy, que impiden el desarrollo total del país,
serían: la corrupción, la irresponsabilidad y la negligencia que es la primera
enfermedad nacional y quizás el peor de los grillos.
Óscar Yanes
Novela de la escritora
venezolana Ana Teresa Torres (1945). Leo esta versión en una 1 edición de Monte
Ávila Editores. La novela consta de 239 páginas.
Tiene tres partes, cada
una con varios capítulos.
Doña
Inés contra el olvido es una novela histórica (¿o una historia novelada?) que va desde la
época de la colonia (cerca de los inicios de la independencia) hasta bien
entrado el siglo XX en nuestro país.
La narradora, Doña Inés
Villegas y Solórzano es una mujer que ya falleció - el 23 de abril de 1781 a
los 87 años de edad- pero es su memoria la que queda viva y que Ana Teresa
Torres pone en movimiento en esta excelente novela.
Inés Villegas estaba
casada con un primo llamado Alejandro Martínez de Villegas con quien tuvo 10
hijos en 15 partos, quedando vivos: Nicolás, Alejandro, Mariana, Manuela,
Antonio, Isabel, Félix, Teresa, José Ramón y Francisca. Los demás habían
muerto.
Ana Teresa Torres se
sirve de buena parte de la historia venezolana (del período mencionado) para
relatarnos los trajines de una familia mantuana y dueña de tierras donde
resalta Doña Inés en su lucha por mantener las posesiones que heredó de su
padre. Doña Inés se niega a olvidar (importante en un país donde se considera
que muchos tenemos memoria corta). Durante buena parte de la narración, Doña
Inés busca los escritos, los memoriales, etc.
que sirven de constancia de todos los hechos que afirma en sus
recuerdos.
La lucha de Doña Inés
es contra Juan del Rosario Villegas, negro e hijo natural de su esposo con una
de las esclavas que trabajaba en su casa. En una ocasión, Alejandro le había
dicho a Juan que le daría unas tierras como herencia en el valle de Curiepe
pero Doña Inés no estaba dispuesta a aceptar eso, aparte que Juan del Rosario
asume una actitud prepotente y desconsiderada hacia Doña Inés quien había
contribuido a su crianza.
Son muchos los hechos
que se narran en Doña Inés contra el
olvido como, por ejemplo, la emigración a Oriente (desde Caracas) liderada
por Bolívar (Caracas, 1783 – Colombia, 1830) huyendo de la entrada a Caracas,
el 7 de julio de 1814, del comandante realista José Tomás Boves (España, 1782-
Urica, 1814). Por cierto que, Doña Inés era prima de Simón Bolívar que, para la
fecha, ostentaba el título de coronel. En ese episodio histórico emigraron más
de 20 mil personas junto a Bolívar y sus tropas. Muchos murieron en el camino.
En esa huída va Isabel
Madriz, viuda de uno de los nietos (Francisco) de Doña Inés (hijo de su hijo,
valga la redundancia, Nicolás). Isabel va en una carreta con sus tres hijos:
dos varones e Isabel, que estaba muy pequeña (2 años).
Isabel iba acompañada
por la esclava Daría quien le había dado pecho a la niña desde su nacimiento.
Lo cierto es que tanto Isabel como sus dos hijos varones mueren y Daría se
lanza de la carreta con la niña yéndose para Barlovento. La niña permanece con
Daría hasta los 12 años (para la fecha, Daría tenía ya 3 hijos) pero ella
decide que ya debía devolver a Isabel a su
casa. Daría busca al sacerdote que bautizó a la niña apenas nació para que de
fe de que es hija de Isabel Madriz y
bisnieta de Doña Inés. Isabel entra en un convento hasta que se casa con José Manuel
Blanco quien la ayuda a demostrar que es la dueña legítima de las tierras que
eran de su familia. Isabel le pide a Daría que se vaya con ella y Daría lo hace
llevándose a su hija hembra. En esta parte también se relata el terremoto en
Caracas (1812), que fue interpretado por los negros como castigo de Dios por la
rebelión hacia Fernando VII.
Hay otra historia muy
interesante y es la de Julián Cayetano quien fue caporal de Francisco, nieto de
Inés. Julián Cayetano tenía su pareja, Juana Solórzano (hermana de Daría) y tuvo un hijo llamado Andrés. Francisco
también le había prometido una parcela de tierra a Julián y esta le es
concedida por Isabel quien también les da su libertad a Juana y al niño Andrés.
Andrés Cayetano tiene
un hijo llamado Manuel. Manuel tiene un hijo llamado Domingo (Dominguito)
quien, al final, fue criado por su abuelo Andrés en vista de que Manuel mata a
su mujer (Gregoria Luna) al encontrarla con un amante y huye del pueblo,
abandonando a su hijo.
