miércoles, 20 de marzo de 2024

Los Abismos

 


Hace como un año, revisando unas cosas en Google, me encontré con el nombre de Pilar Quintana (Cali, 1972). Grosso modo, leí que se trataba de una escritora colombiana de novelas y cuentos y que, según interpreté, lo hacía muy bien.

Sentí curiosidad y me puse a buscar algún cuento de ella. Encontré un par que leí y me gustaron.  Así que coloqué a Pilar Quintana en mi radar literario.

Hace un par de semanas y estando mi hija en Bogotá, me preguntó que cuál novela quería que me trajera y recordé a la colombiana. Así llegaron a mis manos En agosto nos vemos (2024), la novela más reciente de Gabriel García Márquez (Colombia, 1927 – México, 2014) y Coleccionistas de polvos raros (2007) de Pilar Quintana. En el ínterin y vía chat, me llegó Los Abismos (2021) de Quintana. Después de leer En agosto nos vemos, me decidí a leer Los Abismos.

La novela Los Abismos fue galardonada con el premio Alfaguara de novela 2021.

Los Abismos está ambientada en Cali, ciudad al suroeste de Colombia, siendo la tercera más poblada y la tercera de mayor auge económico. Relata la vida de una pareja y su hija de ocho años.

Claudia no trabaja y su esposo Jorge, quien es ventiún años mayor que ella es dueño de un supermercado en el que trabaja intensa y obsesivamente (es un hombre bastante callado). Como escribí antes, tienen una hija de 8 años, llamada también Claudia. Claudia (H) es una niña inteligente, cariñosa, tierna, observadora.

La relación entre Claudia (M) y Claudia (H) es un tanto distante, en especial de parte de la madre. Otro elemento es que, de alguna manera, Claudia piensa que su hija es poco atractiva y la niña se da cuenta de eso.

Al inicio de Los Abismos se narra la vida de Claudia (M) como niña y adolescente, con una madre bastante fría, pendiente de distraerse con juegos de mesa acompañada por unas amigas y siempre muy distanciada de la hija. El padre de Claudia, quien murió de un infarto, le había prohibido ir a la universidad (quería estudiar Derecho), diciéndole que su deber era casarse y formar una familia. En este sentido, Claudia tuvo una niñez/adolescencia con mucha carencia de amor  parental.

Luego Claudia conoce a Jorge, cuya madre murió al darlo a luz, lo que dejó a su padre severamente afectado. Jorge es criado por una tía llamada Mona, en conjunto con otra llamada Amelia que era más contemporánea con él. Ya en la adultez y, al morir su padre, Jorge hereda el supermercado del que había sido dueño su padre.

Jorge y Claudia se casan, aunque ella realmente no quería en especial por la diferencia de edad. Pero se casan y se van a vivir a un apartamento donde tenían muchas plantas que eran la adoración de Claudia. Después del nacimiento de Claudia (H) las sirvientas no duraban mucho tiempo en casa, sobre todo si Claudia (M) veía que su hija se encariñaba. Claudia (M) le decía a su hija que debía mantener las distancias con la servidumbre.

En la relación entre Claudia (M) e hija, aparte de lo poco cálida que era Claudia (M), como si de alguna manera estuviese repitiendo el trato que su madre tuvo con ella, había otro elemento resaltante y era que  Claudia (M) le contaba a su hija sobre historias trágicas que  lee en revistas de farándula muy conocidas, que ocurrieron a gente famosa (actrices, gente de la realeza) y la niña le presta atención, de este modo, recibe información que no es adecuada para una niña de su edad. Tanto la tía Amelia (que quería mucho a su sobrina) como su papá Jorge están en desacuerdo con que Claudia (M) haga partícipe a Claudia (H) de esas tragedias. Claudia (M), también le cuenta a su hija de muertes violentas de gente más cercana. Todo ello influye, en forma negativa, en Claudia (H).

Vale destacar que Jorge es un buen padre, no obstante, es un hombre que vive metido en su trabajo y no tiene el contacto suficiente con su hija Claudia (H).

La tía Amelia, que llevaba una vida como bohemia, hace un viaje por Europa y regresa casada con un hombre mucho más joven que ella llamado Gonzalo. Al poco tiempo surge una relación entre Claudia (M) y Gonzalo de la cual su hija Claudia se da perfecta cuenta, sin embargo, no lo cuenta y es su tía Amelia quien lo descubre y se lo dice a Jorge. Amelia le reclama a Claudia (M). Por otro lado, Jorge y Claudia tienen una fuerte discusión y sufren un período de alejamiento.  Gonzalo y Amelia se separan.

Gonzalo literalmente desaparece y Claudia (M) hace un cuadro depresivo durante un tiempo que simula como una rinitis alérgica ante su hija. Durante ese episodio, Claudia (H) está casi sola, no obstante, trata de comprender a su madre. Cuando Claudia (M) se repone, la relación con Jorge mejora y ella le propone a él que se vayan de vacaciones a una finca de una familia conocida. Jorge accedió pero él tendría que estar yendo y viniendo ya que no podía desatender su trabajo.

