lunes, 6 de septiembre de 2010

Pérdido el paraíso



Pérdido el paraíso(2006) es la tercera novela que leo de Cees Nooteboom. La misma trae a colación el tema de los ángeles y su relación con las mujeres. La novela exhibe como portada El Angelus de Boticelli. En Pérdido el paraíso, Nooteboom afirma " -Que los ángeles no pertenecen al mundo de los hombres.". Por supuesto que no se trata de un tema común y hasta extraño -diría yo. La novela consta de dos partes, de dos tiempos. En la parte inicial se cuenta la historia de Alma, una joven de buena familia que vivía en Sao Paulo quien, un mal día, se adentró en una favela y fue violada. La razón del por qué Alma fue hasta allá no está muy clara pero al parecer tuvo que ver con un estado emocional que la aquejaba de vez en cuando. Alma tenía una gran amiga, Almut, quien, en un intento por ayudarla a mitigar el dolor del trauma vivido la convida a ir a Australia país al que ambas, desde muy jóvenes, deseaban conocer. No obstante, la estadía en Australia fue decepcionante en cuanto al deseo que tenían de conocer la experiencia de vida de los aborígenes australianos y un lugar llamado Sickness Dreaming Place al cual les dijeron que era imposible ir. Por un tiempo también debieron trabajar para subsistir. Uno de esos trabajos fue en la ciudad de Perth (al suroeste) haciendo el papel de ángeles que no debían hablar ni moverse durante el tiempo que fueran buscadas pues el juego consistía en que las personas interesadas en participar debían buscar a los ángeles, dispersos por varios sitios. El juego se dió dentro del marco de una convención literaria realizada en la ciudad.
En la segunda parte, se narra la historia de un crítico literario, de casi cincuenta años, divorciado, que vivía con una joven bastante más joven que él. Erik Zandog decidió viajar a Viena para hacerse una especie de cura de mente y cuerpo. Realmente allí se va sintiéndo mejor con él mismo y se plantea no regresar a su vida anterior. Estando en ese sitio se encuentra con Alma que trabajaba allí como masajista. Así nos enteramos que Alma (en su papel de ángel) y Erik (participante de la convención literaria) se habían conocido en Perth y que él se había enamorado locamente de ella. Al final él intenta tantear la posibilidad de que se establezca algo entre ellos pero y aunque Alma recuerda perfectamente a Erik, no es su deseo quedarse con él y decide viajar a Moscú. En Perth y como ángel Alma le había dicho una última frase en la fiesta que hubo para celebrar el fin del evento y él no la recordaba. Se trataba de esa frase de Nooteboom, la de que los ángeles no pertenecían al mundo de los hombres. Se entiende que sí al de las mujeres.

Por otra parte, la novela tiene una hermosa entrada con un texto de Benjamín sobre el desastre que causa a la humanidad el progreso, basado en la interpretación que hace el gran filósofo de una pintura de Klee titulada Angelus novus. También incluye unas citas del Paraíso Pérdido de Milton.

Quiero decir que me cuesta entender la relación entre los ángeles y las mujeres que hace Nooteboom, sin embargo, la novela posee una estética muy fina. El hecho que tenga baches en su comprensión, no hace más que estimular en mí su relectura. Estoy segura que las cosas estarán más claras.

Caracas, 6 de septiembre de 2010.

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