Transatlántico (1953) es una novela que fue escrita por el autor Witold Gombrowicz (Polonia, 1904-Francia, 1969).
La primera vez que escuché hablar de este escritor estaba haciendo la maestría de literatura latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar (USB), aunque no recuerdo el contexto en que fue mencionado. Sé que no fue un autor que hubiésemos estudiado. Supe que había vivido muchos años en la Argentina, después de haber llegado allí en el barco polaco Chrobry.
Transatlántico me llega por vía digital y me encuentro con una historia que, en alguna medida, debe tener mucho contenido autobiográfico además de estar llena de contradicciones y certezas que raya en un continuo absurdo. El protagonista principal es el propio narrador quien se presenta con el nombre de Witold Gombrowicz.
Durante la lectura de
esta novela dos autores pasaron por mi mente muy probablemente por la temática
del absurdo: Frank Kafka (República Checa, 1883- Austria, 1924) y Samuel
Beckett (Irlanda, 1906- Francia, 1989).
Transatlántico
se inicia con la llegada de un barco a la Argentina procedente de Polonia, al
parecer con diplomáticos y escritores. Están allí solo un par de días pero el
protagonista y narrador decide quedarse poco después de enterarse del inicio de
la Segunda Guerra Mundial. Tal vez, Gombrowicz no se imaginó que permanecería
más de veinte años en el país suramericano.
Inicialmente el
protagonista busca empleo a través de un paisano. Luego hace contacto con la
embajada de Polonia y empieza así una historia enrevesada que, aún así no deja
de tener sentidos directos y otros subliminales que pudieran dar origen a
interpretaciones múltiples.
Una historia central
tiene que ver con un argentino, millonario, que va a una fiesta en la embajada
y hace contacto con el narrador. El millonario es un homosexual que se moría,
literalmente, por hombres mucho más jóvenes que él. El hombre, llamado Gonzalo,
queda atraído por un joven (Ignacy) que se hallaba con su padre (Tomasz
Kobrzycki). Tanto el padre como el hijo eran polacos y militares. El padre, al darse cuenta de lo que ocurría,
reta a duelo a Gonzalo. Pero el narrador y otros conocidos que también resultan
ser de una locura total acuerdan no colocar balas en las armas, sólo pólvora.
Durante el duelo, un grupo de perros ataca a Ignacy y Gonzalo lo salva por lo
cual el padre le queda agradecido.
Posterior a lo anterior
Gonzalo invita a su casa al narrador, al padre y a Ignacy con la intención de
seducirlo, cosa que aparentemente va a lograr. El padre se da cuenta y planea
matar a su hijo como forma de liberarlo. A su vez, Gonzalo planea, junto con un
joven llamado Horario, que el mismo Ignacy mate a su padre después de una
especie de “entrenamiento” (algo como un
acto reflejo) al que es sometido por Horacio y Gonzalo. Gonzalo piensa
que Ignacy caería en sus brazos como forma de huir de la cárcel por haber
matado al padre. No obstante, estos pensados asesinatos no son llevados a cabo
en la novela pero quedan como motivos de reflexión sobre la relación
padre-hijo, autoridad-sumisión, conservadurismo-liberalidad.
Resulta evidente la
exposición del tema de la homosexualidad pero no solo de Gonzalo si no la del mismo
Gombrowicz.
Transatlántico
también relata la forma de ser de los polacos y los pensamientos que tienen en
relación al tema de la guerra que se está desarrollando en Europa.
El estilo narrativo de Gombrowicz
es bien particular. Usa muchas mayúsculas, reiteraciones, contradicciones entre
lo que se afirma para ser negado de inmediato y de seguida vuelto a afirmar.
Por momentos, se siente como si uno estuviera presenciando una obra de teatro
con sus altas y emotivas pronunciaciones.
El mismo Gombrowicz
afirma en el prólogo para la edición polaca de Transatlántico (1957) que “Transatlántico…no es otra cosa sino yo
mismo, “mi vibración”, mi desahogo, mi existencia”.
Escrito y publicado por Libia Kancev
Caracas, 21 de julio de 2023
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