domingo, 16 de febrero de 2014

Cuatro poemas en: CUIDADOS INTENSIVOS. A propósito de Venezuela




Tomado de www.caraotadigital.net.
Un país

Cuando el forastero llegó
ya todos se habían ido.

Cuentan que sólo tuvo entre sus manos
acuarelas de niños que pintaban un país
donde la nieve era apenas un tacto imaginado.

Un lugar amañado por la astucia
y las costumbres de la luz,
que incauta resguardaba escondrijos
para que las sombras perpetuaran traiciones,
desde antes de nacer.

Cuentan sus ingenuos dibujos
(ahora devorados por polillas)
que era una tierra frondosa,
donde junto a la ventura
se forjaban ardorosas proclamas.
Una comarca poblada de fértiles maderas,
aptas para el refugio de hombres, isópteros y orugas.
Y también para el fuego (48).


Graffiti olvidado en cualquier
pared de Caracas

Ni líricos, ni láricos ni lúdicos.

Aquí, a punta de pistola,
                            despachamos al mayor.

Aquí somos todos objetivos
                                    aunque pese el azar (49).



Renuncien a defender
las buenas costumbres

Ustedes son los que tienen miedo de morir.
Nosotros no.
Somos hombres bombas.

Estamos en el centro de lo insoluble.

Ustedes, entre el bien y el mal,
se detienen en la única frontera.

Su muerte es un drama cristiano
en una cama, un cáncer, un ataque al corazón.
La nuestra, la comida diaria, la fosa común.

Somos una empresa moderna, rica.
Ustedes, el estado quebrado, una zafra de incompetentes.

Tenemos métodos ágiles de gestión.
Ustedes son lentos, burocráticos.

Luchamos en terreno propio.
Ustedes, en tierra extraña
muriendo de miedo, cada hora.

Estamos bien armados, al ataque.
A ustedes los persigue la manía del humanismo.
Somos crueles, no conversamos con la piedad.

Ustedes nos han transformado en “super stars” del crimen.
Los tenemos de payasos.

Nos llaman “los barones del polvo”,
y por miedo o por amor nos ayudan en el barrio.
A ustedes los odian.

Nuestras armas y mercancías vienen de afuera,
[somos “globales”.
Ustedes, nuestros clientes.

¿Solución? No hay solución, hermano.

Somos el inicio de algo tardío.

Somos hormigas devoradoras,
escondidas en los rincones.

Renuncien a defender las buenas costumbres.

Estamos todos en el centro de lo insoluble.

Como dijo el divino Dante: “Pierdan las esperanzas,
[estamos en el infierno”
(50-1).




La gente invisible
When you have city eyes you cannot see the invisible people.
Salman Rushdie

Alguien debe recoger los muertos:
los de antes, los de ahora, los de siempre.
Alguien debe hacerlo.

Son urgentes la amnesia,
las calles limpias
y las flores en las aceras.

Tal vez sea la gente invisible
la que se ocupe de ellos.

Gente que al caminar
apenas deje huellas.

Gente sin padres ni abuelos.
Gente que está por nacer,
y vendrá con aguaceros.

La gente invisible sabe cantar
pero prefiere el silencio,
sabe reír si corresponde
pero no se deja tentar por quimeras.

La gente invisible procura
hacer todo invisible,
lo que vemos y lo que no.
Por eso si alguien se los lleva serán ellos.

Para que las calles queden limpias,
sin sangre ni recuerdos. (52-3).


Cuidados intensivos: es el más reciente poemario (inédito hasta donde sé, por falta de papel) del profesor, poeta y ensayista Arturo Gutiérrez Plaza (Caracas, 1962).

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