Así que Dominguito es
criado por su abuelo Andrés quien le enseña sus primeras letras.
El personaje de Domingo
Sánchez Luna ocupa varias páginas de la novela ya que el joven, al morir su
abuelo, comienza a portarse mal, robando en las casas vecinas y sus
alrededores. En una de esas vivencias,
está a punto de ser matado por los soldados que acompañaron a Cipriano Castro (Capacho,
1858- Puerto Rico, 1924) en su entrada a Caracas en 1899. Castro ordena que no
lo maten porque le parece que se trata de un muchacho valioso. Domingo Sánchez
L. es incorporado a los soldados de Castro.
Domingo Sánchez Luna
regresa de la batalla de Tocuyito (1899) donde se destacó, convertido en
capitán, sin embargo, más temprano que tarde, se da cuenta que no tendrá mayor
futuro en el ejército y decide probar suerte en el área del comercio. A su vez,
empieza a visitar varios burdeles, dentro de los que resalta, La Venus de San
Juan, cuya dueña era una mujer llamada Lucía Chuecos (alias madama Ninon).
En La Venus de San
Juan, madama Ninon tiene a una joven llamada Magdalena (entre 13 a 15 años) que
había traído del campo y cuya relación con la madama no queda clara. Lo cierto
es que la madama no quería que Magdalena se dedicara a la prostitución y estaba
muy pendiente de ella. No obstante, Domingo Sánchez pone sus ojos sobre la
muchacha (habíamos pensado que con buenas intenciones) pero resultó que Domingo
Sánchez, a sabiendas que Cipriano Castro quería tener relaciones íntimas con
una muchacha virgen, se la ofrece. Esa canallada la cometió Domingo Sánchez a
cambio de los favores económicos de Castro.
Domingo empieza a
prosperar en los negocios y, ante la traición de Juan Vicente Gómez (Táchira,
1857- Aragua, 1935) a Castro, Domingo se acerca a Gómez y logra “enchufarse”,
como diríamos hoy en día, tanto así que Gómez lo nombra ministro, posición que
aprovecha Domingo para enriquecerse hasta que llega el día que Domingo Sánchez
piensa en la necesidad de casarse y formar una familia. En una ocasión, conoce
a Belén (viuda joven) quien era familia de Doña Inés por parte de su padre y que había tenido a Belén y a María Cristina
en un segundo matrimonio después de haber quedado viudo.
Belén y Domingo Sánchez
Luna se casan.
Belén tenía su propia
historia. Era una joven desenvuelta, dada a la lectura, jovial. Como
mencionamos antes, había quedado viuda de un joven llamado Miguel quien había
luchado contra la dictadura de Juan Vicente Gómez, que duró desde 1908 hasta el
año de su muerte en 1935.
Miguel había
participado en la invasión frustrada llamada Falke (ocurrida en Cumaná en 1929). Resulta herido y es ayudado por
un joven (que se dirigía desde Barcelona a Cumaná), de origen español, judío,
que había migrado a Venezuela buscando una nueva vida ejerciendo su oficio de platero. El hombre se
llamaba León Bendelac. Entre Miguel y León se establece una amistad y, después que Miguel se recupera le dice a
León que iría a Caracas y luego rumbo a París para evitar ser encarcelado
después de la intentona y le dice a León que se expanda hacia Caracas y no
hacia oriente y le da una recomendación escrita, dirigida a sus padres, para
que ayuden a León a establecerse en la capital.
Efectivamente, León se
va a Caracas y busca a los padres de Miguel (enterándose que éste había
fallecido de tuberculosis en París, cosa que lamenta). Los padres de Miguel lo
recomiendan con un joyero de apellido Salbic que también era judío. El señor
Salbic identifica, de inmediato, las capacidades de León, sin dejar de pensar
que León podría casarse con su hija Dora que aún estaba soltera. León y Dora se
casan y tienen hijos. La joyería pasó a llamarse de Salbic a Salbic y Bendelac.
Un día, Belén va a la
joyería Salbic y conoce a León. Desde
un primer momento, quedan prendados uno del otro y se enteran que Belén había
sido la esposa de Miguel y Belén se entera que era él, el hombre que había
salvado a Miguel. A pesar de la clara atracción entre Belén y León, éste se
debate en el aspecto moral de la situación pues no quería engañar a su esposa.
Por otra parte, Belén ya estaba casada con Domingo Sánchez Luna. Pero se habían
enamorado y comienzan una relación de amantes aunque siempre estuvo claro que
Belén tenía una cabeza más fría.
