martes, 12 de marzo de 2024

En agosto nos vemos

“Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez”

Gabriel García Márquez

 


En agosto nos vemos (2024), editada por Random House, es la última novela (publicada post mortem) del Premio Nobel de Literatura 1982, el escritor Gabriel García Márquez (Colombia, 1927-México, 2014).

En agosto nos vemos es una novela corta que trata sobre la vida de una mujer (46 años) quien, después de 27 años de matrimonio, empieza a serle infiel a su esposo, aprovechando la circunstancia de ir a colocar, cada año, un ramo de gladiolos en la tumba de su madre quien pidió ser enterrada en una isla del Caribe y adonde se trasladaba por vía marítima.

El Caribe…

La protagonista es Ana Magdalena Bach. Casada con un músico de nombre Doménico Amarís (54). Se puede decir que se trata de un matrimonio satisfactorio que va decayendo lentamente con el tiempo.  Tienen dos hijos, un varón de 22 años también dedicado a la música como su padre y su abuelo materno y Micaela, de 18 años, a quien le gustaba llevar una vida nocturna pero que decide entrar, para disgusto de su mamá, a la orden de las Carmelitas Descalzas.

Lo cierto es que durante varios años, siempre en el mes de agosto,  Ana Magdalena, al ir a visitar la tumba de su madre, tenía una experiencia amorosa de forma casual –siempre sin dejar o intentar dejar rastros de la misma- y ello, de alguna manera, fue introduciendo cambios en ella y en la relación con su esposo.

En algún momento de la novela, pareciera quedar claro que Doménico también le ha sido infiel a Ana Magdalena.

En uno de sus últimos viajes,  Ana Magdalena llega a pensar que también su madre tuvo una experiencia similar a la suya ya que en una ocasión encontró la tumba de su madre llena de flores ya envejecidas. El celador del cementerio le dijo que un hombre las colocaba:

Frente a la tumba de su madre sufrió una conmoción porque encontró un promontorio inusitado de flores podridas por las lluvias. Incapaz de imaginar quién las había puesto, se lo preguntó al celador sin la menor malicia, y él le contestó con la misma inocencia: -El señor de siempre. Su desconcierto fue mayor cuando el celador explicó que no tenía la mínima idea de quién podía ser el visitante ignoto que llegaba en cualquier día del año y dejaba la tumba cubierta  de aquellas flores espléndidas y nunca vistas en un cementerio de pobres (112-113).

Ana Magdalena recordó que su madre viajaba con frecuencia a la isla por un supuesto negocio  “Sólo entonces vislumbró la hija la razón de los viajes que había hecho la madre en los seis años anteriores a su muerte con la misma pasión que ella hacía los suyos…No se sintió triste sino animada por la revelación de que el milagro de su vida era haber continuado la de su madre muerta” (114).

Ana Magdalena Bach, quien había estudiado Artes y Letras –pero sin llegarse a graduar- era una buena lectora y en diversas páginas de En agosto nos vemos se hace mención de las novelas que lee en un momento dado. Ello vendría a ser lo que se llama la intertextualidad de un texto y quién sabe si podría rebelarnos las preferencias literarias de Gabriel García Márquez.

Dentro de las novelas leídas por Ana Magdalena se mencionan, por orden de aparición:

1.- Drácula (1897) de Bram Stoker (Irlanda, 1847- Reino Unido, 1912)

2.- El Lazarillo de Tormes (1554). Anónimo

3.- El viejo y el mar (1952) de Ernest Hemingway (Estados Unidos, 1899-1961)

4.- El extranjero (1942) de Albert Camus (Argelia, 1913-Francia, 1960)

5.- Antología de la literatura fantástica (1940) de Borges (Argentina, 1899-Suiza, 1986), Bioy Casares (Argentina, 1914-1999) y Silvina Ocampo (Argentina, 1903-1993)

6.- El día de los trífidos (1951) de Jhon Wyndham (Reino Unido, 1903-1969)

7.- Crónicas marcianas (1950) de Ray Bradbury (Estados Unidos, 1920-2012)

8.- El ministerio del miedo (1943) de Graham Greene (Reino Unido, 1904-Suiza, 1991) y

9.- Diario del año de la peste (1722) de Daniel Defoe (Reino Unido, 1660-1731).

Aparte de los guiños literarios, García Márquez menciona, en diversos momentos, canciones populares y música clásica.

La novela finaliza cuando el viejo cementerio donde estaba enterrada la madre de Ana Magdalena,  llamada Micaela, está siendo transformado y ella decide traerse los huesos de su madre (nos imaginamos que para enterrarlos en un lugar más cercano) y así acaban sus experiencias extramaritales.

Varios artículos, salidos con ocasión de la publicación de En agosto nos vemos, hacen referencia a que esta novela fue muy trabajada por capítulos y globalmente por García Márquez quien, en los últimos años de su vida sufrió de demencia. Incluso, tuvo un editor, Cristóbal Pera, que fue esencial para su publicación.

También salió a la luz que García Márquez había querido deshacerse de En agosto nos vemos pero que sus hijos decidieron publicarla. Historia ésta, la de la publicación de textos post mortem, de autores famosos o no en el momento de su muerte pero que habían manifestado su deseo que no se publicaran sus obras o alguna en particular, hay unas cuantas en la historia de la literatura.

En agosto nos vemos reconozco el estilo de Gabriel García Márquez.

Que hay ciertas incoherencias y que no tiene toda la fuerza que lo caracteriza, es cierto pero, pienso que si la novela fue escrita bajo una seria falla de la memoria del autor, tiene mucho mérito. Y me atrevería a afirmar que aunque no hubiese sido escrita bajo esa enfermedad, igual la tiene.

De pronto se me ocurre pensar que García Márquez nos dejó En agosto nos vemos para ver si alguien podía mejorarla, si alguien podía ser capaz de eso.

En una novela que leo ahora (28 de mayo de 2024) del escritor sudafricano J.M. Coetzee, premio Nobel de literatura 2003, titulada Diario de un mal año (2007), me topo con una cita que hace de García Márquez y tomada de El olor de la guayaba (1982, escrita a dos manos con el también escritor colombiano Plinio Apuleyo Mendoza, 1932) que dice:

Yo no concibo (la inspiración) como un estado de gracia ni como un soplo divino, sino como una reconciliación con el tema a fuerza de tenacidad y dominio…Uno atiza al tema y el tema lo atiza a uno… Todos los obstáculos se derrumban, todos los conflictos se apartan, y a uno se le ocurren cosas que no había soñado, y entonces no hay nada en la vida mejor que escribir (208).

Menciono esta cita porque me hizo imaginar la tenacidad y el dominio que tuvo que tener García Márquez para escribir En agosto nos vemos, sobre todo si lo hizo ya teniendo problemas con su memoria.

Yo le doy un sí a En agosto nos vemos, como le diría a Miriam San Juan y un “descanse en paz” al gran Gabriel García Márquez.

 

Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 12 de marzo de 2024.

 

 

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