“Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez”
Gabriel
García Márquez
En
agosto nos vemos (2024), editada por Random House, es la
última novela (publicada post mortem) del Premio Nobel de Literatura 1982, el
escritor Gabriel García Márquez (Colombia, 1927-México, 2014).
En
agosto nos vemos es una novela corta que trata sobre la
vida de una mujer (46 años) quien, después de 27 años de matrimonio, empieza a
serle infiel a su esposo, aprovechando la circunstancia de ir a colocar, cada
año, un ramo de gladiolos en la tumba de su madre quien pidió ser enterrada en
una isla del Caribe y adonde se trasladaba por vía marítima.
El
Caribe…
La protagonista es Ana
Magdalena Bach. Casada con un músico de nombre Doménico Amarís (54). Se puede
decir que se trata de un matrimonio satisfactorio que va decayendo lentamente
con el tiempo. Tienen dos hijos, un
varón de 22 años también dedicado a la música como su padre y su abuelo materno
y Micaela, de 18 años, a quien le gustaba llevar una vida nocturna pero que
decide entrar, para disgusto de su mamá, a la orden de las Carmelitas
Descalzas.
Lo cierto es que
durante varios años, siempre en el mes de agosto, Ana Magdalena, al ir a visitar la tumba de su
madre, tenía una experiencia amorosa de forma casual –siempre sin dejar o
intentar dejar rastros de la misma- y ello, de alguna manera, fue introduciendo
cambios en ella y en la relación con su esposo.
En algún momento de la
novela, pareciera quedar claro que Doménico también le ha sido infiel a Ana Magdalena.
En uno de sus últimos
viajes, Ana Magdalena llega a pensar que
también su madre tuvo una experiencia similar a la suya ya que en una ocasión
encontró la tumba de su madre llena de flores ya envejecidas. El celador del
cementerio le dijo que un hombre las colocaba:
Frente
a la tumba de su madre sufrió una conmoción porque encontró un promontorio
inusitado de flores podridas por las lluvias. Incapaz de imaginar quién las
había puesto, se lo preguntó al celador sin la menor malicia, y él le contestó
con la misma inocencia: -El señor de siempre. Su desconcierto fue mayor cuando
el celador explicó que no tenía la mínima idea de quién podía ser el visitante
ignoto que llegaba en cualquier día del año y dejaba la tumba cubierta de aquellas flores espléndidas y nunca vistas
en un cementerio de pobres (112-113).
Ana Magdalena recordó
que su madre viajaba con frecuencia a la isla por un supuesto negocio “Sólo entonces vislumbró la hija la razón de
los viajes que había hecho la madre en los seis años anteriores a su muerte con
la misma pasión que ella hacía los suyos…No se sintió triste sino animada por
la revelación de que el milagro de su vida era haber continuado la de su madre
muerta” (114).
Ana Magdalena Bach,
quien había estudiado Artes y Letras –pero sin llegarse a graduar- era una
buena lectora y en diversas páginas de En
agosto nos vemos se hace mención de las novelas que lee en un momento dado.
Ello vendría a ser lo que se llama la intertextualidad de un texto y quién sabe
si podría rebelarnos las preferencias literarias de Gabriel García Márquez.
Dentro de las novelas
leídas por Ana Magdalena se mencionan, por orden de aparición:
1.- Drácula (1897) de Bram Stoker (Irlanda,
1847- Reino Unido, 1912)
2.- El Lazarillo de Tormes (1554). Anónimo
3.- El viejo y el mar (1952) de Ernest
Hemingway (Estados Unidos, 1899-1961)
4.- El extranjero (1942) de Albert Camus
(Argelia, 1913-Francia, 1960)
5.- Antología de la literatura fantástica
(1940) de Borges (Argentina, 1899-Suiza, 1986), Bioy Casares (Argentina,
1914-1999) y Silvina Ocampo (Argentina, 1903-1993)
6.- El día de los trífidos (1951) de Jhon Wyndham
(Reino Unido, 1903-1969)
7.- Crónicas marcianas (1950) de Ray
Bradbury (Estados Unidos, 1920-2012)
8.- El ministerio del miedo (1943) de Graham
Greene (Reino Unido, 1904-Suiza, 1991) y
9.- Diario del año de la peste (1722) de
Daniel Defoe (Reino Unido, 1660-1731).
Aparte de los guiños
literarios, García Márquez menciona, en diversos momentos, canciones populares
y música clásica.
La novela finaliza
cuando el viejo cementerio donde estaba enterrada la madre de Ana Magdalena, llamada Micaela, está siendo transformado y
ella decide traerse los huesos de su madre (nos imaginamos que para enterrarlos
en un lugar más cercano) y así acaban sus experiencias extramaritales.
Varios artículos,
salidos con ocasión de la publicación de En
agosto nos vemos, hacen referencia a que esta novela fue muy trabajada por
capítulos y globalmente por García Márquez quien, en los últimos años de su
vida sufrió de demencia. Incluso, tuvo un editor, Cristóbal Pera, que fue
esencial para su publicación.
También salió a la luz
que García Márquez había querido deshacerse de En agosto nos vemos pero que sus hijos decidieron publicarla.
Historia ésta, la de la publicación de textos post mortem, de autores famosos o
no en el momento de su muerte pero que habían manifestado su deseo que no se publicaran
sus obras o alguna en particular, hay unas cuantas en la historia de la
literatura.
En
agosto nos vemos reconozco el estilo de Gabriel García
Márquez.
Que hay ciertas
incoherencias y que no tiene toda la fuerza que lo caracteriza, es cierto pero,
pienso que si la novela fue escrita bajo una seria falla de la memoria del
autor, tiene mucho mérito. Y me atrevería a afirmar que aunque no hubiese sido
escrita bajo esa enfermedad, igual la tiene.
De pronto se me ocurre
pensar que García Márquez nos dejó En
agosto nos vemos para ver si alguien podía mejorarla, si alguien podía ser
capaz de eso.
En una novela que leo
ahora (28 de mayo de 2024) del escritor sudafricano J.M. Coetzee, premio Nobel
de literatura 2003, titulada Diario de un
mal año (2007), me topo con una cita que hace de García Márquez y tomada de
El olor de la guayaba (1982, escrita
a dos manos con el también escritor colombiano Plinio Apuleyo Mendoza, 1932)
que dice:
Yo
no concibo (la inspiración) como un estado de gracia ni como un soplo divino,
sino como una reconciliación con el tema a fuerza de tenacidad y dominio…Uno
atiza al tema y el tema lo atiza a uno… Todos los obstáculos se derrumban,
todos los conflictos se apartan, y a uno se le ocurren cosas que no había soñado,
y entonces no hay nada en la vida mejor que escribir (208).
Menciono esta cita
porque me hizo imaginar la tenacidad y el dominio que tuvo que tener García
Márquez para escribir En agosto nos vemos,
sobre todo si lo hizo ya teniendo problemas con su memoria.
Yo le doy un sí a En agosto nos vemos, como le diría a
Miriam San Juan y un “descanse en paz” al gran Gabriel García Márquez.
Escrito y publicado por
Libia Kancev D.
Caracas, 12 de marzo de
2024.
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