“…parecía que ahora le atraían las palabras que también eran femeninas. ¿Cómo sería un mundo de palabros, no de palabras?” (6).
“Hay secretos tan íntimos que son inconfesables y se
necesitaría tanto tiempo para explicarlos, tantas palabras, que perderían parte
de su encanto” (23).
“¿Quién sabe cómo es querer bien? No es una fórmula
matemática, ni psicológica. Es un misterio” (41).
Esta novela corta, pero muy intensa en su decir, de Cristina Peri Rossi (Uruguay, 1941) es la primera (y lo primero) que leo de ella. Sólo sabía que era una poeta uruguaya y que sus poemas eran muy eróticos (un erotismo dirigido hacia otra mujer o mujeres).
Cristina Peri Rossi
reside desde hace muchos años en Barcelona, España y acaba de ser galardonada
con el premio Miguel de Cervantes 2021.
Todo
lo que no te pude decir (leída en versión digital, 2017), es
poseedora de una fuerza narrativa poco común. Esa es mi primera impresión de la
escritura de Peri Rossi. La novela narra, en varios capítulos, lo siguiente:
1.- El idilio de
Bubú y Elisa: son una pareja de chimpancés que escapan de un zoológico.
Estaban enamorados. La policía los busca y en dicha búsqueda matan a Bubú. El
policía encargado de la búsqueda (el comisario Fonseca), después de haber
obtenido alguna información sobre el comportamiento de los chimpancés, aportada
por un especialista del zoológico apellidado Suárez, sale en busca de Elisa a
la que logra capturar sana y salva aunque con el dolor de la perdida de Bubú.
2.- Lucila: se
trata de un chimpancé hembra que fue criada por Suárez, el cual estaba haciendo
un trabajo de investigación sobre la psicología de los monos en cautiverio.
Nadie sabía que Suárez se llevaba a Lucila por las noches a su casa, que la
alimentaba y la tenía cómoda en una jaula. Pero una noche, Lucila seduce
–podríamos decir- a Suárez con su
trasero o que, sencillamente, Suárez se deja llevar por su instinto sexual o de
macho y tiene relaciones con ella. Así, Lucila cambia de comportamiento en el
sentido de que se niega a aparearse con ningún chimpancé del zoológico y por
ello resulta agredida. El director del zoológico llama a Suárez para que lo
ayude a montar en un camión a Lucila y trasladarla a otro lugar. Resulta
evidente que Lucila se da cuenta de la actuación de Suárez y se muestra
engañada, dolida.
Vale destacar que
Suárez tenía su novia, llamada Claudia (era enfermera) y se llevaba muy bien
con ella, hasta que sucedió el primer encuentro sexual con Lucila (que se
repitió en varias ocasiones). No obstante, Suárez también tenía encuentros
esporádicos con prostitutas.
En este mismo capítulo,
Suárez le manda una carta a Fonseca, donde le dice que tiene Sida, que está a
punto de morir. Que piensa que ha podido
contagiar por lo menos a dos personas más y a la misma Lucila (no queda claro
cómo se contagió). También le envía su trabajo sobre los monos y algunos videos
que le pide resguardar.
3.- La carpeta de
Suárez: allí se habla del amor de Suárez por los chimpancés. También de la
visita que le hace Claudia al comisario Fonseca. Ella quiere saber, quiere
entender el comportamiento de Suárez. Claudia está dolida, también tiene ira.
