martes, 26 de febrero de 2013

Poesía venezolana del siglo XX (2)

Qué buena poesía teníamos y tenemos, puesto que los poemas quedan, esperando por nosotros, por su lectura atenta. En la entrada anterior ya habíamos ofrecido poemas de Ángel Miguel Queremel pero aquí les dejamos dos más. Los otros poetas señalados también formaron parte del grupo Viernes, unos más conocidos y renombrados que otros, como es el caso de Vicente Gerbasi, cuyo poema más conocido es "Mi padre, el inmigrante" (1945), sin embargo, a nuestro parecer, la calidad "es" una constante en este grupo de poetas venezolanos.

Paisaje

Un cansancio de tarde arrebujado en frío,
lleno de árboles flacos, de sueño y de fastidio;
y un pino taciturno
junto al desdén del río
humanamente grave meditando un suicidio.

El grito tinte huraño del verde campesino
mancha un cielo sin luces, monótono, uniforme .. .
y en medio del paisaje el tedio de un molino
enrollando el silencio sobre su rueda enorme . ..

Sobre la carretera, un poste carcomido
crucifica el crepúsculo, sangrentado y dolido:
y su gran T mayúscula da un dolor de calvario.

Una luna de cuento amarilla y redonda
prepara sobre el cielo su cotidiana ronda
¡Y a lo lejos, se ahoga la voz de un campanario!

Ángel M. Queremel 

De: Barro Florido, Madrid, 1923.

Martirio y Muerte de la santa quietud

Del aire y del tiempo flor cercenada
cernido acero búscate sin descanso.
Todo el espacio es sangre y muerte de voces.
Reos de luna y sombra desaparecen.


Mareas de tres mares alzan tus párpados
 y cantos de sirena forjan tus rejas
de soledades blancas, enmohecidas,
en tu redonda celda de altos cerrojos.


Atada a tu silencio-viva columna
pájaros, soles, brisas, en largo espejo,
calcinada estadística de sueños tuyos
copian, humo que a altivo cielo fue reintegrado.

Vuelan insectos, polvo, dueños del mundo.
Agua y viento marchan con tu destino.
La flor de tu cabeza de humo y cabellos
Cae en el cesto amargo de tus raíces.

¿Dónde la cruz en vuelo, la golondrina?
¡Ay, libertad sin venas sobre los pulsos!
¡Ay, libertad sin nudos en las palabras!
Santa quietud, imagen en dos partida:
una en mi pena.

Ángel M. Queremel 

Santo y Seña, 1938.
.

TU VIAJE HACIA LAS SOMBRAS

Sin darme tus manos de nardo ¿hacia dónde caminas?
 El húmedo soplo de la noche entre los árboles
te ausenta de la tierra en donde mi voz te canta.
¿Hacia dónde diriges tus pasos, hacia qué islas
viajas despertando recuerdos de músicas celestes?
Oh niña, hija de los sueños inmensos, rodeada
 de frágiles murmullos, de ríos eternos y montañas,
hoy estamos ausentes, nos separan tantas cosas,
como fragmentos de llantos ocultos en los muertos.
Que así nadie nos mire, uno del otro ausente,  
que todas las almas límpidas crean en nuestro amor,
sobre todo las que sueñan encontrar eternamente
la mirada de Dios en el bosque y en el ruido del mar.
Sin darme tus manos de nardo  hacia dónde vas?  
¡Ah, no puedo mirar cómo te ausentas casi llorando
 hacia lo desconocido,  más allá de las frondas,
de los helados pies de la muerte y de los fríos!
Dime, ¿qué rumbo llevas hiriendo mis pálidas sienes?
 ¡Ah, no puedo ver hundirte en morados misterios!
Ya se siente el golpe que dará tu cuerpo al llegar :
te espera un fondo gris como un adiós de invierno.
 Allí tendrás que caer y quedarte confundida
 entre esas mujeres que dieron su corazón al otoño.
 ¡Ah, no puedo ver hundir tu alma en lo desconocido!
Sin embargo, en el día y la noche, te miraré llegar
 en el delgado viento que besa los apacibles vergeles.  (1939)

Otto De Sola, Carabobo, 1912- isla de Mallorca, España, 1975


Oh, alma errante en el bosque (Vigilia del náufrago, 1937)

Todo mi ser dormía en la celeste morada de los estanques
como si en mí los días movieran un jardín encantado,
y veía pasar las aldeas hacia un atardecer de olvido
en un silencio vago de lirios y de ríos.