Tiempo después, Domingo
Sánchez L. tiene deseos de ir a París con Belén y toda la familia de ella,
incluyendo a su madre, a su hermana y su cuñado (Luis Villaverde) y sus cuatro sobrinos. A quienes Belén
adoraba. Belén nunca tuvo hijos. Así, llegó el día en que Belén va a decirle a
León que se va de viaje (y que regresaría). Esto es algo que León no soporta y
al final termina abandonando a su esposa e hijos sin decir una palabra y
yéndose a vivir hacia el oriente del país.
Belén y Domingo pasan
varios años en París y, al regresar, Domingo llega enfermo y al poco tiempo
muere en Caracas.
Belén se dedica a
compartir con sus 4 sobrinos, siendo el preferido Francisco. En una ocasión,
Belén va a la joyería Salbic y se entera que León se había marchado y que su familia no había
vuelto a saber de él. Tiempo después, la joyería es asaltada (ya casi
arruinada, por el avance modernista de Caracas), y el señor Salbic es asesinado
en ese asalto.
Pasan los años. El
cuñado de Belén muere. Sus sobrinos crecen. Las hembras se casan con gente de
muy buena posición económica y Francisco estudia ingeniería y trabaja en una
compañía y vive de un salario. Francisco está casado con Silvia. Un día, Belén
llama a su sobrino Francisco y le dice que quiere dejarle su casa cuando ella
muera y su parte de las tierras que le corresponde. Francisco no tiene mayor
interés en ello, pero su tía insiste y le pide que vaya a hablar con un
abogado/historiador llamado Don Heliodoro, quien, por su gran gusto de la
historia, se había hecho con muchos documentos de múltiples propiedades de la
época de la Colonia. Don Heliodoro (quien había sido amigo de Domingo Sánchez
Luna y de Belén) le da a Francisco los documentos que prueban la propiedad de
las tierras de su familia.
Por otro lado, se
cuenta la historia de Ernestino Tovar, un curandero del pueblo, entendido en el
tratamiento de las picaduras de culebras. Ernestino también fue el fundador
local del partido Acción Democrática.
Ernestino conoce a una
niña/ joven llamada Vicenta y trata de enamorarla pero ella prefiere a un tal
Palafino con quien tiene una hija llamada Ignacia. Vicenta deja a su hija para
ir a trabajar como sirvienta en la casa de Belén y de vez en cuando la va a
visitar. Ignacia tiene un hijo a quien llama José Tomás. Ernestino es nombrado
su padrino y se preocupa porque el joven estudie.
Al poco tiempo, Ignacia
es picada por una culebra y Ernestino hace lo imposible por salvarla pero no lo logra, así, Vicenta regresa a
Barlovento para criar a su nieto. Lo manda a estudiar con los sacerdotes
jesuitas a Barcelona donde se gradúa de bachiller. Vicenta desea que su nieto
siga estudiando pero este ingresa en el campo de la política y es nombrado
concejal.
José Tomás se entera
que las tierras que habían sido expropiadas a Doña Inés por Joaquín Crespo (Aragua,
1841 – Cojedes, 1898) para la construcción de un tren (que resultó algo
fallido) estaban siendo usurpadas y que legalmente eran propiedad del
municipio.
Así, Francisco
Villaverde y José Tomás entran en contacto por la lucha de las tierras, donde
Francisco aspiraba a llevar a cabo la construcción de un complejo turístico
pero estaban interpuestas la parte expropiada a Doña Inés y que ahora,
legalmente, eran del municipio. Es la relación que Vicenta había tenido con
Belén y el ofrecimiento que le hace Francisco a José Tomás de hacerlo
accionista menor de la compañía lo que les lleva a llegar a un acuerdo. Por
supuesto, José Tomás tenía claro que la construcción significaría empleo y beneficios para la gente del pueblo.
Doña
Inés contra el olvido pone en evidencia, de alguna manera,
por qué Venezuela es como es. Es decir, nos muestra antecedentes sociales,
culturales, políticos, religiosos, los juegos del poder, de dominación, el
racismo, etc., que nos permiten explicarnos qué somos hoy en día.
El mensaje esencial de Doña Inés contra el olvido, si es que podemos señalar que las
novelas y/o cualquier otra manifestación literaria contiene mensajes, es que
hay que atesorar la memoria. Que el olvido es como negar el pasado lo que
implicaría avanzar por un futuro a tientas.
Doña
Inés contra el olvido está considerada un clásico de la
narrativa venezolana contemporánea y recibió el Premio de Novela de la I Bienal
de Literatura Mariano Picón Salas (1991) y el premio Pegasus de Literatura a la
mejor novela venezolana de la década (1998), considerándola “…como una suerte
de historia fabulada de la nación, que hace de la obra una pieza de la novela
histórica, siendo por ello una contribución al imaginario nacional”.
Doña
Inés contra el olvido ha sido traducida a varios idiomas.
Ana Teresa Torres
Escrito y publicado por
Libia Kancev D.
Caracas, 16 de
septiembre de 2024.