4.- Fonseca: era
un comisario, divorciado, que vivía solo. Tenía una relación sexual dos veces
al mes con una mujer llamada Silvia (uruguaya). Ya tenían 3 años encontrándose
y, de alguna manera, Fonseca, quien se siente solo, empieza a sentir deseos de
compartir más con ella, no sólo en la intimidad. Así, Fonseca la llama un día
en el que no tenían pautado encontrarse. Quería conversar con ella. Silvia
accede porque ella también tiene algo que decirle. Fonseca hace su propuesta y
Silvia se niega, agregando que ya no volverían a verse. Aunque Silvia no se
siente obligada a darle explicaciones lo hace porque consideraba a Fonseca un
hombre bueno y honesto. Ella le responde que se va a vivir con una mujer. Él
reacciona mal y la agrede verbalmente. Silvia le precisa:
“- Me voy a vivir con
una mujer que me ama, a la que amo, con la que hago muchas cosas más que el
amor, y cuando hacemos el amor, Fonseca, te aseguro que ni me paga ni le cobro,
y siempre nos besamos, nos acariciamos, y no hay prisa, ni relojes, dormimos
abrazadas, nos reímos juntas, escuchamos música, ella cocina o yo cocino, y
especialmente Fonseca, hay ternura. Mucha ternura.” (Pág. 61).
5.- Silvia:
personaje central en esta novela. En este capítulo se relata el amor entre
Silvia y Laura (directora de teatro y algunos años más joven que Silvia. Laura dirigía la obra de teatro La muerte y la doncella, inspirada en el
mito del rapto de Proserpina). Definitivamente estas mujeres se amaban, no
obstante, Laura quería saber sobre el pasado de Silvia y del hecho de que tenía
tatuado en su tobillo izquierdo un ancla. Quería saber quién se lo hizo, el por
qué y para qué pero Silvia no quería hablar de su pasado, cosa que literalmente
torturaba a Laura. “Todo no se puede decir” (pág. 67) –afirma Silvia.
Aquí también se hace
mención del origen del poema La muerte y
la doncella escrito por el poeta alemán Matthias Claudius, nacido en 1740.
A este poema se le puso música, pintura , se le llevó al cine y se la llevó al
teatro. Es la obra que, como hemos dicho, dirigía actualmente Laura.
6.- La fantasía es
la única verdad de los amantes: palabras intensas de amor entre Laura y
Silvia.
7.- No dejaría nunca
de escribirte: aquí Laura lee una carta que le escribe Silvia donde opta
por contarle sobre su pasado. Silvia decide contarle sobre la premisa de que “Yo
no quiero que seas mi amante ignorante, la que no sabe, la que vive en el
miedo, la incertidumbre y la sospecha. En el no saber. Sólo se engaña a quien
se compadece o a quien se quiere dominar” (78).
Le cuenta que fue
detenida durante la dictadura en Uruguay. Que de ella se enamora un oficial de
la Marina llamado Mauricio, el cual, de alguna manera, “la salva” pidiéndole
que se encargara de la atención del parto de las prisioneras que salían
embarazadas después de ser violadas. Silvia lo hace y seduce a Mauricio quien
le propone huir juntos, con identidades falsas, viajando en barco hasta Génova
e iniciar una nueva vida. Es este marino quien le tatúa el ancla a Silvia como
símbolo de que ella era suya, de su propiedad. Hacen el viaje pero Silvia,
sabiendo que el barco haría escala en Barcelona (España), adormece al marino
con un anestésico y se baja del barco allí. Efectivamente inicia una nueva vida
y más nunca vuelve a saber de Mauricio.
8.- La felicidad no
tiene texto: aquí se narra la celebración que le ofrece la comunidad
dominicana al comisario Fonseca posterior a haber resuelto el caso de la
violación y asesinato de una joven dominicana (por cierto, fue Suárez quien le
da pistas para la resolución del mismo). También esta comunidad le ofrece a una
joven dominicana, necesitada de arreglar su situación migratoria, casi como un
regalo.
9.- Rencor mi viejo
rencor: aquí se narra sobre Mauricio. Se hallaba en Montevideo, ya al final
de la dictadura y despojado de su investidura militar. Sufría de una “depresión
post traumática” y no dejaba de pensar en Silvia. Mensualmente iba a la
Embajada de España para intentar saber de ella. Mauricio está consumido por el
rencor hacia Silvia. Aquí se señala que en”…el rencor también hay deseo. Deseo
de venganza. Deseo de muerte” (Pág. 97).
Escrito y publicado por Libia Kancev
Caracas,
5 de mayo de 2022
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