Tenía el secreto de que la alondra lleva en su corazón al día
 y que en su canto de cielo alguien puede llorar.

Comprendí que el mundo todo era un. secreto:
un maravilloso y dolorido secreto,
en que todo puede cesar con el vuelo de una estrella.

Silencioso me hice como un viejo jardín lleno de sombras,
y vi que los aires sangraban por la espina de la rosa,
y el dolor se miraba en las fuentes dormidas,
cuando los días pasaban bañando de lágrimas los rostros.

Oí cantar los pastores y les vi caer en el día
bajo los astros que la noche abandona.
Oí el gemido de los niños rotos, como nardos,
vi la muerte callada como árboles talados,
mientras los días pasaban bañando de lágrimas los rostros.

Y mucho más comprendí, inundándome de sombras
hacia mi bosque de sueños adulto de rumores,
como un amor que se engendra entre la tierra y el cielo,
y mi corazón se hizo entonces del tamaño del mundo.

Fui el perseguido, el abandonado, el tremendo,
y sobre mi cuerpo cayeron los árboles robustos,
pesados, como tormentas, de inviernos y de estíos.

Pero alguien aun me llama desde la primavera . .. .. .
Vicente Gerbasi. (Canoabo, 1913- 1992)


Poema de “Escala en la Renunciación”
1

En soledad te exaltas, i y te abate el dolor que te revela!
Con tus arcillas colabora, hombre que te sentiste pequeño, no lo esperes todo de tu grito.
(Sangra tu pecho en que brotan islas .... )
Pero tus ojos están distantes.

2

Me restauran compensaciones.
La confianza, miel vertida, colorea todos mis espejos.
A las áridas fuerzas,
como el erizo entre sus dardos,
topografías dóciles opongo.

3


Mes pas ne seront plus trop grands ni trop petits. Jean MIlo.


Siento en mi frente un ardor nuevo y
en el oído un batir insigne
que no puede resolverse en figura.

4

Golpeado de interrogaciones,
no veo la Verdad entre verdades,
aunque el humo tiene sus héroes.
Números me desvelan ....
Sin lentitud, sin prisa, los persigo.

1938.

Rafael  Olivares Figueroa, Caracas, 1893- 1972. (Figueroa, al parecer, se dedicó, especialmente, a la poesía infantil, no obstante, no hemos encontrado ninguno para ofrecérselos aquí). 

domingo, 17 de febrero de 2013

Entre Francisco Coloane y Pedro Lemebel

Francisco Coloane
Pedro Lemebel






















Ayer, el día amenazó (y fue) tristeza pero, en la noche, el rumbo descarriado de mi tren se enrumbó inesperadamente. La visita al bautizo de un libro de poemas que permitió conocer un espacio nuevo, fue vehículo para que se concretara el milagro. 
Para ser específica y sin ofrecer detalles innecesarios, quiero decir que me presentaron a dos escritores excelentes: se trataba de Francisco Coloane y de Pedro Lemebel. A ambos les estreché las manos pues, cuando de literatura se trata, la receptividad se me agranda como si, repentinamente, me inflara como un globo. No obstante, el tiempo para establecer una conversa fue muy corto, así, al llegar a casa y saludar a mis retoños, me interné en “la selva”, como acostumbro a denominar a Internet.

Con rapidez busqué qué había de estos, desde ya amigos y, muy a vuelo de pájaro, entre sorpresa y emoción, conocí, a través de varios cuentos, la potencia literaria de estos dos escritores chilenos. Resulta que uno lee y lee y ¡cómo falta por leer! En el ínterin me enteré que mi amigo Francisco había fallecido en 2002 y que Pedro había nacido en 1955. Más allá de cualquier consideración sobre el seguir vivo aunque se esté muerto, para mí Francisco ahora era que vivía.