El acceso hacia la finca era peligroso y lo resalto aquí porque ello asusta mucho a Claudia (H).

La angustia de Claudia (H) se produce, en especial, porque su madre le había contado que años atrás, la mamá de unas amigas del colegio, llamada Rebeca, había desaparecido después de haber salido en carro de la finca (en la que ellas están de vacaciones) posterior a  una pelea con el esposo. Se había presumido que había tenido un accidente pero nunca se encontró ni su vehículo ni su cuerpo. Claudia (M) le deja ver a su hija que ella pensaba que Rebeca se había suicidado. El tema del suicidio es tocado en esta novela en varios instantes.

Estando Claudia (M) e hija en la finca, Claudia (M) quien tenía días bebiendo whisky (a lo que no era asidua), empieza otra vez con la supuesta rinitis (estaba deprimida nuevamente) y hace un amago de suicidio y su hija Claudia la detiene.

Esa noche, cuando Jorge estaba de regreso en la finca, llega con la noticia de que un campesino encontró un carro en el fondo de un barranco que parecía ser el de la madre de las amigas de Claudia (M). Y resultó ser así. Cuando Claudia (H) logra hablar con su papá, le dice lo que había ocurrido con su mamá y le pide que regresen a Cali, que no quiere estar más allí. En efecto regresan y van al velorio de la madre de las amigas de Claudia (M) que ya estaban casadas y con hijas al igual que ésta. Claudia (H) conoce a las hijas de las amigas de su mamá y pasan un buen momento.

Más adelante, Claudia (M) consigue un trabajo de vendedora aunque Jorge no veía la necesidad de que trabajara. Parece que las cosas iban mejorando en la casa pero de pronto Claudia (M) tiene un problema con la jefa que tenía y renuncia, Claudia vuelve a caer en un estado depresivo y queda muy claro que las cosas no iban a mejorar en la familia y que Claudia (H) seguiría viviendo en esas circunstancias. Claudia (H) llega a pensar -y lo verbaliza- que su madre no la quiere.

La novela está escrita de una forma muy coloquial. No sé cómo expresarlo mejor…diría que sencilla, sin ningún tipo de rebuscamientos y retóricas en el lenguaje empleado. Aún así transmite en forma clara los sentimientos y las situaciones que se quieren transmitir.

En resumen, Los Abismos  toca el tema de una familia colombiana, que pone en evidencia varios elementos: las relaciones de una pareja con una diferencia de edad importante. El tema del machismo. Los efectos sobre los hijos ante una relación parental distanciada y carente de amor y de cariño. Las consecuencias de involucrar a niños en temas de  adultos. La obsesión por el trabajo. Un cierto clasismo en la sociedad colombiana.  

 

Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 20 de marzo de 2024

martes, 12 de marzo de 2024

En agosto nos vemos

“Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez”

Gabriel García Márquez

 


En agosto nos vemos (2024), editada por Random House, es la última novela (publicada post mortem) del Premio Nobel de Literatura 1982, el escritor Gabriel García Márquez (Colombia, 1927-México, 2014).

En agosto nos vemos es una novela corta que trata sobre la vida de una mujer (46 años) quien, después de 27 años de matrimonio, empieza a serle infiel a su esposo, aprovechando la circunstancia de ir a colocar, cada año, un ramo de gladiolos en la tumba de su madre quien pidió ser enterrada en una isla del Caribe y adonde se trasladaba por vía marítima.

El Caribe…

La protagonista es Ana Magdalena Bach. Casada con un músico de nombre Doménico Amarís (54). Se puede decir que se trata de un matrimonio satisfactorio que va decayendo lentamente con el tiempo.  Tienen dos hijos, un varón de 22 años también dedicado a la música como su padre y su abuelo materno y Micaela, de 18 años, a quien le gustaba llevar una vida nocturna pero que decide entrar, para disgusto de su mamá, a la orden de las Carmelitas Descalzas.

Lo cierto es que durante varios años, siempre en el mes de agosto,  Ana Magdalena, al ir a visitar la tumba de su madre, tenía una experiencia amorosa de forma casual –siempre sin dejar o intentar dejar rastros de la misma- y ello, de alguna manera, fue introduciendo cambios en ella y en la relación con su esposo.

En algún momento de la novela, pareciera quedar claro que Doménico también le ha sido infiel a Ana Magdalena.

En uno de sus últimos viajes,  Ana Magdalena llega a pensar que también su madre tuvo una experiencia similar a la suya ya que en una ocasión encontró la tumba de su madre llena de flores ya envejecidas. El celador del cementerio le dijo que un hombre las colocaba:

Frente a la tumba de su madre sufrió una conmoción porque encontró un promontorio inusitado de flores podridas por las lluvias. Incapaz de imaginar quién las había puesto, se lo preguntó al celador sin la menor malicia, y él le contestó con la misma inocencia: -El señor de siempre. Su desconcierto fue mayor cuando el celador explicó que no tenía la mínima idea de quién podía ser el visitante ignoto que llegaba en cualquier día del año y dejaba la tumba cubierta  de aquellas flores espléndidas y nunca vistas en un cementerio de pobres (112-113).