¡Qué nota haberlos conocido! Sin duda, seguiré leyéndolos.

Aquí una reseña de un cuento de cada uno y dónde pueden hallar los relatos completos.

Francisco Coloane Cárdenas (Quemchi, 19 de julio de 1910  Santiago, 5 de agosto de 2002) fue un cuentista y novelista chileno de la generación literaria de 1938, Premio Nacional de Literatura.

“VIVEN PORQUE ESTÁN MUERTOS” : es un cuento de Francisco Coloane: ya, en su primer párrafo se nos revela uno de los puntos fuertes del mismo “El amor es un estado patológico que dura más en los débiles y menos en los fuertes…”. Se trata de un joven chileno que se enamora profundamente de una joven austriaca recientemente emigrada.

La joven se había casado poco antes con la finalidad de “asegurar” su futuro en vista de la incertidumbre que experimentaba ante el abandono de su país.  El joven le propone que se divorcie y se case con él pero la joven se niega. El joven intenta olvidarla y con el transcurso del tiempo estudia y se gradúa de abogado. Tiene varias relaciones sentimentales que en nada opacan lo que continuaba sintiendo por la austriaca. 

Varios años después, recibe una llamada de la joven y quedan en verse.

El encuentro significa, por parte del joven, un gran esfuerzo para mantener el control pues no quería mostrar que seguía amándola. Al parecer, en ella ocurrió igual. Luego, el joven relata todo su dolor –y la experiencia reciente- a una señora de mediana edad ante la presencia de la joven. Allí expone una serie de argumentos en relación al amor que resultan llamativos (por otra parte, queda claro su “resentimiento” hacia la joven):

-No he querido decir precisamente que cuanto menos dure esa afección el hombre sea más fuerte; en algunos la flor del amor no nace por falta de sensibilidad, por estupidez o cretinismo en otros. Hay, pues, en resumen, una escala mínima, un período de duración "standard" para las gentes normales. No se podría decir que ese período fuera de un mes, seis meses o un año; el poeta Daniel de la Vega ha dicho "el amor eterno dura tres meses", tendrá el hombre sus razones para hacer afirmación tan categórica...

El joven alega que cuando una persona dice haber amado “toda la vida” y no poder amar nuevamente, es porque la gente se aferra “a un fantasma, a una ilusión, a un sentimiento falso, de falsedad absoluta, y que sobrevivía a la ley de los "tres meses" del poeta, solo porque estaba muerto”. A esto, la señora con la que hablaba respondió algo que me parece muy cierto: “-No es prudente aplicar filosofía y leyes al amor ­respondió la dama con aire de superioridad”.

El joven plantea que, a veces, cuando una persona enamorada, se separa de ese amor, por las razones que sea, incluyendo porque el amado o amada ha muerto:

a veces queda prendida en el ser un vestigio de amor, la colilla de un cariño, a veces una cicatriz y, a pesar de que todo ha concluido, ese ser empieza a construir sobre esa leve base un fuerte sentimiento, una pasión falsa que puede durar toda la vida,...y que en un instante desaparece totalmente al contacto con la realidad.

Dentro de su narración, el joven va explicando todos los argumentos que le habían pasado por la mente cuando la joven se negó a unirse a él, entre ellas: “una vez más se comprobó la teoría marxista de que lo espiritual está sometido a lo económico y no olvidemos que ella ascendía de la raza más pragmática del mundo...”.

La súplica, el llanto, la humillación, etc., lo hicieron descender ante los ojos de la mujer, la cual se dio cuenta de que el amor desaparecía rápidamente para dar paso a la indiferencia y por último al fastidio. ¡Sí, señora, al fastidio; el amor puede terminarse por demasiado amor! ¡No hay nada más fastidioso para la víctima que una persona enloquecida por el amor; es como un carnero enfermo que trata de romper a cabezazos una muralla de piedra hasta que cae con los sesos destrozados! Cayó en la bebida, en la droga, en la degeneración;.. 

El abogado continuaba explicando que, cuando la joven lo había llamado, experimentó sentimientos encontrados, que había pensado: “¡Necesitaríamos vivir mil años para establecer las leyes de un solo corazón humano!”. Por otro lado, se preguntaba, si acaso "¿Me necesita simplemente para algún asunto que nada tiene que ver con aquel amor? ¿Me habrá amado en la misma forma en que yo la he amado y hoy una crisis ha quebrado su resistencia, llamándome?” También: "¿Y si una cruel curiosidad femenina, comprobar que aún tenía influencia sobre ese corazón de varón, era la causa de la cita?”

Durante el encuentro, la joven le había dicho que reconocía haber: “…sido un poco cruel, calculadora. Dijo que una seguridad demasiado grande en el amor de él, se había desviado en un extraño sentimiento de crueldad, algo parecido al goce de los flagelados”.

Posterior a estos hechos, el joven fue inundado por la idea de que ya no amaba a la austriaca, que “su amor” se había desvanecido al contacto con la realidad:

El tiempo había hecho desaparecer aquel amor; pero la quemadura de la hoguera había dejado su cicatriz y sobre ella se había construido un sentimiento falso, una creencia que se encargó la propia causante de destruir. Fue un fantasma que se esfumó al primer contacto con la realidad.
¡Sí, señora! ­continuó el narrador, subiendo el tono de la voz, ya exaltado, para finalizar proclamando la tesis de su historia­. El amor eterno dura tres meses, como dijo el poeta, los otros son amores falsos que se fincan en una herida, en una cicatriz, como hongos malsanos de los cuales debemos precavernos! ¡Son, en fin, el caso de las solteronas cuyos amores viven, porque están muertos!... ¡Si, solo viven porque están muertos!

La austriaca, que escuchaba, se retiró a su cuarto, bañada en lágrimas. El joven terminó su relato, no sin que la señora de mediana edad le dijera que él era muy cruel, que la austriaca lo amaba. El joven salió a la calle pero, al poco pensó perturbado:

¿Y si todo lo que he dicho no fuera ahora cierto? ¿Acaso uno odia, sufre o goza permanentemente? ¿Acaso en una sola hora uno puede tener todas las variaciones del alma, todas las contradicciones del corazón humano, mientras la forma, la acción, es una sola y permanente, y por lo tanto, falsa también?

Sorprendentemente (¿o no?) el joven “Dio media vuelta y volvió sobre sus pasos”

“BÉSAME OTRA VEZ FORASTERO”: cuento de Pedro Lemebel.

Una narración hecha en primera persona. La historia de una anciana prostituta que seducía a jóvenes y niños. Éstos muchas veces le huían porque les producía asco. El narrador es ya un hombre adulto que vivió la experiencia en su adolescencia con la anciana, poco después cuando “descubrió en el baño su pelaje genital”. El hombre no pudo olvidarla más. También podemos decir, que es la historia del hombre o la historia del hombre y de la anciana o la historia del barrio donde habitaban.

Al final del cuento se señala por qué siempre la recordaría: “Solamente yo tuve conciencia de la resurrección de su cara en mi espejo, el dorado espejo de azogue que rescaté de los despojos cuando la vieja fue sacada sólida y putrefacta, tres meses después de su muerte”. Se trataba de un espejo en media luna donde la anciana acostumbraba a verse cuando llegaba a su casa y el adolescente la miraba desde la suya, cercana a la de la anciana.

Texto de no más de dos páginas. Excelentemente escrito, narración, descripción, poesía, todo lo hay aquí.
Pedro Mardones Lemebel, más conocido como Pedro Lemebel (Santiago, 1955): Escritor y artista plástico.

En lo más reciente que revisé de Lemebel, hallé esta entrevista que me permito citar aquí:

“¿Cómo presentar a un grande? Quizás la mejor manera de hacerlo es adentrarse en su propia gramática, oyéndolo con ese aire entre sórdido y desenfadado que lo caracteriza, imaginando su voz, sus cadencias, el sube y baja de su acento que confunde a los extranjeros que no saben donde terminan los localismos y comienza el homo universal:


¿Por qué portador?