Ana Magdalena recordó que su madre viajaba con frecuencia a la isla por un supuesto negocio  “Sólo entonces vislumbró la hija la razón de los viajes que había hecho la madre en los seis años anteriores a su muerte con la misma pasión que ella hacía los suyos…No se sintió triste sino animada por la revelación de que el milagro de su vida era haber continuado la de su madre muerta” (114).

Ana Magdalena Bach, quien había estudiado Artes y Letras –pero sin llegarse a graduar- era una buena lectora y en diversas páginas de En agosto nos vemos se hace mención de las novelas que lee en un momento dado. Ello vendría a ser lo que se llama la intertextualidad de un texto y quién sabe si podría rebelarnos las preferencias literarias de Gabriel García Márquez.

Dentro de las novelas leídas por Ana Magdalena se mencionan, por orden de aparición:

1.- Drácula (1897) de Bram Stoker (Irlanda, 1847- Reino Unido, 1912)

2.- El Lazarillo de Tormes (1554). Anónimo

3.- El viejo y el mar (1952) de Ernest Hemingway (Estados Unidos, 1899-1961)

4.- El extranjero (1942) de Albert Camus (Argelia, 1913-Francia, 1960)

5.- Antología de la literatura fantástica (1940) de Borges (Argentina, 1899-Suiza, 1986), Bioy Casares (Argentina, 1914-1999) y Silvina Ocampo (Argentina, 1903-1993)

6.- El día de los trífidos (1951) de Jhon Wyndham (Reino Unido, 1903-1969)

7.- Crónicas marcianas (1950) de Ray Bradbury (Estados Unidos, 1920-2012)

8.- El ministerio del miedo (1943) de Graham Greene (Reino Unido, 1904-Suiza, 1991) y

9.- Diario del año de la peste (1722) de Daniel Defoe (Reino Unido, 1660-1731).

Aparte de los guiños literarios, García Márquez menciona, en diversos momentos, canciones populares y música clásica.

La novela finaliza cuando el viejo cementerio donde estaba enterrada la madre de Ana Magdalena,  llamada Micaela, está siendo transformado y ella decide traerse los huesos de su madre (nos imaginamos que para enterrarlos en un lugar más cercano) y así acaban sus experiencias extramaritales.

Varios artículos, salidos con ocasión de la publicación de En agosto nos vemos, hacen referencia a que esta novela fue muy trabajada por capítulos y globalmente por García Márquez quien, en los últimos años de su vida sufrió de demencia. Incluso, tuvo un editor, Cristóbal Pera, que fue esencial para su publicación.

También salió a la luz que García Márquez había querido deshacerse de En agosto nos vemos pero que sus hijos decidieron publicarla. Historia ésta, la de la publicación de textos post mortem, de autores famosos o no en el momento de su muerte pero que habían manifestado su deseo que no se publicaran sus obras o alguna en particular, hay unas cuantas en la historia de la literatura.

En agosto nos vemos reconozco el estilo de Gabriel García Márquez.

Que hay ciertas incoherencias y que no tiene toda la fuerza que lo caracteriza, es cierto pero, pienso que si la novela fue escrita bajo una seria falla de la memoria del autor, tiene mucho mérito. Y me atrevería a afirmar que aunque no hubiese sido escrita bajo esa enfermedad, igual la tiene.

De pronto se me ocurre pensar que García Márquez nos dejó En agosto nos vemos para ver si alguien podía mejorarla, si alguien podía ser capaz de eso.

En una novela que leo ahora (28 de mayo de 2024) del escritor sudafricano J.M. Coetzee, premio Nobel de literatura 2003, titulada Diario de un mal año (2007), me topo con una cita que hace de García Márquez y tomada de El olor de la guayaba (1982, escrita a dos manos con el también escritor colombiano Plinio Apuleyo Mendoza, 1932) que dice:

Yo no concibo (la inspiración) como un estado de gracia ni como un soplo divino, sino como una reconciliación con el tema a fuerza de tenacidad y dominio…Uno atiza al tema y el tema lo atiza a uno… Todos los obstáculos se derrumban, todos los conflictos se apartan, y a uno se le ocurren cosas que no había soñado, y entonces no hay nada en la vida mejor que escribir (208).

Menciono esta cita porque me hizo imaginar la tenacidad y el dominio que tuvo que tener García Márquez para escribir En agosto nos vemos, sobre todo si lo hizo ya teniendo problemas con su memoria.

Yo le doy un sí a En agosto nos vemos, como le diría a Miriam San Juan y un “descanse en paz” al gran Gabriel García Márquez.

 

Escrito y publicado por Libia Kancev D.

Caracas, 12 de marzo de 2024.