- Tiene que ver con puerta.

¿Cómo es eso?

- La mía es una reja, pero no de cárcel ni de encierro. Es una reja de jardín llena de florcitas y pájaros.

¿Barroca?

- No sé lo que es eso, pero puede ser, una verja llena de cardenales (flores).

¿Y dónde conduce?

- Al jardín del amor.

¿Se abre?

- Siempre está abierta de par en par.

¿Y qué hay en el jardín?

- Un asiento también de fierro, igual que la reja llena de...

Pájaros y florcitas

- Y también corazones.

¿Partidos?

- Bueno un poquito, alguna trizadura por aquí, otra por acá, pero sin flechas. Eso del angelito cupido es cuento hétero. En vez de flechas, jeringas.

¡Huy qué heavy!

-¿Qué tanto? Si los pinchazos ahora me excitan.

Bueno, estábamos en el amor. El jardín portador del amor. ¿No crees que te corres del tema?

- Siempre, nunca tienen que saber lo que estás pensando.

-¿En qué estás pensando?

- Yo no pienso, soy una muñeca parlante. Como esas Barbys que dicen I love you.
-¿Hablas inglés?

- El SIDA habla inglés.

-¿Cómo es eso?

-Tú dices Darling, I must die, y no lo sientes, no sientes lo que dices, no te duele, repites la propaganda gringa. A ellos les duele.
-¿Y a ti?

- Casi nada, hay muchas cosas por las que vivir. El mismo SIDA es una razón para vivir. Yo tengo Sida y eso es una razón para amar la vida. La gente sana no tiene por qué amar la vida, y cada minuto se les escapa como una cañería rota”.

Enlaces de textos citados: 


Escrito por Libia Kancev.

Caracas 16 de febrero de 2013.


miércoles, 13 de febrero de 2013

La Poesía de Salustio González Rincones



Hoy la Tristeza…. (Caminos noveles)

Hoy la tristeza usual de las Ruinas.
Las vegas amarillas.
Lejanas, siluetas sencillas
De Sauces.
                   Tarde con golondrinas.

Ha pasado la mártir acequia por juncos
Terribles.
Horribles
Los profusos árboles hacen gestos truncos.

Las ásperas copas;
Las resecas colinas estopas;
Los magueyes luengos y grises.
Tonos de Veranos; enormes matices

Abruptos sobre la Montaña.
La Ruina llena de amarilias. Esta paz extraña.

H  Corusca el viento… . (Llamaradas blancas)
Brotados en el Crepúsculo automático   
Los sauces blancos como bujías
Corusca el Viento por el pantano acuático, 
Lleno por los Maizales de lluvias armonías. 
(El Pantano fue seco 
Por el Verano híspido y hueco) 

Las chamiceras
Al Sendero llenan de suaves pasos
… Qué lóbregos brillan los mazos,                       
 Sobre las cabelleras.. 
Abajo vuelan tardas las colas
Y abiertas de tijeretas grises.
Solas
Quedan en la Noche, las colinas acribilladas por las raíces

A las Montañas, arrugadas tan amarillas
Listan enormes, algunos Troncos.
Acequia, disuelves claras nubes sencillas;
Luego: lloras por desniveles bruscos y broncos.

…como hilos, al monte, lejanos zurcen los Troncos.






DREAM (De Viejo Jazz. 1930)

A José Ignacio Cárdenas

Crees que tu carne sueña, que tus huesos no sueñan
Y el esqueleto sirve sólo como espantajo
Yaciendo entre la Muerte, sin fin, helada y bruna
Y en urna subterráneo, metido en lo debajo…
Esas mentiras turbias a tu Vida domeñan!

Los sabios de los siglos en su engaño se empeñan
La Mentira hizo cierta su secular trabajo
Y hoy Verdad evidente como no fue ninguna
El esqueleto sirve a la carne de andrajo
En ella vive el Alma: Si los huesos no sueñan!

Y es todo lo contrario…La carne siempre huye
Se encabrita en las horas de sol donde el día fluye
Y sólo por la noche cesa su agitación…

Y el esqueleto entonces la ampara, abuelo blanco,
Y sostiene su nada al borde del barranco
Del no ser donde cae latiendo el corazón.




Sífilis I (Trece sonetos con estrambote a Sigma. 1922)

¡Mal de conquistadores o mal de mercaderes: 14
Tantos nombres ostentas y ninguno te nombra! cuarteto
¡Mal francés te designa el que cubre tu sombra;
Mal español te llaman: maja sombría que eres!

¡El mal napolitano es el de tus mujeres!
¡Tu tarantela baila el que duerme en tu alfombra!
“¡Sífilis” has prohibido que te llamen, y asombra cuarteto
Que así no se te llama porque así no lo quieres!

Europa te repudia…¡Que te llamen entonces
Y que tu nombre escriban, pero con letras de bronce terceto
-no mereces el oro de las tierras de Ophir-

  El mal americano! ¡Naciste en el Dorado!
¡Con Colón regresaste en su buque cansado: terceto
Venías el Viejo Mundo con El a descubrir!

                                                                                               Estrambote

Cual mancha de aceite vas siempre adelante.
Hermana maldita del Judío Errante…



LA YERBA SANTA

A Samuel Darío Maldonado
              In memoriam
Versión literaria

Caído de cara al suelo junto al barranco
He visto al hombre blanco.

Entre dos rocas morenas junto al barranco
Herido el hombre blanco.

El mar que grita siempre junto al barranco
Aullaba al hombre blanco!

Las olas como perros azules junto al barranco
Muerden al hombre blanco…

Como un recién nacido junto al barranco
Parecía el hombre blanco.

En el cielo un zamur vuela sobre el barranco
Mirando al hombre blanco.

Yo curé sus heridas y luego en el barranco
Me atacó el hombre blanco

Y me robó las perlas…Por qué yo en el blanco
No maté al hombre blanco,

Y lo eché a los perros azules del barranco
Cuyo morder es blanco?

Traducción literal al castellano

El varón blanco está caído sobre la arena – donde el mar cuaja la sal al quedar preso.
El varón blanco está herido – yaciendo entre dos rocas y la espuma tiñe con sangre.
El varón oye al mar que aúlla – como la selva cuando la azota la tempestad.
El varón blanco ha sido mordido por olas –que saltan sobre él como perros.
El varón blanco se ve tan pequeño junto a las rocas – que, como un recién nacido no habla.
Sobre el varón blanco, en el cielo – vuela un zamuro averiguando si tiene los ojos ya muertos.
Al varón blanco sané las heridas con yerba santa y al estar curado me atacó.
Y me robó el collar de perlas que para ti tenía! – Por qué no lo maté cuando yacía sobre la arena.
Y lo eché a las olas que siempre tienen hambre – y muerden a las rocas como perros?.

Luego viene la versión escrita en una supuesta lengua indígena inventada por el autor (difícil de escribir) y luego la nota del traductor.

Hemos traducido este poema con la forma que tiene para dar idea de su peculiar métrica, que es la frase “el varón blanco…” al principio de cada verso y la final “que he visto con estos ojos que mirarán después dentro de la tierra. El profesor Ottius Halz (seudónimo) ha hecho notar un punto no resuelto aún satisfactoriamente. Siendo el poema escrito en lengua de los Timotes, tribu que habitaba cerca de la Sierra Nevada de Mérida, cómo es posible que se hable del mar? Fue que en las edades pretéritas el mar llegaba hasta la Sierra Nevada? O se trata de un lago andino? Nos parece que el Tiji mahuin taimaré con que termina cada estrofa y que hemos traducido por he visto al hombre blanco podría significar también he visto cautivo, al hombre blanco en cuyo caso, el canto sería de algún Indio Timote que fue preso por los ribereños del Lago de Maracaibo (Bubures, Pemenos o Kirikires) – o por algún conquistador o Misionero – y estando a orillas del “mar” trabajando en la pesca de perlas, le aconteció lo que relato el canto. Nos contentamos con emitir esta hipótesis lingüística, recordando lo que decía Voltaire de la etimología: Una ciencia en donde las vocales no sirven para nada y las consonantes para mucho menos… (Nota del T.)


Salustio González Rincones: nació en San Cristóbal (Táchira) el primero de junio de 1886.  Perteneció al grupo literario La Alborada, que se creó bajo el ánimo de la caída de Cipriano Castro (Táchira, 1858- Puerto Rico, 1924) y cuya primera revista vio luz el 31 de enero de 1909. Ese ánimo duraría poco ante la dictadura de Juan Vicente Gómez (Táchira, 1857-Aragua, 1935). El grupo incluyó, entre sus miembros, además de González Rincones, a Julio Horacio Rosales; Henrique Soublette, Julio Planchart, Rómulo Gallegos y otros.

La revista La Alborada contenía artículos más socio- políticos que literarios, con un claro predominio de la narrativa y fue Salustio el poeta del grupo, destacando también como dramaturgo exitoso. A  los 24 años (1910), Salustio emigró a Europa, residiendo en varias ciudades importantes donde trabajó como traductor, periodista, dibujante y diplomático. No obstante, como poeta no fue ni conocido ni reconocido en nuestro país pues sus libros no fueron publicados acá, hasta que en 1977, el ensayista y crítico literario Jesús Sanoja Hernández (1930-2007) publicó su Antología poética con el aporte invaluable de una sobrina de Salustio que había guardado sus textos.

La poesía de Salustio González R. está considerada como postmodernista. Algunos lo definen como postmodernista y prevanguardista y otros lo ubican en ese tránsito, según Octavio Paz en su texto Los hijos del limo (1974).

Vale destacar que nuestro poeta, al igual que José A. Ramos Sucre escribió poesía en prosa y utilizó múltiples heterónimos.

Sus poemarios incluyen a:

Oros (1907)
Caminos noveles (“))
Llamaradas blancas (“)
Las Cascadas asesinas (“)

Para Sanoja Hernández, estos cuatro poemarios son de “fabulación modernista”.  Hay que mencionar, por otra parte, la carta poética en verso que Salustio escribe a su madre cuando ésta se hallaba en Nueva York (1907), de claro corte modernista pero de una gran riqueza. Agrega Sanoja H. que “…no sería difícil interpretar los poemas de Salustio dentro de las normas críticas más o menos habituales. Bastaría con una contextualización y un cotejo de influencias…Pero ¿cómo explicar al poeta de la ruptura,…” (9). “Pocos poetas venezolanos, a tan temprana edad, se metieron tan en lo hondo de la poesía” (17).

Por otra parte, para  Juan Liscano (Caracas, 1914-2001), los poemarios de 1907 fueron sorprendentes, con gran valor creativo postmodernista que no parecen haber calibrado sus amigos a quienes seguramente leyó algunos versos.

Balnai (1918) (conjunto poético que se imprimió en Editorial Élite de Caracas en 1933, cuando ya el poeta había muerto) Sanoja lo considera prescindible y lo excluye de su Antología.

Trece sonetos con estrambote a Sigma (1922)
Corridos sagrados y profanos (1922)
Yerba santa (1929)

Para el poeta, crítico literario y ensayista cubano Julio E. Miranda (1945-1998), Yerba Santa es su texto más sorprendente. En él se conjugan 4 textos cada vez: indígena (con un idioma inventado por el autor); su traducción literal al castellano; su versión literaria y la nota del traductor. Miranda incluye a González Rincones dentro de los poetas precursores de la modernidad en su Antología histórica de la poesía venezolana del siglo XX 1907-1996 (2001).

Viejo jazz  (1930)
Cantando germinan (1932).

Salustio murió en alta mar, cuando venía de regreso a Venezuela, ya seriamente enfermo, el 5 de marzo de 1933, a los 47 años de edad.
La lectura de la poesía de Salustio González Rincones nos ha dejado un grato sabor y el deseo, desde ya, de su relectura.






Por Libia Kancev.